Todo Por La Misma Plata

Parece que fue ayer cuando escribí la última columna en este blog. De hecho, fue ayer.

Ocho años ya han pasado desde la creación de este* montón de bits con mística. Años en los que han sucedido todo tipo de cosas, la mayoría de ellas inimaginables para este servidor que allá por 2009 escribía sus primeros comentarios en un blog de tonos azules y verdosos. 

La cotideaneidad suele quitar importancia al peso relativo de las cosas. Más allá del chiché que significa esa frase, no deja de ser cierta. El ser humano es un bicho de costumbres, por lo que no es de extrañar que incorpore a su rutina ciertos hábitos o tradiciones. TPLMP es ya un hábito para quien escribe estas líneas.

Cuando digo TPLMP, no me refiero estrictamente al blog -que es una parte importantísima del concepto- sino a algo más grande, algo producto de ocho años de interacción con las personas que están de otro lado del monitor, más allá de los comentarios hilarantes o de las columnas.

Porque, en lo personal, TPLMP es hoy en día una comunidad que ha trascendido del ámbito virtual, y del formato de blog. El tiempo ha ayudad a forjar amistades a través del blog.

No quiero enumerar las cosas que he hecho o que me ha dado TPLMP, son muchas y es muy difícil e innecesario enlistarlas, pues con saber que las he vivido, con tener el recuerdo de las sonrisas, de las miles de horas dedicadas a este sitio, a compartir con desconocidos -que luego serían grandes y muy queridos amigos- con eso me es suficiente.

Como antes dije, es muy difícil tener una verdadera perspectiva de lo que representa este blog en mi vida, porque hace ya varios años es una parte de parte de la misma. 

Gracias a todos quienes a través de estos ocho años han dejado su huella, y fundamentalmente, gracias al loquito lindo y miliquerito que nos agrupó; Sr. Director, salú!

Les quiere,

Detaquito.