martes, 25 de septiembre de 2012

¿Qué mierda nos pasa?


Velódromo Municipal, 21:30 horas del sábado. Una ocasión diferente: la celebración de los veinte años del lanzamiento de El amor después del amor tal vez tenga una característica irrepetible. Permitirá a tipos de treinta y pico sentir nostalgia de lo vivido. A diferencia de McCartney, Roger Waters, Clapton, los Stones, Dylan, o cualquier otro de los grandes de la música que han pasado por estas latitudes, o cerca, el show de Fito Páez daba la inusual oportunidad de revivir la obra de un músico a quien, los que aún somos relativamente jóvenes, conocimos en el pico extremo de su popularidad. Durante 45 minutos recordaríamos quiénes éramos y qué estábamos haciendo cuando se estrenó el álbum, sus canciones, sus hartantes emisiones radiales, el multitudinario show del Centenario.
 
No estamos acá para contar que el show superó las expectativas (que no eran muchas después del penoso último antecedente en el Teatro de Verano presentando el igualmente penoso Confiá), que fue el mejor sonido en vivo que se le haya escuchado al hombre, o lo simpático del formato de presentar a sus compañeros de ruta del rock argentino que participaran de la grabación original a través de las pantallas "gigantes" y con voces regrabadas (Celeste carballo, Fabiana Cantilo, Charly García, Andrés Calamaro, y los extintos Spinetta y Mercedes Sosa).
 
El show, por supuesto, abría con El amor después del amor. Su introducción a toda batería y teclados llegaría a través de una pista pregrabada, sobre la cual un no visible Rodolfo comenzaría a cantar las primeras palabras, para luego mostrarse en escena con el resto de la banda.
 
Pues bien... transcurridos no más de SEIS segundos de esa pista pregrabada, y cuando Páez no había emitido aún sonido gutural alguno, no menos de 100 de las personas que estaban sentadas a partir del 2do sector (detrás del VIP GOLD) se abalanzaron tan cerca del vallado del escenario como pudieron, abarrotando el sector de gente que no tenía entrada para estar ahí, y que decidió en un instante que yo debía ver el recital parado y cogoteando para esquivar nucas que no deberían estar obstaculizándome. Este no era un recital cualquiera. Era un recital de "los veinte años de...". Era de esperar, pues, que además de la horda de adolescentes descerebradas que nunca deben faltar,  hubiera gente veterana contemporánea al lanzamiento del álbum. Por decir algo, un tipo que tenía 30 años cuando el álbum se editó, hoy es un señor hecho y derecho de 50 pirulos.
 
La pregunta que me hago es, ¿a nadie se le ocurrió que esa pareja de 50 años podía no tener ganas de que una gordita con fiebre uterina le golpeara insistentemente el rostro con una bufanda al compás de A rodar mi vida? ¿a nadie se le ocurrió que esa pareja había invertido importantes $ 2.900 para ver el show en las condiciones estipuladas en la venta?
 
¿Dónde estaba la seguridad de la organización? ¿A nadie se le ocurrió poner un vallado entre los sectores? ¿Por qué en este país de mierda se le toma el pelo a la gente y se organizan espectáculos con la única consigna de exprimir hasta el último centésimo de ganancia, aunque eso implique que se jodan todos y yo me ahorro 20 monos de seguridad?
 
La experiencia del show de McCartney ha sido reveladora en muchos sentidos. Hemos descubierto, ni más ni menos, que a un organizador inglés que viene a traer un show a este pueblucho le interesa mucho más brindarle al pagador lo prometido que a los propios uruguayos. Hacer pasar VIP por cancha, el valor del dinero, confort, respetar a quien va a apreciar al artista y no a confundir concierto con partido de fútbol, son conceptos que estos señores no manejan. Si al artista le gusta el color del agite, entonces que ponga entradas populares para las primeras ubicaciones, me informe que no va a haber sillas, y yo decidiré de antemano si quiero perderme detalles del show mientras me empujan, y si quiero ver 2 horas de espectáculo parado. Tal vez hubiera querido estar más atrás, si era el precio que había que pagar para poder apreciar el espectáculo como yo lo habría querido apreciar: en su completitud. Quiero creer que desde el último foco de luz hasta el baile de la colombiana infartante que tiene por corista está todo ensayado para que yo lo disfrute.
 
Es la uruguayez al mango. Somos así, en todos los órdenes de la sociedad. Algún día nos vamos a dar cuenta que la viveza criolla no tiene absolutamente nada de viva.

26 comentarios:

jomaclau dijo...

Totalmente de acuerdo. Uno de los recitales de Sabina en el Parque Central fue vergonzoso.

Charles Bronson III dijo...

