domingo, 13 de marzo de 2011

A puro huevo

El pasado miércoles se dio una jugada curiosa: el futbolista mirasol Darío Rodríguez apretó la zona genital de un colega de la Liga de Quito, desatando una andanada de comentarios hilarantes sobre el pundonor y la sexualidad del ex lateral izquierdo del Schalke y Sud América. En el pasado el español Michel había hecho lo propio (aunque con mucha más delicadeza) con el colombiano Valderrama, y en su momento el argentino Riquelme vio cómo un jugador de Banfield le realizaba un tacto rectal. Lo que sigue es un análisis carente del más mínimo rigor científico de la relación del deporte rey con lo genital.

Uno no se imagina a Nasazzi tocándole el miembro viril a Scarone a la salida de un córner, ni creemos que Ghiggia se haya señalado los genitales a la hora de vencer la portería del brasileño Barbosa (no podemos precisarlo con exactitud porque la toma esa de atrás del arco que los brasileños no alcanzaron a quemar es una bosta). Sin embargo, algunos recordamos cómo por la primera fecha del Apertura del 2008, el otrora mirasol Omar Pérez festejó tomándose los genitales (como queriendo decir “le empatamos en la hora al recién ascendido Racing porque somos de Peñarol y por ende tenemos una dosis extra de fuerza espiritual”), sin que nadie se horrorizara. El propio Aguiar se apretó su propio escroto con orgullo al festejar su gol ante el elenco ecuatoriano, haciéndonos a la idea de que si hubiera sido medio putito, esa volea terminaba en el talud de la Colombes.

Incluso el demagogo de Sebastián Abreu cuando pica un penal en condiciones adversas se señala sus testículos, invitándonos a creer que define de esa forma no porque sea un inconsciente, no, sino porque ostenta un temperamento fuera de lo común.

No sabemos en qué momento el fútbol se volvió cosa de machos, algo en el que prevalece lo anímico sobre lo físico y sobre lo intelectual. Uno no se imagina a un ruso de esos que juegan al ajedrez, haciéndole corte de manga a su rival al comerle un caballo, o manifestando a los medios que ganó porque puso lo que hay que poner en el tablero, y que el rival por ahí es mejor técnicamente pero que uno en base a ir con todo a cada jugada pudo equiparar el juego, aprovechando las escasas situaciones de mate que se le presentaron. Tampoco el garrochista salta más alto porque se crió en la calle, ni el velocista es más rápido por tener boliche (es más, Sérgei Bubka tenía una pinta de pechofrío bárbara, y Carl Lewis usaba medias de red y tacones… ¡pero cómo corría el hijo de puta!)

Pero si asumimos como válida la premisa de que para jugar al fútbol hay que ser bien macho, en el entendido clásico de que macho es antónimo de homosexual pusílanime, ¿qué hace Darío Rodríguez sobándole el pene al rival? Si lo quiere agredir, ¿por qué no le pega una patada en el pecho, o un puñetazo en la sien como el Dios Macho manda? No, agarra y le aprieta las bolas, le hace una morta y le pide que chifle, aprisiona las vergüenzas del rival de turno.

La respuesta es clara: a- le está intentando robar –por ósmosis– la hombría, del mismo modo que hay personas que te chupan la energía (entre otras cosas); b- Darío Rodríguez busca salir del closet como el arquero de su ex club (Manuel Neuer), que lo habría iniciado en el delicioso arte de catar falos, lo que nos invita a darnos cuenta de por qué su jugada favorita consiste en darle la espalda al rival bien contra la raya; c- Darío Rodríguez es una persona un tanto desequilibrada, que así como hoy le aprieta las pelotas a un pobre tipo, ayer desafió a pelear a un argentino que osó hacerle un par de goles, y hace un año le dio una patada de atrás a un niño (Lodeiro) cuando ya había terminado el partido. Y como Darío, y peores, hay unos cuantos.

