Prosigue la recorrida por las ocho perlas que componen el collar de
Copas Libertadores cosechadas por nuestras emblemáticas instituciones, a días
de comenzar a enhebrar la novena.
1980, Nacional bicampeón
Como ya era costumbre, los equipos uruguayos (Nacional
y Defensor) compartieron serie con los bolivianos Oriente Petrolero y The
Strongest. Nacional se comió 3 ante los aurinegros en La Paz, pero ganó los
otros 5 encuentros y clasificó sin despeinarse. La defensa integrada por el aún
joven y presumiblemente bolche Hugo De León, y el veterano Cacho Blanco, junto
a los expeditivos Washington González y José Hermes “Chico” Moreira, con Víctor
Espárrago devenido en volante central y Rodolfo Rodríguez en el arco, dotaban
al Nacional del Pepe Mujica de una capacidad defensiva nunca antes vista.
Los tricolores ligaron lindo en el reparto, pues en
semifinales debieron cruzarse con O’Higgins de Chile y el Olimpia de Luisito
Cubilla, campeón vigente. Nacional ganó los dos partidos de visitante 1 a 0 con
goles de Dardo Pérez, pero la cosa se complicó en Montevideo cuando los
guaraníes se pusieron arriba en el score. Pero al final los bolsilludos
empataron 1 a 1, la tarde en que el argentino Horacio De la Peña se coronaba campeón
en el abierto de Roland Garros. “De la Peña, De la Peña, De la Peña, de volea,
de volea, de volea” inmortalizó Víctor Hugo Morales, por entonces dedicado al
relato del deporte blanco, treinta años antes de pelearse con Magdalena Ruiz
Guiñazú.
Ya en la final, tocó turno de enfrentar al Inter de
Porto Alegre. Un número importante de hinchas tricolores (que según la fuente
consultada varía entre 10.000 y 450.000) acudió al estadio Beira Río. Y todo
para un 0 a 0 de morondanga.
En la revancha, desbordó Moreira, tiró el centro, y
Waldemar Victorino (que comenzaba con la racha positiva más destacada y efímera
del fútbol mundial, acaso comparable a la del italiano Totó Schilacchi en 1990)
no tuvo que esforzarse demasiado para anotar el gol del triunfo.
1982, Peñarol tetracampeón
Dirigido por Hugo Bagnulo (no lo comente frente a un
payador), Peñarol contaba con hombres como el arquero Gustavo Fernández (no muy
agraciado técnicamente pero muy afortunado, antítesis de su colega Fernando
Álvez), los zagueros Walter “Indio” Olivera (gran hincha de Nacional) y Nelson
“Tano” Gutiérrez (gran ser humano), el volante Mario “tintura veloz” Saralegui,
y el habilidosísimo puntero Venancio “Chicharra” Ramos, junto a Morena y su
archienemigo, el brasileño Jair.
En primera fase Peñarol superó a Defensor, Sao Paulo y
Gremio (resulta claro que Cataldi ya no armaba las series), y en semifinales a
Flamengo y Ríver. Destacó el 4 a 2 a Ríver en el Monumental (Carrizo volvió a
pararla de pecho) y el 1 a 0 sobre Flamengo en Maracaná, con soberbio gol de
tiro libre de Jair. Obvio que nadie fue a saludarlo.
En la final tocó rival chileno: el anaranjado equipo
de Cobreloa. Parecía papita, pero empataron 0 a 0 en el Centenario. La revancha
se jugó en el Estadio Nacional de Santiago, lo que fue una suerte ya que
Cobreloa basaba su fortaleza en oficiar de local en un estadio medio chuminga
pero ubicado a 7.904 metros sobre el nivel del mar, en pleno desierto de
Calama. El partido procedía a terminar empatado 0 a 0, cuando Venancio metió un
centro llovido y pasado, que Morena controló antes de rematar suave y por
encima del arquero Manuel Wirtz, que esa misma noche compuso el tema “amor
donde quieras que estés” en honor al zaguero Mario Soto, que había perdido la
marca del popular potrillo carbonero. La pelota terminó en las redes, Morena
salió festejando como enajenado, y los proyectiles comenzaron a llover desde el
generalmente iracundo público chileno.
1987, Peñarol pentacampeón
Dirigido por Oscar Washington Tabárez (al que
estuvieron bien cerca de echar), Peñarol debió sortear la dura oposición del
Club Atlético Progreso (en cuyo mediocampo destacaba el futuro presidente
Tabaré Vázquez), el histórico Alianza Lima y el poderosísimo Colegio San
Agustín. El carbonero equipo ganó cuatro partidos y empató dos, clasificando a
una exigente serie semifinal ante el campeón vigente River Plate, y el mítico
Independiente de Bochini.
