miércoles, 22 de octubre de 2014

Salada la canchita: Allan S. Konisberg, qué jugador...

Es difícil decir algo nuevo sobre un director cinematográfico que ha construído en los últimos 45 años una carrera tan sólida y mediática -con algún escándalo sexual incluído, por si fuera poco- tan exitosa y celebrada. Woody Allen (nacido con el nombre real que figura arteramente en el título de esta entrada) es demasiado conocido hasta por esos sujetos que no entendieron "Los juegos del hambre", como para salir del lugar común cuando se reseña un nuevo film del petiso judío, de esos que estrena una vez por año desde 1982.

Eso, si fuéramos una columna de morondanga. Pero no lo somos.

A diferencia de la semana pasada, donde comentaba uno por uno todos los títulos del gran Richard Linklater aunque fuera brevemente, acá la cosa se complica porque Woody con "Magia a la luz de la luna" llega a los 44 largometrajes, lo cual alargaría demasiado este verso. Queda la idea para llevarla a cabo efectivamente en mi blog personal, que no lo leen ni los condenados a perpetua.


Comenzó como cómico en lo que ahora conocemos en el paisito como stand-up, libretos para comediantes de televisión y columnas en periódicos (bueno, quien te dice yo...) hasta que llamó la atención en un papel secundario en una exitosa (comercialmente pero no para los amargos de los críticos) comedia llamada "Qué hay de nuevo, Pussycat" (1965), también libretada por él. Así fue que se le dejó dirigir una película barata en 1968, que fue un éxito inesperado: "Take the money and run", que evidentemente no quiere decir "Robó, huyó y lo pescaron", me parece a mí.

Luego siguió con "Bananas", "Todo lo que usted quería saber sobre el sexo pero temía preguntar" y "El dormilón". En esas películas estrictamente cómicas, Allen parodiaba casi cualquier cosa que anduviera de moda (Fidel Castro, Frankestein, Godard, la ciencia ficción) con resultados bastante reideros aunque a veces arriesgara sobreactuar con su papel -tantas veces visto en otros- de debilucho torpe. En "La última noche de Boris Grushenko" ("Love and death", en fin) comenzaron a filtrarse su admirado Ingmar Bergman y una conciencia sobre lo absurdo de la vida y la crueldad de la desaparición con la muerte, que ya no se le iría, para bien o para mal.

En 1977 fue la sorpresa: "Dos extraños amantes" ("Annie Hall", me están haciendo calentar) era una comedia sobre las dificultades de una pareja "moderna", con un trasfondo más bien amargo y no una sucesión de sketchs. El petiso se había recibido de cineasta y ganó el Oscar a mejor película y director, pero -famosamente- no lo retiró supuestamente porque los lunes va a tocar el clarinete con su grupo de jazz de estilo New Orleans. En realidad, Allen no cree en competencias, ni siquiera cuando las gana.

Medio escupido por la vengativa industria, siguió dirigiendo igual. En 1979 llegó su primer film totalmente serio -la fallida "Interiores"- y al año siguiente, la más criticada. Si "Interiores" era un Bergman de cuarta, "Recuerdos" parecía ser un Fellini hecho en Taiwan, pero es un film que habría que revisar. En el medio realizó una formidable "Manhattan", quizás la mejor de sus comedias agridulces de pareja. En 1983 volvió a la originalidad: "Zelig" era un falso documental sobre un hombre que se mimetizaba en cualquier cosa.

Dos de las mejores películas las realizó a continuación: "La rosa púrpura del Cairo" (1985), era la equilibradísima historia de una pobre mujer (ya había comenzado su relación con la venenosa Mia Farrow) frecuentemente maltratada por su marido, que se enamora de un personaje de cine que baja de la pantalla. "Hanna y sus hermanas" (1986) es su mejor comedia dramática sin dudas y su mejor síntesis de humor y hondura.

A partir de ahí -hace ya bastante tiempo- a Woody Allen se le han pronosticado decadencias varias y se le ha acusado de repetición, cansancio, falta de ingenio o de gracia. El tipo, como se ha dicho, realiza una película por año y no parece fácil ser genial todo el tiempo. Por otra parte, muchos le exigen vanguardismos y puestas al día que difícilmente puede querer realizar un tipo que va a cumplir 80 años en 2015.

