sábado, 17 de mayo de 2014

Alma de amigos

Imagino que en la vida de un futbolista profesional no debe haber algo más estimulante que ser convocado a una Copa del Mundo. Porque si estar presente en un Mundial ya es trascendente para un hincha o un periodista, éstos y éstas tienen (o creen tener) muchas más chances de cumplir el sueño. Sin embargo, un jugador tendrá entre tres y cuatro posibilidades de jugar uno, que se reducen a una o dos para los que nacieron en Uruguay. Por eso, la lista de 25 (+3) jugadores presentada días atrás por Tabárez debe ser una de las importantes que veremos en los próximos años (junto a la de devolución del IRPF y la del gabinete de Vázquez), lo que nos lleva a analizar su proceso de producción con detenimiento.
(Publicado en Brecha, 16-05-14).

Un breve repaso a las redes sociales en los instantes inmediatamente posteriores a la presentación de la lista nos hizo comprender que ésta no admite grandes críticas ni habilita grandes polémicas. No hay ningún jugador de esos que uno dice "tendría que estar sí o sí" que se haya quedado afuera, ni ninguna inclusión bochornosa[i].

No he visto circular ni una sola foto pidiendo a Recoba o Pacheco para la selección. Y quienes fantasearon con la presencia de Jonathan Rodríguez o Giorgian De Arrascaeta no se animaron a hacer públicas sus quejas. Ni siquiera los hinchas de Peñarol criticaron la ausencia del arquero Juan Castillo (a manos -nunca mejor dicho- del ex tricolor Rodrigo Muñoz), quizás porque recuerdan los goles inverosímiles que se ingirió hace algunos meses. Síntomas de que la lista es irreprochable en líneas generales.

Pues la estabilidad del núcleo seleccionado (tan criticada en su momento) oficia de bálsamo reparador de las divergencias que suelen surgir cuando hay muchos nenes y pocos trompos.

¿Mérito de Tabárez o de los jugadores?

Seguramente, compartido. Pero lo cierto es que cuatro años, una crisis deportiva y varias crisis institucionales después, 16 de los 23 "sudafricanos" figuran en la actual lista de 25. Y si consideramos la Copa América de 2011, el número trepa a 20.

¿Es que en cuatro años no ha surgido ningún jugador en nuestra cantera inagotable? ¿No venimos de jugar un par de finales de juveniles, y no es cierto que hasta Peñarol se ha dado el gusto de proyectar a un par de juveniles promisorios?

Sí. Pero los resultados de los jugadores "veteranos" han sido innegablemente buenos, lo que torna indeseable el acelerar los tiempos de los juveniles. Apenas hay lugar para alguno que destaque por sobre el resto. Es hoy José María Giménez quien logró hacerse un hueco, como lo fue Lodeiro en su momento.
Podremos pensar que Lugano es lento, que Forlán hace goles en Japón porque en Japón juega cualquiera y que el Tata González no gravita. Pero de momento, no existen motivos reales para suplantarlos. Si Tabárez fue lo suficientemente firme a mediados de 2013 para bancar a los jugadores que estuvieron cerca de un año sin ganar un partido oficial (en momentos en los que parte de la prensa especializada decretaba el agotamiento del proyecto) mal podría cambiar ahora que las presiones casi han desaparecido.

Algo de historia

La previsibilidad de las convocatorias de la era Tabárez es un factor positivo y descontracturante. Salvo que uno sea futbolista y no haya sido citado anteriormente, claro está. Se eliminan así los casos de futbolistas que deciden "venir a mostrarse" al fútbol uruguayo "para tener una chance", historias que generalmente no terminan de la mejor manera.

Allá por 1985, el lateral Néstor Montelongo tuvo la oportunidad de jugar en el exterior pero prefirió pasar -desde Peñarol- a Nacional (el club de sus amores) para mostrarse y tener una chance de ser convocado por Omar Borras para la Copa del Mundo de México 86. Mostrarse se mostró. Pero lo que se vio no fue bueno, en un Nacional que logró que el actual nos parezca querible. Al Mundial terminaron yendo Víctor Diogo y el Charly Batista.

Cuatro años más tarde, y ya con Tabárez en el banquillo, no se recuerdan grandes polémicas vinculadas a las citaciones. De hecho prácticamente no hubo cambios en el plantel del Mundial de Italia 90 respecto al que un año antes había disputado la Copa América en Brasil. La excepción fue la de Jorge Seré que, siendo campeón del mundo de clubes, entendía que no debía ser suplente de Javier Zeoli, lo que lo llevó a renunciar[ii].

Hubo que esperar hasta 2002 para volver al Mundial y a las polémicas. La "Celeste de Antes" por antonomasia vivió episodios para el recuerdo. Para el recuerdo triste, puntualmente.