Nosotros nos inclinamos por la tercera opción, agregando que afortunadamente, en el fútbol de verdad, el vínculo entre “fútbol” y “huevos” se hace cada vez –paradójicamente– menos palpable. A los técnicos que apelan a lo anímico cada vez les va peor, y la selección uruguaya que durante décadas será recordada como la mejor de los últimos tiempos (la de Sudáfrica) se caracterizó por no tener hombres dedicados a jugar sucio, ni a meter por el hecho de meter.

Tan es así que apenas si tuvimos un expulsado: el mismo niño Lodeiro, perturbado por la agresión sufrida semanas antes a manos (o a pies) del veterano defensor mirasol.

Brindemos pues por los jugadores que sacan la patita a la hora de trancar, pero que cuando tienen un tiro libre al borde del área, te la cuelgan del ángulo.

(Publicado en Guambia, 12/03/11).

14 comentarios:

Rafa dijo...

vale mas la pena recordar a dario por aquel zapallazo contra dinamarca que por este tipo de estupideces,que no hacen más que situarlo (conjuntamente con su short arriba del ombligo) en un jugador de la década del 60.

Andrés Reyes dijo...

GRacias Rafa.

Un éxito la columna, por cierto. Acá es jodido meterse con los caudillos.

Alvaro Fagalde dijo...

Es de la escuelita de Rivas, qué querés.

Ahora, me parece a mí o el ecuatoriano se hacía la víctima pero ponia el culito pa arriba?

Andrés Reyes dijo...

Sí, creo que se quedó con ganas de más.

Che, no hay música y ayer no hubo efemérides? O miento?

El editor dijo...

Yo creo que hay que tener un poquito de cada cosa, si se me permite. Para colgar un tiro libre en el último minuto hay que saber pegarle pero también hay que tener las agallas para pedirlo, para acomodarla, y para meterla en un ángulo.

Andrés Reyes dijo...

No sé... si tiene tanto huevo que haga un gol en el Tróccoli, que van 0 a 0 al término del primer tiempo.

klandestino dijo...

Gooooooooooooooooooool!!!!!!!!

klandestino dijo...

Goooooooooooooooooolaaaaaaaaaaaasooooooooooo!!!!

klandestino dijo...

2 a 0

Nada más...

Ah!

Todos putos

Bestiario dijo...

Muy bueno che, se nota que metiste huevo para escribir eso...

SiC dijo...

En el comienzo les amplio la idea. El del dedo en el orto de JRR fue Santa Cruz (no es paragua, uno argentino) que lo único productivo que hizo como futbolista que palparle la prostata al 10 boquense.
También habría que agregar al Chipi Barijho (jugando para Banfield) palpaldole el orifio anal a Ameli, cuando este estaba en el piso.
ah todo esto reflexiono, como les gusta meter garfio a los de Banfield eh...

Juan Domingo dijo...

divina Reyes!

y si. ya no se gana mas asi...
a nadie.

gracias a dios el futbol se ha convertido en una actividad mas intelectual que fisica, salvo por estos lares.

hay que pensar.

Aníbal Lamparone dijo...

Y... en un fúbol (si, fúbol) que se grita más un tranque ganando, que dos paredes seguidas (si es que eso puede llegar a suceder), ta brava la cosa...
Y ya que estoy, tengo una duda (que al menos yo creo) razonable: ¿porqué mierda se festeja tanto un córner?

klandestino dijo...

Yo para mí que se está planteando mal la contradicción entre jugador metedor vs. jugador talentoso o sobre los "fútbol" que con estos se identifican. Que esté repleto de enfermos en el fóbal uruguayo no quiere decir que meter, ir con todo a cada pelota, no dar ninguna por perdida y hasta a veces jugar al "límite del reglamento" (como dicen los panfleteros) esté mal en sí o sea lo "peor" de nosotros. El fóbal uruguayo no está así porque hay jugadores que hacen eso, en todo caso podrá estar en parte así porque hay gente (mucha de la que tiene influencia en las decisiones) que cree que el fóbal es solamente eso.

Yo en mi cuadro quiero jugadores que jueguen "bien", pero también quiero jugadores metedores. Y eso no quiere decir que quiera enfermos de la cabeza. Ta, es cierto que en Peñarol últimamente han abundado más de los segundos, pero bueno...

Peñarol Peñarol!!!