Hoy: Dilemas

El caso de la ejecutiva versus la deportista.

Usted va caminando por la rambla de pocitos, aproximadamente a las seis de la tarde de un calido día de noviembre. De repente, en dirección hacía Kibon, pasa una señorita de coqueto traje ejecutivo. Si estuviese en la rambla de palermo el traje sería igual de coqueto pero más onda Creditel. Dos piezas, pantalón negro, chaqueta negra que deja adivinar una incipiente camisa blanca con cuello con voladitos. El taconear de los zapatos lo hipnotiza. Usted, joven uruguayo afectado por los calores de la primavera, se da vuelta, y ella le devuelve una sonrisa picarona que lo incita al crimen. Pero en ese instante, con rumbo hacía Trouville, una señorita de calzas grises y musculosa blanca pasa con un suave trote. Entre el delicado brillo de la transpiración, le giña un ojo sutilmente y le regala una sonrisa que denota el esfuerzo de su actividad. La mirá pasar admirado por la frimeza de su anatomía. Todavía resuena en su mente el taconeo de la ejecutiva.

No hay que ser adivino para saber que usted queda mirando repetidamente para un lado y para el otro, como si se estuviese jugando un match de la Copa Davis frente a sus narices. Una vez más la vida lo enfrenta al eterno dilema del hombre moderno. ¿Usted que opina? ¿la ejecutiva o la deportista?