Press Start: Saludame al amiguito

La semana pasada comentabamos en Press Start® lo difícil que resulta realizar adaptaciones de una película o un libro a un videojuego (o viceversa), aunque se planteó la excepción del juego de Volver al Futuro (breve paréntesis: a los que lo bajaron que les pareció? Como les ha ido?). Hoy veremos el caso opuesto: cuando un videojuego adaptado de una película no resulta bien.

El caso de estudio es Scarface: The world is yours (Radical Entertainment, 2006) basado en la película homónima de 1983 dirigida por Brian De Palma y protagonizada por Al Pacino.

La película la vio todo el mundo, pero por las dudas le refresco brevemente la trama: Tony Montana, un refugiado político cubano, llega a Miami y comienza a ascender en el mundo criminal de la ciudad, especializándose en el narcotráfico. Sin embargo, cuando en un momento se niega a matar a un tipo que iba a dar una conferencia en la ONU que podía complicar al narco boliviano Alejandro Sosa (el “jefe”, por decirlo de alguna forma, de Tony) a Montana se le complica un partido fácil. Con una paranoia cada vez más grande, fomentada por una importante adicción a la cocaína, Tony ve como su mundo se cae a pedazos. La escena final es épica, con Tony en su mansión enfrentándose a un ejército enviado por Sosa para eliminarlo.

La película acaba con Tony muerto, flotando en la fuente que decora su mansión, y donde se leía la frase “The world is yours”(el mundo es tuyo), el leitmotiv de Montana. La simbología es importante. Tony murió, después de haber logrado tener mucho dinero a costa de su moral y de su sanidad mental, pero en cierta forma se redimió -no mató al hombre aquel de la ONU porque estaba con su familia, y Tony no mata niños ni mujeres- y murió por mostrar un leve rastro de humanidad.

Pero ahora volvamos unos instantes atrás: Tony está en su mansión, disparando como un enajenado contra el ejército de Sosa. Así empieza Scarface:The world is yours. Tony mata a todos, incluso al asesino que venía por atrás (el que lo mata en la película). Se escapa, y vuelve a comenzar desde cero para recuperar Miami, y todo su imperio criminal, realizando misiones cargadas de acción, derrotando a pandillas callejeras, y traficando merca, ayudado por un enorme set de armamento que incluye preciosidades como una motosierra, rifles de asalto y una bazooka. A su vez, Tony posee un medidor de “bolas” que va ganando al matar gente (eso si, no se puede matar a peatones y otros inocentes), al insultar a otros (hay un botón para eso!) y al realizar locuras cada vez que se conduce un vehículo. Esa es la premisa principal del juego, cagándose en todo lo que planteaba la película.

Este es el preciso instante en el que la cagaron...

Ojo, el juego está bueno, y vale la pena jugarlo: tiene acción, sangre, explosiones, y todo el humor cínico y sarcático que aporta el Tony de la gente (y que además tiene la cara de Pacino, que la cedió gentilmente para la realización del videojuego, además de que eligió personalmente al que hace la voz del protagonista). De hecho, críticamente no le fue mal, y en cierta forma capta fielmente el ambiente de la película. Pero claro, falla en comprender el mensaje de De Palma, convirtiendo una historia con drama y profundidad en una más de Schwarzengger, o aplicado a los videojuegos, en un GTA más (Ah, como? Que no sabe que es GTA? No se preocupe, que la semana que viene se lo explicamos).

Tony Montana, un botija tranquilo, muy de su hogar...

En resumen: Scarface vale la pena como juego, porque es entretenido y jugable. Es decir, es una linda forma de pasar el tiempo. A su vez, si no le gustó el final de la película puede optar por creerle al juego, y disfrutar un poco más de uno de los mejores personajes cinematográficos de los 80s (y quien le dice, de toda la historia del cine), todo acompañado por la mejor música de la época, incluyendo la banda sonora de la película.

Ahora, si le interesan las historias con profundidad y dramatismo, búsquela por otro lado que acá no hay.