¡Llegaron los chinos!

Se viene el Día del Niño y en la vida hay dos destinos, como decía Lavalle, pero uno depende sólo de usted. Puede regalarle al botija un juguete de plástico comprado a precio vil en una importadora que explota a sus trabajadores indocumentados; o bien puede exprimirse un poco el coco y regalar algo con sentido.

Si eligió la segunda opción, siga leyendo. De lo contrario apúrese que los comercios en Arenal Grande cierran tempranito. Todo bien con la pelota de plástico que no pica; yo tuve una color verde con la cara del Topo Gigio que me hizo muy feliz (hasta que se la comió mi perro), pero vamos a tratar de ampliar el horizonte.

Volviendo al tema jugueteril, pensemos alguna estrategia para que este día comercial sea algo productivo a nivel del espíritu. Sí, los botijas tienen espíritu, como los perros, las polillas y los enanos de jardín. Demostrado esto científicamente, procesados a cuidar tan rico patrimonio intangible.

Hacer algo juntos

Estoy monotemática, lo admito. No hay nada como demostrarle al botija que es capaz de transformar la realidad con sus propias manos. Esto, que parece trivial, tiene un trasfondo sustancial: “la caja registradora no es la frontera de tu felicidad, mí querida progenie”.  Hay ideas geniales circulando por Internet, es cuestión de remangarse y buscar.

Remánguese y haga click

http://paraninosconcabeza.blogspot.com/

http://ecocosas.com/rec/juguetes-materiales-reciclados/

http://www.unavidalucida.com.ar/2012/12/ideas-para-hacer-juguetes-con-material.html

¿Cómo dijo? ¿Qué no tiene tiempo? ¡Pero claro! Eso es justamente lo que persigue la sociedad de consumo, mantenernos tan ocupados trabajando que luego solo nos quede tiempo para correr a un shopping de 20 a 22 horas y pagar cualquier precio por algo que le reportará una gratificación descartable al botija. Cada cual hace lo que puede, yo lo hago, tú lo haces. Lo importante es ser conscientes de lo que sucede. No confundamos el truco con la magia, aunque para ambos se necesita un conejo y una galera.

Jornada de restauración, donación y canje de juguetes

Una buena idea puede ser aprovechar los días previos al día del niño para ordenar el cuarto, lavar peluches, peinar muñecas, y acondicionar algunos juguetes para donar. El regalo puede ser la recompensa a este esfuerzo. Seguramente será valorado de otra forma.

También se puede hacer un intercambio de juguetes con amigos. Cuando era chica hacíamos esto con una vecina. Era de lo más divertido, ecológico y económico, ya que no hay nada más interesante que el juguete de otro. La única precaución es que deben ser botijas ya grandecitos (más de cinco o seis años), cosa que entiendan que el procedimiento no tiene retorno.

Cooperativa de regalos

¿A quién no le ha pasado que la casa se le llena de un momento a otro de una cantidad de cacharritos de plástico que se romperán en una semana pero se degradarán de acá a 150 años (con suerte)?

Para evitar este tsunami de derivados del petróleo con rebarba, lo que se puede hacer es unir esfuerzos logísticos y económicos, de modo tal que el regalo sea algo único, que revele la unión de la familia en pos de un objetivo común. Esto puede usarse para grandes empresas tales como “la bicicleta”, “el tobogán”, en suma, regalos que perduren y eventualmente sean la herencia para hermanos menores, primos o amigos.

Plan Z: ser un hippie chic

Si nada de lo anterior funciona, no se amargue, hay tiendas donde vender cosas elaboradas artesanalmente o recicladas por otros. La ventaja de recurrir al plan Z es que estará haciendo feliz a un pequeño emprendedor, quizás le financie sus vacaciones en Valizas o tal vez realmente esté ayudando a alguien a cumplir su sueño de no vivir bajo el látigo del capitalismo salvaje, no se pierde nada con intentarlo. 

Algunas recomendaciones para salirse un poco del discurso, pero con estilo

http://www.kalen.com.uy/

http://elalmacendeloschicos.blogspot.com/

http://gatopeludo.blogspot.com/p/tienda-de-regalos.html

Me quedó medio violenta la columna, será porque me tienen rematadamente harta los “días de”. Pido disculpas si alguien se sintió herido. Yo supe ser feliz con cualquier cachivache, como seguramente muchas de las personas que hoy merodeamos los 30 años o más. Es que el problema nunca es la cosa, sino el vínculo. 

Mientras entendamos que nuestra felicidad no pasa por el último artefacto de moda, adelante con el Xbox, eso sí, a tener claro cuando se apaga para disfrutar de un mimo y un cuento con beso de las bunas noches incluido.