Mi tío Pocholo y Carlos Arias

No sé si podré escribir miércoles o jueves, pero en estos momentos la sub 20 la está peleando para clasificar a la segunda fase del Sudamericano de la categoría. Podrá o no, en todo caso no hay que olvidar que lo primordial es conseguir 2 o 3 jugadores que puedan alternar en la selección de acá a Brasil 2014. Ni más ni menos.

EL TÍO
Mi tío "Pocholo" -apenas sospecho cómo se llama realmente- superó ampliamente los 70 años. Nunca fue gran cosa, pero últimamente -problemas cardíacos incluidos- está hecho un viejo gagá insoportable. Al lado de él, el padre de Homero Simpson es un flogger twittero. Ahora que yo ya estoy bastante madurito, lo tengo como ilustración de todo lo que NO quiero ser cuando entre en lo que eufemísticamente se llama "tercera edad".

En materia estrictamente futbolística, mi tío no tiene la menor duda que jugadores ampliamente mitologizados como "Ciengramos" Rodríguez, "la Bordadora" Cantú o Julito Pérez eran muy superiores a cualquier Zidane, Ronaldo o Messi actuales. Que antes se dedicaban a maravillar a los aficionados con sus -innumerables- habilidades y que ahora sólo corren. Y, finalmente, a lo que quiero desarrollar hoy: que antes jugaban por amor a la camiseta.

¿Qué es jugar por amor a la camiseta?. Otro de esos mitos estúpidos que repiten periodistas y aficionados y que me hacen sentir cuando me opongo a ellos, como una especie de intelectual comprometido que desafía a la dictadura arriesgando su vida.

Estamos hablando de un deporte profesional y no de un ejército que debe defender con su vida la integridad territorial de una nación. Repito: ¿qué es jugar por amor a la camiseta?. ¿Significa que si vos hacés las inferiores en Wanderers no podés cambiar de cuadro si un grande -o Boca, o el Palmeiras o el Bologna- te ofrece mucho más de sueldo?. ¿Quiénes de los que hablan del amor a la camiseta no cambiarían de trabajo si ganaran más money? (*) . Antes los dirigentes clubistas se quedaban con las grandes tajadas en los pases y los jugadores no tenían voz ni voto en las decisiones de su carrera. ¿O la huelga de 1948 fue para pedir más gomina?. Capaz que la frase de "amor a la camiseta" la acuñó algún dirigente de aquella época.

Como comentario lateral, me hace acordar a la Pre Libertadores del año pasado cuando Racing jugó contra Junior de Barranquilla y algunos le gritaron "traidor" al uruguayo Casanova por jugar en el cuadro colombiano. Y lo peor es que se lo decían en serio.

EL MISTERIO DEL GOLERO JUVENIL
En 1981 Uruguay salió por última vez campeón sudamericano en lo que entonces se llamaban simplemente "juveniles". Grandes puteríos en el vestuario, de los que no fue nada ajeno el insólito Atilio Garrido (que para su cumpleaños se manda él mismo los regalos porque no lo quiere nadie). Para el Mundial en vez del más que prometedor Zeoli, el golero titular fue un desconocido Carlos Arias, proveniente del glorioso Racing, que estaba en la B. Es como si ahora el jas izquierdo de Sud América le sacara el puesto a Diego Polenta.

En la cancha Arias demostró que Raúl Bentancor -el abuelo de Lembo- no se había equivocado al citarlo con excelentes actuaciones hasta que... en los cuartos de final perdimos 2-1 con la no demasiado rutilante selección de Rumania por culpa de dos goles que se comió el hasta entonces intachable arquero. Lo que quiero remarcar es que a partir de ese momento el pobre Arias desapareció del mapa (**). Nunca más se lo vio en ningún cuadro grande ni chico ni del exterior. Apenas deambuló por Central Español muchos años después sin poder ni siquiera mantenerse en el puesto, lo que no parecería una tarea demasiado engorrosa.

Volveremos al tema de grandes jugadores juveniles que se van al joraca al tener que hacer su carrera después de la selección. Y si no me creen, googlen (o wikipedien) planteles anteriores de la sub 20 y miren cuántos nombres desconocidos u olvidados aparecen.

(*) Médica Uruguaya: pueden pedir mi celular en la dirección del blog.
(**) Aclaremos que Detaquito, el serial killer oficial de TPLMP, no había nacido aún.