Si lo sé, no me posteo

La cultura española en tiempos de Aznar y Operación Triunfo

Visité España por única vez en 2000. Eran tiempos de la derecha en el gobierno y culturalmente se notaba. Los de la madre patria vivían obsesionados por el dinero; el que tenía más fortuna era el ejemplo y U.S.A. la Meca. En el cine hecho en la península pululaban las películas de piscinas, mansiones, celulares -aún un artículo de lujo- y policiales chic a lo "Bajos instintos". En televisión, los concursos como "Si lo sé, no vengo" o "Qué apostamos", por nombrar dos conocidos acá, pululaban en cantidades industriales. La cultura masiva estaba en su momento más bajo desde que se murió FF.

Valga como ejemplo que se descubrió en el mes en que estuve allí que una presentadora televisiva con pasado picaresco cuyo nombre se me escapó -una especie de Susana Giménez galaica- había plagiado una novela de Angeles Mastretta. Cuando se le preguntó por qué había hecho eso, ella contestó que en realidad no había escrito una línea y había contratado a un "negro", o sea un periodista que se encargó de escribir el libro y que ella sólo había puesto su nombre para vender más. Lo que me asombró es que la inmensa mayoría de los periodistas la defendían y se solidarizaban con ella por haber puesto en juego su prestigio.

La noticia de ese tiempo fue, sin embargo, una estadística que divulgó la Cámara del Disco española -o como coño se llame- quejándose de que el 74% de los CD vendidos en el verano habían sido de "Operación triunfo", David Bisbal, Rosa y toda esa majuga, dejando el restante 26 % a TODOS los demás géneros musicales, españoles o extranjeros (léase bien: Serrat, Miguel Bosé, Raphael, las zarzuelas, la música clásica, el rock español, el pop extranjero, etc., etc., etc.) Ese bestial monopolio de las ventas se atribuía al bombardeo publicitario a que era sometida la sociedad no sólo por la propaganda propiamente dicha pautada en cantidades industriales en todos los medios posibles -incluyendo muros de Metro, diarios gratuitos, mensajes en celulares- sino también a los numerosos programas periodísticos que informaban día y noche del más ínfimo episodio ocurrido en el referido concurso y a que absolutamente todos los programas de entretenimientos con participantes ejecutando prendas (digo, para no volver a escribir "concurso") utilizaban ÚNICAMENTE como música de fondo, naturalmente, los temas de OT. David Bisbal ese año fue más popular que Rafael Nadal, Pau Gasol, Torrente y el Rey de España, todos juntos.

Ésa fue la función que se destinó a la "caja boba": consolidar una sola propuesta musical, la más comercial e intrascendente posible, interpretada por músicos aficionados -baratos, por tanto- garantizada por el poder mediático para permitir a todos los involucrados ganar más y más dólares -el euro aún no había entrado en vigencia- achatando al máximo la oferta cultural y educando a los pasivos consumidores en el pensamiento único. Imaginen a un Tabaré Rivero vasco o extremeño que intentara participar en "Operación"...

Ah, por supuesto, casi todos los periodistas le contestaron a la Cámara del Disco (o como sea) que se deje de quejar y que sean tan exitosos como OT.

TANDA:

1) Aunque tienen bastante tiempo, creo que hay que destacar los comerciales de Gatorade donde hay algún tipo que cuando juega al fútbol hace todo lo contrario de lo que predica en su profesión (un sicólogo de parejas que aconseja el trabajo en equipo es terriblemente egoísta, un cantante de tiernos temas infantiles es un salvaje en la cancha). Una idea original, llamativa y redondita.

2) ¿Alguien puede explicarme la publicidad de la cámara fotográfica sin rostro que llora (marca Lumix)?