Cocinar es de flojitos

Amigos, amigas: hay personas que cocinan por necesidad, y no por placer. Que están esperando las comidas mágicas que aparecen en Volver al Futuro II o las píldoras de Los Supersónicos. Tampoco es que se maten por comer afuera, ni por llamar al delivery, no. Simplemente, cocinar no les interesa, y se arreglan con poca cosa. Un arroz, unos tomates, una hamburguesa, unos fideos, lo que sea que haya en la vuelta.

Yo soy una de esas personas, y no me tiembla la voz al decirlo. Claro que el haber pasado buena parte de mi vida en mi casa solo con mis hijos, me llevó a aprender a cocinar alguna cosa. Por suerte mis botijas no son tiene grandes pretensiones y se arreglan con lo que uno le dé. Es más, diría que casi cualquier guacho se arregla con unas papas fritas o un arrocito con hamburguesas, churrasco o pollo.

Claro, los grandes gourmets que regentea(ba)n esta columna dirán que hacer un arroz con panchos es una pavada indigna. Pero me importará.

Así que, lápiz y papel.

Arroz con panchos

Ingredientes:

• Panchos.
• Arroz.
• Agua caliente.
• Sal.
• Un chorrito de aceite.

Detalles importantes:

• El arroz que sea un Blue Patna, o uno de Samán. El Chef no está mal y sale un par de pesos menos. No el parboiled ese que trae los granos medio amarillentos, no. El blanquito de grano entero. Lo que generalmente se conoce como arroz.
• Los mejores panchos, sobre todo si usted le está cocinando a niños chicos, son los Schneck. Es que no tienen una porquería que sí tienen los demás, no recuerdo qué. Claro, son caros como la gran puta. Luego tiene los de Guillermina, que son algo así como la línea económica de los Schneck (como los helados Gebetto a los Conaprole). Son más largos y baratos, y te los venden sueltos pues vienen en paquetes gigantescos.

Procedimiento:

Cocinar arroz parece sencillo, pero no lo es tanto. Puede ufanarme de cocinar el arroz más rico del universo. Y para ello, lo único que hice fue leer las instrucciones que vienen en la bolsita.

Lo primero que se hace es tirar el chorrito de aceite (que usted habrá tenido la precaución de guardar en su bolsillo) en la olla en la que piensa cocinar el arroz. Por chorrito se entiende eso... un chorrito, algo así como una cucharada sopera no muy llena. Ahí prende el fuego, fuerte. Acto seguido tira el arroz, y lo revuelve con una espátula o similar (trate de no rayar la olla si ésta (sí, ésta) es de teflón para rehogarlo (no sé cómo se escribre rehogar). ¿Cómo sé que está rehogado? Sencillo: es cuando el arroz se pone medio como transparente, algo que sucede unos veinte segundos después de comenzada la operación. No deje el arroz quieto porque se quemará. Un solo grano de arroz quemado podrá arruinarle la vida.

Antes de proseguir, una pregunta importante: ¿cuánto arroz se coloca en la olla?

Si es para acompañar, calculelé media taza por persona. ¿Solo media? Y sí. El arroz con el agua se hincha, por eso es tan común ver palomas explotadas en las cercanías del Registro Civil. Así que si usted tiene tres hijos como tengo yo, pondrá dos tazas (porque yo también pienso comer).

Acto seguido, de forma inmediata para que no se queme el arroz, usted debe arrojar el agua a la olla. El agua estará caliente, pero no hirviendo. Por ejemplo, el agua de calefón rinde. ¿Cuánta debe arrojar? Dos veces el volumen de arroz, más un poquito. Es decir, por cada taza de arros, dos de agua más un poquito. Destaco el hecho del poquito: si no lo agregás, el arroz te queda duro. Si agregás un poquito de más, te queda aguado. ¡Vos decidís, pedazo de un zanguango!

Y ahí se produce el milagro: echás la sal (una cucharadita por taza de arroz; en nuestro ejemplo, dos cucharaditas), y dejás que la naturaleza haga lo suyo. Lo revolvés de vez en cuando y, cuando el agua se consuma, el arroz estará casi pronto. Tenés que fijarte que el agua se haya ido pero no del todo, que quede lo suficiente como para que el arroz no entre a hacer ese ruido que hace cuando se está quemando, y que es similar al que hacen las papas congeladas cuando las tirás en la sarten. Como psptsppspspspspspspisspsisisstt. ¿Me explico?

Ahí apagás el fuego y llevás a cabo el acto más importante de todo este procedimiento: tapar la olla, y dejarla ahí, sin tocar, durante cinco minutos.

No sabemos por qué, pero ese sencillo acto puede hacer la diferencia entre un buen arroz, y un arroz de mierda.

Cumplidos los cinco minutos, estará listo para servir. Si tenés tiempo suficiente como para que se enfríe, le podés poner esas porquerías que a los niños tanto les gustan, como mayonesa. Si no, y el arroz sigue caliente, recomiendo el queso rallado.

¿Y los panchos? Simple: pone agua en otra olla, la hierve, tira los panchos, apaga el fuego, los deja cinco minutos, y los saca. ¡Ya están listos! Los más temerarios dejan el fuego prendido, pero ahí corrés el riesgo de que se chamusquen y se abran, con lo que habrán adquirido una forma aún más poronguesca.

Gracias.