En
la historia del fútbol profesional uruguayo no sobran los ejemplos de
campeonatos cuyo campeón y subcampeón hayan sido equipos "no
grandes". Tal fue el caso del reciente Torneo Apertura que terminó en las
inesperadas manos danubianas, a falta de un gol darsenero que hubiese llevado
el trofeo al Prado, y mientras el Chino Recoba -viejo sabio- le daba justicia
deportiva a uno de los equipos de Nacional más inexpresivos de los últimos
tiempos. Todo ello mientras Tito Gonçalves prepara a su "Peñarol campeón
de América", y Juan Pedro Damiani afila la piedra fundamental del
"Monumental Estadio Don Francisco Casal", tal cual debiera ser el
nombre del escenario carbonero si la historia fuera debidamente justa con el
empresario uruguayo por antonomasia.
Publicado en Brecha, 20-12-13.
Que equipos como Defensor, Danubio y River
Plate han venido haciendo muy bien las cosas a nivel deportivo, no es novedad
para nadie. Con presupuestos sensiblemente inferiores a los manejados por
Nacional y Peñarol, se las ingenian para competir de igual a igual con las dos
"potencias del fútbol oriental", dentro de un sistema que contribuye
a fortalecer las inequidades bajo un dudosísimo argumento: los grandes se ven
favorecidos porque son los que tienen más hinchas.
Imaginamos que ése ha de ser el único
argumento válido. Los triunfos internacionales ya no pueden tomarse como
parámetro (se acaba de festejar un cuarto de siglo de la última consagración
internacional de un equipo grande), y los locales tampoco (Peñarol tiene menos
torneos cortos ganados en lo que va del siglo que Danubio y tantos como
Defensor)[i].
Ergo, la única explicación posible para entender que Peñarol y Nacional tengan
un representante eterno en la AUF, que reciban más dinero que los demás por
concepto de televisación, y que jueguen casi siempre de locales, es que tienen
más hinchas que los demás.
Ergo, la solución pasa por conseguir nuevos
hinchas de cuadro chico.
"Soy de Cerrito, pero me tira Nacional"
Los equipos chicos tienen tres grandes
problemas, en lo que a la consecución de una mayor masa social se refiere. La
primera: el "hinchismo" de cuadro chico pasa de generación en
generación en menor medida que el "hinchismo" de cuadro grande. ¿Por
qué? Porque uno siempre quiere lo mejor para sus hijos y sus hijas. Por ende,
si ha tenido la fatalidad de convertirse en hincha de Rentistas, no querrá atar
a sus descendientes a tan infausto destino, y les permitirá libremente hacerse
de Peñarol. Además, para el niño y para la niña hijos de padre hincha de cuadro
chico, siempre será mucho más sencillo romper la tradición. O dicho de otro
modo: el padre hincha de cuadro grande ofrecerá mucho más reparos a la hora de
ver cómo el nene se hace hincha del "tradicional rival". [ii]
En segundo lugar, en las hinchadas de
cuadro chico, cuesta identificar al "realmente hincha" del
"simpatizante", esa suerte de agente encubierto que no es más que un
hincha de cuadro grande disfrazado, a la espera de un triunfo trascendente de
su viejo y verdadero amor. Ya se dijo alguna vez que así como detrás de toda
gran mujer o de todo gran hombre hay una gran mujer, detrás de todo gran hincha
de Liverpool hay un hincha de Peñarol desencantado, y detrás de todo gran
hincha de Racing hay uno de Nacional disconforme con la gestión de Ache[iii].
Supongo que es por eso que los equipos chicos parecen enfrascados en el
objetivo de generar "clásicos" ante instituciones tan o más
necesitadas. Así fue que un buen día Danubio se convirtió en el clásico rival
de Defensor y Fénix en el de Racing. Eso tiene que haber sido promovido por
esos falsos hinchas de cuadro chico, que prefieren ganarle a Progreso y, en
todo caso, empatarle al equipo grande del que son realmente hinchas.
¡Erradiquemos al falso hincha de cuadro
chico de nuestras tribunas! No de nuestros palcos, porque nos quedaríamos sin
transmisiones radiales. El verdadero "clásico" de cualquier equipo
chico ha de ser cada partido ante los grandes, porque son éstos los que hacen
todo lo posible para que los chicos no crezcan.
Ídolos de pies de barro
Por último, el tercer gran problema de
equipos como Defensor y Danubio es que sus principales referentes parecen
"morirse de ganas" por jugar en Nacional o Peñarol. Es decir, se les
caen las canilleras por irse a jugar al enemigo. ¿Cómo se sentiría un hincha
carbonero si saliera un Tony Pacheco a manifestar "le debo todo a Peñarol
pero para mí sería un sueño poder vestir la camiseta tricolor de la que uno fue
hincha de chiquito"? ¿Y si mañana sale Iván Alonso a decir que en Uruguay
solo jugaría en Nacional, y a las tres semanas se lo ve firmando en el Palacio,
feliz como perro con dos colas?
