Olvidando al Milton (parte 2)

Prosigue este genuinamente pobre resumen de la historia del fútbol olímpico, tema que nos comenzará a importar muchísimo ni bien nuestros esforzados atletas comiencen a tocar suelo londinense. ¡A ver si meten huevo que tenemos un invicto de casi cien años que preservar, manga de pechofríos!

Vea aquí la primera parte
 

1960, Roma: Yugoslavia campeón. Tanto va el cántaro a la fuente, que cuchillo de palo. Los yugoslavos, tras 3 medallas de plata, se quedaron con el oro tras derrotar a Dinamarca en la final. En el equipo serbio-croata brillaba el propio Ljubo Petrovic, futuro entrenador del Club Atlético Peñarol. Bueno, el dato no está enteramente chequeado, así que por las dudas no se afile. Sudamérica estuvo representada por Argentina, Brasil, y Perú. Puntualmente en la Argentina jugó el propio Carlos Salvador Bilardo (esto sí que es posta), quien encarna fielmente el espíritu olímpico, alfiler de gancho en mano.

1964, Tokio: Hungría campeón. Estos húngaros no se comían ninguna. Tanto que derrotaron a Checoslovaquia en la final. Y no era cualquier Checoslovaquia, no: le había ganado a la República Democrática Alemana, en plena Guerra Fría, cuando había que demostrar quién mandaba en el mundo ganando carreras o mandando monos al espacio. En Argentina jugaba Roberto Perfumo, que no creemos que fuera muy amateur que digamos, pues ya había empezado a hacer programas de radio por televisión.

1968, México: Hungría campeón. ¿No le digo que los húngaros andaban volando? En esta oportunidad vencieron a los siempre exigentes búlgaros en la final. Apellidos ilustres de aquel equipo: Básti, Noskó, Menczel y Szarka… me pongo de pie.

1972, Munich: Polonia campeón. Fíjese qué semifinal: Unión Soviética, Alemania Democrática, Polonia y Hungría. ¡Lenin nomás! Y lo más lindo de todo: ¡medallas para todos! Porque en el partido por la de bronce, la URSS y la Alemania zurda empataron 2 a 2, como no podía ser de otra manera. Y todo esto en tierras de la Alemania facha, como para demostrarle al mundo quién mandaba.

1976, Montreal: Alemania Democrática campeón. Por si no se había dado cuenta, el bloque soviético venía arrasando con el fútbol olímpico, mientras la gilada capitalista se dedicaba a tirar cohetitos. Polonia se quedó con la plata, y la URSS con el bronce, tras derrotar a Brasil (único representante sudamericano), que seguía buscando su medallita. En los norteños destacaban Carlos (el arquero peludo pelado que jugó el Mundial del 86, y que en el 92 se comió el gol de Adrián Paz tras peinada de Hugo Romeo Guerra) y Batista, que en el 82 se comería un regio planchazo en los huevos por parte del astro Diego Armando. Vale acotar que Uruguay clasificó pero finalmente no fue, porque tuvimos miedo de perder el invicto.

1980, Moscú: Checoslovaquia campeón. Obviamente, se mantuvo la tendencia: a las semifinales llegaron los checoslovacos, junto a soviéticos, yugoslavos y alemanes del este. Brasil se aburrió y no fue, así que por Sudamérica fueron Colombia y Venezuela, que dieron pena. En la URSS atajó un grande de verdad: Rinat Dassaev, junto a otros futbolistas que aparecerían en el álbum de Italia 90: Khidiatullin, Andreev, y Bessonov. Vale acotar que a Uruguay ni se le ocurrió participar, pues éramos gobernados por milicos anti soviéticos.

1984, Los Ángeles: Francia campeón. Acá los brasuca estuvieron cerca, pero cayeron en la final ante los franchute. Boicot mediante, el deporte soviético apenas si estuvo representado por Yugoslavia, que se quedó con el bronce tras batir a los italianos, que junto a los alemanes del oeste y los noruegos terminaron reemplazando a soviéticos, alemanes del este, y checoslovacos. En Brasil jugaban Mauro Galvao y el propio Dunga, que debe su nombre al famoso cuento de “¿muerte o dunga dunga?”  En Alemania estuvieron Guido Buchwald y Uwe Rahn, que también pasaron por algún álbum mundialista.

1988, Seúl: U.R.S.S. campeón. Los soviéticos veían que se complicaba el panorama de la mano de “Manchita” Gorbachov, así que se la jugaron toda al fóbal. Mal no les fue, pues derrotaron al Brasil de Romario, Taffarel, Jorginho, Ricardo Gómez, Mazinho, Valdo, Careca, Ze Carlos y Bebeto. Argentina también concurrió, con conocidos nuestros tales como Luisito Islas, Hernán Díaz (que suena como reemplazo de Placente en Nacional), Jorge “Comitas” Comas, Néstor “te quebró Ostolaza” Fabbri, y tantos otros. En Alemania estuvieron Jurgen Klinsmann, Porotito Haessler, y Karlheinz Riedle. O sea, de fútbol amateur no tuvo mucho ese torneo.

1992, Barcelona: España campeón. Al final la FIFA se avivó y metió que más que amateurs, los seleccionados tenían que ser sub 23. Lo que inició un collar de frustraciones celestes, en este caso de la mano de Luisito Cubilla, y con hombres tales como Osvaldo Canobbio, Marito Gastán y Luis Chabat, entre otros. Le ganamos a la “Banda del Gol y el Toque” de los Argentinos, con el hoy periodista serio Diego Latorre como gran figura, pero quedamos afuera con Colombia (Asprilla y Aristizábal) y el Paraguay de Markarian (Ayala y Gamarra). España se consagró al batir a Polonia, con el aporte de hombres como el “Budita” De la Peña, José Amavisca, Santi Cañizares, Luis Enrique, Kiko y el propio Guardiola, que por ese entonces ya aprendía a declarar en forma políticamente correcta, cual Acevedo. La cosa se empezó a complicar porque aparecieron los ghaneses, que se quedaron con el bronce, y ya nada fue igual.

(Continuará)