Mientras algunos comienzan a meterse arena entre las patas, y otros intentamos arrancar el año con decoro, en TPLMP comienza a aparecer la programación de verano. Caracterizada por consignas vacías de contenido, pero ricas en buenas intenciones.
De la mano de la propuesta de la columnista de gurises de juntar unos mangos para comprar regalos para colaborar con Melchor y sus amigos (¿está abierta la cuenta ya?), proponemos evocar regalos que marcaron nuestra infancia.
Voy a elegir dos de los míos: el primero, un kart a pedales. De lejos llegué a pensar que era algo así como un subibaja, porque siempre relojeaba los regalos desde mi cuarto, ubicado a unos 8 metros del árbol, a la espera del visto bueno parental, dada mi proverbial genuflexión. Calculo que tenía 7 u 8 años, y me dio muchas alegrías tirándome por la bajada de 2 de mayo y Méndez Núñez.
El otro regalo fue la Commodore 64. 6 de enero del 87, final del Uruguayo en el Centenario, hecho que pasó a un segundo plano. Abrí el primer regalo y era un G.I. Joe (brasilero, llamado "Commando") con un ala delta. Luego había una suerte de piola (se ve que los Reyes tenían mucho tiempo libre). La seguí junto a mi hermana y allí estaba el aparato, armado, con sus dos joysticks "Quickshot" rojinegros, a la espera de los primeros juegos (que tardarían varias horas en aparecer, luego de consultar a todos los especialistas en computadoras conocidos y por conocer).
Hasta que alguien, creo que Sebastián, primo de mi amigo Martín, el único que guardo de aquella época, puso "LOAD "FORBIDDEN FOREST", 8" Y listo. Salió un juego de un señor que cazaba extrañas criaturas con su arco y flecha. Primero una araña, luego una abeja, luego unos sapos (foto), luego un fantasma amigo de un esqueleto, luego un dragón rojo, luego un dragón lila, y por último una suerte de lechuza. Si le pegabas a la lechuza, salían unos fuegos artificiales, y el juego volvía a empezar, aunque con mayor velocidad. Si no le pegabas, bajaba el mismísimo Lucifer, y game over.
Hoy mi celular de 200 pesos trae juegos con mejores gráficos, pero nada de eso parecía importarme a mis 10 años.
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¿Alguien más tiene algún regalo inolvidable de Reyes para compartir? Pues ya llegará el día en que los magos se den cuenta de que son 3, y que con una estrategia de comunicación decente, podrán volver a desbancar al gordo barbudo imperialista.
15 comentarios:
¡Aguanten los Reyes Magos, que no eran ni reyes ni magos, ni se sabe si eran tres!
¡Gordo coca(co)lero del imperio, go home!
-El tobogán (de verdad, de madera, pintado de rojo) cuando tenía 3 ó 4 años.
-La bicicleta, una Graziella rodado 12, azul, a los 5 años, que la usé hasta gastarla.
-La hamaca paraguaya, de esas grandotas, cuando tenía como 25 años (mi papá aún me regala para Navidad o para Reyes... ¡Que no decaiga!)
La hamaca la tengo y la uso asiduamente bajo la parra; los otros regalos los dieron o los vendieron, con la excusa de que ya estoy muy grande!
Reyes me encantaría hacer la columna de música... ¿es mucho pedir que me habilites? desde ya muchas gracias.
Después leo, ahora no tengo ganas.
los reshes magos son lo mejor...
realmente me daba cosa en la panza de la emoción ver que se habían comido el pasto y tomado el agua. y nunca pensé que era realmente imposible, viviendo sho en un piso alto.
Pero el regalo que recuerdo que me dió una alegría inconmensurable, fue un año que shegaron a la casa donde estabamos pasando las vacaciones.
Voy a donde estaban los regalos (sho tenia 6 años), y veo que me dejaron una mamadera y una carta. Me dió una bronca, porque la mamadera obvio sha no la usaba, y la carta me iba a dar un trabajo tremendo leerla...
pero claro, mi viejo insistió e insistió para que hiciera el esfuerzo de leerla, diciendo que si los reshes la habían dejado , era importante leerla, y la carta decía que los reshes estaban con mucho trabajo este verano, y me dejaban para que sho cuidara a lanitas. una ovejita bebe, (que resulto que estaba afuera) a la que todavía había que darle leche, y la que pude tener todo el verano hasta que se terminaron las vacaciones.
precioso.
Solo quiero decir que estoy vivo.
Volvere y sere millones.
Pd: el mas mejor de los regalos jue una clasica bici rodado 24, que ni bien la descubri agarre y sali a andar. Pero hete aqui que mis conocimientos en cuanto a conduccion de bicicletas de rodado alto no era la mejor, digamos que ese 6 de enero experimente traumatismos multiples...
no sé que edad tenía,pero había pedido una chumbera de regalo,pero hete aquí que los putos reyes se me aparecieron con un flipper de más o menos 50cm de largo por 30 de ancho.Desde ese día no creí más en dos viejos y un moreno elemento que viajan en caballos jorobados y vestidos de saltimbanquis.
Recuerdo que me levanto el 6 de enero, tendría unos 8 años y no había ningún regalo. Ese día nos íbamos a Punta del Este a la casa de unos amigos. En el viaje, conversábamos con mi hermana lo raro que nos parecía que no hubiera ningún regalillo. Cuando llegamos a al casa, mi madre me dice "traeme no se qué de galpón". Y cuando entro estaba apoyada en la pared esa BMX BLANCA.
Lo que comparto con PV, era comprobar que, efectivamente, se habían tomado el agua y se habían comido el pasto que le habíamos dejado la noche anterior. Eso me fascinaba.
Que feliz que fui con todas las bicis que me regalaron en Navidad o en Reyes.
Que lindo tener un hijo para regalarle una bici.
Si quieren les cuento mi peripecia del año anterior, a las 7:39 de la mañana del 6 de enero con las bicis colgadas del portabicis comprado en motociclo, que halló placer en volar por los aires al primer bache.
Bestiario: mal yo, ya te habilito, sentite libre de publicarla fuera de tiempo.
yo no tengo muchos recuerdosde mi infancia o temprana adolescencia...qué puede ser?
Digamos que el Family marcó un antes y un después en lo que respecta a regalos de reyes.
Conmigo los reyes nunca se portaron muy bien. Y a eso de los 12 o 13 dejaron de venir. El gordo maraca sí se portó bien, hasta el año antes de mi divorcio, más o menos. Después, naranja.
Y por transitiva, los reyes no se portan muy bien con mis hijas, qué también.
Sofía, seguro que no es nada grave. Con un par de electroshocks te olvidás de que no te acordabas cosas y listo.
sofi: el flagelo de la pasta base no respeta clases sociales.
A mi nunca me regalaron una bici. Procedo a suicidarme, como corresponde.
Alvaro: ¡no pierdas las esperanzas! Poné los zapatitos el 5 por la noche.
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