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miércoles, 14 de junio de 2017

Madriz

Comenzamos la recorrida por la capital de la Madre Patria con la imagen de uno de sus edificios más emblemáticos, cuyo nombre ignoro. ¿Por qué ponen la estatua allá arriba? No sé, pero para mí que nos copiaron con el peludo ese que sostiene el mundo ahí arriba del London Paris, en 18 y Río Negro.

Si será chica España que te tomás un metro y en dos paradas terminás en Sevilla. Está lindo el metro madrileño, pero le falta algo. Coches nuevos, todo muy prolijo, pero le falta eso que no se compra en la farmacia, un "mind the gap", más artistas en los túneles, carteristas, algo, no sé. No olvide comprar el boleto de 10 viajes que rinde que da gusto, por unos 300 pesos tenés 10 viajes, que si los comprás de a uno te salen bastante más caros. Así que aquello de que tenemos el boleto más caro del mundo, no corre. Lo de tener el sistema de transporte público más feo del mundo, sí, ahí todavía tenemos chance.

"Oye, Manuel... que parece que está mal visto llamar "Generalísimo" a un edificio... ¿se te ocurre algo?"

Las bondades de las metrópolis: el propio Malcolm Jamal Warner disfrazado de leoncito en las inmediaciones del centro de la ciudad.

Gran partido internacional: Refugees - Welcome, con Santiago Moglia desde el vamos. Ahora bien, a todos nos gustan los refugiados hasta que nos meten uno en el living. Por suerte a Uruguay no vienen, y los que vienen se quieren ir ni bien averiguan el precio de los alquileres.

La famosa Plaza Cibeles. Que no es una Plaza sino una fuente. ¡Tipo raro el madrileño! Acá parece que vienen a festejar los del Real Madrid cuando ganan copas, algo así como el Carlos Gutiérrez de aquellos recónditos parajes, pero sin la posibilidad de romper vidrieras, a lo sumo se garcharán al león que hace las veces de caballo. ¿Qué tema el de los europeos en general con los leones, eh, amigos? 

Por poquito nos perdimos esta fiesta del putismo internacional bien entendido. Una pena, casi una estulticia. Nótese el grafiti que daña el mobiliario urbano de un modo incomprensible, sin ningún aporte a la humanidad salvo que el de intentar descifrar qué dice ahí. ¿Le suena familiar esa tendencia a dañar lo que es de todos? No, si va a ser casualidad que el 70% de nuestra sangre venga de por ahí. ¡Uruguay nomá!

Rodilla se ufana de ser el mejor sánguche del mundo. ¿Y usted qué piensa? Para mí que le erraron con el nombre, porque si te tiran "¿querés comer un sánguche de rodilla?" tenés a responder que no, que preferís uno de muslo, de teta, hasta de poronga llegado el caso y si las condiciones se dan. Pero bueno, el español nunca pudo superar su pasado de potencia y su presente de "sos europeo pero no tanto". Para polemizar en la semana. En cualquier caso, un refuerzo (llamalo todo lo "bocadillo gourmet" que quieras, pero es un refuerzo, papi) y una coca por 150 pesos parece un poco caro. 

La famosa Puerta de Alcalá. Algo así como una puerta de la ciudadela pero más grande, más elaborada y en mejor estado. O sea que nada que ver, mucho mejor ésta. Medio complicado el acceso, eso sí: está en el medio de una rotonda, y para cruzar tenés que poner en juego tu vida. 

Un gran flagelo: las motos. Y nunca una Hondita 50, una Hero Puch o una Velozolé. No, son altas motos. Menuda plaga, tío. A tomar por culo.

"Pichicho, pichicho... quedate quietito que no te va pasar nada".

Monumento al peruano que vino a jugar por Nacional un clásico de la Copa de Oro de los Grandes, y encima de las primera "Z", el logo de una marca de juguetes brasileña. Si no me avisan, pensaba que era un mosquetero.

"No hay nada ahí" tirí el Lelé, pero cuando vio que el hombre invisible se movía, se emocionó mucho. Hay gente que se gana el pan de modos tan simpáticos como inesperados. Le dimos 3 euros, porque lo que tiene el euro es eso: lo largás más fácilmente. Mirá si le vamos a dar 90 mangos al que hace de "estatua - Zorro" en la Plaza Libertad. ¡A robar a los caminos!

La foto es una chota, como la mayoría de las que encontrará acá, pero deja adivinar la figura de Neptuno, el Dios que nunca se detiene. "¡Devolvele el tridente a Aquaman, puto!" se oyó gritar desde un Uber. A propósito: la lucha taxi vs. Uber es atroz, no tiene cuartel. 

