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jueves, 8 de diciembre de 2011

Se acabó lo que se daba

#10 Inglaterra, Londres, Abbey Road.

Lo dicho, se nos terminó la joda, c'est fini, caput, game over. Y para que el golpe sea más duro, presten atención a cómo fue la salida del aeropuerto de Carrasco. Ah, antes que nada, lo de arriba es el puesto 10 del top ten de fotos, que podrán terminar de apreciar más abajo.

Bueno, ni bien bajábamos del avión y quisimos enfilar para afuera, el primer detalle. Aquellas máquinas de rayos X preciosas, por donde hay que pasar valijas, mochilas y camperas, en Uruguay, además de estar antes de entrar al avión, es el único país en el mundo, donde también están para salir a la calle. No entendimos bien qué controlan, si es por si nos robamos alguna almohada o frazada, o quizás los coquetos auriculares de LAN.

Superado el tema de los controles, llegamos afuera. Y si bien ni siquiera esperábamos lo que vivimos en algunos países, de ver en la parada del bondi todos los horarios de pasada con su respectivo recorrido, nos chocó un poco el hecho de ver llegar aquel Copsa del año 80.

Es decir, nosotros no nos vamos a hacer mucho los exquisitos, pero pónganse en la cabeza de un turista, el clásico backpacker que cae con su mochila, y se dispone a buscar el transporte más económico hacia el centro.

El tipo se sube a ese pedazo de medio de transporte, incapacitado para acomodar una valija en sitio alguno, con las ventanas que no abren, los asientos sucios y rotos, 50 grados de calor y casi a oscuras, porque si alguien osa abrir las cortinas aquello se derrite. Y lo peor no está ahí. Lo peor es cuando la cafetera esa empieza a meter ruta, y las calles están llenas de tierra y pozos. Y para rematarla, sube un vendedor de chocolates Nikolo, pechando a todo el mundo y exhortando a que corran la valija del pasillo para poder pasar sin sobresaltos.

Eso, y un cartel en el camino que rezaba "No se detenga próximos 1000 metros. Zona Militar" ¡Uruguay nomá!

Acá las fotos.


#9 Francia, París, Torre Eiffel.


#8 Egipto, EL Cairo, Gran Pirámide y Esfinge de Guiza


#7 Alemania, Munich, Oktoberfest


#6 Francia, París, Louvre (Venus de Milo)



#5 India, Agra, Taj Mahal


#4 Israel, Haifa, Templo Bahaí


#3 España, Barcelona, Camp Nou


#2 Ciudad del Vaticano, vista desde la Basílica de San Pedro



#1 Noruega, Preikestolen, Púlpito

Que todo sea para bien.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Se nos va, se nos termina

Panorámica del Santiago Bernabéu un día de Champions

Sí señor, va quedando poco. Aquello que empezó un 19 de marzo, y nos trasladó por unos 40 países, va llegando a su fin. Hoy, jueves 1° de diciembre estamos en Madrid, pero el lunes 5 ya estaremos en Montevideo.

Pero cortemos los sentimentalismos, al menos de momento, y vayamos a lo que nos compete. El martes terminábamos con lo que es Londres y volábamos por segunda vez a Madrid. Y digamos que, reconociendo que en la primera estadía no habíamos hecho mucha cosa, en ésta, apenas si superamos nuestro récord.

Arrancamos bien, recién llegados a la ciudad, dejamos las cosas en el hostel, y metro para el Bernabéu. Jugaba el Real, ya clasificado, contra un equipo croata. No prometía mucho, es verdad, pero a los 20 minutos ya iban 4-0 los de Mou.

En cuanto al estadio, una fiesta. El himno de la Champions en la previa, con la pelota ondeando al medio erizaba la piel. Si hasta wi-fi había en la tribuna, por si alguno se aburría con el transcurso del match.

Y al otro día llegó el tiempo de los museos. El Prado y Reina Sofía. Obviamente, y ante la inutilizabilidad de nuestro carné español, concurrimos en el horario gratuito de ambos, a las 18 y 19 horas respectivamente.

En el primero, nos salvó un folleto que nos entregaron en la entrada, y que, entre otras cosas, nos indicaba cuáles eran las obras maestras en exposición. Quizás por ello, es que fue bastante disfrutable. Solamente teníamos conocimiento de la maja desnuda, de nuestro amigo Goya. A la salida, ya habíamos podido apreciar, y siempre gracias a nuestro querido folleto, varias decenas de pinturas del propio Goya, Rembrandt, El Greco, Rivera, Velázquez, y otros tantos.

Lamentablemente para nuestros intereses, la experiencia en el Reina Sofía fue un poco distinta. Y si usted ya adivinó el motivo no tenga tapujos, dígalo bien fuerte: no teníamos folleto! Bueno, eso y tantas otras cosas más. Pues si bien el Guernica resultó bastante interesante, la tónica es muy distinta a la del Prado.

Básicamente, está repleto de salas con obras que, a nuestro entender, son una porquería. Y lo dice alguien que apenas si pudo aprobar Dibujo en el liceo, pero el gusto es el gusto, y si estamos frente a un cuadro que no tiene ninguna gracia, no nos vamos a amilanar ante lo que los expertos digan.

Dalí, por ejemplo, es un tipo que nos cae bien (creemos), pero sus cuadros se van un poco al carajo. Y el colmo fue la sala dedicada exclusivamente a nuestro compatriota Torres García, quien robó la plata toda su vida en base a cuadrículas con peces y casitas. Eso, es el mejor resumen del Reina Sofía.

Terminadas las jornadas artísticas, nos fuimos para Valencia. Y he aquí un pequeño detalle. Uno de los motivos por el cual no volamos a Uruguay aquel 22 de noviembre, fue para pasar un fin de semana en dicho municipio. ¿Por qué entonces extendimos doce días el viaje y no volvimos un poco antes? ¡Pregúntenle a Rumbos que nos consigue los pasajes!

Linda ciudad, hay que decirlo. Quizás de las más prolijas que visitamos en España. A modo de ejemplo, el espacio denominado "La ciudad de las artes y las ciencias", que tiene exposiciones, acuarios, etc, es tan grande como maravilloso. Piscinas por todos lados, escaleras, pabellones, todo prolijamente cuidado. Y eso que ni entramos...

El tema gastronómico fue aún mejor. Aquella primera y decepcionante impresión de las tapas fue borrada de un plumazo cuando fuimos a un bar en serio, con tapas de verdad. Bueno, y ni que hablar de la paella. Señores, vayan a Valencia si quieren comer algo típico, las palabras no serían suficientes.

Y bien, hoy jueves, por tercera vez estamos en Madrid, deleitándonos con la última edición de la Hobby Consolas, la cual fuimos a pedir al quiosquito de acá a al vuelta, con el miedo latente de que el vendedor nos conteste con un rotundo: "hombre, joder, si eso ha dejado de estar en la calle desde el 99, cuando el aleti le ganó al madrid". Pero no, ahí estaba. En lo que resta, quizás conoceremos el Vicente Calderón, el musical de Sabina, el boliche del mismo, y hasta en una de esas iremos a la feria de El Rastro.

Mas probablemente ya no lo lean aquí. Los últimos cuatro jueves del año los dedicaremos, quizás, a hacer algún tipo de repaso de lo ocurrido en estos ocho meses y medio. Y no recogeremos el guante al que nos acuse de robar la plata esta vez, que si no, ponga cualquier canal de televisión, y verá que están haciendo exactamente lo mismo.

A modo de adelanto, los dejamos con una de nuestras mayores originalidades, y sugerencia del amigo pablo. Consistió principalmente, en sacarnos una auto-foto por día durante todo el transcurso del viaje. Bueno, esa era la idea. Por motivos extraviajísticos lo hicimos constante sólo durante los primeros cinco meses. Y por motivos ajenos a la producción, de esos cinco meses, tenemos unas 85 fotos aprox. 

Igual, suban el volumen, y que lo disfruten.



jueves, 24 de noviembre de 2011

Londres

Ppp de la banda sonora de Buckingham, instantes después del cambio de mando


Liquidando ya el viaje, llegamos el miércoles 16 de noviembre a Londres, el cual estaba pensado para ser el último destino de la odisea que empezamos allá por marzo. Pero no, al final sacamos pasaje de vuelta desde Madrid para el domingo 4 de diciembre, por lo que habrá tiempo de conocer un poco más España.