A principios de ese año, Daniel Fonseca tuvo ganas de volver al Río de la Plata para atraer la atención de Víctor Púa y jugar su segundo Mundial. Entonces, vino a Nacional. Pero cuando tenía casi todo arreglado, terminó yéndose a River argentino. En la hermana república se vivían los coletazos de la huida en helicóptero de De la Rúa, por lo que el "Tigre" no tardó en darse cuenta de que ya no le pagarían lo acordado (o que le pagarían en pesos devaluados, patacones o cospeles), rescindió y volvió a Nacional. Pero su "traición" estaba muy fresca, por lo que la hinchada tricolor apenas si esperó un par de partidos para empezar a putearlo. En una, Fonseca anotó un gol, y le dedicó a la parcialidad el clásico gesto del "Topo Giggio", inventado poco antes por Juan Román Riquelme. El cántico de "Fonseca, hijo de puta, la puta que te parió" al ritmo de "cidade maravilhosa" terminó abruptamente con su segundo pasaje por filas albas. Pese a que llegó a integrarse al grupo seleccionado que disputó varios amistosos, finalmente se terminó bajando por decisión propia, aparentemente debido a una ampolla que le apareció en el pie[iii].

Menos vergüenza tuvieron Gustavo Méndez y Federico Elduayen, que viajaron a Corea desplazando a Washington Tais y Adrián Berbia, quienes habían integrado la selección durante toda la Eliminatoria.

Y en el 2014 también

La suerte que tuvo Egidio Arévalo Ríos en 2010 (vino a jugar a Peñarol, anduvo bien, fue citado y terminó siendo titular en el Mundial) no la corrieron recientemente antiguos integrantes del grupo seleccionado, como Nacho González (se puso la de Nacional pese a ser un hincha de Peñarol que solo jugaría en Danubio), Sebastián Abreu (se fue a préstamo a Rosario Central) y Flaco Fernández (no jugó de la mejor manera). 

Otros, menos vinculados al "proceso", como Javier Ernesto Chevantón o Gustavo Munúa, tampoco ligaron de la mejor forma. Quizás el ejemplo más exitoso sea el de Sebastián Coates, aunque es fácil conjeturar que su presencia en la preselección se basa más en sus condiciones o en su pasado en la selección que en su rendimiento en el clásico, donde perdió varios piques con Zalayeta.

En cualquier caso, podríamos afirmar que el destino conspiró en favor de Oscar Washington Tabárez, despejándole el camino de los clásicos reclamos de quienes creen que "el fútbol son momentos", y que cualquier jugador que tiene una buena tarde es digno de jugar una Copa del Mundo:

                "(...) un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más   queridos. Por eso elegía siempre a los que estaban más cerca de su corazón, aunque  no fueran los más capaces.
                El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico: uno  juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.
                Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables"[iv].

Quizás algo de eso haya en este puñado de grandes jugadores que, mientras  acá nos peleamos por jugar el domingo o por abolir el descenso, viajarán a Brasil a querernos convencer de que tenemos un fútbol de primer mundo.



[i] Acaso la mayor sorpresa esté por el lado de Sebastián Eguren, que ya había manifestado públicamente que tenía pensado ir al Mundial "como hincha". Ni muñequito del Devoto tiene.
[ii] Una pena que el Pato William Castro no razonara igual, pues de otro modo hubiera sido titular (relegando a Ruben Sosa al banco) y convertido el penal que Sosita sacó del estadio ante España.
[iii] Nadie creyó del todo esa versión, claro está. Para mí que lo hizo para no comprometer a su -otrora- amigo Paco, a quien le iban a echar la culpa si Fonseca viajaba, jugaba y fracasaba.
[iv] Extraído de "Crónicas del Ángel Gris" de Alejandro Dolina.

15 comentarios:

mike yanagita dijo...

Brillante nota.
Se recuerda a Néstor Montelongo ("Pajarito", para los íntimos) con la tricolor haciendo un magnífico gol de cabeza... en contra.
Los Fracasados que dicen presente.

zorro d colonia dijo...

muy bueno,mencantó,dijo Chirú

zorro d colonia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
zorro d colonia dijo...

PAREN LAS ROTATIVAS!!
Un cable de último momento que llega a nuestra mesa de trabajo,da cuenta de que Ernesto Anibal Gauna,más conocido como Pocho La Pantera,habría sufrido un accidente doméstico por el cual debió ser internado en el instituto de alta complejidad de la capital federal.
Ilustran la noticia fotos aportadas por el propio Pocho,momentos antes del accidente

http://i7.pixs.ru/storage/6/1/1/PochoCrist_8714227_10482611.jpg

Ricardo dijo...

Oh no, pobre Pocho. ¿Habrá sido "la maldición del banner"?

elmarmotachico dijo...

http://www.footballtop.es/countries/uruguay/players#section-2

Atenti a los players que entran en la seleccion. Mencion especial al fenecido golero incluido. Le tengo mas fe con los centros al 2do palo que al porteño muslera

Mauro M. dijo...

Bien Reyes, bien vos.

zorro d colonia dijo...
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Anónimo dijo...

Che es verdad q Godín es el nuevo capi de la selección?

Anónimo dijo...

si así fuera se lo merece,q golazo de marote!! salú campeón de la liga española!!!

Diego Floyd dijo...

Después te leo Reyes. Nacional nomáaaa!!!!

Diego Floyd dijo...

Ta ya te leí. Fantabuloso y espetaculear!!

Diego Floyd dijo...
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Andrés Reyes dijo...

Qué lindo es recibir tanto amor.

Am I Evil? dijo...

Reyes, te olvidaste del "hormiga" Valdéz, que fue citado y automáticamente se lesionó.

Discrepo con lo de Castillo. Para mi debería haber sido el tercer golero. Igual no iba a atajar.

Nadie en su sano juicio podía pensar que Jonathan Rodríguez podía ser citado.