Columna Fútbol, Edición Argentina

Goles al por mayor, goleadas de todo tipo, Defensor que no le pudo ganar a Danubio en el semi-clásico de los chicos y la punta que cambia de dueño. Se está jugando un poco mejor y se está hablando menos de Carrasco, lo que siempre es bueno. Miramar Misiones y Tacuarembó ya están casi descendidos y le queda por tarea a los dirigentes de Racing convencer a la AUF que con ellos ya son tres los que bajan.

QUÉ BOMBA, SEÑORES, QUÉ BOMBA QUE ES RIVER PLEI...
La hinchada de Danubio -una parte de ella, supongo- ha protagonizado últimamente numerosas escaramuzas violentas, eclipsando incluso a la propia barra lechera aurinegra. Pero esta vez se pasaron de la raya, se me hace. Según las últimas informaciones iban al sub-clásico con armas blancas, armas de fuego y pólvora. -El misil tribuna-tribuna es para darle color a esta pasión -habrían argumentado. ¿Alguna vez habrá sanciones duras y dolorosas para los anormales que van a la guerra -no metafóricamente- a una cancha?.

EL HIJO DE DOÑA POLA
Digamos -sin faltar mucho a la verdad- que Lionel Messi es el mejor jugador del momento en el futbol mundial. Tiene 23 años, así que podemos suponer que con mucha suerte y bastante contracción a los entrenamientos podrá mantenerse en el primer nivel competitivo diez años más. En el 2025, por decir algo, ya no será seguramente el mejor. Podrá dedicarse a disfrutar la guita que ha ganado, fundar una empresa de lo que se le antoje o rascarse el hongo hasta el fin de sus días. Lo que no debería pretender -ni él ni ningún privilegiado que haya llegado a esa posición- es estar SIEMPRE en las primeras planas porque (repito) en algún momento él será un jugador retirado y los cracks serán otros. Dicho de otra manera, nadie duda que Alfredo Di Stéfano haya sido mejor delantero que Sebastian Balsas pero hoy, en 2011, Di Stéfano es un viejito con muchos problemas de salud y Balsas corre (y juega) más que él.

Este razonamiento, que no espero que me lleve al Nobel de Filosofía Futbolística, nunca ha entrado en el marote de Diego Armando Maradona. El botija de 16 años que pasó como por un tubo de ser un niño de clase baja-baja a una estrella del fútbol mundial (no sólo en su país) tiene como única obsesión en la vida que todo el mundo hable de él. Quiere seguir siendo el centro de atención. Quiere seguir siendo el mejor jugador del mundo a los 50 pirulos.

O sea, no se olviden que el Diego JAMAS conoció la experiencia que todos tenemos de ir a una pizzería con un amigo o alguna compañía femenina y que nadie le rompa las bolainas. Jamás -insisto- conoció el anonimato y debe ser duro para él que ahora hablen más de los calzoncillos de Cristiano Ronaldo. Recuerdo en su segundo pasaje por Boca, cuando hubo una huelga de jugadores, y en una asamblea perdió la moción que él quería y salió a llorar en todos los canales de TV y todas las radios que "cómo le habían votado en contra a él". El secretario general del gremio le contestó, sensatamente, que en un sindicato de jugadores vale igual el voto de una estrella internacional que el de un suplente de Banfield.

Su flojísimo pasaje por la dirección técnica de la selección -que no fue peor por los jugadores que tiene- no es más que otro escalón de esa paranoia del petiso que se pasa saltando todo el tiempo para que lo vean a él. Dicho sea de paso, no conozco a ningún periodista porteño que haya puesto en duda -cuando lo nombraron- que era la mejor opción posible. Después le arrancaron la cabeza, obviamente.

Gordo, madurá. Además, nunca le metiste un gol a la celeste. Y Pelé era mucho mejor que vos.

MENOS MAL QUE AHORA "EL GRÁFICO" ES MENSUAL Y NO LA LEE NADIE.
Siempre se acusó -en nuestro país- de que los medios argentinos (la revista mencionada y los programas televisivos que llegaban acá) inflaban y endiosaban a los jugadores de allende el Plata (pah!). Vamos a aclarar: los argentinos y los brasileños (y varios más) toda la vida han sido superiores técnicamente a los nuestros. Pero en la patria de Perón (un saludo, Juando) se han especializado en repartir ditirambos a diestros y siniestros.

Recuerdo dos casos recientes de jugadores rioplatenses que se disputaron un puesto en clubes de Europa y los periodistas de Fox Sports, T y C Sports y ESPN daban por descontado -no sin alguna sorna- que era muy evidente que los uruguayos no tenían la menor posibilidad de ganar. Uno fue en el Villarreal, entre Diego Forlan y Lucho Figueroa (hoy en el ascenso de su país) y otro en la Lazio entre los arqueros Muslerita y Carrizo. El problema es que se quedaron con el puesto los mediocres orientales y marcharon los superdotados porteños.

PD.: Perdón si estos párrafos me quedaron dignos del mequetrefe de Gorzy.

(La imagen central es la única foto de mujeres que pasó la censura despótica que se cierne sobre este blog)