Salada la canchita: Ken Loach, por la negativa

A Ken Loach se le conoce como "la pesadilla de Tatcher". Este inglés que tiene la edad de mi vieja -lo que no es poco- probablemente sea una mosca blanca en la Europa actual, más desideologizada y burguesa que nunca, que pese a comerse terrible crisis financiera, sólo sabe echarle la culpa de su desocupación a extranjeros y distintos, suplicando que alguien le vuelva a dar plata con qué pagar su suscripción por cable. Loach patea el tablero y llama a la crisis social y/o política por su nombre, diciendo aquello que nadie se anima a decir, increpando también a una izquierda institucional panzona e indiferente.

Parece que se me contagió el espíritu del hombre... Trostkista, pero no sectario ni cerrado, Loach ha sido un duro cuestionador de la injusticia pero también de la intolerancia y la estrechez mental. Es un hombre preocupado por este mundo, no un vulgar oportunista exhibicionista que posa de revolucionario (Oliver Stone, no mirés para arriba haciéndote el gil).

En 1971 se estrenó aquí "Pobre vaca" (1967), una película con Terence Stamp que llamó la atención aún dentro del vendaval de filmes jóvenes de esos años que parecían querer cambiar el mundo para siempre. Pero no se volvió a saber de él durante 20 años hasta el sorpresivo estreno de "Agenda secreta" en 1989.

Medio censurado, volvió a la televisión donde tuvo una libertad casi total, bastante difícil de conseguir en la industria cinematográfica (*), aunque igual de vez en cuando le prohibían la difusión de algún telefilm que otro. La vieja de mierda Tatcher hizo mierda la industria, los sindicatos y la clase obrera británica en general y encontró en Loach a su más duro enemigo, desafiando a la infrecuente censura del Reino Unido y siendo casi la única voz en solitario que le hacía frente.

Con la caída de la vieja brisca, comenzó a tener oportunidades en el cine nuevamente. Había llamado la atención -nuevamente- de los críticos con "Fatherland" (1986), un sarcasmo acerca de cucos comunistas y paraísos capitalistas a propósito de las dos Alemanias, pero volvió a las marquesinas para no caer más con la mencionada "Agenda secreta".

Con la conocida Frances McDormand, era un violento cuestionamiento a la política inglesa de derechos humanos en Irlanda, no teniendo miedo en nombrar responsabilidades delictivas en algunos dirigentes conservadores con nombre y apellido. 

Posteriormente alternaría films sobre temas urticantes :la contra nicaragüense en la floja "La canción de Carla" (1996); los ajusticiamientos de izquierdistas disidentes ordenados por el PC en la Guerra Civil española ("Tierra y libertad" en 1995, probablemente su obra maestra); la inmigración mexicana en U.S.A.("Pan y rosas", 2000), junto con retratos descarnados de las clases más desfavorecidas, con miradas más sociales que políticas.

Acá un enlace a una escena clave de "Tierra y libertad", una obra imprescindible que YT no me la deja subir directamente.

youtube puto

Aunque sea radical, Ken Loach no es un panfletario. Es un sólido cineasta, con una formación televisiva que le lleva a filmar sin preciosismos, directo a lo que quiere mostrar. Sin embargo, sus personajes no son héroes sacrosantos de cartón -como en tanta película del realismo socialista que no se la haríamos ver ni a Gavazzo- sino personas de carne y hueso, con todos sus defectos abandonados muchas veces por unas instituciones estatales o trasnacionales que parecen odiarlos.

No muy estrenado en Uruguay, en el cine loachiano se respira un mundo real, tal cual es nos guste o no. Mas bien, no. En 2006 llegaría la Palma de Oro en Cannes con "El viento que sacude el prado", un retrato de la rebelión irlandesa desde el punto de vista de los propios adoradores de San Patricio, a diferencia de "Agenda...", que -nuevamente- respiraba más autenticidad que todo el cine que se haya realizado sobre el tema.

Salada la canchita, una sección que se sube al carro político y se declara más izquierdista que nunca luego de ver los resultados de las elecciones del domingo, trae hoy el segmento que correspondió al Ken (justo le vienen a poner el nombre del novio de Barbie) en el inteligente film 11 de septiembre, el día que cambió la historia. Por cosas como éstas es que te quiero, viejo loco.

(*) probablemente, en Uruguay con la televisión no sea exactamente igual.