0071 (*): Con licencia para matar (y ainda mais)

Si yo voy a Doña Sayaga -casa de empanadas de Ariel y Bell- y me pongo a tirarles sillas a los funcionarios del local porque la aceituna me vino con carozo, seguramente terminaré procesado por violencia y destrozos o algo así. (**) Pero si en el Estadio quiero partirle un WC en la cabeza a un señor que no me quiere pagar peaje para el baño o hacer puntería a un hincha rival usando un granadero atado como jabalina, gozo de más impunidad que un integrante de las brigadas especiales de las Fuerzas Armadas norteamericanas. ¿Por qué, cómo y, fundamentalmente, por culpa de quién estamos llegando a estos extremos, uruguayas y uruguayos?.


Algunos dirán que es culpa de Bonomi, otros -los más- de los hinchas, dirigentes y jugadores del tradicional rival, otros de la dictadura y habrá algún periodista (¿nacido en Portugal?) que pedirá pena de muerte para los revoltosos, después de haberle dado manija antes del partido, diciendo que este clásico que pasó -al igual que los otros 300 que se han jugado- era de "vida o muerte".


Culpables son los que creen justificable romper todo lo que encuentran a mano -incluyendo algún cristiano que ande en la vuelta- tirarle piedras, botellas o lo que sea a cualquier otro, robar, y si se da la oportunidad, matar a alguien ya que estamos. El que intente justificar un delito con argumentos de que "es la violencia que hay en toda la sociedad" o "es la calentura por perder un partido" deberían ser procesados TAMBIÉN por "apología del delito".

Culpables son los que creen válido y dentro de los "códigos del fútbol" ir a amenazar de muerte y a agredir a un plantel porque perdió un partido dentro de las funciones de su trabajo. Cómplices de ellos son los que después ocultan en declaraciones públicas esa violencia por miedo o por estrechez mental.

Culpables son los que se creen vivos por gritarle a una muchacha que va parada en un ómnibus desde otro similar (y en patota): -¡¡¡Gorda, vení y chupame la pija!!!. O, en general, culpables son los que hacen que estar alrededor del Parque Batlle -y bastante más allá en todas las direcciones- sea tan peligroso como si uno fuera un rabino con un cartel de "Hitler mamón" en las calles del Berlin de 1939.

Culpables son los que lucran con guita constante y sonante con la "pasión" del hincha en medios de comunicación, vendiendo camisetas, DVDs o alfajores y dan manija. Culpables son los dirigentes que les dan entradas, trabajo o los van a sacar de las comisarías. Y que votan -abusando de su poder político- derogar sanciones que los perjudicaban si no controlaban la violencia de sus hinchas. Y que se quejan de que son perjudicados en actos con los que "no están vinculados".

En Argentina en el año 2000 se suicidó con apenas 21 años un futbolista de San Lorenzo (Mirko Saric) que había comenzado a destacarse en Primera pero que tuvo una seria lesión de rodilla, de esas que te complican la carrera. Supongo yo que tendría otros problemas -o debilidades- emocionales, pero lo cierto es que se ahorcó, y como siempre ocurre en estos casos, uno no tiene ni idea de por qué lo hizo realmente. Pues bien, algunos imbéciles de su tradicional rival Huracán en el siguiente partido no tuvieron mejor idea que llevar un muñeco ahorcado con la camiseta azulgrana. Los autores del delito fueron procesados con prisión. Resultado: no ha habido más -que yo sepa- actos tan miserables como el referido, o en todo caso, han disminuído ostensiblemente.

Mientras los delincuentes sigan insultando, robando, agrediendo, ejerciendo violencia en todas sus formas llegando incluso hasta el asesinato, sin ser castigados como debe ser castigado todo aquel que delinque, seguiremos igual por más que algunos luego enarbolen discursos huecos, falsos y tardíos contra "unos pocos". No, señores, no son pocos. Son muchos.

Cuando yo era joven -y no era una época paradisíaca en ninguno sentido, por cierto- era vergonzoso mendigar. Ahora es una gracia parar a un tipo para pedir de forma no demasiado amable plata para el vino o para la entrada. ¡Andá a laburar, puto!.

Cuando yo era joven, era la peor de las canalladas gritar ordinarieces en un bus o en la calle y menos putear a una mujer por cometer el delito de ser mujer. Si bien hablábamos gansadas y hacíamos chistes guarangos sin cesar -estábamos en la edad del pavo, como todos- nunca agredíamos a nadie ni a la salida del Estadio ni yendo a un baile. Si estábamos en pedo, nos aguantábamos el mareo sin molestar a nadie.

Cuando yo era joven, uno iba a la cancha -incluso en finales donde se definía todo lo que quieras- sin pensar en agredir a otro tipo que era hincha del rival. No "generaba violencia" el tipo que iba con su hijo con la camiseta del que ibamos a enfrentar en los 90 minutos. No le tirábamos cosas ni le escupíamos al jugador que se arrimaba a sacar un óbol. No intentábamos entrar en la cancha para pegarle al rival que había jugado hacía unos años en nuestro cuadro y hoy gritaba un gol, como hace cualquier tipo que convierte uno. Ibamos a ver un partido y sólo puteabamos al juez como folklore o como guaranguería.

Estamos enfermos, no le enseñamos educación, respeto ni valores a nuestros hijos. Mucho menos solidaridad o cortesía. Todo lo contrario, les inculcamos directamente o con el ejemplo que vayan a la mutualista (***) y digan: -Yo soy socio y hago lo que yo quiero.

Esos niños son los que pocos años después van a robar la bandera de un rival, les tiran piedras a cualquiera, rompen los baños de la cancha,  roban LEDs y le pegan un balazo a otro, como parte de ser hincha de un cuadro de fútbol. 

Lo último que yo querría es alentar pedidos de manos duras, de penas de muertes y de otros alaridos demagógicos de gente que intenta saciar políticamente sus bajos instintos. Con esos yo tengo algo personal, como decía el Nano que no es del Chuy. Sólo pido que por una vez en la vida la Policía y la Justicia sirvan para algo y metan a todos los delincuentes presos. Y que los padres sirvan para algo y se dediquen a enseñarle a sus hijos lo que tienen que enseñarle.

P.D.: Hay procesados por el clásico, finalmente. Parece que hay una luz de esperanza, aún.

Ah, la homenajeada de esta semana es la espectacular Romy Schneider, una de las mujeres más sexys del siglo pasado y de cualquier otro. Pero estoy demasiado caliente.

LLAMADO A LA SOLIDARIDAD
Ando necesitando un/a profesor/a de Matemáticas que trabaje en un liceo público montevideano y que esté dispuesto/a a enseñarle a un señor mayor de capacidades diferentes -quien esto escribe- en el marco del programa del MEC "Uruguay estudia" y, de paso, mientras se gana unos mangos extras, se siente mejor consigo mismo ayudando a la recuperación moral de un antiguo delincuente. Sólo -eso sí- tendrá que hacer el enorme esfuerzo de ir dos (2) veces al liceo de Colón a firmar un papel para cobrar, una antes de comenzar con la primera de las quince (15) clases y otra, al terminar con la última. Desde ya, muchas gracias.

(*) El 71 es la caca en la quiniela, por eso elegí ese número.
(**) Aunque si me apuran, lo más probable es que se encarguen ellos mismos de romperme la cabeza.
(***) Perdón por usar un ejemplo cercano.