Bueno pero hablemos de Londres, que se apresta para recibir los Juegos Olímpicos en 2012. El transporte, por lo pronto, un caos. Con la excusa de los JJOO, o sin ella, las líneas de metro cierran sin previo aviso, los trenes dejan de salir a cualquier hora, y los bondis pasan, pero advierten que quizás no cumplan estrictamente el horario.

Y es que supuestamente están mejorando el transporte para tal evento, y vaya si les hace falta. El metro por ejemplo, tiene una infinidad de líneas y sublíneas que se hacen intentendibles. Para ir de una estación a otra, no sólo hay que saber qué línea tomarse, sino que en ocasiones también hay que saber cuál de las cuatro variantes de esa línea es la que nos sirve, y todo con simples carteles que apenas aclaran si vamos para el sur o para el norte. Eso, y que un boleto sale 4 libras, unos 120 pesos uruguayos. Claro, también está la opción más barata, que es comprarse una tarjeta recargable por 5 libras, en cuyo caso los boletos pasan a salir 2. Si hasta te devuelven las 5 libras y todo lo que tenés cargado sin usar, cuando vos quieras. ¿Fenómeno el que inventó el sistema? Sí claro, si no fuera porque cuando te aprestás a devolver la tarjeta, la oficina está cerrada, y te quedás con todo eso adentro.

Gastos más, gastos menos, conocimos Londres. Vimos el Big Ben, Buckingham, Tower Bridge, Abbey Road, etc. En materia de espectáculos, finalmente pudimos ver al Lui, en el Chelsea - Liverpool del domingo 20, que terminó 2-1 a favor de los reds, y el lunes fuimos a ver a Bob Dylan con Mark Knopfler.

El primero increíble. Nuevamente apelamos a la obtención de entradas lateralmente, con singular éxito, ya que quedamos en primera fila de la platea, teniendo, entre otros, al propio Suárez a 5 metros de distancia. La nota negativa la conocimos al retirarnos, y fue que el ticket adquirido era para personas discapacitadas. Quizás por ello el césped estaba por encima nuestro.

En cuanto al show de Bob y el ex Straits, estuvo bien. Habría ayudado el hecho de conocer más de dos canciones de los citados artistas. Si apenas pudimos balbucear los estribillos de "So far away" y "Like a Rolling Stone".

Otro elemento a destacar son los semáforos para transeúntes, que se ponen en rojo ni bien la luz del verde llega a nuestras retinas. Por suerte los conductores ya están acostumbrados, y no se ponen impacientes fácilmente, sabedores del hecho de estar siendo beneficiados. No así los que se enfrentan con la cebra de Abbey Road, que poco a poco van perdiendo la paciencia.

El hospedaje, para rematar, fue de los mejores del viaje. ¿Lujos? ¿Comodidad? ¿Limpieza? ¿Orden? ¿Ubicación? Nada de eso, incluso todo lo contrario. El hostel se encontraba exactamente encima de un pub, lo que hacía imposible evitar salir cada noche. Convengamos también que al estar en Brixton (el Bronx inglés), se hacía un tanto complicado llegar hasta el centro de la ciudad, máxime teniendo en cuenta los gajes del transporte británico.

Una pena el tema del wifi en el hostel, que andaba medio mal, y nos encontró en el minuto 90 del clásico, conectados a 13a0 y Vtv, con 30 segundos de diferencia uno del otro, pero los dos cortándose de manera constante. A modo de ejemplo, el tiro libre de peñarol pareció el gol de recoba, y el penal entendimos que fue en el área tricolor. Goce doble.

Desde el martes estamos en Madrid, andaremos por Valencia, y quizás, si la voluntad lo permite, algún otro sitio más, antes de volver a Uruguay el lunes 5.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Irlanda e Inglaterra

Los seis de Liverpool: Bambi, Mati, John, Negro, Bocha y Alf

Viernes 11 del 11 del 11 llegamos a Dublín, capital de Irlanda del Sur, procedentes de Edimburgo. Como ya explicamos oportunamente, estábamos dejando el Reino Unido por unos días para ir al país de la bandera verde blanca y naranja, que a pesar de ser más o menos lo mismo que todos los países que lo rodean (incluyendo Irlanda del Norte), por motivos en los que no ahondaremos, se escapó de la monarquía.

Y créannos que aunque en la fecha del triple chino peralta no se acabó el mundo, el low cost que nos tomamos (Ryanair en la ocasión) hizo todo lo posible para que, al menos, culmine nuestra existencia. ¿Qué es un low cost? Bueno, básicamente consiste en una compañía aérea que recorta en los pequeños y grandes detalles en los que gastan las grandes empresas, para llegar al cliente con un precio de oferta.

Olvídense de reclinar el asiento, de comer a bordo, de salir o llegar en hora, de llevar más de 15 kilos de equipaje, de tomar el vuelo en un aeropuerto céntrico, de tener un asiento asignado, y hasta de tener un piloto experiente. Y es que los aterrizajes en la experiencia ryanair, han sido de lo más traumáticos. Minutos antes de llegar a la pista, el avión comienza a moverse hacia los lados, batiendo las alas, dando la impresión de que en cualquier momento se engancha una antena o que vamos a aterrizar con el ala. Y en el momento del esperado contacto con la tierra, ¡PAF PAF PAF! Tres golpeteos con la carretera acomodan el pájaro de acero que más o menos se va enderezando y luego coge su ruta.

Y todo esto, recordémoslo, porque elegimos la opción del vuelo barato. Ese vuelo que en la portada de la página web se ofrece a 0.44 euros (no es joda), y que con diversas comisiones y tasas, absolutamente siempre queda en el entorno de los 50 euros.

Mal o bien, pero al fin de cuentas llegamos. Cuarenta minutos tarde como de costumbre, lo que nos impidió ver el primer tiempo de la celeste contra chile, pero para la segunda mitad ya estábamos en el hostel, vibrando con los goles del lui, la intrascendencia del edin, y el pique de gastón (cuando salió).

De Dublín para rescatar la vida nocturna. Todo lo que un amante de los excesos imagina: gente borracha por las calles, cadáveres en las cunetas, callejones tenebrosos con jovenzuelos orinando, drogas y rock and roll. Lamentablemente, ni viernes ni sábado estuvimos a la altura de tal acontecimiento, y hasta quizás es por ello que lo podemos contar con lujo de detalles.

Y luego lo que todos esperábamos: Liverpool. La histórica ciudad de los fab four, y del "pistolero", como se lo conoce por estas tierras al archigoleador Suárez. Pero como hasta ahora el segundo es un poco menos famoso que los anteriores, nos dedicamos sobretodo a conocer sobre los muchachos que popularizaron, entre otros éxitos, "here comes the sun".

The Cavern (foto) era el boliche donde nuestros amigos tocaron una y otra vez, superando ampliamente las 200 presentaciones. Para bien de todos, lo demolieron en la década del 70 (dicen que abajo olía a chorizo, bola, sobaco e insecticida), cuando ya ni los beatles existían. Pero por suerte hace ya bastantes años un empresario local construyó una réplica en el mismo lugar (con mejor ventilación), lo que nos permitió echar un vistazo al antro donde, si se quiere, nacieron john, paul, george, y ringo.

Al día de hoy, a juzgar por el lunes que caímos nosotros, hay un flaco que contrataron, y que se dedica cada noche, una y otra vez, a tocar las canciones de los cuatro de liverpool. Está bien, son muchas, pero al cabo de unas cuantas semanas, ¿no empieza ya a ser repetitivo? La prueba estuvo cuando en un momento, alguien del público le pidió que cantara "hotel california" a lo cual accedió sin problemas. Por lo demás, el show un lujo.

También anduvimos por el museo beatle (que alguien llame a jc porque me quedé sin sinónimos), donde aprendimos bastante de su historia, y nos dimos de cara con un hecho tan ocultado como incontrastable, el cual vamos a develar a continuación.

Corría el año 1962 y los beatles estaban por pegar el gran salto. Por ese entonces el batero no era otro que Pete Best, por lejos el más fachero de los 4. Se dice que en innumerables ocasiones Jhon y Paul (George no contaba) querían levantarse a alguna mina del público, convencidos de que su fama y parla los ayudaría.

Pero no, ahí estaba Pete. Siempre, sin excepciones, las muchachas se iban con el batero, definitivamente mucho más buen mozo que Lennon y McCartney. O sea, con algo siempre se quedaban, pero para ser los dueños musicales de la banda, ¿no merecían acaso algo más? Es decir, los tipos escribían casi todas las canciones, letra y música, le dejaban todo en bandeja a Pete. ¿Era justo entonces que éste se les quedara con los ocasionales levantes?

