miércoles, 1 de octubre de 2014

Salada la canchita: ¿Quién le teme a los neobarrocos?

Era la década de los 80. Entre reaganismos y yuppies, entre uniones soviéticas que se derrumbaban y fines de la historia que se pronosticaban en carísimas conferencias en universidades primermundistas; en la Francia donde no por casualidad se acuñó el término "bizarro", apareció el efímero movimiento cinematográfico más posmoderno de esos tiempos en que se pensaba que que nada nuevo iba a pasar después.

Nadie se acuerda por acá por el paisito 30 años después, pero en otros lugares menos subdesarrollados se pensaba que el futuro del cine estaba encarnado especialmente por tres directores franceses que parecían ser los Grandes Maestros del Cine de Hoy y de Siempre. Muchísima tinta se malgastó en revistas, semanarios y todo tipo de publicaciones (hace unos años, alguna gente leía) con todo tipo de ditirambos que si los trajéramos a la palestra, varios se los tendrían que meter en el tujes. Especialmente, acá en Uruguay, un crítico de doble apellido lamentablemente fallecido muy joven, gran tipo pero que cuando se ponía a opinar frecuentemente la cagaba. 

Los neobarrocos franceses eran Luc Besson, Jean-Jacques Beineix, y Leos Carax. Beineix fue el primero en deslumbrar a muchos con "Diva" (1981), un film interesante pero caprichoso y medio como que se hace el trascendente pero no le sale. Calificación que acabo de inventar, pero que le cabría a todas las películas de este movimiento.

Beineix fracasó feo con "La luna en la canaleta" (1983), con Gerard Depardieu y Natassia Kinski pero anduvo mejor de crítica y público con "Betty Blue" (1986) -en realidad, llamada "37,2º le matin"- que tenía una historia de amor loco bastante interesante. Nunca más interesó a más nadie y se volcó más bien a la TV, su último largometraje es de 2001.

Leos Carax (en realidad, Alexandre Dupont) parecía más talentoso. Deslumbró con su segundo largometraje Mala sangre (1986), con su actor fetiche Dennis Lavant (feo mismo), la deliciosa (era joven) Juliette Binoche y el inmenso Michel Piccoli. Menos lograda y un poco ridícula fue después "Los amantes del Point Neuf" (1991), con los mismos dos protagonistas (que eran pareja, no es por hablar mal de la gente) y pareció irse al joraca con "Pola X" (1999), con Guillaume, el hijo de Depardieu, Yekaterina Golubeva -la Uma Thurman soviética- y la Catherine Deneuve en bolas. La veterana sigue vivita y coleando pero los dos jóvenes se murieron ya. Hace un par de años volvió a la dirección con "Holly motors", volviendo a irritar a propios y extraños.

Luc Besson ha tenido más suerte comercial. Bastante menos exótico que los otros dos, este dogor con cara de medio zorete se hizo un nombre con "Subway" (1985) y "Azul profundo" (1988), demostrando buen ojo para los policiales con un toque de originalidad. Metería otros éxitos, como "Nikita" (1990) -inédita en nuestro país, vaya uno a saber por qué-, "El perfecto asesino" (1994) y "El quinto elemento" (1997), primera película bessoniana con humor, probablemente por copiar con talento a Terry Gilliam. Hacía tiempo que andaba medio divagado, aburriendo a todos con unas intenciones de meditaciones metafísicas que nadie le pidió, hasta que apareció el reciente estreno de "Lucy", hecha para el estrellato de la musa inspiradora de más cuscas en la historia del blog. La maravillosa Scarlett, por supuesto.



La película es una poronga y en ésta (*) la Escarlata no muestra ni media teta. Como es sabido, si te cagan a patadas cuando tenés una bolsa llena de droga sintética en la panza, después te transformás en una superheroína, capaz de derrotar a un ejército con sólo mover un dedo. Para empezar, "Lucy" tiene el problema de plantear demasiados poderes para la "buena", lo que hace que pierda interés una batalla que no tiene cómo perder. Su transformación final en una materia negra llena de seudópodos (qué necesidad, dejenmela así como está que yo me divierto) no nos deja con ganas de pensar en la vida, aunque el Luc piense lo contrario. Haganme caso, no la miren. 

Caprichosos, descreídos de ideas e ideologías, propensos a ángulos rebuscados y montajes llamativos, con mucha música electrónica (o de sintetizadores, bah), con una tendencia al malditismo que le gustaba -paradójicamente- a la industria de su país, los neobarrocos desaparecieron hace tiempo sin dejar mucha huella. Salada la canchita, una sección neorracinguista y premoderna, presenta -sin sutítulos en castellano, porque todo no se puede- la que es la más interesante película de este movimiento que ya nadie recuerda. Y está bien que así sea.


Mala sangre de Leos Carax

6 comentarios:

Mauro M. dijo...

Fagalde dando cátedra y por acá nadie tiene nada que decir?

Yo tengo tres cosas para decir:

1) Bien Fagalde, bien vos.

2) El domingo se termina la mentira

3) Que bien ganó Sayago ayer, la concha de todo.

4) Cuando leí de que venía este film Lucy ya no me dieron ganas de verla. Esta vez parece que me funcó bien el prejuicio.

5) Que onda con "Boyhood", que se exibirá en el Festival de Cine de Montevideo?

Diego Floyd dijo...

Grande Fagalde!

Las de Besson todas, pero como ud es un mentor no iré a por la Scarlett entonces.

En Perfecto asesino (Leon) hay también muchas escenas de humor -algunas quitadas también-
especialmente cuando juegan Leon y la niña a adivinar el personaje con mímica.

Gary Oldman contra todos los que rajen...

Alvaro Fagalde dijo...

Gracias, Mauro. Investigaremos "Boyhood", el "Festival" ese es una semana de preestrenos, no un festival pero igual sirve.

Floyd: es cierto, me habia olvidado de esa parte de "El perfecto asesino". Igual, cuando se pone trascendente (Angel-A) es para patearle las bolas a Besson.

Mauro M. dijo...

Claro que sirve!

Yo me planteo al menos ver una película por festival, pero que este fuera del circuito comercial.

Las ultimas dos fueron "Hunger" de Steve McQueen (sobre la huelga de hambre de los radiales del IRA en la peor cárcel de Irlanda del Norte) y "On the road", sobre el libro homónimo de Kerouac.

En "Boyhood" el director estuvo 12 años filmando, para tener real dimensión del paso del tiempo.

Ce dijo...

Gigante Fagalde. No tengo nada más que aportar, pero quería sumar mi comentario que vale lo mismo que los otros comentarios que sí aportan.

zorro d colonia dijo...

disparatado lo de Fagalde,despegado lejos