domingo, 10 de mayo de 2009

Lo peor, fútbol

De la mano de las bajas recaudaciones, las canchas peladas, los malos arbitrajes, y las performances irregulares de los equipos más representativos de nuestro balompié, podemos llegar a conjeturar que estamos ante el campeonato más “chauchón” de los últimos años, con niveles emotividad y calidad futbolística similares a los del ya desaparecido Torneo Clasificatorio. Los directores técnicos son nuestra única esperanza.

Sabido es que los grandes juegan mal, que Defensor no es el del año pasado, que Danubio tiene menos puntos que Lamas, que el promocionado Racing se comió un baile antológico ante el no tan promocionado Cerro de Eduardo “Tuyapasculli” Acevedo, que Bella Vista pierde con todos menos con Peñarol, que el Mono Navarro Montoya ya no está entre nosotros.

Ante ese panorama poco halagüeño, la figura de los entrenadores cobra una dimensión nunca antes vista. Son ellos las verdaderas estrellas mediáticas del espectáculo. No sabemos cómo hablan Jonathan Ramis o Sebastián Coates, pero todos y todas escuchamos los comentarios pseudo xenófobos del inefable Pelusso para con los equipos mexicanos, los que –según parece– no deberían jugar la Copa Libertadores por no hallarse en Sudamérica (algo que de alguna forma ya se sospechaba, pero que solo el iracundo coach se atrevió a explicitar). Quizás Gerardo pueda viajar al próximo congreso de la FIFA a explicar que Turquía e Israel no deberían jugar las competiciones de la UEFA por motivos análogos.

Cruzando la calle, encontramos a un Julio Ribas cada vez más místico, rozando el discurso del ahora líder nacionalista flogger Mario Olivero Troisse. Ante la baja del perfil y –fundamentalmente– el rendimiento de Carlos “soyelmejor” Bueno, las únicas manifestaciones que parecen interesar son las del calvo coach, para quien los gritos ostentosos y la holgada campera negra parecen haber dejado paso a la reflexión filosófica y al chaleco flúo ceñido al cuerpo.

Claro está que yendo a contrapelo del paisaje circundante, como siempre, aparece Juan Ramón Carrasco. A quien nadie escucha, a quien nadie ve, de quien incluso se sospecha que ya no es más el entrenador de un River que ahora no gana ni pierde por 5 goles, y que por ende parece haber perdido la brújula que lo llevaba a ser el equipo más impredecible del universo.

Seguramente el hombre de Sarandí del Yi está esperando que el microclima vuelva a la normalidad. Que los futbolistas sean otra vez las figuras del espectáculo, para ahí sí volvernos a premiar con aquellas frases que empezó a sacar como pan caliente, cuando allá por el año 2001 y con 45 de edad decidiera colgar los botines. Frases tales como “3, 3, 1, 3 y a revertir”, “si la montaña no va a Mahoma, la montaña no va a Mahoma”, o “soy el hijo prodigio de la hinchada tricolor”, entre otras.

Por último, una breve mención para el seleccionado sub 17, que pugna por conseguir un lugar en el próximo Mundial de la categoría a disputarse en el peligroso suelo nigeriano. Más allá de resultados, el equipo de Marcenaro ha tenido un mérito fundamental: demostrarnos a todos que se puede jugar aún más feo que Peñarol, y aún así seguir con chance.

Arriba, gurises.
(Publicado en Guambia, 10-05-09.)

6 comentarios:

perezvila™ dijo...

lamentablemente
peñarol juega feo como peñarol, y esta cada vez con menos chance

Andrés Reyes dijo...

Pero matemáticamente tenemos chance. Porque Peñarol florece en cada primavera. Lo malo es que cuando florece van por la cuarta fecha del Apertura, ciertamente los mató el cambio de calendario.

alf dijo...

Muy lindo todo, pero hoy vi tiqui tiqui en el Parque Central, y guambia si se cae Defensor. A mí que me revisen.

Internauta Rebelde dijo...

Creo que River tiene tantas chances de salir campeón como la Reggina de salir campeona del Scudetto.

El Nacho dijo...

Muy Buena columna Reyes.
En realidad ya estamos acostumbrados.
A las columnas buenas y al futbol malo.

Andrés Reyes dijo...

Gracias, loco. Tu alma es tan buena como los tractores que manejas.