Sea como fuere, cortaron por lo sano, rajaron al batero carilindo, y trajeron al más feo que había a la vuelta. Ringo Star apareció con su prominente nariz, y Paul y John le empezaron a sacar punta.

Hasta el jueves que viene. Ah, supuestamente la próxima columna iba a ser desde Montevideo, pero meché entremedio unas vacaciones en Madrid, así que será desde España.

Hasta el jueves que viene, desde España nuevamente.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Chau España. Hola Reino Unido.

El Jardinero Willy cumple con la norma: nadie es profeta en su tierra

Como verán, no es jueves. Podríamos decir que nos rebelamos, que el sistema nos está absorbiendo o presionando demasiado, que nos está agotando los recursos, que las regalías son cada vez más bajas, que nos hartamos de ni siquiera llegar a unos míseros 5 comentarios en el 90% de las entradas, y cuando aparece un catalán pecho frío al cual le cayó mal la crónica, zas, metemos 29 comentarios de un saque. Podríamos decir también que el nivel de porongas últimamente ha dejado mucho que desear, y que ni siquiera la arremetida de los "bueno" ha servido para colmar nuestras expectativas de suceso.

Podríamos decir todo eso, o incluso que cambiamos el horario, pues en esta franja hay 5 veces más computadoras prendidas. Pero lo cierto es que en Edinburgo, donde estamos actualmente, y desde donde partiremos en apenas unas horas, anochece a las 16.30, por lo que a las 20 (18 hs de uruguay) ya nos tiramos en la cama a dormir una siestecita, que se extendió demasiado, y no hubo forma de despertarse para siquiera empezarla en tiempo y forma.

Dicho esto, acá estamos, como siempre, con la clásica columna de los jueves, un viernes. Si hasta en una de esas nos viene bien el cambio de día, aunque queden (en principio) menos de dos semanas de viaje, que consisten, principalmente, en rajar de acá para Dublín, luego a Liverpool, y finalmente retornar a Madrid, para volar a casa nuevamente. El problema justamente es ese, la capital española, que en una de esas nos tienta y nos atrapa algunos días más.

Y hablando de Madrid, allá caímos el miércoles 2 de noviembre. Cinco días después, no sólo habíamos conocido la fuente de la cibeles, la de neptuno, la puerta de alcalá, la plaza de españa con su monumento a cervantes, el palacio real, la puerta del sol, la gran vía, el museo del prado (por fuera), sino que también habíamos constatado, una vez más en europa, que montevideo no está tan mal. Por momentos parecía asia, con las queridas meretrices ofreciéndose por las calles, morenos queriendo comprar oro, y decenas de jóvenes invitándonos a entrar a algún boliche que los contrató para dar papelitos bajo la lluvia a quienqueira que pase por un radio de 25 metros a su alrededor.

Quizás también haya influido un poco el hecho de que en el hostel de 11 euros al que fuimos, además de los populares backpackers, de las finlandesas y noruegas de siempre, y de los roomates mutantes que nunca faltan, había una cantidad importante de argentinos, peruanos y brasileños, que se vinieron de sus respectivos países a probar suerte a la madre patria. Inentendible es cómo podrán encontrar algo de suerte que no sea mala, viendo la situación del país campeón del mundo. Más allá de eso, el hostel una pinturita, exceptuando el hecho de que si no dejás las pertenencias en un locker, quizás al otro día no te pertenezcan. Sinó pregúntenle al contador, o a su fiel amigo pinky, que una mañana hizo un recuento físico de lo que tenía en su mochila, y le dio un faltante de una computadora y un ipod.

El lunes arrancamos entonces con destino final París para devolver la camioneta. Pero antes déjenme hacerles una introducción resumida, para que entiendan el real valor de lo que están por leer. Como más o menos ya saben, teníamos en nuestra propiedad una camioneta por leasing, o para simplificar, por alquiler. Arrancamos desde París, y por eso pensamos devolverla también en la ciudad luz. Cuac, primer error. No sólo habíamos dicho en multitud de ocasiones, que era lo mismo devolverla en Bordeaux (a mitad de camino), sino que además, también la podríamos haber devuelto en la propia Madrid, pagando un sobrecosto.

Pero no. Ocho meses de viaje hacen mella en cualquiera, y el día que sacamos los pasajes para Escocia, las neuronas fueron incapaces de hacer sinapsis, así que ahí estábamos, con el pasaje en mano parís-edimburgo, pero en Madrid, a 1.300 kilómetros de nuestro destino.

Lunes de noche arrancamos a meter ruta entonces, ya que el miércoles a las 2 pm teníamos el vuelo. La primera noche un fiasco, manejamos hasta que nadie quedó apto, y paramos por ahí en alguna estación de servicio, a dormir en los asientos de la trafic, hasta el mediodía del martes. Ya de pique arrancaron las noticias: los peajes rondaban los 30 euros. Y colándose por detrás la otra: el aeropuerto de nuestro querido low cost, quedaba a 90 kilómetros del centro... Ahhhh bárbaro!! La habíamos pegado sin dudas. Es decir, ¿tan grande es París? Es como si un aeropuerto diga que queda en Montevideo, pero en verdad salen de Valdense. Está bien que se tomen su distancia para despegar y eso, pero no será mucho?

En fin, martes de tarde llegamos al centro de París, dormimos en el hostel, y pusimos el despertador al otro día bien temprano, ya que teníamos que devolver la camioneta, ir en metro a tomar un bondi que nos lleve al aeropuerto, y allí tomar el bendito avión. ¿Ahora sí todo pronto? Las bolas. miércoles 8 de la mañana, salimos a la calle, y algún gracioso nos había guinchado la camioneta. No me pregunten cómo, pero lo logramos. Salió carita la joda, es cierto, pero acá estamos, en Edimburgo, la tierra de William Wallace.

Para ilustrar al lector, Escocia, junto a Gales, Inglaterra, e Irlanda del Norte (este último ni siquiera tiene bandera) forman lo que todos conocemos como el Reino Unido, y tiene esa bandera de colores tan atractivos. Gran Bretaña es lo mismo pero sin Irlanda del Norte. E Irlanda del Sur es lo único de esta zona que queda por fuera. Supuestamente entre los integrantes del Reino Unido no bancan a los de los otros países. igual no me explico como siguen dándole bola a la reina, o compartiendo algo así como una nación. 

Pero vayamos a lo nuestro, Reino Unido, más precisamente Escocia, y más precisamente aún, Edimburgo, es una ciudad muy pintoresca. Llena de iglesias puntiagudas usadas por todo tipo de comercios, un castillo increíble, sol hasta las 4.30 de la tarde, cientos de historias interesantísimas y habitantes que hablan algo parecido al inglés. Todo, menos una clara referencia al jardinero Willy. Ya te vengaremos Will.

Nos despedimos con la historia que más nos gustó, sobre todo por la simpatía que nos causaron sus personajes. Se trata de Burke y Hare, dos amigos irlandeses que se quedaban en el hostal de Margaret, una bonita lugareña de Edimburgo, y que era un poco más amiga de Burke que de Hare.

Resulta que un día, a la pobre Margaret la dejaron adentro con 4 libras, unos 640 dólares a la actualidad. Y la dejaron adentro de la mejor manera, puesto que el deudor ya era un cadáver. Los amigos irlandeses no tuvieron mejor manera para darle una mano, que ir a vender el cadáver a la universidad de medicina, por ese entonces desprovista de cuerpos para la práctica activa de la profesión.

Increíblemente, no sólo sacaron plata para pagar la deuda de la ya no pobre Margaret, sino que además, sacaron un beneficio extra de 3 libras, unos 500 dólares a la fecha. ¿Y qué hicieron? Lo que usted y yo haríamos, señor, señora, salir a matar gente por ahí, y vender los cadáveres. Empezaron con los enfermos, luego con los borrachos, y al final ya nada les importó mucho. En total se cargaron 17 fiambres, hasta que un buen día, alguien los descubrió.

Burke fue torturado, decapitado y descuartizado. Sus restos fueron enviados uno a cada punto cardinal de Escocia. Hare, que traicionó a su amigo y logró inmunidad, murió a los pocos años en algún recóndito sitio.

Hasta la semana que viene.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Más España y un poquito de Portugal



El jamón, debilidad de propios y extraños

Como pueden apreciar, desde San Sebastián cruzamos toda la madre patria, de este a oeste, para ir a Oporto, previa escala en Santiago de Compostela. Un par de noches y pegamos la vuelta, picamos en Salamanca, y ahora en Madrid.