Los hinchas de cuadro chico están obligados
a aprender a vivir con esa imposibilidad casi total de encariñarse con
jugadores que ejercerán "la traición" ni bien tengan oportunidad.
Porque el jugador que se va a jugar al rival, luego de haberse besado la
camiseta, gritado a los cuatro vientos que es hincha del club, y se haya dejado
llamar "ídolo" por la hinchada, ése, es un traidor.[iv]
Y no me vengan con la "oportunidad profesional" que supone jugar en
un grande: se puede hacer más plata en el poderoso fútbol guatemalteco.
Jueces y partes
Más que nadie, los dirigentes de cuadro
grande deberían preocuparse por generar condiciones más equitativas para los
cuadros chicos, de forma de mejorar la competencia interna. Clubes chicos más
poderosos harían del Campeonato Uruguayo algo mucho más atractivo y
vendible, y podrían construir estadios
más grandes capaces de albergar a las beligerantes barras tricolores y
carboneras, permitiéndole a ambas instituciones a aprender a jugar de
visitantes. Todo ello colaborará para que los grandes no sientan tanto el
cambio cuando salgan a competir internacionalmente.
Lo peor que puede pasar es que, al
principio, Nacional salga tercero y Peñarol octavo en algún campeonato local.
Pero ya no sería la primera vez.
[i] Tomando desde la temporada 2000 en adelante, en base a un estudio
que nos llevó un minuto con 27 segundos, podemos afirmar que Nacional ha ganado
11 torneos cortos, contra 6 de Danubio, 5 de Defensor y 5 de Peñarol. El
restante lo ganó el Rocha de la Vaca.
[ii] Hablamos de "padre" y no de "progenitor"
simplemente porque "progenitor" es una palabra fea. El razonamiento
se aplica tanto a madres, padres, tutores y tutoras por igual, siempre y cuando
tengan un mínimo interés por el fútbol.
[iii] Estamos ante una aseveración un tanto exagerada: seguramente
existan hinchas de Liverpool y Racing genuinos. Solo que todavía no hemos
encontrado ninguno. No, mentira. Tengo un amigo hincha de Racing y otro hincha
de Liverpool.
[iv] Advertencia: estamos enjuiciando al profesional y no a la persona.
7 comentarios:
Bien Reyes, bien.
Para mi esta es la solución:
1. Todos los equipos chicos más Peñarol y Nacional jugarán juntos solo en formativas y hasta 3ra división inclusive. Luego se dividirán en dos campeonatos.
2. Hacer un campeonato a 16 fechas entre Peñarol y Nacional jugado íntegramente en el Centenario. (Ahí ya no nos tenemos que preocupar por el tema de la localía)
3. Campeón del Apertura y del Clausura.
Finales. (Con la ventaja del ganador de la anual que ganando la primera final se consagra campeón uruguayo)
4. Hacer un campeonato a dos ruedas entre no más de diez de las instituciones mal llamadas en desarrollo. (El campeón será el mejor ubicado en la tabla al final del campeonato)
5. Se abrirá un período de pases interno en dónde inexorablemente aquellos jugadores que se hayan destacado en el campeonato de los chicos deberán recalar en Peñarol o Nacional al menos por 2 temporadas antes de pegar el pase al exterior. (De esta forma se generarían dos campeonatos sumamente competitivos entre sí y a su vez se potenciaría a los equipos grandes con jugadores jóvenes para los torneos internacionales)
6. El resto del año(ya que habrá disponibilidad de calendario por ser campeonatos cortos) se jugará un campeonato integrado por los cuatro primeros del campeonato de los chicos más dos campeones del interior más el campeón y el subcampeón de la segunda divisional profesional. El sistema del campeonato será de ida y vuelta con eliminación directa.
7. Libertadores 1: campeón uruguayo
Libertadores 2: subcampeón uruguayo
Libertadores 3: campeón de los equipos chicos
Sudamericana 1: campeón uruguayo
Sudamericana 2: subcampeón uruguayo
Sudamericana 3: campeón de los equipos chicos
Sudamericana 4: campeón del segundo campeonato
De esta forma los hinchas de equipo chico no se sentirían traicionados por sus ídolos puesto que los jugadores pasarían a jugar en “otra liga” (la de Peñarol y Nacional) y dichos jugadores se verían libres de decir “yo en este campeonato solo juego en....” sin estar faltando a la verdad.
Por otro lado los hinchas no tendrían que ocultar su simpatía por uno de los equipos grandes porque hinchar por Peñarol o Nacional sería como se de Defensor y de Rosario Central o Napoli.
evil: destaco tu elocuencia!!!
Es muy bueno, Reyes. Excelente.
Ahora... la propuesta de Evil me parece sumamente atendible. Bauzá, avívese.
Los hinchas de cuadro chico que se jodan por ser hinchas de cuadro chico...
Yo acá soy hincha de un cuadro que nunca ganó un torneo OFI y me la re banco!
Estoy con Evil en ésta.
Gracias Mauro y Nachito por los conceptos vertidos.
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