Ha realizado en los últimos 25 años muy buenas: "Crímenes y pecados" (1989); "Disparos sobre Broadway" (1994);  "Medianoche en Paris" (2011) y "Blue jasmine" (2013), pero también más frecuentemente de las otras: "Celebrity" (1998); "La maldición del escorpión de jade" (2001); "La vida y todo lo demás" (2004); "Si la cosa funciona" (2010), donde muchas veces parece copiarse a sí mismo.

A partir de 2005, ha filmado frecuentemente en Europa (Gran Bretaña, Paris, Roma, Barcelona), un lugar donde lo aprecian bastante más que en su propio país y donde la cultura media se parece más a la suya. Es cierto que tiene un público que asegura el retorno en taquilla de sus no demasiado costosas producciones, así como que la inmensa mayoría de los actores famosos de Hollywood resignan un enorme porcentaje de su salario habitual con tal de filmar con el famoso neoyorquino hipocondríaco. Algunas excepciones: Jack Nicholson, Dustin Hoffman y Robert de Niro dijeron que sí laburaban con él pero cobrando los millones de siempre.

Salada la canchita, una columna que no es neurótica ni judía, no te trae hoy ningun film del Woody de la gente, sino una presentación en la televisión cuando todavía era bastante joven y melenudo. Y muy gracioso.


  
      
JUNÁ QUE ESCENA, GIL
El gran Woody tiene muchas escenas -y muchas réplicas- geniales. En "La última noche..." Christopher Lee le increpa que le faltó el respeto a su esposa (la de Lee) y Allen responde: -Claro que la respeté... ¡si la dejé acabar primero!. En "Todos dicen te quiero", atribuye a una lesión cerebral que el hijo de la familia quiera votar a los republicanos y así podríamos seguir hasta el cansancio. Pero acá solo queremos cansar a la Scarlett, de tanto darle. Un aplauso para ella, que respaldó a nuestro héroe cuando no andaba en la mejor relación con los productores yanquis.

En "El dormilón" una mina se enamora -o se calienta, bah- con Woody quien ha despertado 200 años después en el mundo del futuro. 

-Pensar que hace 200 años que no hacés el amor -le dice la chica en llamas, relamiéndose.
-204, contando mi matrimonio -contesta Woody.

17 comentarios:

zorro d colonia dijo...

erseccional columna y mejor cierre.Imponente lo suyo,don Faga

Ricardo dijo...

Qué peliculón "Annie Hall".

Lostmakers dijo...

NoestamosencondicionesdeleernadaperoFAGALDEY10 MÁS!Ylaconchadelalora!

Danzón dijo...

Selente colugna. Allen, un crá. Es que hasta las mediocres son buenas!!! Son mediocres en comparación a las geniales del propio Gudi, pero si las comparás con el resto de lo que se filma, están buenísimas. Una flor para él. Ah, no se murió? Vos esperá un poquito y vas a ver...

Alvaro Fagalde dijo...

Gracias, chicos. Se la seguirá poniendo todavía a la coreana?

Unknown dijo...

Mencanta medianoche en parís y un par más. Espero ver alguna de las viejas que el destino no me ha cruzado.

Unknown dijo...

Por cierto, sesión de por medio masomenos el psicologo me pone de ejemplo alguna escena de sus películas, se ve que tiene mucho de eso.

Unknown dijo...

Creo que se llama Matchpoint una que actúa la diosa Escarlet y mencantó, reconozco que no sé si por la pelicula o por la propia escarlen... tengo miedo de cagarla y que justo sea de las mediocres

Carles dijo...

La peor del Woody es más que la mejor de unos cuantos. Aguanten el Woody, Fagalde y las hijastras. A la gilada ni cabida.

Mauro M. dijo...

Bien Fagalde, bien vos.

Alvaro Fagalde dijo...

Scarlett trabaja en Match point y en Scoop,

Alvaro Fagalde dijo...

Mas que peliculas malas, tiene peliculas mediocres, rutinarias, que las podria haber hecho cualquier otro.

zorro d colonia dijo...

si trabaja la Escarles ya deja de ser mediocre

Mauro M. dijo...

Ultimamente, en fotografia y musica el Woody nunca te deja tirado.

johnny tramontina dijo...

La Scarlett también trabajó en Vicky Cristina Barcelona. Otra de Woody Allen.

Alvaro Fagalde dijo...

Muy cierto, aunque no era la protagonista.

Pero lo apuntaló cuando lo habían dejado medio de lado.

Alvaro Fagalde dijo...

Como hizo el Leo di Caprio con Scorsese.