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Será el espacio reducido de su "oficina", la inconveniencia de tener que trabajar 12 horas para poder ganar un salario digno, el ambiente hostil y estresante en el que desempeñan su tarea, no se cuantas razones más puedo pensar para justificar que no me suene a generalización decir que los tacheros no sirven para nada. Porque lo siento así, es raro recibir un gesto de alguno de ellos en la calle, por lo general se recibe hostilidad, por el contrario creo que la gran mayoría de ellos fuera de "la jaula" debe ser buena gente, tienen familia, amigos, viven como todo ser humano.

Al volante son animales en la jungla, el pasajero es "el alimento", se pelean por su posesión sin siquiera preguntarle que piensa, lo llevan a la velocidad que quieren y, si te descuidás, por el camino que quieren, no son muy cuidadosos que digamos con la comodidad del cliente algunos fuman dentro del móvil antes durante y después del viaje, no se fijan demasiado si transportan a una embarazada o una madre con un bebé que se puede escrachar contra la mampara, el tema es sacarse "la carga" lo antes posible para ir en busca de la próxima.

El resto de los mortales que nos movemos por la ciudad somos simplemente enemigos, peatones, conductores particulares o profesionales, otros tacheros, solo son corporativos cuando deben hacer frente a un accidente con un común mortal, consiguen testigos del siniestro, aparecen de la nada en segundos, te rodean, buscan sacarte la ventaja, sos el enemigo, no vales nada.

Conocen y tienen absolutamente internalizadas las reglas del juego, saben a cada minuto cuando "achicar" y cuando presionar, si estás atrás de ellos no los presiones, no les importa, significa que si frenan de golpe y les das de atrás la culpa es tuya, seguramente arreglen alguna cosita más que el baúl con la plata de tu seguro, hacen negocio y encima tienen unos días libres.

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Si te aparecen por la derecha te van a tirar el auto arriba, tienen preferencia, si es al revés y te tirás tipo "no te vi", achican al instante y te ofrecen paso amablemente con la mano.

Si vienen sin pasaje van a transitar despacio, interfiriendo el tránsito, muy despacio, están buscando la presa, no les interesa molestar, si después de tres cuadras lográs sacártelos de encima y en ése momento consiguen viaje a los pocos segundos los tendras atrás tuyo haciendo "guiños" con las luces para que te apures, tocando la bocinita molesta ni bien cambia la luz del semáforo, aunque estén 10 lugares para atrás y sea (por ley física) imposible que el auto 10 se mueva antes que los otros 9.

Siempre, siempre van a buscar un lugar para quedar primeros en la fila para salir del semáforo, la clásica es la de tirarse por la extrema derecha, si exigen demasiado la maniobra y tienen que arrancar con la roja de frente, arrancan. Pero lo más extraño de éste comportamiento es que lo repiten en cualquier situación.

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Supongamos que lo hacen llevando pasaje, vos decís, dejalo, que se vaya lejos así no jode, acepto, pero cuando van libres también lo hacen, la diferencia es que arrancan primero y se te ponen adelante a 20 kilómetros por hora y entonces decís, si no están apurados, porque carajo se me planta adelante y no me deja pasar a mi que si lo estoy. Solo los mastodontes del transporte colectivo pueden con ellos por ser igual de corporativos y poderosos a la hora de ir a juicio.

Si ven a los chanchos con radar avisan a central y ésta, por radio, avisa a todos donde están, pero sería demasiado raro ver a alguno de ellos avisando al resto de los automovilistas de la situación, al revés, cuanto más ocupados estén "los muchachos" con los particulares menos los van a joder a ellos. Atención entonces: si vas por Propios y ves a uno de éstos circulando a menos de 60 llevando pasaje, pegate a él no lo pases.

Cuidan y calculan hasta el último peso de rendimiento del auto, los usan bastante más de lo que aguantan, si tienen que andar sin luces de noche para que dure la batería y el alternador, andan, cuando le decís me quedo en la esquina dejan ir el auto despacito y cuando frenan buscan algo para hacer antes de parar el taxímetro, capaz que cae otra fichita y te garronean.

Seguramente me hayan quedado un sinfín de hermosos ejemplos que ustedes podrán despachar a continuación, yo por lo pronto, después de muchos años conviviendo con ellos, la mayoría de las veces en autos sin seguro que valían varios años de mi sueldo, les perdí el miedo, los respeto, como respetaría a una cobra que se me cruce mientras paseo por la vereda, pero si puedo, los hago sufrir, los aprieto, los tiro pa afuera y les hago respetar mis derechos, sin llegar a discutir, es divertido cuando te miran como diciendo tenés razón, me cagaste.