El gallinero merengue, pocos meses de que lo tiren abajo y lo hagan de nuevo. Está bastante grande, aunque si me presionan, me quedo con el Campeón del Siglo. Pero eso sí, me tienen que presionar bastante, eh. No se caguen.

Contradicciones del sistema: la calle General Perón pasa por el estadio del Generalísimo. #ParaReflexionar.

Es una tranquilidad saber que el gran Leo pudo rehacer su vida en tierras españolas

No come el que no quiere. "¿Cómo sale el ceviche de conchas negras, jefe?" Y... sale como vos quieras que salga. Tampoco me animaría a preguntar por la leche Pantera. No sé usted.

La famosa Puerta del Sol, que no es una puerta sino una Plaza. ¡Qué curioso! Justo agarramos un festival pro legalización de la maruja, por lo que las fotos salen movidas y faltas de rigor estético. En la instantánea, Minnie se pregunta si no habría sido mejor quedarse laburando en Orlando.


Una de dos: o el madroño es enano, o el oso mide 34 metros. Respuesta: los madroños son más bien pequeños, del tamaño de un oso macho. De un oso, macho, digo bien. Cuestión que nos sacamos una foto tocándonos la chota, como debe ser. Pregunta: ¿qué es un madroño". Mejor respuesta: "la de tu polla contra mi coño". Para compartir en familia.

Otra de la Plaza trucha, en la que podemos apreciar la publicidad de "Las Chicas del Cable", el nuestro éxito de Netflix protagonizado por un tipo llamado Jon González (no confundir con Jon Lenon) que está en todas las series españolas, algo así como el Reginaldo Faría del Brasil de los 90.  Imperdible.

Precioso el mural. Parece que se robaron la "E", pero no: la aplicación para sacar fotos panorámicas del Huawei no anda de la mejor manera, te come letras, te come.

No se ve una mierda, pero ahí dice: "Museo del Jamón". Un lugar ideal para comer jamón y mamarse. Por otra parte, ¿para cuando el sistema de bicicletas en toda la ciudad y con un procedimiento sencillo para su uso? Señor Martínez, a usted le hablo, sí.

Lo dicho: España parece ser un lugar ideal para ir de barcito en barcito tomando cerveza. Aquí vemos a la hermosa primera dama en acción, y atrás, Lelé intentando cazar gallegomones.


Precioso lugar el Parque Retiro, hay que decirlo. Tiene un par de lagos con peces, patos y -oiga bien- las peligrosas tortugas. Destácase en particular su Palacio de Cristal (no confundir con la sede de 8 de octubre), algo así como un invernadero gigante sin nada adentro que alguien con poder (acaso el Rey o Florentino Pérez) mandó construir en la época de María Castaña para poner unas especies indonesias que si no se marchitaban que daba gusto. Queda frente a la Puerta de Alcalá, y si vas ahora, encontrás la Feria del Libro, algo así como la feria Ideas + pero con 30 veces más stands. Me compré una autobiografía de Johan Cruyff. A las órdenes.

Una de las puertas de acceso al Museo del Prado. Parece que le copiaron el diseño a los de Cinemateca, digamosló sin que nos tiemble la voz. Cansadora la recorrida, dado que es un poquito más grande que el Museo Blanes. Pero en dos semanitas lo podés recorrer todo.

Una pasada por una tienda del equipo miliquero. ¿Para cuándo las letritas con los detalles de los partidos en las camisetas? Porque después sucede algo interesante y nuestros jugadores se terminan haciendo un tatuaje, con todo lo que ello implica (imposibilidad de donar sangre, sedentarismo, discriminación, la muerte).

martes, 6 de junio de 2017

Los viajes del 1+2

Sabido es que el Señor Director puso en juego su vida al visitar a uno de los continentes más peligrosos del mundo, como es el europeo. La propuesta es compartir sus experiencias, como para terminar gritando a los cuatro vientos: "pucha que vale la pena estar vivo pero de este lugar del (#Somos) Océano, donde por ahí te matan para robarte unos championes pero nunca por cuestiones religiosas".

Gracias por acompañarnos en esta propuesta.

miércoles, 22 de junio de 2016

Londres Cap.3 (lugares comunes parte 1)

La capital de Inglaterra tiene varios puntos clásicos de esos ineludibles para cualquier pichón de Julio Alonso que se dé una vuelta por ahí. A continuación, los que más llamaron nuestra atención.

