domingo, 27 de septiembre de 2009

Arriba, gurises

Una nueva oportunidad de reverdecer los viejos lauros de nuestro deporte rey se asoma en el horizonte: el Mundial Juvenil Sub 20, esa suerte de shopping de jóvenes promesas del fútbol mundial, arranca hoy para el equipo del querible Diego Aguirre. A continuación, repasamos la historia de Uruguay en el citado certamen, con anterioridad al tristemente recordado equipo de Malasia, verdadera explicación del actual estado de nuestro balompié.

El Mundial Juvenil empezó allá por 1977, con sede en Túnez. Obviamente, en su momento lo usó la FIFA para satisfacer a los países africanos, a quienes hasta el año que viene les habrá negado un Mundial en serio. Capaz que nos fue mal: perdimos ante el campeón (la Unión Soviética) en una derrota que habrá sido festejada por unos cuantos. En el partido por el tercer puesto, caímos goleados 4 a 0 ante Brasil, porque –sabido es– el uruguayo no está hecho para esta clase de partidos. En Uruguay jugaban Álvez, el Pete Russo, Daniel Enríquez, Venancio, el candidato a vicepresidente por el Partido Colorado, Ruben Paz y Marito Saralegui. ¡Equipún!

Dos años después, nos fuimos a Japón, con la base del equipo de 77 reforzada con hombres que harían historia, como Revelez, el Tano Gutiérrez, Pinocho Vargas y Luzardo. Nuevamente llegamos a semifinales, pero nos agarró la Argentina de Maradona y Ramón Díaz (a la que le habíamos pintado la cara en el Sudamericano) y nos dio flor de biaba, gracias a la depurada técnica de ambos futbolistas. Por suerte, en ese momento Maradona y Ramón se pelearon por ver quién la tenía más grande. Obviamente, ganó Diego, y la dupla se rompió para siempre. En el partido por el tercer puesto le ganamos a los polacos, que siempre fueron unos pechofrío.

En el 81 empezó el bajón. El Mundial se disputó en Australia (un país marcado por el infortunio para nuestro fútbol). Veníamos bárbaro, con el Pato Aguilera y el Polilla Da Silva totalmente excitados pasamos la primera fase con puntaje perfecto y sin goles en contra. Pero en segunda fase perdimos 2 a 1 con Rumania. “Fue lo peor que me pasó en mi carrera deportiva” dijo en su momento el Patito. Y eso que le pasaron unas cuantas. En el 83 jugamos en México, preparando lo que pasaría 3 años después en el Mundial de mayores. Aguilera seguía en edad de merecer, y junto al Cabeza Zalazar y Ruben Sosa, formaron una delantera temible. Volvimos a perder en cuartos de final, también por 2 a 1, pero ante Corea del Sur. Unos flojitos.

Y ahí empezamos a no ir. En el 85 tuvimos la excusa de que era en la URSS, y que el recién asumido Julio María pensaba que las heridas estaban muy frescas. Tampoco estuvimos en el 87, ni en el 89. Volvimos en el 91, en Portugal, con el Maradona rubio, Marcos Marcelo Tejera, que en base a una campaña orquestada por Atilio Garrido, era señalado como el nuevo astro del fútbol mundial, aprovechando las diferentes aspiraciones de Diego Armando. Perdimos 1 a 0 con Siria en el debut. Luego España nos metió 6 mientras el juez nos echaba a unos cuantos, pese a la oposición de Darío Silva (que le agarró el brazo al árbitro, lo que le costó una hermosa suspensión). Ya sin chance, empatamos 0 a 0 con Inglaterra.

En el 93 regresamos a Australia, para lo que sería nuestra última performance previa a la de Malasia. Dirigía Castelnoble a un equipo en el que brillaban Petete Correa y Fabián O’Neill, que entre los dos sumaban 140 quilos menos que ahora. También jugaban Diego López, Nelson Artigas Olveira, la Momia Lemos, Gabriel Álvez y un olvidado que dice presente: el Diablo Correa. Empatamos con Ghana (que en esa época era una suerte de cuco, gracias a que el más joven de la delegación tenía 32 años), pero le ganamos a Portugal (campeón del mundo) y Alemania (campeón de Europa). Hananía y Etchandy, por entonces en Radio Imparcial, fueron los únicos periodistas que estuvieron en Australia desde el primer día. Concluida la primera fase, viajaron unos cuantos… que se volvieron enseguida, pues nuevamente y por idéntico marcador (2 a 1) quedamos afuera, ante el local, que comenzaba a edificar su paternidad. Empezamos ganando con gol de Senna (no Ayrton), pero lo terminamos perdiendo con gol de oro (no del Negro Oro, por muerte súbita). Otro invento de la FIFA para perjudicarnos. Ahí no nos pudimos controlar, armamos lío, rompimos una puerta de morondanga, y suspendieron a Uruguay. Una generación de ágiles como Pelusa Magallanes, Sebastián Abreu y –fundamentalmente– el Chino Recoba, quedó sin poder jugar su Mundial.

Una verdadera injusticia.

(Publicado en Guambia, 26/09/09.)

4 comentarios:

Sinca Bellos dijo...

Capaz que no nos cocinaron en ese aprtido con Australia, nos cagaron a patdas...

Carles dijo...

Muy buena reseña. La verdad es que ignoraba el historial de la sub-20. Hoy me siento un ser humano mas completo. Pobre Pato, las cosas que tuvo que hacer para sobrellevar ese mal momento.

zorro d colonia dijo...

no se olviden de nelson alaguich

Andrés Reyes dijo...

Ni del negro Madruga.