Básicamente, y tomando el "jueves a jueves" como unidad de medida irrefutable para describir lo que es una semana, evitamos salir solo una noche de las últimas siete. Es que España tiene eso, se presta para las salidas nocturnas, ya sea por el idioma, las edades, o el simple hecho de que el viaje está terminando.

Santiago por ejemplo, es una ciudad universitaria. ¿Qué significa? Bueno, lo que usted acaba de leer: miles de jóvenes de todo el mundo han invadido la ciudad, para hacer un par de materias que luego revalidarán en su país, y más que nada, para salir de parranda los siete días de la semana. Y mucho a nosotros no nos costó acoplarnos, pero ojo, que también de día recorrimos.

Vale también decir que aquella primera y nefasta impresión a nuestra llegada a España, ante la nula amabilidad catalana, se ha dado vuelta con bastante facilidad. Lo que hemos visto por el oeste dista mucho de aquella primera descripción, y los españoles se han mostrado en todo momento serviciales y atentos.

No tanto los portugueses, que además de hablar un idioma inentendible por el artiguense del grupo, distan mucho de lo que imaginábamos para un país del primer mundo. La ciudad sobretodo, parece recién salida de una guerra, desprolija, sucia, y hasta rota. Y el ambiente de la noche no parece el más adecuado para andar tranquilos por ahí. Si hasta sufrimos el primer ataque a la camioneta, la noche del viernes, a la cual le rompieron un vidrio, entraron, revolvieron todo, y no se llevaron nada, ni siquiera el xbox que estaba nuevito. Sospechamos que fueron los empleados del parking, al cual amablemente le pagamos al día siguiente, para refugiarnos en sus paredes de seguridad.

En fin, de ahí como ya saben pegamos la vuelta con destino oriente, para conocer Salamanca, una especie de Santiago de Compostela con mejores boliches.

Para destacar, las populares tapas. Muy lindo nombre, pero no son más que una rodaja de pan flauta con un pedazo de jamón. Lo que hace el marketing...

Hasta el jueves que viene, desde tierras escocesas.

jueves, 27 de octubre de 2011

"España"

La amabilidad catalana en su máxima expresión

Como ya todos saben, andamos por la madre patria. Pero no se engañen mucho con el título, pues al menos por donde anduvimos nosotros, casi nadie le llama España a este pedazo de tierra. Podría decirse entonces, que llegamos primero a Cataluña, de ahí nos fuimos al País Vasco, y ahora estamos en Galicia, la más benevolente de las zonas hasta ahora visitadas. Definitivamente, cuando vamos por el país número 36 del viaje, los "españoles" han sido quienes menos sentimientos de confraternidad nos han generado. Y nada tiene que ver el vídeo que salió a la luz en los últimos días y andará por las 40.000 visitas.

Comencemos por los catalanes, es decir por los peores. Ya de pique pasan todo el tiempo hablando en catalán, renegando del bello idioma español, lo cual, sumado a la facilidad para discriminar que tienen, los convierte, más que en una región, en una secta. Son cerrados, poco amables y agresivos. ¿Los vascos? Idénticos, pero más torpes. También hablan su propio idioma, y al igual que los de Cataluña, están convencidos que la parte sur de España no es Europa, sino África. 

Por algún extraño motivo están convencidos que ellos, los del norte y pertenecientes a una raza superior, trabajan ocho horas diarias, y los vagos del sur sólo cuatro, obteniendo del gobierno central los mismos beneficios. En vano habría sido una explicación del sistema tributario a esta gente. Si ni siquiera nos detuvimos a mencionarles que absolutamente todos los locales comerciales de su gran norte cierran dos horas al mediodía para comer y dormir la siesta.

Por lo demás, bastante linda España, ni con mucho calor ni mucho frío. Para destacar el camino de Santiago, que consiste en una peregrinación de bastante gente, que arrancan caminando desde Francia, y dos meses después llegan a la iglesia del peregrino, en Santiago de Compostela. En nuestro caso hicimos un tramo, obviamente en auto, y nos aprovechamos del célebre "menú del peregrino", un almuerzo que consta de una entrada con tres platos de puchero, plato principal de pescado y papas, más flan de postre. Como para seguir caminando después...

Hasta el jueves que viene, sin cámara pero con cojones.

jueves, 20 de octubre de 2011

Norte de Italia plus Suiza y Andorra

Minuto 40: Aquilani asiste de cabeza a Nocerino, quien no festejaría el gol por su pasado rosanero

Al Norte de Italia, sacándole Venecia, que lo comentamos la semana pasada, y Verona, la ciudad del balcón de Julieta (Romeo y), podría decirse que fuimos a ver fútbol. Es que Milano no es muy lindo, y la avidez por entrar a un escenario europeo ya era grande, así que decidimos sin más, quedarnos medios quietos durante el día, con el sano fin de estar descansados para los partidos de fútbol. Y para las salidas nocturnas, claro está.

El debut en los estadios europeos fue, nada más ni nada menos, que en el propio San Siro. Una semana antes ya habíamos comprado las entradas por internet, que ascendían a la friolera de 44 euros, así que no había marcha atrás. Amén del medio por donde compramos los billetes, podríamos hacer una tabla comparativa de lo que vivimos dentro y fuera del estadio, cotejándolo por ejemplo con el histórico Centenario, pero dejaremos al lector ese trabajo, para que cada cual se haga su propia composición de lugar, y simplemente hablaremos de lo que vivimos en el duelo Milan-Palermo.

Ya de pique en las ventanillas, había exclusivamente italianas veinteañeras y sonrientes, que nos pidieron los documentos de identidad de cada una de las cinco personas que habíamos comprado tickets. Ahí imprimían el billete con nuestro nombre y nos despedían con un amable "ciao".

Por los alrededores del estadio, gente de los dos equipos con distintivos, y vestidos como para entrar a la mejor fiesta de Dolce Gabbana. Es que para ellos es como ir a un espectáculo más, y se preparan para la ocasión.

Lo que sí, digámoslo bien claro, no nos comamos la pastilla de que estos estadios siempre se llenan. Felicitemos a las empresas televisivas que los transmiten, o a quien corresponda, pero de los 80.000 asientos que había, al menos el 30% estaba vacío. Si hasta tres amigos nuestros llegaron media hora antes del match y pudieron comprar sus entradas tranquilamente.

¿El partido? Una cagada. Palermo salió a rescatar un puntito desde el minuto cero, con una alicaída Joya como única punta. El primer gol del conjunto rossonero se demoró demasiado, pero el 3-0 final fue lo más justo.

Y al otro día el polo opuesto: Novara - Bologna en el estadio del primero. Vale aclarar que el conjunto local, hace apenas dos años, militaba en la tercera división, así que imagínense la situación. Si hasta me hizo recordar cuando iba los sábados a ver a Nacional al estadio, y el domingo a River al Saroldi.

Salvando las distancias, la cancha chica es casi como en Uruguay. Los insultos al rústico lateral derecho rival y al árbitro nunca faltan. Ni tampoco las conversaciones supuestamente agresivas entre hinchas de distintas tribunas. Y digo supuestamente porque cuando más subió de tono la disputa, la hinchada del Bologna comenzó a cantarle "ciervo, ciervo" a un pelado local que les gritaba algo similar a "vayan a comer tortelines". No comprobamos si en Bologna se caracterizan por ese tipo de pastas.

El partido, como era de esperar, bastante mal jugado, pero también bastante más interesante que el del día anterior. Es verdad que no tuvimos mucha suerte, puesto que de los cinco uruguayos que hay en ambas escuadras, ninguno arrancó de titular.

Mas a los 19 minutos se hizo la luz: partieron al diome a un delantero del equipo visitante, lesión, e ingresa Gastón Ramírez, según Ovación querido por Roma, Inter, Barcelona, Manchester United, la naranja mecánica del 74, y el Brasil de Pelé. Pero suplente en Bologna... Y nos tapó la boca. Pues si bien no se esforzó en mover mucho las piernas, ya sea para correr adelante o atrás, o hasta para ir a definir un gol, fue, por lejos, el mejor del partido. Jugó de enganche a lo Riquelme e hizo todo bien. Si hasta cuando el perro de Di Vaio (al cual dejó solo en no menos de dos ocasiones) erró un mano a mano, le quedó para la derecha al uruguayo, y la mandó a guardar para poner el 1-0. Luego ingresaron también Granoche (de malo para abajo) y el Henry de la gente (pegó un tiro en el horizontal).