Ansio escuchar ese cuento de tu boca,primo

nanor dijo...

"Algún día nos vamos a dar cuenta que la viveza criolla no tiene absolutamente nada de viva."

Luí dijo...

Jomaclau, te quedas corto/a. Eso fue una vergüenza, la peor estafa que haya presenciado en un espectáculo público. Y de eso hace fácil 5 años. Qué poco cambiaron las cosas

Ce dijo...

Duro pero cierto. Supongo.

Ce dijo...

Sólo espero que cuando Fito Paez lea esto, tome medidas.

El editor dijo...

¿Se acuerdan cuando vidiella hizo calentar a Calamaro?

El editor dijo...

Al final creo que no era calamaro, pero ta.

El Nacho dijo...

Pavarotti suspendio su recital recien empezado en el centenario por los vivos que tenian entradas de 10 dolares y se iban a las de 100.
Asi esta el mundo amigos.

Luí dijo...

ElNachito, y eso sin contar la brutal sobreventa de entradas que hubo, con las escaleras tapadas de gente tirada que tenía su lugar legítimamente ocupado por otro ser vivo

Andrés Reyes dijo...

A llorar a la iglesia, ¡Uruguay nomá!

nanodelchuy dijo...

Lo peor es que yo tengo conocidos que tenían 20 cuando se editó ese disco, que hoy son señoras y señores (casi) hechos y derechos, que se jactan de haber garroneado de lo lindo, el sábado.

nanodelchuy dijo...

Debo decir que a pesar de lo que contás, me quedé con ganas de ir.
y fui a verlo cuando presentó ese show en el Estadio y también en el Palacio Peñarol.
me acuerdo que en esa época, estaba Osvaldo Fattoruso en la banda, pero como percusionista.
Y estaba Gabriel Carámbula, a quien le gustaba que lo peinaran pa adenro.

Luí dijo...

Juraría que al Osvaldo y al hermano de la potra de María los trajo cuando presentó Circo Beat en el estacionamiento de Punta Carretas Shopping.

Pero capaz que juro al pedo.

nanodelchuy dijo...

A ese show no fui, pero en El Amor después del amor, del Palacio, estaban los dos.
Me acuerdo claramente de Osvaldo tocando con una camiseta de futbol.
Y me acuerdo que el bajista era Guillermo Vadalá, un mostro.

Andrés Reyes dijo...

Yo fui a ese del Punta Carretas. ¿Año 95? Al del 94 en el Centenario no fui porque al otro día tenía examen de Química.

Ce dijo...

¿Y cómo te fue en el examen?

nanodelchuy dijo...

y...fijate en qué trabaja y te vas a dar cuenta.

Ce dijo...

Qué ingeniero químico se perdió la... ¿ingeniería química?

Vidiella dijo...

cómo se queja la gente.
Estuvo bueno el recital o no?

Edi, parece que sí era Calamargo.


besos ya brazos para todos y todas.

zorro d colonia dijo...

y se quejan cuando Jaime interrumpe "colombina" para pedir que apaguen la cámara, no sean mascachifles.

CANTEN PUTOS!!!

Alvaro Fagalde dijo...

Yo vi a Fito el 1/3/85 cuando volvio la democracia.

Y a Charly, a Nito, a Sumo y a Cazuza.

Lucho dijo...

Que cagada Lui, ademas me haces sentir culpable cuando en el recital de Lenine en Lapataia todos los endrogados hicimos lo mismo, mientras los viejos puntaesteños que habian ido a ver el Jazzfestival putiaban de lo lindo...queselavacé, pero reciclo la basura y ayudo a los ciegos a cruzar la calle que es mas importante...

En el recital del palacio peñarol de fito probe por primera vez una pitada de porro, a lo que mi hermana mayor cuando le conte me decia: "no digas bolazos, mirá si te la van a regalar"..!!!¿¿¿????
Que anecdota eh!! te salve la columna

Luí dijo...

Lucho, cualquier persona de bien diría que lo más jugoso de tu anécdota es que tenés hermana. Yo no lo habría dicho.

Luí dijo...

Qué lo parió Faga... Y pensar que alguna vez Cazuza se la jugó con un cover de Summertime. Como que no pegaba mucho.

Arriba los Hierros!!! dijo...

Me pasó. Es la futbolización de la cultura. Con Silvio Rodriguez casi pasa, pero la seguridad se encargó de que transcurriera todo como se debe.

Lo increíble es que fui a ver a Megadeth en el Ramon Collazo. Llegué a estar en fila 12, al medio, parado (pero contento) y no me tuve que fumar a ningún/a idiota trancadome la visión. Alguna manito haciendo cuernitos metaleros tal vez.

Que se yo. Fito despierta pasiones. De las mas bajas, eso si.