1. El Big Ben.
Cita obligada. Sabemos que es el nombre de la campana y no del reloj pero bla bla bla. Nos pareció sencillamente hermoso, como si tuviera personalidad. Debe ser que uno lo vio tantas veces en fotos y videos que tenerlo ahí a tiro impresionaba. Lo mismo debe pasar al tener al lado a la Torre Eiffel o a Cristiano Ronaldo. De noche se ilumina (foto) y queda aún más precioso. Cuesta imaginar cómo hacen para mantenerlo tan limpito.

2. El puente de (Gambetita) la Torre
El Támesis tiene varios puentes, pero como éste, ninguno. Es ése que se abre dos por tres, aunque la velocidad de apertura es similar a la de Joe Emerson a la hora de subir al ataque. Otro que de noche se ilumina lindo. Cruceló, no se arrepentirá.

3. El museo de cera
Es una pajería importante, y caro como la gran siete. Pero... ¡divertidísimo! Ideal para hacer una misión del blog cuando el Partido Nacional sea gobierno. En la foto, Reyes con el finado Oscar Wilde.

4. Wembley
Es el mejor estadio que he visitado en mi vida, y eso que he ido al Saroldi y al Campeón del Siglo. Grande, prolijo, limpio, y con los panchos más caros del mundo. Recomendable.

5. Palacio de Westminster
Viene a estar unificado con la abadía homónima, el parlamento y el propio Big Ben. Pero queríamos mencionarlo para que no quede como que el relojito es lo único que vale. De hecho la Torre Victoria (foto, a la derecha) es lindaza. Vaya y mire de afuera que es gratis. Y si tiene plata, entre.

Continuará.

Pero ahora, como todo buen uruguayo, compartimos la categoría "grandes decepciones":

miércoles, 15 de junio de 2016

Londres Cap. 2 (la gente)

En el Camden, algo así como el Paso Molino londinense.
Mi amiga Bernarda me dijo: "Reyes, a vos la gente te va a encantar. Cada cual en la suya, no se meten con nadie, si existís o no, les da igual". Y tal cual. Cosas que deberían ser cotidianas, como caminar por la calle con tu mujer sin miedo a que le griten alguna guarangada, allá lo son. Las mujeres se visten como se les canta, así sean flacas o gordas, altas o bajas, blancas o afrodescendientes. Los hombres, generalmente divinos botijas, ni miran. Realmente, no sé cómo hace para coger esta gente. Supongo que en los bares van con la lanza al hombro porque, la verdad sea dicha, se ve mucha gente con niños chicos, así que alguna actividad sexual se ve que prolifera.

Sin embargo, lo anterior va acompañado por un trato bastante superior en cuanto a la preocupación por el prójimo. Por ejemplo: en los comercios, si preguntabas por un producto y no tenían, te daban instrucciones sobre dónde conseguirlo, aunque se tratara de una empresa rival. Los empleados pensaban más en el cliente que en defender los intereses de la empresa. Sé que acá también ocurre en algunos casos, pero no es la norma.

Y luego, si le preguntabas algo a alguien en la calle (por ejemplo, cómo llegar a Trafalgar Square) los tipos dejaban de hacer lo que estaban haciendo, se ponían a pensar, intentaban realmente ayudarte. Algunos pelaban el celular y te daban indicaciones certeras, aunque en la mayoría de los casos te mandaban a cualquier lado. Pero no por maldad, los tipos intentaban colaborar.

Por la calle veías cosas llamativas. Por ejemplo, se dieron cuenta de que los niños son un flagelo, y les pusieron ruedad: niños de 5 años en carritos de bebé es algo normal. Y los que no, van con sus propios monopatines de 3 ruedas, con los que se sienten verdaderos dueños del asfalto. Claro: las veredas son perfectas y lisas. Y me atrevo a arriesgar que más baratas de hacer que las clásicas con baldosas. De hecho en mi barrio en 2007 hicieron veredas "de material", sin baldosas, y hasta el día hoy se mantienen inalterables. ¿Será que es tiempo de abandonar las baldosas grises acanaladas que solo se ven en el Río de la Plata? ¿Eh?

¿A qué vamos con esto? ¿Ellos son mejores que nosotros, siendo que ellos arrasaron con pueblos enteros por unos mangos, siendo que nosotros -salvo Paraguay- nunca nos metimos con nadie? Y no, no es esa la idea. Creemos básicamente que Montevideo es una gran ciudad, que tiene todo para ser mejor de lo que es, pero que encuentra su mayor problema en la gente. La gente es la que ensucia, la que te trata mal, la que se cuela, la que intenta sacar 20 metros de ventaja en un semáforo, la que te putea porque sí.