Al finalizar el partido, con la ilusión intacta les gritamos a los uruguayos agitando la bandera bicolor. Las respuestas fueron bastante dispares. El pecho frío de Ramírez, luego de tirarle la camiseta a la hinchada, nos pasó por al lado y apenas si se esforzó en levantarnos la mano para hacernos notar que nos escuchó. El Henry de la gente, en cambio, se dio vuelta con una sonrisa, al grito de ¡Uruguay Uruguay!. En la vida como en la cancha, podría decirse.

Y le aflojamos al fútbol un poco, arrancando para Interlaken, Suiza. Dormimos esa noche en una "P", que consiste, básicamente, en una parada para que los camioneros se echen algún pichicito, carguen el celular, coman si tienen algo pronto, y arranquen al rato. Si hasta puede haber camioneros que estacionen el camión ahí, duerman en el asiento, y partan viaje a la mañana siguiente. Nosotros, directamente, encajamos las carpas y lo tomamos como un "camping gratuito". Cocinamos, jugamos al truco, comimos, nos acostamos, y nos fuimos a la mañana siguiente para el pueblo.

En Interlaken muy linda la nieve, que vimos subiendo 3.000 metros a una montaña en un aparato, y bajamos unas horas más tarde. Nos llamó la atención a la noche, cuando intentamos salir de la ciudad hacia nuestro camping gratuito, y por causas desconocidas, el GPS nos indicaba que la ruta estaba cortada. Nos reímos, intentamos salir igual, y encontramos la barrera con el STOP blanco sobre fondo rojo. Y mientras el GPS marcaba que no se podía salir ni a Lucerna, Berna, Porto, ni París, las calles indicaban lo mismo. Nos rendimos y acampamos en una "P" sin estacionamiento ni baños ni mesas. O sea en un pastito que encontramos al lado de una calle.

Sí, como se imagina, al otro día nos levantó la policía, con un amable "Good morning". Revisaron nuestros pasaportes y libretas de los autos por enésima vez en Europa, y nos fuimos para Lucerna.

Luego de eso París a devolver uno de los autos, Andorra a comprar cosas sin impuestos y ahora estamos en Barcelona, disfrutando nuestro viejo y querido idioma castellano.

jueves, 13 de octubre de 2011

Italia, Sur de


Lo que tiene que ver con el Coliseo romano

El jueves 6 de octubre nos tomamos el ferry desde Croacia hasta Bari, para meter unos once días en el país de la bota. Y ya el comienzo fue complicado: una congregación religiosa había también abordado la embarcación, dispuestos a compartir efusivamente su alegría y amor hacia Dios con toda la tripulación.

Cantos en coro, bailes, palmas, carcajadas, hacían las delicias del centenar de italianos e italianas que volvían a su país de origen tras alguna jornada de integración del otro lado del Adriático. Difícil dormir en el pasillo como planeábamos.

En fin, luego de la odisea llegamos a Italia y picamos para Sorrento, con la inocente esperanza de alargar un poco aquello de "los últimos días de playa hasta enero". En el camino, entramos en San Giorgio, un pueblo fantasma para comer algo parecido a una pizza. Los empleados no salían de su asombro ante la presencia de turistas, y no tuvieron mejor idea que practicar sus insultos en español como gracia, empezando por el popular "puto". Un par de horas más tarde, ya comidos, nos retiramos, recibimos unas bufandas de regalo de nuestros nuevos amigos, nos puteamos mutuamente y continuamos viaje.

¿A la playa? Ni cerca. Llegamos de madrugada, dormimos en el patio trasero de algún supermercado, con perros y camiones estacionados, y el viernes amaneció nublado, lo que nos depositó directamente en Pompeya.

Para el que no conoce la historia, Pompeya es un cuadro de fútbol de Tarariras, localidad en la cual se popularizó el grito de "¡vamo arriba Pompeya!" para hacer mención a cada vez que un recio zaguero, de cualquier equipo, pincha una nube de un puntazo. Eso, y una ciudad cubierta por la lava de un volcán, que exterminó a sus 2.000 habitantes.

Y de ahí, costa amalfitana mediante, para Roma, la ciudad más interesante del viaje hasta ahora. Pero como todos sabemos, en este blog se castiga el saber, así que hablemos de lo que importa: los chinos.

Uno cuando ve una bandada de chinos sacando fotos a todo lo que camina, no hace más que pensar peyorativamente en lo poco que disfrutan esos seres el objeto fotografiado fuera del visor. Y quizás es cierto, pero lo que nos importa a nosotros es que generación tras generación han ido perfeccionado su técnica, por lo que, si alguna vez quiere que un turista ocasional le saque una foto a usted solo, o con sus amigos, deje pasar dos o tres, y cuando lo vea, pare a un chino y pídale a él. Nosotros lo hicimos, y fue un éxito.

Es que todas las nacionalidades algo de bueno tienen. Los italianos por ejemplo, no sabemos bien aún en que se especializan, pero en el tema mapas dejan mucho que desear.

Sin mapa o con él, nunca, pero nunca, nunca jamás, haga el intento de preguntarle a un tano cómo llegar adonde desea. Es que no sólo los mapas están mal hechos, sino que además nadie conoce los nombres de las calles, y para colmo, todos presumen saber, lo que conlleva que toda indicación conduzca al fracaso seguro.

Florencia, Pisa y Venecia (esta última poniendo en riesgo el título de la columna) fueron los últimso destinos hasta hoy. A resaltar simplemente que en la Galería de la Academia no permiten a la prensa ingresar gratuitamente, pero sí salir. Ergo: ingresamos por la puerta de salida. Ni el propio Michelangelo (el artista, no la tortuga) habría imaginado artilugio tal.

Hasta el jueves que viene.

jueves, 6 de octubre de 2011

Austria, Hungría, Bosnia y Croacia


Una de dos: o bien tenían muy mala puntería, o bien tiraban a errarle a las ventanas.


Sí, ya sé. Me fui al carajo con el título. Pero qué quieren, si en los últimos once días pasamos por esos cuatro países, no había forma más representativa de ilustrarlos con lo que van a leer en la columna. De hecho, el nombre completo del tercero es Bosnia y Herzegovina, mas preferí acortarlo, para que ningún despistado llegue a pensar que en ves de cuatro fueron cinco los países visitados.

El lunes 26 de setiembre llegamos a Viena. No hicimos mucho, y el martes 27 nos fuimos para Budapest. Íbamos a parar en Eslovaquia pero ya el título venía quedando muy largo y preferirnos evitarnos ese disgusto.

Linda ciudad la capital húngara. Cuenta la historia que pidieron ayuda a los soviéticos para sacarse de encima a los nazis, y unos cuantos años más tarde, le pegaron el grito a los norteamericanos, ya que los rusos se estaban poniendo cómodos y no tenían muchas ganas de irse. Si todo sigue sobre ruedas, el año que viene están llamando a Supermán.

Es cierto que es llamada la capital pornográfica del mundo, pero lamentablemente para esta crónica, y para el propio cronista, no juntamos los elementos necesariso como para confirmarlo fehacientemente. Sí decir que la húngara (la mujer, no el pancho) entra claramente en el top 5 de mujeres del viaje. Ya ahondaremos en ese ránking en el que, por ejemplo, están Noruega y el país del que pasaremos a hablar, Bosnia y Herzegovina.

Ya de pique decir que uno va a la capital de ese "país", la propia Sarajevo, nos remonta automáticamente a la CNN en los años 90 con bombas, tiros, líos y cosa golda. Bueno, llegar a la ciudad también. Edificios de dos pisos sin ventanas a lo largo de kilómetros de ruta, poca luz, descampados, agujeros de bala en las paredes de las casas, nos muestran a las claras de que lo que nos provoca el nombre es realidad pura. Una sola cosa cambiaba el panorama: las 73 (más menos 2) estaciones de servicio que cruzamos en 100 kilómetros de viaje. Desconocemos el motivo de tanta venta de combustible, puesto que, para bien o para mal, Internet también es por estos días un bien escaso. ¿Cuál es el otro bien escaso? Ni idea, pero quedaba linda la oración.

Ahora bien, ¿puede una ciudad ser muy distinta a sus accesos? Sí. O sea, los agujeros de balas obviamente también estaban, pero en alguno ya aparecían reboques. Partidos de ajedrez gigante en las veredas y las peatonales con las decenas de bares y restoranes también nos hablaban de que Sarajevo será lo que será por fuera, pero por dentro es mucho más linda que muchas. Al contrario que sus mujeres.

