jueves, 28 de mayo de 2009

El juez gordito

En la edición de ayer de un diario de la capital, se publicó una fotografía de página entera, en la que se apreciaba un rostro. Sepan bien: simplemente un rostro solo, aislado y violento. Debajo, se podía apreciar una leyenda, un texto que hacía alusión a la imagen, con una breve e incisiva historia. Se trataba de un juez brasilero, que había recibido un cachetazo de un jugador paraguayo en Montevideo. Pero la identidad del árbitro y el incidente de la bofetada carecían de emoción y de importancia. La que realmente conmovió, lo que realmente sacudió al lector fue el rostro así proyectado en un cínico, casi en un inmoral primer plano. Y, súbitamente, todos sentimos que solo existe en el cuerpo una parte que puede exigir una hoja de parra:- la cara. Todo lo demás puede ser expuesto sin daño, sin escándalo, sin reacción policial.

La fotografía mostró un hilo de sangre, con un agravante: el juez estaba llorando. Aparentemente, lo que provocó tamaña emoción fue: primero la sangre, luego la lágrima y por último la traición y tamaña humillación hacia un ser humano, a un semejante, a un patricio. Puro engaño!!! Un rostro es en sí mismo una imagen tan trágica que la lágrima y la sangre pasan a ser actores secundarios. En este caso el juez llora y sangra. Pero si no sangrase ni llorase aún admitiríamos que quizás estuviese riendo.

Sumando: un atentado y cuasi, diría, quirúrgico. El sujeto solo debería ir a escondidas, en un sigilo de alcoba. No hay lugar a dudas: me imagino a cada uno de nosotros soltando carcajadas homéricas y públicas, ante la mencionada imagen. Hasta llegar un día en que el hombre va a tener el pudor tardío y compulsivo, una vergüenza retrospectiva de risa que lo tenga atrapado, a través de los siglos. Sería una solución el rostro serio? De ninguna manera.
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Por ejemplo: un seno. El seno es serio, definitivamente serio y mismo estúpido. Ya el rostro nunca lo sería, nunca. Existen además innumerables rictus que nos muestran la inmoralidad profunda, coloradísima, de las encías. En ese caso, más allá del juez que sufrió la agresión, existe algo que torna a la fotografía menos violenta y menos cruel: el hombre es gordo. Y ninguna cosa es más punzante y más emocionante, más lírica y más sublime, que la grasa humana.
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Cuando veo a un panzón, con su cordial barriga, la respiración corta y derramar un sudor grueso que parece un aceite, yo concluyo: le va muy bien en la vida. Desconfió, de los magros, de los elegantes. Al paso que los gordos de ambos sexos y de cualquier edad andan, me dan una idea de bondad y también de santidad. Si admira que los santos sean plásticos como los cubanos de los avisos gráficos del cine, entonces confieso: prefiero que San Sebastián o San Francisco de Assis fuese dulcemente gordito como el juez que lloró en Montevideo.

8 comentarios:

Duguijausser dijo...

Me gustó tu propuesta.

Andrés Reyes dijo...

Árbitros gordos que se me vienen a la mente: Komjetan, Bello, el propio Gustavo Méndez en sus últimos años, el línea Errazquin, lo que tiene que ver con Barreto.

andal13 dijo...

Me conmoviste hasta las lágrimas...

Ya mismo me zampo dos platos de ravioles!

Diego dijo...

Tan solo consistio en un homenaje a mi nueva condición corporal. Andal 13 me moviliza mucho tu emoción.

zorro d colonia dijo...

te estas justificando,gordi de obligado? todos vamos hacia el mismo estado:panza.Es lo mas normal en todo hombre que se precie de tal,o sería lo mismo un william boo sin su panza? o el quijote con otro flaco desgarbado como él?como asi tambien nadie se imagina a un carlitos balá panzón,y el loco es un bicho raro(le robaba los chupetes a los gurises,todo dicho).Vaya un homenaje,Diego,para las saludables panzas masculinas,siempre que no cuelguen por arriba del cinto,por supuesto,de ser asi hagamos ejercicio que esa panza es mala.Perdon,me dejé llevar.

Andrés Reyes dijo...

Es que llega un momento en el que por alguna razón el cuerpo cambia. No hay mucho para hacer al respecto. A ellas se les cae, a nosotros se nos infla. Es así de sencillo. Y los que no cumplen esa máxima, son medio raritos.

Anónimo dijo...

Lindo divague jaja
Seguí así Diego

Diego dijo...

Zorri me causo gracia lo de gordi y no como mis compas de laburo que ya me dicen gordo, sinceramente tierno