Violencia es mentir (parte 1)

Curioso: una bandera de 2x1 que pareciera ser un poquito más larga, junto a unos bombos con un parche transparente que da gusto. ¡Uruguay nomá!

Precioso el damero tricolor, eh. ¿No? Bueno, yo que sé, a mí me gustó.

El atleta Sanguinetti Paiva festeja tu excelente tiempo cosechado en la 10 k, acompañado por Amaral.

Llegaron las banderitas a mástil, como decía Krikor.

Un once para el mejor de los recuerdos tricolores. Arriba: Renato César, Jorge "vantodaspadentro" Bava, el Caballo De los Santos (ojalá), Jopito, Flaquito, Morenito y Scouti. Abajo: Pecho de Hielo González, José Hermes Moreira, Calzada, Pablo "los tres goles vinieron por mi sector pero no salí en ninguna foto" Álvarez, y el Canguro del gol.

Padre de la mascotita: comprale una camiseta nueva al nene, que Sosa hace 4 años que se fue. ¿Qué te cuesta? Mientras, los jugadores aplauden a quienes luego -de haber vivido en un país con un fútbol serio- bien podrían haberles hecho perder los puntos en juego. Pienseló.

Perder un clásico duele. Pero perder un clásico ante este Peñarol, duele un poco más.

Novick -sabedor de las extrañas apetencias sexuales del marsupial tricolor- intenta seducirlo con provocativas poses. Mire qué lindos los zapatos del Tony: negros con logo blanco. Bien Tony, bien.

Arranca el partido y Bizera reproduce lo hecho hace diez años: tala al cerebro tricolor, que hoy es González y ayer fue Peralta. El colegiado de turno comprueba los gestos vitales del ex Danubio, mientras Fernández elude un topetazo que iba directo a sus partes pudendas.

¿Ven lo que pasa cuando uno se droga, chicos y chicas? La droga es mala.

Alonso y Raguso aprovechan una pausa en el partido para darse un besito en el cachete. ¡Qué leennnnnndo!

Si será caballeresco el Vasco: se apura para que Pacheco pueda jugar rápidamente el balón y la jugada termina en...

... el primer gol de Peñarol, obra del Wayne Rooney criollo, como lo bautizara el empresario Diego Franco. ¿Existe algo más tercermundista que este festejo ente los yuyos y los fotógrafos vestidos de sport?

"Ah, pendejo de mierda" le dice el Tony a Raguso. Pica Denis Elías con remera de preso.

En Maipú había dos por uno de championcitos amaracados.  Moverá Nacional y saldrá a buscar decididamente el empate...

... con armas nobles y de las otras. Aquí Alonso le arroja un pedo en pleno rostro al cuidapalos carbonero. Nada dijo el árbitro. Y los efectos se ven pocos minutos después:

... centro al área, un mareado Castillo que erra el puñetazo por dos metros, y Jopito que decreta el empate.

Vaya el justo reconocimiento para esos infatigables trabajadores que, fin de semana tras fin de semana, arriesgan sus vidas en la indecorosa tarea de parar las botellas inflables de Coca Cola, sometiéndose a las burlas más indignas. Verdaderos héroes anónimos que lo mismo te paran la botella en un clásico que en un mañanero de la B.

Gran definición de Aguiar para marcar el segundo peñarolense. ¿Dónde está Pablo Álvarez? Nunca lo sabremos.

Esta nueva política de formar parejas de policías en las que uno mira hacia la tribuna y otro hacia la cancha lleva a esto: el que mira para la cancha le cuenta los goles al que mira para la tribuna, y éste le cuenta los disturbios a aquel. Tarea de equipo, que le llaman. Bien Bichito, bien. Suponemos que en el entretiempo intercambiarán roles.

Con hinchas que te comen helado palito de limón no vamos a poder salir campeones del mundo nunca más. ¡Mirá cómo se ríe Wilson Núñez, devenido en gendarme!

"Ta bien que sea horrible el argentino, pero tocarle la cabecita así, no". Mientras, Calzada le relojea las nalgas al colegiado.

 Continuará.