viernes, 16 de septiembre de 2011

Vacaciones de primavera. Columna revolucionaria



Y sí, esto es Uruguay. Meteorológicamente hablando nos llenamos la boca hablando del efecto invernadero, del cambio climático, de la desaparición de las clásicas cuatro estaciones y la mar en coche. Pero a la hora de irnos de vacaciones, estamos todos de vivaldi y minga nos vamos a quedar sin hacernos la escapadita obligada.

En verano, licencia. Sol y playa, sobre todo para la barra docente que mete casi tres meses de continuo. Una alegría. Y volvés como nuevo, añorando el lejano instante en que vas a poder bajarte de “la vertiginosidad de la vida cotidiana” (si el Estado usa esa frase, yo también puedo).

En otoño, la semana de turismo. Cambiamos las siete iglesias por los siete paseos de compras en Buenos Aires y le rendimos culto al mercado, que de última es un dios muy democrático y te acepta todas las tarjetas de crédito. Pero ojo que viven y luchan nuestras queridas termas, de donde nos podemos traer una linda otitis o infección a las vías urinarias y hacer sanguchito con la licencia médica.

En invierno, las de julio. Viaje de quinceañeras a Bariloche, otra vuelta por los Buenos Aires, para volver y criticarlos mientras lucimos con orgullo las pilchas nuevas del barrio Once. Es que de otra forma se vuelve interminable el año. Y los botijas tienen que ir al teatro a ver el espectáculo de Claudia Fernández para niños, se merecen un poco de cultura.

En primavera, las vacaciones que nos ocupan. Porque a esta altura del año uno ya está cansado de organizar tantas vacaciones. Entonces tenemos derecho a tomarnos otras vacaciones, porque para el verano parece que faltara una eternidad. Y además es el momento que uno tiene para ir mirando casitas, para irse de vacaciones, claro. No se te ocurra enfermarte, eso sí, porque los médicos están todos del licencia. De todas formas en Montevideo quedan menos de 5000 habitantes esa semana, así que nadie va a notar su ausencia.

Y usted se preguntará ¿Qué tiene esto que ver con los botijas? Todo y nada. Es lo que les estamos enseñando a los botijas, la importancia de descansar. La vida es lo que uno hace mientras espera las vacaciones, dijera Lennon. Mal yo, que en paz descanse John, no sé si tanto como el pueblo uruguayo, pero algo descansará.

Dos grandes verdades para cerrar:
1) Quizás esta sea la última columna de botijas, quién sabe.
2) Estoy quemada porque no pude organizar mis vacaciones con tiempo y me clavé... tal vez.

9 comentarios:

SofíaBD dijo...

vamo'arriba, maca...vacaciones por las calles vacías de la ciudad?, tardes en el jardín botánico?

perezvila™ dijo...

Maca, no pude leer la columna entera todavía.
pero intusho que te quedas en la capital a pasarlas acá..
el botanico, es la gloria
el planetario
el parque del cerro, y la fortaleza.
el lecoq!

si hay un poco de calor, el pinar!!
(y te dejo reshenar la cantimplora en mi casa si estas por la zona)

no la shores, Maca, que un plan pa armar hay!!

Rosario Castrellanos dijo...

Me prendo en la rellenada de cantimplora. Avisen.

Luí dijo...

Me prendo en la rellenada, hay que decirlo.

Macarena dijo...

Gracias por el apoyo.

Sobre todo el del señor director, que no pudo comentar, pero igual lo bancamos. A él y al Osito Aparicio.

Feliz primavera y hasta siempre.

SofíaBD dijo...

no , maca, noooooooooooooooooo

Luí dijo...

No lo hagas Maca.

Si abandonás las columnas, te mando a mis hijas.

Mauricio dijo...

Hablan de rellenarle la cantimplora a Perezvila™...

nanodelchuy dijo...

No te vayas Maca, quién nos va a guiar en la crianza de nuestros infanto juveniles???
Reyes: se te piantan todas las palomas, hacé algo Reyes!!!