El más grande sigue siendo Carlos Marx

Amigos y amigas: tal como les he avisado oportunamente, estoy leyendo sobre la vida del propio Marx. Ya voy por la mitad, para los contras que no creían en mi propuesta.

¿Qué aprendí del señor barbudo? Varias cosas. A saber:

a- Era un crá, pero no tanto desde lo negocístico: siempre andaba pidiendo prestado para llegar a fin de mes.

b- Pese a que en general los rojos están en contra de las instituciones, el tipo era muy familiero: se casó con la Jenny, su novia de la juventud, con la que tuvo como cinco hijos. Claro está que como vivían en la miseria más miserable, se le pelaron 3.

c- Igual, no era perfecto: un buen día se garchó a la empleada doméstica, justo cuando ésta estaba ovulando. Y zas, nació un pobre guacho que terminó en un asilo. Bueno, igual si se quedaba en la casa de Marx, tenía 50% de chances de ser boleta. En todo caso, la Jenny nunca pudo perdonarlo del todo.

d- Marx era vehemente, pura adrenalina, no se comía ninguna. Era desordenado, medio zaparrastroso, irónico. Engels era más bien todo lo contrario: limpio, ordenado, más bien llano en sus pasiones. Era además el que le prestaba plata al pobre Marx, que menos mal no nació en la época de Pronto y Creditel.

e- De las ideas del tipo, poco para decir que no se haya dicho. El tipo se alegraba cuando la malaria llegaba a Europa, porque eso presagiaba la revolución. Que se terminaría dando en Rusia, país al que Charly le tenía mucha bronca, porque le cagaban el pastel a los ingleses, que eran sus preferidos.

f- Le gustaba criticar a todo lo que tenía delante. O sea, para ser su amigo tenías que pensar más o menos como él, porque si no, zas... te defenestraba. Algo así como el Toto Da Silveira.

To be continued.