miércoles, 23 de julio de 2014

Salada la canchita: Libertad para Jafar Panahi

En Iran ha florecido una generación de cineastas que hicieron de las limitaciones presupuestales -y de infraestructura- una virtud y a partir de allí construyeron una obra personal que ha recibido numerosos premios y elogios (entre ellos el un poquito exagerado comentario de Werner Herzog de que el futuro del cine está en la antigua Persia), creando un estilo propio. Abbas Kiarostami fue el primero en hacerse conocido en Occidente y le siguió gente como Mohsen Maklmalbaf, su hija Samira, Majid Majidi y el más reciente Ashgar Farhadi, ganador del Oscar a mejor película no hablada en inglés con "La separación". Y, claro, hay unos cuantos que no conocemos porque todo no se puede en la vida.



Kiarostami llamó la atención con una trilogía: "¿Dónde está la casa de mi amigo?" (1987); "Y la vida continúa" (1991) y "A través de los olivos" (1994). En la primera filmaba a un niño que quería devolverle un cuaderno olvidado por un compañero de escuela y reflejaba a la sociedad de los adultos mientras el gurí recorría las calles. En la segunda, un alter ego de Kiarostami buscaba al niño actor después de un terremoto devastador en la ciudad de filmación y en la tercera, se recreaba la filmación de la segunda en un juego de muñecas rusas que demostraba que no se necesitan millones de dólares ni máquinas de FX para pensar. Luego ganó la Palma de Oro (aunque compartida) con "El sabor de la cereza" (1997) -sobre el tema tabú del suicidio- y después medio que pudrió a todo el mundo con sus películas de gente arriba de un auto o donde no pasa nada. Últimamente ha filmado en Francia, con suerte diversa.

Maklmalbaf padre dirigió el que sería el primer largometraje que comenzó con esta movida: "El ciclista" (1987), gran éxito en su país. Después inspiró otra incursión meta-cinematográfica al más estimado (aunque no el más conocido) de los filmes iraníes de la época.: "Primer plano", dirigida por Kiarostami, narrando la historia del tipo que se hizo pasar por Maklmalbaf estafando a una familia. Menos hábil que su colega para eludir a la férrea censura de la dictadura chiita, ha sido medio olvidad después de la impactante "Kandahar" (2001)
  
Jafar Panahi fue apadrinado por el omnipresente Kiarostami para dirigir dos relatos minimalistas sobre niños buscando cosas en la calle (al estilo de "Dónde está la casa...?) pero después fue medio dejado de lado por su mentor cuando se metió en problemas con los que dije, criticando mucho más abiertamente la intolerancia retrógrada y machista de la sociedad iraní, no sólo de sus autoridades sino de los hombres comunes con "El círculo" (2000). Después realizó "Oro y cenizas" en 2003, inédita y "Offside" (2006), sobre la prohibición de las mujeres a ver partidos de fútbol.

Los cineastas iraníes suele filmar con cámara en mano o en la calle, en forma realista sin (aparentemente) artificios. Muchas veces gente no profesional interpreta sus propias historias o a personajes parecidos a su misma vida. Como en el neorrealismo italiano de postguerra, se filma mucho en las calles y con luz natural en escenarios reales.

Opositor a la dictadura teocrática que gobierna a Irán desde 1979, Panahi fue detenido por primera vez en 2009 por filmar una marcha opositora en solidaridad con una chica asesinada por milicias religiosas represoras de quienes no sigan sus órdenes. Después de un cautiverio medio jodido -la información no es el fuerte de las dictaduras- fue liberado pero en 2011 con excusas peyonas fue condenado a seis años de prisión domiciliaria y a 20 de no poder filmar. O sea, de no poder trabajar en su profesión. En éste último año sacó clandestinamente el material filmado dentro de su casa para que fuera montado en el exterior con el irónico nombre de "Esto no es una película".      

Trailer de "Esto no es una película"

Jafar Panahi es un preso político de su país, condenado por los siguientes delitos: "actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el Estado". O sea, no pensar igual que los dictadores. Salada la canchita, una columna que va para adelante que da asco, se solidariza con uno de los mejores directores de cine actuales, perseguido por no ser obsecuente ni maula y se pronuncia a favor de todo artista que luche por la libertad de expresión allá donde ella se vea amenazada, que es en casi todos lados. Hoy presentamos un corto dirigido por Panahi en 2010, El acordeón, que muestra en escasos 7 minutos una historia contra la intolerancia y el fanatismo, a puro cine.    


7 comentarios:

Am I Evil? dijo...

En un rato la leo, pero de momento decir que muy buena la colurna. Como siempre.

Mauro M. dijo...

Bien Fagalde, bien vos.

La Separación estuve por verla como dos o tres veces pero temía que a mi ex la embolara...

Más allá de los premios (cosa que es extremadamente subjetiva), usted la recomienda?

Con su venia me dispongo a anotarla en la inmensa lista de pendientes.

Abrazo!

Anónimo dijo...

q léxico Mauro!!

Mauro M. dijo...

Gracias Lau...

Alvaro Fagalde dijo...

Si, la recomiendo. Es muy inteligente.

Y también la anterior de Fargadi "A propósito de Ellen", no estrenada pero que se puede conseguir x otras vías.

Mauro M. dijo...

Anoto...

Gracias estimado!

Alvaro Fagalde dijo...

Perdón, debi decir "A propósito de Elly".