domingo, 25 de septiembre de 2011

CUENTO: Incógnita en la selva



INCÓGNITA EN LA SELVA

Aquél día, en la selva, todos los animales se preguntaban por qué sería que el León no había rugido en horas, cosa muy rara en él, ya que era un rugidor profesional y, hasta ahora, no podía pasar media hora sin que el León rugiera por un rato (mientras estaba despierto, claro, creo que dormido nunca lo hacía).

Todos los animales tenían sus sospechas y se acusaban unos a otros.

Los ratones decían que era un complot perpetuado por los cisnes de lago, que pretendían poder dormir la siesta tranquilos sin despertarse cada media hora.

Los cisnes del lago, por su parte, acusaban a las aves carroñeras de haber aturdido al León al punto de haberlo dejado sordo, y éste, al no poder oír su propio rugido había dejado de emitirlo pensando que ya no podía hacerlo.

En cambio, las aves carroñeras, decían que el motivo del silencio del majestuoso melenudo se debía a los numerosos malos chistes que la hienas le contaban todo el tiempo. Estas alocuciones, afirmaban las aves carroñeras, dejaban al León tan desmotivado que había perdido incluso las ganas de rugir.

Pero, si le preguntabas a las hienas, estas estaban convencidas de que este extraño malestar no se debía nada más y nada menos que a los tigres. Eternos rivales de los leones, estos lo habrían amenazado a la salida de un partido de fútbol y, por puro miedo, el león ya no emitía sonido alguno.

Eso sí, la razón de los tigres era muy sencilla, le habían comido la lengua los ratones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a abrir el juego: a mi me gustó. Y a usted?

elCofre dijo...

gracias por el apoyo, temí que esta bella pieza pasara al olvido sin un mísero comentario
el que no comenta es puto
ergo, todos putos

Alvaro Fagalde dijo...

Deta: que parezca un accidente.