Allí se vio lo mejor del equipo de las once estrellas,
con estelares performances de hombres de ofensiva tales como Diego “quién ze
haze cargo de ezto” Aguirre, Daniel “Pollo” Vidal, Jorge Cabrera, Ricardo
“Zurdo” Viera, Eduardo Da Silva y Jorge “Bomba” Villar.
En la final esperaba turno América de Cali. El equipo
de las once estrellas viajó a Colombia y se trajo un contundente 0 – 2 que
parecía complicar las cosas, máxime cuando a poco de comenzar la revancha en un
abarrotado Centenario, América convirtió por intermedio del paraguayo Cabañas.
Pero ahí Peñarol sacó ese queseyó y empató, gracias a una peinada de Aguirre a
la salida de un córner. Peñarol necesitaba ganar pero Aguirre se tomó su tiempo
para ir a festejar el gol a la reja de la Platea América, y hasta de babosear
al arquero argentino del América a la pasada, al grito de “por qué no gritáz
ahora, Falzioni”.
Sobre la hora, dudoso tiro libre al borde del área.
Varios ejecutantes parados en las cercanías del balón, pero solo uno que
lograría el objetivo: fue el Bomba Villar, que la puso en el ángulo superior
derecho de un Falcioni que se quedó petrificado, agachado, cual si se estuviese
enjuagando las partes pudendas en el bidet. Y en el partido final disputado
otra vez en Santiago, todos sabemos qué pasó. ¡Hacé tiempo ahora!
1988, Nacional tricampeón
Ningún hincha tricolor en su sano juicio podía llegar
a soñar con ganar esa Copa. Es que Nacional venía de tres años durísimos, y su
plantel no parecía destinado a grandes hazañas. En él destacaba un arquero
pelado (Seré), un lateral con problemas dentales (el Chango), un volante
central con la plasticidad de un lavarropas (Ostolaza), y tres delanteros
hinchas de Peñarol: “Pinocho” Vargas, “Pato” Castro y Juan Carlos De Lima.
Dirigidos por Roberto Fleitas, los albos avanzaron
tras superar a Wanderers (gol en contra del aún bohemio Enrique Peña, que salió
festejando de cara a la Ámsterdam), América de Cali y Millonarios, que en
Bogotá goleó 6 a 1 a los tricolores, con especial destaque para un autogol del
zaguero Martín Lasarte desde el medio de la cancha, caso único en el mundo.
En segunda fase tocó enfrentar a la Universidad
Católica. Nacional avanzó de pedo. En tercera el rival fue Newell’s, ya con la
incorporación del ahora facho Hugo De León. Faltaba poco para terminar la
serie, y Nacional se metía en semifinales, al igual que Peñarol. Cuando alguien
gritó desde la tribuna “métanse un gol en contra que quedan afuera los
quetedije”. Y dicho y hecho: el Bocha Cardaccio vio adelantado a Seré, se la
tiró por arriba, y afuera el manyaje.
En semifinales, otra vez arroz: América de Cali. Acá
ganó Nacional con un golazo tempranero de Yuber Lemos. Allá Nacional perdía,
justo cuando a De Lima se le ocurrió meterle un planchazo en la nuez a
Falcioni. El árbitro dejó seguir, y el barbado ariete mandó la pelota a las
piolas, al grito de “Peñarol nomá”.
En la final tocó nuevamente enfrentar a los rosarinos,
en los que brillaba el aún imberbe Gabriel Omar Batistuta, precioso botija.
Allá ganaron ellos 1 a 0, pero acá, con un Centenario repleto como nunca,
Nacional goleó 3 a 0: el primero de Pinocho, el segundo Ostolaza, y
el último de Hugo De León, que salió a festejar zarandeando su poncho rojo, al
grito de “renunciá, Bonomi”.
(Publicado en Guambia, 25-01-12).
23 comentarios:
esto es excelente
Excelente sos vos, Renzo.
Muy bueno!
Me hice la astilla.
Con lo de Falcioni agachado escupí todo el guiso'e mondongo en el monitor. Me voy a servir una buseca.
Está muy buena la columna pero en PDA se ve mejor... No sé que será...
Que Copa la del 88, la recuerdo como si estuviera ahi.
Bueno, por lo menos es lo que creo despues de haber visto tantas veces el video.