¡Y nos fuimos para Croacia! Que ya habíamos pasado para ir a alguno de los países anteriores, pero ahora fuimos a quedarnos unos días. Por lo que, contando la pasada anterior, debemos haber pasado por unas ocho aduanas croatas y bosnias antes de llegar a Dubrovnik, un coqueto balneario del país de Suker.

Muy linda ciudad también, con castillos, casinos y playas. Capaz se nos fue un poco la mano en quedarnos cuatro noches, pero es que hasta enero en Uruguay no vamos a volver a ver arena. No se equivoca quien afirma que los otros veintiséis años de mi vida esperé diez meses cada vez que quería volver a hacer playa. ¿Y? Problemas tenemos todos.

Para la anécdota, en el castillo de Dubrovnik se estaba filmando una producción de HBO "Game of Trons". Si me ven avisen, que aunque todavía estoy esperando que me paguen el comercial de Yerba Sara, capaz acá garroneo algún mango.

Lo que es ahora, estamos en el ferry hacia Bari, para liquidar el viaje con Italia, España, Inglaterra y algún otro país que se nos cruce. No, no se ilusionen, que el índice de países por día baja estrepitosamente, así que hasta diciembre hay columna.

Hasta el jueves que viene, a las 21 como siempre. Pero antes propongo un desafío, buenos contra porongas. ¿Quién ganará?

jueves, 29 de septiembre de 2011

Alemania

El famoso soldado asignado para vigilar que nadie cruce la división de Berlín, cruzándola para ya no volver

Sábado 17 de setiembre fue la fecha en la que retornamos a Alemania. Pues recordemos que ya habíamos tenido un breve pasaje por Bremen y Hamburgo "a la ida". Bueno, ahora a la vuelta, caímos primero en Berlín y luego Munich. Dos ciudades bien diferenciadas, una con años pesados de historia, y la otra con jarras pesadas llenas de cerveza de la Oktoberfest.

Fua, Berlín. Cuánta historia. Haciendo un breve resumen, los alemanes perdieron la primera guerra, acusaron a los judíos de no pelearla y enriquecerse gracias a ella, asumió Hitler, persiguieron y masacraron a estos últimos, pero también a los polacos, húngaros, homosexuales, gitanos, religiosos, opositores, etc. Ahí los aliados y soviéticos derrotaron al Fuhrer y se dividieron el país germano, occidente (RFA) para unos y oriente (RDA) para otros. Pero no contentos con esto, a Berlín, que estaba toda en oriente pero era linda, también la partieron al diome. Y para que nadie pase para la parte de la RFA, no tuvieron mejor idea que encerrar la  parte occidental de la capital dentro de un muro. Suena curioso que los únicos libres en Berlín fueran precisamente los que estaban encerrados.

No sé ustedes, pero yo estaba convencido que el muro era un paredón gigante que recorría Alemania de norte a sur, y como Berlín justo estaba ahí, la dividían en dos. Nada más alejado de la realidad. Lo único parecido a esto era la cortina de hierro, que dividía a Europa (y también a Alemania) entre países capitalistas y comunistas, pero básicamente consistía en campos minados y soldados disparando a los que quisieran escapar del lado oriental.

Demasiada historia, terminémosla, pero terminémosla con una anécdota jugosa. ¿Imaginan ustedes el preciso momento en que los soldados soviéticos comenzaron a encerrar Berlín occidental? El instante en que las personas que por allí rondaban aún podían elegir de qué lado quedarse. Nos pasó algo más o menos similar, en ocasión de estar buscando al guía del city tour con un poco de retraso. Es que justó me perdí del amigo que iba conmigo, y la policía comenzaba a disponer un vallado por algún acto o manifestación de no sabemos qué. Había que tomar una decisión, de un lado del vallado quizás nuestra vida seguiría transcurriendo normalmente. Del otro, quizás cambiaría para siempre. Por fortuna pudimos saltarlo luego de errarle de lado, así que no fue tan grave.

Berlín también nos dio la oportunidad de reencontrarnos con el deporte rey. Ocurre que a pasitos del camping donde nos quedamos, había un complejo de canchas con césped sintético. Eso, sumado a la pelota que compramos en Malasia, y restándole que lejos de ser 22 éramos 5, dio como resultado un ameno campeonato de tiros libres, córners olímpicos, goles de media cancha, penales, y disparos al travesaño. Una vez más, Valdense le ganó a Montevideo.

Y nos fuimos para Munich, madre patria de la Oktoberfest. Los que me conocen saben que, increíblemente, no me gusta la cerveza. No voy a ahondar en los motivos de mi único desprecio por una bebida alcohólica, puesto que ni siquiera yo los conozco. Pero la oktober es la oktober, y si bien la previa se podía hacer con vino de dos euros, llegado el momento había que tomar el amarillo elemento, por lo que no le hicimos mucho asco.

Ya el transporte desde el camping hacia los festejos hablaba a las claras de que no iban a hacer falta muchos euros para sobrevivir a la noche. Una especie de trolley gratuito cruza la ciudad facilitando increíblemente el movimiento de uruguayos. Sí, es verdad, hay máquinas expendedoras de boletos que los europeos usan, pero nunca las logramos entender, lo que convirtió el sistema automáticamente en gratuito.

¿Qué piensa uno cuando le dicen Oktoberfest? Miles de personas con disfraces típicos alemanes, sentados a lo largo de interminables mesas, muchos parados, todos con su jarra de cerveza en la mano, cantando al son de la música, y chocando sus bebidas a la vez que la espuma sale disparada hacia arriba, mientras todos ríen y bailan. Ni más ni menos, eso es la Oktoberfest.

El hábil lector también se imaginará, que al ser todas las jarras de cervezas idénticas, el precio de la misma se reduce automáticamente a cero. Nadie con un poco de criterio puede, estando ebrio, acusar a otra persona de hurtarle su bebida, siendo que no hay diferencia entre una y otra.

A la salida, panchos y chorizos gigantes, y la aclamada "Arnold Schwarzenegger", una especie de milanga gigante que nada tenía que envidiarle a las que hacen en Mercedes y Tristán Narvaja.

De Munich no mucho más. Lamentablemente no hubo tiempo para city tours, puesto que el tiempo que no estábamos en la Oktober, lo dedicamos enteramente a jugar al básquetbol en el camping. Hasta parecíamos deportistas y todo. ¿Si Valdense se volvió a imponer? Sólo en los partidos dos contra dos.

Hasta el jueves que viene, como casi siempre, a las 21 hs. Si quieren, pongan poronga, no cuesta nada, y aunque tampoco lo proporciona, es satisfactorio saber que hay alguien al otro lado del mundo, ya sea tirando cohetes o puteando a gallardo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

República Checa

Simplemente bebés

La situación es la siguiente. Estamos en Munich, recién llegados al camping. El clima es de Oktoberfest, a la que ya no le alcanza con un mes y ahora arranca en setiembre. Pero hoy no nos sumamos, quisimos armar el campamento y quedarnos tranqui, comer algo y descansar para mañana.

Esa era la idea. Dicho lo cual intentamos quedarnos en la especie de restaurant que tiene "The Tent" (la empresa que gestiona el camping), pero se empezó a complicar el tema de la escritura. Es que los altoparlantes estaban a un nivel un tanto alto, así que nos conectamos con Zambayonny, y el efecto fue casi aturdidor.

Por suerte, o no, a las 11 de la noche cerró, así que acá estamos, cagados de frío en una de las mesitas de afuera, intentando cumplir una misión que, obviamente, mañana se tornaría en imposible, teniendo en cuenta el itinerario previsto, el cual consiste, básicamente, en sumarnos a los festejos luego del mediodía. Vaya uno a saber hasta qué hora.

Pero vayamos a lo nuestro. El miércoles 14 de setiembre llegábamos a Praga, la capital de la República Checa y de las mujeres antipáticas. Aunque con zonas de exclusión, como todo aquel que leyó el último libro de Sabina sabrá comprender.

Linda ciudad, no tanto por los bebés gigantes de la foto, sino por lo bien conservada que se ha mantenido a lo largo de los años. ¿A causa de entregarse al primero que venía a invadirlos? Sí, pero linda al fin.

