Malasia

Terminada la corta estadía singapurense, como ya les adelantábamos en nuestra anterior edición, arrancamos para Malasia, más precisamente a la isla de Tioman. Y lamentablemente para nuestros intereses, "arrancamos" consta de lo siguiente:

Nos levantamos a las 8 de la mañana para tomar un ómnibus que nos lleve a la terminal de omnibuses. De ahí contratamos otro que nos llevó hasta la aduana y frontera, para luego de los trámites de inmigración, tomarnos otro que nos deposite en Mersing, desde donde partiría el ferry hacia la paradisíaca isla. A eso eran las 2 de la tarde, y por temas de marea baja, el próximo barquito salió recién a las 6 de la tarde. Perdón, tenía planeado salir a esa hora, ya que en verdad, terminó zarpando a las 7, luego de infructuosos intentos tanto del capitán, como de la tripulación, de levantar la popa haciendo sentar a toda la gente en la proa.

En definitiva, once de la noche caímos en Tioman prontos para dormir.

Lo que de allí en más pasó en la isla fue encantadoramente monótono. Fueron cinco días en donde ya no hubo lugar para gente molestando queriendo hacer paseos interminables por templos, ir de compras por molestas tiendas, ni pretender ir a comer a kilómetros de distancia.

Tioman es el lugar perfecto para lo que uno busca en el viaje: dormir, comer, chupar, hacer playa, y que no le rompan mucho las pelotas. Podrán alegar que no hay demasiada vida nocturna, y tienen razón, pero cuando hay once uruguayos en cancha, todo puede pasar.

Fuera de lo anteriormente expuesto, hicimos buceo una vez más, un poco de snorkel (que es como bucear pero gratis), jugamos algún picadito, e interminables partidos de pijerto.

Lo más llamativo, si se quiere, fue despertarnos una mañana en la habitación del hotel, con un compañero de habitación desconocido. Un europeo, luego de una noche complicada, por motivos que aún se intentan establecer, amaneció en la cama con el popular gonza, quien en su perfecto inglés le decía: "andate de acá o te lleno la cara de dedos".

El gringo, con cara de "en dónde me metí", reclamaba por sus clothes, ya que a todo esto, andaba en zolcilloncas, mas no le quedó otra que dejar el cuarto en ese estado, ya que, de una manera u otra, entendió que las incomprensibles y castellanas palabras de gonzalo, hacían gala de una posterior paliza por invadir su privacidad.

Resumen diario de la isla de Tioman:

Martes 19: Llegamos, comimos y dormimos.

Miércoles 20: Nos levantamos, comimos, hicimos playa, comimos, snorkel, comimos, chupamos y dormimos.

Jueves 21:

Nos levantamos, puteamos a Fred, dormimos, comimos, hicimos playa, comimos, pijerto, chupamos y dormimos.

Viernes 22:

Nos levantamos, comimos, buceamos, hicimos playa, comimos, buceamos, comimos, chupamos y dormimos.

Sábado 23:

Nos levantamos, comimos, playa, comimos, dormimos, pijerto, playa, comimos chupamos y dormimos.

Domingo 24:

Nos levantamos, comimos, playa, y arrancamos para Kualalumpur.

Fue entonces que llegamos a Kualalumpur, de bonito nombre, y donde se alojan las torres Petronas, las más altas desde 1998 hasta 2003, o algo así. El calor reintante en la ciudad es insoportable si uno anda desnudo en la sombra, con una nubecita del mario kart haciéndole lluvia personal.

No hubo tiempo para mucho más que las torres, ya que Jacinta se agarró dengue y hubo que acompañarla.

Hasta ahí Malasia. Ahora estamos en China, desde donde intentaremos publicar la entrada, a pesar del bloqueo de los comunistas estos, que no lo dejan a uno entrar ni a facebook, ni a tplmp, ni a youtube, entre otras cosas.

Hasta el jueves que viene, y no se olviden de llenar la entrada de porongas, ¡batamos nuestro récord!

Las fotos:

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