Que dos grandes consagraciones la de Peñarol contra el cuadro + baboso del continente que no fuera argentino ni brasilero y la de Nacional a puro huevo contra el PSV, un cuadro 500 veces mejor.
Yo recuerdo como si hubiera vivido la final de la intercontinental del 88 con el PSV ya que me miraba el video del partido completo con el relato de Muñoz casi todos los dias.
es muy bueno,descacharrante,me morí de la risa
Para quienes pudieron vivir una final ganada de copa, la más sincera envidia, de corazón.
Yo soy un tipo del interior, no estuve demasiado familiarizado con el fobal hasta el 2008 y el equipo de Marito, antes miraba y todo, pero me daba lo mismo, interior profundo, quiero aclarar, entre a laburar y en mi laburo conocí a un flaco, muy manya él, quien me pegó el vicio, sumado al equipazo que teníamops en 2008 me pegó el vicio, luego bueno, hasta hoy sigo, no me tiembla el pulso para confesar lo que voy a confesar, agarrenseNNN de las manos (?):
El primer partido de fúbtol de Peñarol que ví EN MI VIDA, fué la final de la copa contra el Santos... Antes fuí al Centenario a ver a Nacional contra Wanderers, era niño yo y mi viejo, bolso él, quería convencerme (?).
Seguí esta última copa como si hiciera 7 años que no la jugábamos, jugamos contra los cuadros más complicados que pdíamos jugar, seguramente si nos tocba un 11 caldas nos dejaba afuera, jugar contra los campeones de sus paises y el campeón de la libertadores vigente fué algo que afloró una mística que yo no conocía, sumado al orto increíble de Aguirre y unos jugadores que dejaron todo, me llegué a emocionar en un lote de partidos, vivir eso, en estos tiempos cuando todo el mundo dapara atras, que Uruguay nunca ganará una libertadores con ningún club y cosas así, realmente la ilusión fué enorme y la alegría también, no todas las personas de mi edad lo lograron vivir, en estos tiempos de hinchadas fuertes y que la tribuna es un show aparte, vivirlo en una final de copa es INCREÍBLE.
Uruguay NECESITA otra copa.
Yo viví plenamente consciente las del 87 y 88, y les puedo asegurar que la casi copa de Peñarol el año pasado se vivió mucho más intensamente.
Creo que es la fisura de títulos, Sr Reyes, o la calidad de imagen de la tele, no se (?)
Yo lo único que quiero que entiendan, es la emoción de vivir tu primer partido en un estadio grande, rodeado de más de 60.000 personas y un estruendo enorme, una fiesta que no se vivía hacía más de 20 años, más ahora que las tribunas son otro show, debutar con eso es increíble, es como si tu primera vez fuese con Angelina Jolie (?) o si fueses mina, sea con Brad Pitt, o si fueses puto, sea con Ricky Martin...
Hasta mañana gente (?)
Reyes, esto es excelente!
La verdad, de lo mejor que has escrito...
Te felicito, loco!
Esto es lo que diría si la hubiera leído...
Pero todavía no...
Ahora si...
Reyes, esto es excelente!
La verdad, de lo mejor que has escrito...
Te felicito, loco!
Un plato!. Master bolso escondido
Gloriosa nota.
Un pequeño apuntecito: la segunda conquista en la final del 88 fue por obra y arte del estilizado, aunque no por ello menos patadura Santiago "Vasco" Ostolaza con un soberbio testarazo digno de su briosa enjundia.
El Zorro le hizo un gol al América de Cali en el Centenario por la primera fase.
Insisto: ¡Gloriosa la nota!
Bueh, o sea que todavía no sabés lo que es gritar un gol convalidado en el estadio Centenario.
Jodido lo tuyo, Másker.
Muy buena Reyes, yo recuerdo el partido del centenario contra la Catolica del 88, hacia un frio de cagarse, partido aburridazo, y la gente festejaba como si estuvieramos goleando...yo era un niño nomas y recien empezaba a entender como era la jugada...
No comparto lo que decis que no se vivia intensamente, yo recuerdo que en mi familia estaban todos como locos y en la escuela lo mismo...
es mas, meti 18 en las 2 finales y no daba credito de la locura que habia en la vuelta (sobre todo en la intercontinental que termino como a las 4 de la matina y era mi primer madrugazo)...al menos me quedo grabado eso
muy buena nota.
Pero el 2do gol de la final del 88 fue de ostolaza. Saludos
Tas con toda la chele guacho, eh?
Tendrías que hacer un blog de humor.
Titi: tenés razón, no sé por qué me manqué con eso.
Reyes, sublime, como siempre.
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