Cuando el dios Momo se pone a opinar

CRÍTICA, HOMOFOBIA, IZQUIERDISMO Y OTRAS YERBAS

Algo escribí al pasar en mi primera entrada sobre Carnaval cuando hacía una mini historia de la murga. Hay mucha gente que tiene la idea de que al tablado -o al cine o al Nuevo Teatro Metro- se va a "olvidar los problemas". Es una vieja discusión estética o en todo caso, el "olvidar" es un viejo latiguillo de gente mentalmente conservadora. La tradición cultural del género carnavalesco "murga" -que no comenzó por cierto al retorno de la democracia- indica que si hay una cosa que hace es criticar. Ironizar, burlarse, parodiar, tomar el pelo.

¿A qué?. La murga, como espectáculo masivo, no elitista -pienso como contraparte un libro, el objeto más maravilloso creado por el hombre pero nada masivo, por supuesto- tiene que referirse a los personajes y situaciones que la mayoría de la gente conoce y pueda reconocer cuando lo vea en el escenario. Pueden ser los programas o las publicidades de la TV, los jugadores de fútbol -de los grandes o de la selección, sería poco redituable tomarle el pelo al back derecho de Boston River- o, ya que estuvimos en año electoral, a los candidatos políticos. Especialmente a los que perdieron. Esto último es una tradición que se remonta a las murgas con las caras pintadas con corcho quemado.

Me ha llamado la atención que haya muchas culturas antiguas -tanto en el sentido de extinguidas como en el de "primitivas"- que reservan una fiesta especial en el año donde todo el mundo tiene derecho a hacer las burlas más sangrientas a los poderosos sin tener miedo a ser perseguido por ello. Aunque, generalmente, sólo esos días.

No puede haber una murga oficialista que se dedique a cantar lo bueno que es el gobierno. Sería cualquier cosa menos una murga. Muchos pensaron que eso pasaría al ganar el Frente Amplio en 2004, pero después de un par de años de reacomodo -era demasiado fácil caerle a Batlle, Sanguinetti y Lacalle- todo volvió a la normalidad. Incluso el hecho de que el dueño de un conjunto -escriba los libretos o los encargue- sea del mismo partido al que después le dan leña en el repertorio tiene múltiples ejemplos en los tiempos en que en este país la inmensa mayoría de la gente -y las murgas- era blanca o colorada.

-El Carnaval lo pudrieron las murgas de izquierda -me decía hace unos años el popular (y derechista) propietario de un conjunto que hace muchos años que no saca. No poca gente piensa lo mismo. Como dije hace dos jueves, como consecuencia del derrumbe de la censura política en la década de los 80 se produjo indudablemente un montón de excesos de gente que se puso a militar para la izquierda con la cara pintada. Pero como suele pasar, los zapallos se terminan acomodando en el carro y la gente que paga la entrada -frenteamplista en su gran mayoría, sí- hace ya bastante tiempo que dejó de aplaudir mecánicamente tanto panfleto. Y festeja las bromas que se le hace al gobierno tanto -o casi- como las chirigotas contra el Cuqui o similares.

Creanme que hay más de un dueño blanco o colorado que ha presionado a su libretista para que le incluya más mensajes izquierdistas porque eso es "lo que la gente le aplaude". Es la economía, estúpido.

Alguna gente -incluso por Blogspot- se ha dedicado a combatir la supuesta tendencia homofóbica reinante en el Carnaval. Discrepo parcialmente. Creo que persiste el chiste -perdón por la rima- fácil de ridiculizar al marica o burlarse del hombre al que al final le termina gustando aquello. Pero me parece que no es mayor ni menor que la homofobia que sigue existiendo en la sociedad uruguaya. Recuerdo que en mi infancia tuvo un enorme éxito un tema del Conjunto Antillano (Ay mariposa) con chistes de Guarnerio y Roberto Barry que era particularmente agresivo. Y no me acuerdo de que alguien haya criticado el mensaje de esa canción (...un muchacho tan fino, que camina tan raro... yo me muero de risa, cuando pasa a mi lado). La sociedad va avanzando, lentamente, en el sentido de la mayor tolerancia y el Carnaval va por el mismo camino.

Es más, en los últimos dos años ha habido una serie de mensajes "políticamente correctos" contra la homofobia, incluyendo un cuplé del primer premio 2009, Acontramano -se escribe todo junto- donde el matrimonio protagonista esperaba a su hija que volvía de España con su pareja, que resultaba ser otra mujer y finalmente, terminaban aceptándola.

A veces los conjuntos se mandan mensajes bastante serios, compartibles o no, más o menos solemne pero será tema de otra entrada. Para la semana que viene: "Sexo y violencia en el Carnaval" (¡opi, se picó!).

Así está el mundo, amistá.

BONUS TRACK

1- Con gran satisfacción he podido encontrar un poco de rebote el que quizás sea el más mítico cuplé político: "La computadora tartamuda" de La Soberana 1972. No se parece mucho a las que vende el estúpido del Bill.





2- Este video tiene dificultades de imagen y sonido pero vale como breve testimonio de una de las mejores propuestas de la Falta y Resto. En este caso, el cuplé central de 1989 cuando ganaron por segunda vez consecutiva (y última) el primer premio: el "Pepe Revolución". Nada que ver con Pepe Coloquios.