Para destacar, el gran reloj y la plaza con puestitos de comida. En esta última, hicimos un tour alimenticio, degustando desde papas con todo tipo de salsa, hasta el clásico choripan, un poco falsiforme, y alguna que otra cosita por ahí. En el reloj, 24 veces por día, o mejor dicho, una vez por hora, cuando el minutero llega al 12, se mueven unos macacos, suenan trompetas, y la gente se agrupa en más de un centenar para apreciar dicho acontecimiento. El cual es, básicamente, una poronga, lo cual habla a las claras de el caudal de público que se mueve por la capital checa, ya que de ninguna manera una persona podría ir dos veces a ver dicha especie de acontecimiento.

Va quedando simplemente hacer mención a un boliche de cinco pisos, diferenciados según género musical. Algo así como "radio hits", "oldies", "dance", "hip hop", y un quinto que no recordamos bien. Es que era todo por escalera y se complicaba un poco la movilidad. Si no fuera porque en todo el edificio habrían unas 60 personas (12 por piso si se les ocurría la diabólica idea de distribuirse equitativamente), podría haber estado bueno.

Ahora bien, aunque redactada para el orto, la columna va quedando extensa, y eso que vamos por la mitad. Adicionalmente, estar fresco y con frío en un camping lleno de gringos borrachos no es fácil de soportar. Dicho esto, van quedando dos opciones: o bien cumplimos con la idea original, y mañana antes de ir a la oktober contamos la parte germana, o bien mandamos todo a cagar y juntamos todo en una columna el jueves que viene. Si la opción es la segunda, se enterarán solitos.

Ya lo veremos.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Letonia, Lituania, Polonia

Las duchas de bienvenida en Auschwitz

Y un día retomamos el viaje. El jueves 8 de setiembre caímos en Riga, capital de Letonia, prontos para continuar hasta fines de noviembre el recorrido que nos lleve también por Lituana, Polonia, República Checa, Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Bulgaria, Croacia, Italia, Suiza, España, Francia, y finalmente Inglaterra. País más, país menos, porque lo que tiene nuestro itinerario de lindo es eso, varía de acuerdo al humor de los viajantes.

En Letonia estábamos dijimos, y sin mucho para rescatar más que algunos ravioles fritos que comimos por el barrio, nos fuimos para Lituania, que no sólo es otro país, sino que además estaba albergando el Eurobasket. ¿Si fuimos? No. Pero había pelotas gigantes por toda la capital, Vilnius. Eso, y algún que otro castillo en medio de un lago liquidaron el segundo país en cuatro días, ya que el sábado temprano arrancamos para Polonia.

Pasamos un poco de prisa por estos países, es cierto, pero ya en Polonia nos asentamos un poco. Varsovia, Lublin y Cracovia fueron los puntos a visitar, de donde se destacan los campos de concentración de Majdanek y Auschwitz. La historia ya es ampliamente conocida y creo no hace falta reparar en detalles sobre lo acontecido en dichos sitios. Sí decir que toda la compasión sentida para con nuestros amigos polacos se esfumó en un instante cuando, el miércoles de tarde nos íbamos para la República Checa y fuimos detenidos por un supuesto exceso de velocidad.

Hasta ahí bien, si no fuera porque nos mostraron un radar con una velocidad inexistente, y querían cobrar la multa en el momento. "Estos quieren coima" pensamos al instante. Y si bien era cierto, no creímos que la amenaza de llevar a nuestro conductor a la cárcel ante la falta de pago fuera verídica. Lo curioso fue que, a pesar de la falta de seriedad del procedimiento, ya toda la comisaría estaba dispuesta a seguir el jueguito. Mientras, nuestro amigo tras las rejas.

En definitiva, una hora después, decidimos terminar con el regateo y pagar los 75 euros, que en ese momento ya eran más una fianza que una multa, y proseguir el viaje hacia Praga.

Moraleja: A los polacos les gustará el cohecho, mas no la intransingencia. Todos putos.

La vuelta a las columnas fue bastante poronga, lo reconzoco. Pero para compensarlo, prometo para próximas ediciones el video con el detalle del salto de 10 metros al Nilo en aquel lejano mes de junio. Nos vemos el jueves que viene.

Para vos, pa.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Volverían las columnas de viaje de alf


Quien también sería apodado Yuyu o Alfie por esta tribu de inadaptados, y actualmente se encontraría (siempre hablando en condicional) cerca de Letonia.

El próximo jueves en TPLMP, la información completa.

jueves, 25 de agosto de 2011

Breve receso

En honor a la Noche de la Nostalgia les adjuntamos un enlace con las entradas que quedaron atrapadas en el olvido.



Asimismo, mientras aguardamos la vuelta de la actividad, los dejamos en compañía de las historias de viaje de algunos colegas, para que no me extrañen tanto. O quizás sí.


http://viajeccee2011.blogspot.com/ (lo que significa el chelo)

http://viajecceedamian.blogspot.com/ (la importancia de damián)

http://juanyvitoporelmundo.blogspot.com/ (los polifacéticos juan y vito)

jueves, 18 de agosto de 2011

Alemania, Dinamarca y Noruega


El propio Joao pedro en el museo de Ripley´s

El 10 de agosto llegamos entonces a Alemania. No sería una experiencia muy extensa principalmente por dos motivos, el primero de los cuales radica en que estuvimos solamente tres noches. El segundo en que de las tres salimos al menos dos.

De todos modos a no preocuparse, ya que en principio este pasaje por las tierras germanas fue sólo por el norte, para llegar a los nórdicos. Ya habrá oportunidad a la vuelta para visitar el sur con más tranquilidad, si la Oktoberfest lo permite claro está.

Les contábamos en la última columna que andábamos por Bremen, dispuestos a ver La Vela Puerca. Estuvo lindo, hay que decirlo. Por momentos estuvimos convencidos que estábamos ante la presencia de la mejor banda del mundo. Quizás efecto del "viaje", o no. Mucho alemán en el toque, mas cuando logramos interactuar, caímos en la cuenta que al menos un 80% tenía vínculos con Uruguay. Compartimos con ustedes un video de la noche en cuestión, para que cada cual se haga su propia composición de lugar.

De Bremen nos fuimos para Hamburgo, dimos alguna que otra vueltita, y arrancamos para Dinamarca, más precisamente Copenhague. Lo más rescatable, un museo de Ripley´s Believe It or Not, donde encontramos la foto en cuestión, y varias boludeces interesantes del "Aunque usted no lo crea" de nuestra época. Valía los 10 euros que no pagamos.

Ah, pasamos por Suecia. Y hasta dormimos una noche en Gotemburgo. Pero como ya tres países era mucho para una entrada, y en un par de días volvemos al país de los Larsson, decidimos dejarlo para la semana que viene.

Ahora sí, Noruega. Primer aviso: revise bien cualqueir cosilla que pueda traer desde Ámsterdam antes de entrar. Segundo aviso: si queire irse del camping sin pagar, piénselo dos veces.

Los noruegos son algo así como los anti-uruguayos. No porque les caigamos mal, sino más bien porque son, en el universo (o al menos en el planeta tierra), el equilibrio necesario para compensar todo lo nuestro. Son lo opuesto, rectos, cumplidores de las normas, inflexibles, y toda la gama de adjetivos que uno pueda imaginarse. Si hasta ni siqueira hay funcionarios trabajando en los peajes, porque la gente va y los paga voluntariamente vaya uno a saber cómo y dónde. De momento, no nos interesa averiguarlo.

Un apartado aparte se lo merece el tema del frío. Cuando comenzamos en esto del viaje, escuchando las sugerencias de viajeros (más) experientes, todos coincidían en la necesidad de un abrigo extraondinario, capaz de enfrentar con entereza la falta de calor, físicamente hablando, en estas tierras. Pues no. Quiero decir, un poco de frío hace, pero gente como nosotros, acostumbrados a vivir bajo lluvia durante la última quincena, no nos amilanamos porque haya 6 o 7 grados de temperatura. Bien estuvimos en traer un par de buzitos para pasar las noches escandinavas.

Será entonces hasta la semana que viene, cuando, si todo se sigue cumpliendo bajo nuestros estrictos planes, estaremos dentro de la excursión en Rusia ya contratada, empachándonos con el desayuno y levantándonos a las 4 de la mañana para cada excursión con el grupo.


jueves, 11 de agosto de 2011

Países Bajos (Holanda para los amigos)


Tres reconocidos hinchas de Peñarol durante el desfile gay (Amsterdam)

Es menester reconocer, que antes de escribir esta entrada, reflexionamos largo y tendido sobre el título a ponerle al país en cuestión, en el cual estuvimos del 4 al 9 de agosto. Pues si bien es cierto que todos lo conocemos como Holanda, la realidad indica que lo correcto es llamarlo Países Bajos, único nombre oficial de los muchachos de naranja.