Hasta la próxima.

miércoles, 8 de junio de 2016

Londres Cap. 1 (el tránsito)

Lo primero que entendés cuando salís de la estación del subte que te lleva del aeropuerto a tu destino, es que eso de que los autos van por la izquierda es algo más que un hecho anecdótico: puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

La clásica de los primeros días es: "dale que no viene nada". Pero sí, viene: mirás por la derecha y te viene un Berchie (nombre con el que los londinenses conocen a los ómnibus de dos pisos, en claro homenaje a la estrella de Espectador 810AM). Al principio es difícil no sentir que en cualquier momento morirás aplastado. Pero la sensación pasa rápido:

En las calles del centro, basta con mirar para abajo. Y ahí te dice: "mirá para ambos lados", "mirá para la derecha" o "mirá para la izquierda". Parece tonto pero no lo es tanto, ya que las bicisendas son, increíblemente, muy utilizadas por bicicletas y no tanto por camiones que descargan mercadería. Por lo que es normal que pienses que no viene nada y que te lleve puesto un Pepe Asconeguy británico.

Digamos que en las esquinas hay unos semáforos de botoncito. Apretás y te dice "Wait" hasta que te toca cruzar. Medio al pedo, porque lo lógico es que mires la luz y no el cartelito. Pero bueno, estás ahí y lo apretás igual porque querés ser parte. Uno supone que si no lo apretás, no cruzás más en la vida, pero no tuvimos chance de comprobarlo. Vale
la pena decir que hay muchos cambios de luces, y que tenés que tener cierta agilidad para cruzar en el tiempo que te asignan. Por citar un ejemplo, el Hormiga Alzamendi te cruza Regent Street en dos tramos porque no le da el pique corto.
El botón del semáforo. 
Por último, algunos datos de la realidad:

- Por unos 1.500 pesos, te comprás un pase libre de subte y ómnibus para las zonas 1 y 2 (zonas en la que está el 97% de las cosas que querrás conocer). Parece caro, pero no lo es al ver lo eficaz que es el sistema.

- El sistema del subte funciona así: ponele que querés ir a tal lugar. Pongamoslé, al Big Ben. Te fijás en un mapa (o ponés en google) cuál es la estación más cercana (supongo que la de Westminster) y te fijás qué línea pasa por ahí. Las líneas están identificadas con nombre y color. Ponele que por ahí pasa la línea azul. Si por la estación que tenés cerca de tu ubicación, pasa la azul, es tan simple como subirse y bajarse donde corresponde. Si no pasa (que es lo habitual), te fijás en qué estación podés hacer conexión con la azul. Eso te lo marca el mapita, y hay mapitas por todos lados. Una vez en esa estación, te bajás, seguís las flechas (imposible perderse), y llegás a la línea azul. Ahí solo tendrás que tener cuidado en tomarte el coso en el sentido deseado: llegás a un lugar donde para la derecha el tren va para un lado, y para la izquierda por el otro. En ambos casos te marca el recorrido. Te fijás en cual de los dos aparece Westminster, y te vas para ese lado. Y listo.

- No usé mucho el ómnibus, pero funciona lindo: te va marcando cada parada, y las paradas están diferenciadas con letras. Entonces en lugar de decirte "tomate el 68 en Fernández Crespo y Colonia" te lo podés tomar en la parada O. Y si resulta que estás en la M, sabés que estás más o menos cerca. ¿Me explico? ¿No? Ah...
De los peores autos que se dejan ver por la ciudad.
- Es impresionante el nivel de los autos que circulan. El más feo es parecido al que se compró Casal ayer. Los fines de semana a la noche entran a pasar unos árabes en Ferraris y Lamborghinis que te dan cierta pena, porque no parece ser útil tener auto, si vas a todos lados en subte. Pero bueno. Otro flagelo son las motos tipo Kawasaki Ninja, que hacen picadas por las calles principales, hasta que al rato aparece la policía y se termina la joda. Nunca en mi vida oí tanta sirena policial y de ambulancia. A cada rato, ya forma parte del paisaje sonoro. Los patrulleros son de color amarillo fosforecente, al igual que las ambulancias. O sea, una porquería, pero imposible no verlos.

Bonus Track: foto avergonzante #1

martes, 7 de junio de 2016

Vuelve un clásico

Tranquilo Rafa... no va a pasar nada que vos no quieras.
El Señor Director nos brinda un panorama general de su visita a la capital de la lejana Inglaterra. Su gente, sus costumbres, sus recónditos parajes, todo lo que sirva para hacernos sentir que vivimos en un país hermoso pero poblado por gente bastante miserable. ¡No se lo pierda!