Ahí vamos

Una panorámica de las playas neozelandesas

Y un día empezó el viaje. Luego de una agitada despedida de Montevideo, con noche en el popular Viejo Barreiro incluida, más corte de pelo y golpiza de amigos, llegamos al aeropuerto de Carrasco para tomarnos el vuelo.

El avión tenía planeada una escala en Santiago antes de llegar a Auckland, por lo que luego de unas pocas horas de viaje, ya estábamos esperando en una central aérea nuevamente. Pero cuidado, que por algún extraño motivo referente a las tarjetas de crédito, terminamos unos 17 estudiantes dentro de la sala VIP esperando que partiera el vuelo. Para quienes no conocen cómo funcionan estos sitios les cuento: básicamente uno puede comer y chupar todo lo que se le antoje, además de tener Internet gratis, Directv HD, teléfonos e impresoras para usar a gusto. Lo que pasó ahí dentro durante esas dos hroas creo que no hace falta que sea explicado.

Más tarde partió el vuelo hacia Nueva Zelanda, que duraba unas 13 horas, pero entre siestas, películas y juegos se pasó volando (cuack). Preferimos no comer mucho durante ese lapso, ya que la sala Vip nos había dejado con reservas suficientes como para 24 hs sin alimentos.

Por fin llegamos a Auckland... Mas nuevamente tuvimos que hacer espera. El destino, la isla sur, más precisamente Christchurch, nos esperaba para, finalmente, abandonar los aviones de hierro por al menos 10 días. Vale acotar que, curiosamente, durante esas dos horas de vuelo, se desarrolló el encuentro entre Nacional y Cerro, por lo que iniciamos una sana cábala consistente en ir vestidos con la 10 de Juan Ramón durante el viaje. Comenzó bien: al llegar a Christchurch garroneamos wifi y nos enteramos del demoledor 3-0 del equipo parquense.

De ahí nos separamos 3 individuos, y nos subimos al Motorhome donde nos esperaban 3 más. Allí partimos entonces bocha, bruno, gonza, mati, buka y alf con el sano objetivo de recorrer la isla sur. Comenzamos en Nelson, que no es otro amigo, sino una ciudad 400 km al norte del punto de partida. Allí fuimos a un bolichín donde había una despedida de soltera, y sin tener sobresaltos pasamos la noche ahí. Un dato: me desperté a las 4 de la mañana con incontinencias y recorrí la ciudad en busca de un baño. Por suerte a la media hora de bajarme del Motorhome pude descargar.

A la mañana siguiente, de Nelson nos fuimos al Abel Tasman, un parque enorme en donde hicimos un paseo que consistía en caminar 2 horas y media por la montaña, con hermosas vistas y un costo de 50 dólares. Al terminar partimos para Greymouth, adonde llegamos a medianoche y nos colamos en un camping de Motorhomes, para bañarnos y cargar la batería de la camioneta.

El miércoles salimos temprano para Franz Josef. Llegamos al glaciar y estuvimos 3 horas paseando. Había una opción de hacer el paseo por 160 dólares, con guía y zapatos de hielo incluidos, pero lo hicimos por la nuestra. Llegamos a tocar el hielo y tomar un poco de agua helada, pero no avanzamos mucho más para arriba porque es resbaloso. Luego hicimos lo mismo en el glaciar Fox, pero sin llegar al hielo. De ahí nos fuimos para Wanaka a pasar la noche.

Y bueno, por ahora eso es todo. Ahora estamos en un popular Mc, que parece ser el único sitio que presta el wifi, al menos por 30 minutos. Y cumplimos con el deber, como esperemos que sea cada jueves a las 21.

Hasta la semana que viene.