Tecnicismos aparte, llegamos a Rotterdam, y por primera vez pagamos un camping. Declaramos cinco personas en lugar de las once que éramos, pero pagamos al fin. Un comentario aparte se merecen las carpas. Alejadas de aquellas de antaño, con interminables lonas, varillas y estacas, las carpas del siglo XXI se caracterizan porque uno las tira al piso cual bolsa de papas, y en dos segundos quedan prontas. Luego para guardarlas nuevamente toma entre 10 y 15 segundos. Maravillas de la tecnología.

Ya en la ciudad, es increíble el asunto de las ciclovías. Son como calles bastante más angostas, y a un lado de la principal, en donde las bicicletas reinan. Pero reinan reinan. Más de uno de nosotros fue casi que embestido por estos rodados por no respetarles la senda, creedores de que la ruta de las bicis era una especie de peatonal. Quizás es por este motivo que tanto neerlandés (holandés si les gusta más) anda en dos ruedas, llegando a haber, por ejemplo, un millón de bicis en Ámsterdam, una ciudad con ochocientos mil habitantes.

Ay Ámsterdam, qué ciudad. Ya de pique nos enteramos que el sábado tenía lugar el festival gay anual (foto), como todo primer sábado de agosto. Quizás por ello, es que la ciudad estaba inundada de gays, tanto en su versión masculina como femenina. Y si de algo sirvió esto fue para descubrir que no somos tan homofóbicos como pensábamos. Seguimos discriminando un poco a los putos, pero al menos comprobamos que no nos molestan, ya que estamos en condiciones de afirmar que la noche de Ámsterdam fue la mejor del viaje. ¿Por encima de Mykonos y Estambul? Que sí.

Siguiendo con la ciudad del Ajax, que dicho sea de paso no pudimos ver en acción, puesto que nos negaron la entrada como periodistas que somos, sobresalen la Zona Roja y los Coffee Shops, estos últimos desperdigados por todos los Países Bajos. Consisten en bares de venta legal de drogas, donde se respira más marihuana que oxígeno, y donde los populares porritos pierden su clásica forma en desmedro de algo parecido dentro de un tubo de ensayo. De prueba obligatoria.

En cuanto a la Zona Roja, los precios oscilan entre 30 (las gordas feas) y 50 euros (las modelos tapas de revista, cual Carla Conte). La decisión entonces era fácil para aquel dispuesto a pagar por amor.

Y así andamos, de camping en camping, de sol en lluvia (saludos para el verano que nunca vino), y pagando o colándonos cada vez que queremos usar un baño público, de un restaurant, o de donde sea. ya ampliaremos al respecto, o no.

Ahora andamos por Alemania, que tiene un solo nombre, y vamos a ver a La Vela Puerca, que por algún motivo vino a caer por estos lares. Espero sea cierto y no haya sido un efecto de las trufas de los Países Bajos... O de Holanda.

jueves, 4 de agosto de 2011

Francia, Luxemburgo, y Bélgica


El jueves 28 llegamos a París. Ya en Grecia había empezado, por así decirlo, la última etapa del viaje, durante la cual (con alguna interrupción para ir a Rusia), viajaremos por nuestra cuenta para conocer Europa. Pero si queremos ser un tanto más estrictos, fue el último día en Francia, al subirnos a la camioneta que alquilamos, cuando realmente comenzó el último tramo, el de los viajes en ruta, los campings y los almuerzos en parkings.

Volvamos por un rato a Francia, o mejor dicho París, la ciudad luz y única que visitamos en tierras galas. Alquilamos un apartamento para tres, éramos cinco, dormíamos seis, y la última noche nos acomodamos siendo diez. Ahorro que le llaman.

Y ahorro también fue el agua, que compramos a un euro los nueve litros (un saludo para Salus), los refuerzos de salame y queso, y el resto de comida con la que aprovisionamos el depto. Es que aquello de que en el viejo continente todo iba a ser más caro, no ha sido tal, al menos hasta ahora.

¿Que qué vimos en París? Lo que usted ya supone: la torre Eiffel, el arco del triunfo, el museo del Louvre, palacio de Versalles, Notre Dame por arribita, y alguna que otra cosa. Podemos decir que ha sido, de momento, de las ciudades más lindas del viaje. ¿Si pagamos por entrar a dichos sitios? Claro que no, como periodistas que somos (foto) tenemos derecho a ahorrarnos las decenas de euros que se abonan por entrada.

En cuanto a los personajes que circundaban dichos monumentos, vale mencionar dos clases. En primer lugar, estaba plagado de jugadores de mosqueta. No conocemos el mecanismo de este juego en Uruguay, pero en París era más o menos como procedo a explicar. Seis o siete personas rodeaban al jefe, apostaban, ganaban, perdían, actuaban (mal), pagaban, cobraban, etc. Absolutamente el 100% de las veces alguien con dos dedos de frente sabía dónde quedaba la pelotita, o sea, no precisaban ninguna habilidad para esconderla, para que no quedara en ninguno de los vasitos, o cualquier otro estratagema que un montevideano pueda suponer. No, acá era mucho más fácil. Cuando algún desprevenido iba y apostaba cincuenta euros, todos los cómplices rodeaban la mesa, y el jefe tiraba la pelota, la cambiaba, o hacía lo que se le cantaba, ya que nadie podía ver. Increíblemente funcionaba.

La segunda clase de personajes, son los colgadores de candados. Por ahí, no recordamos bien dónde, había un puente. Y un buen día, alguien pensó que si enganchaba un candado con su nombre y el de su amada, tirando la llave al río, el idilio duraría por siempre, ya que nadie encontraría la manera de abrir la cerradura. Curiosamente, de los miles de candados, al menos un centenar se abría con una combinación numérica, por las dudas que alguno se arrepienta. Y lo que es peor, una vez por mes el gobierno los rompe y los tira todos, ya que es imposible que el puente soporte el peso de tanto metal.

Como característica llamativa de París hay que mencionar el alto porcentaje de morenos elementos que circundan la ciudad (un saludo para washy), el cual habla a las claras de que Francia es como su selección de fútbol: varios Henry, Makelele, Anelka, algún Zidane y muy pocos Petit. Y si del deporte rey hablamos, las pocas conversaciones que tuvimos al respecto con los lugareños (solamente una, con un hincha del Marsella) nos dejaron bien en claro que el Enzo dejó su huella bien marcada.

Si hasta hubo tiempo el último sábado de julio, para llamar a la 810, y ganar el enésimo preguntín. Nos indigna un poco el hecho de que Reyes haya tomado la decisión unilateral de dejar el premio desierto, mas no nos sorprende.

Bueno y el martes 2 arrancamos para Luxemburgo. Tempranito cosa de poder irnos enseguida para Bélgica. No es que no fuera lindo, pero no había mucha cosa para hacer. Solamente algunos castillos, un poco de bosque y muy lindos paisajes. No mucho más, con lo que lograríamos la friolera de tres países en un día.

¿Y en Bélgica? Tampoco mucha cosa. En Bruselas por ejemplo, lo más curioso es una escultura de un niño meando una fuente. Y en Brujas hay un museo de la papa frita. Está todo dicho.

Sirvió sí, el país de Preud´homme, para entrevistar a los belgas acerca del campeonato del mundo que lograron en 1920. Lamentablemente ni uno solo tenía conocimiento de ello, lo cual desprestigia un tanto esas cuatro estrellas que tiene la (gloriosa) celeste sobre su escudo.

También fue auspicioso el comienzo de las carpas. Dormimos dos noches, una sola fuimos al camping, y no pagamos ninguna. Así cualquiera.

Ahora vamos en viaje hacia Rotterdam, luego de haber mandado mails a asociaciones de periodistas para garronear entradas, y con la esperanza intacta de entrar en la conferencia de prensa y hacerle alguna pregunta al Nico Lodeiro.

En el auto estamos el popular Gonza (ver Malasia y el intruso en el cuarto), Bruno (el desubicado que gritó peñarol peñarol al ganar el pregu), Matías (entrevistado de Reyes en ALP por estar ocho partidos suspendido en La Liga), Bocha (el desenfrenado que abrazaba al tipo en bolas en la entrada anterior), y un servidor.

Si esto no merece un porongazo, yo me pregunto, qué lo merece.