sábado, 22 de enero de 2011

Nuevos hábitos. Verano: sol, playa y... ¡Pelela!



Al principio cuesta un poco acostumbrarse, pero cuando los padres le agarramos la mano a eso de desechar residuos tóxicos envueltos en papel vegetal... ¡Cómo cuesta encarar la pelela!

Nada de echarle la culpa al viejo Sigmund, ni poner por delante la palabra del pediatra. El botija nunca está preparado, para nada. A menos que se trate del bebé de Family Guy, nuestro hijo o hija no va a estar apto para hacer sus necesidades en un recipiente ni a los dos ni a los veinte años. Somos nosotros, los perversos adultos, quienes debemos hacernos cargo de domesticar a la fiera.

Ahora sí, van estos -para nada sabios- consejos de alguien que está probando las mieles y las hieles de introducir a su retoño en el arte de usar la bacinica.

Chiguagua experience
Nada como el calor para andar en cueros con los esfínteres al viento. Esto sí está avalado por la sociedad de pediatría y realmente funciona. El niño o niña experimenta una sensación de libertad increíble al ser exonerado del pañal carcelero. En este caso no se recomienda dejar al gurí deambular por superficies con moquete o pisos de madera. Las pérdidas serán inevitables. Tenga un trapo de piso o la propia Mery bien a mano.

El recipiente
En lo personal, recomiendo evitar esas pelelas fantasía que parecen más un carro alegórico del carnaval carioca que un recipiente para ir de cuerpo (así, sin eufemismos). Para jugar están los buggys y los burritos saltarines y todo lo demás. Está bien que se entretenga la criatura mientras hace lo suyo, pero tampoco que pierda el foco.

Asegúrese de que sea estable, de un plástico rígido y resistente a usos poco convencionales (pararse encima y demás deportes extremos). Un detalle repugnante: prefiera las pelelas cuyo diámetro no le dejan espacio al usuario para introducir sus manos y palpar el contenido (algo que les encanta hacer, esto sí, Freud dixit). Yo sé por qué se lo digo...

Las mejores, en mi opinión, son unas bien sencillas y baratas, redondas y firmes - con el sistema ese de los tachos de comida para perros, que impiden que se vuelquen- que traen una subida atrás tipo respaldo que a su vez oficia de manija. Además trae tapa -créanme que es útil- y cumple con la norma ISO del diámetro anti manitos. Hecho en China, como corresponde. Una joya del diseño. Si tuviera Wii Fi la venderían en un Apple Store.

A lo Pavlov
Somos animales de costumbre. Lo más importante es tener una rutina. También estar receptivos a cuando el botija pide, o parece que pide, o dice pipó, popó... o algo así, señalando el recipiente. Uno ya más o menos, de tanto cambiarlo, le tiene los horarios de descarga de mercadería a la criatura, por lo que es cuestión de invitarlo a tomar asiento y esperar. A algunos les gusta mirar los dibujos animados mientras -muchos hombres mueren de envidia al ver a sus hijos defecar y mirar la tele, no me digan que no- y otros prefieren jugar con un chiche o “leer” un libro. En eso no cambiamos demasiado con el tiempo.

Espere, sea paciente, no lo apure. Cuando haya terminado avisará, o se lo verá más aburrido, o se levantará victorioso... eso también es muy personal. Lo que sí recomiendan abuelas, psicólogos, vecinos y pediatras es festejar la deposición como si fuera un gol en la final de la Copa del Mundo. Aumentará el autoestima del bebé y nuestras chances de tener éxito la próxima vez.

Idas y venidas
Puede suceder que durante el proceso de aprendizaje el niño pase por temporadas de interés/desinterés respecto a hacer en la pelela. A no desesperar. Es normal, no solo con este sino con otros aprendizajes del bebé. Lo importante es respetar sus tiempos, sin cejar en el intento.

Una alternativa, sobre todo para acompañar la última etapa del aprendizaje, en la que guri se distrae jugando y “se le escapa” o “se olvida de pedir”, son los pañales “pull up”. Se trata de los mismos que vienen con tiras para pegar, sólo que con forma de bombacha con elástico y cinco veces más caros.

A lo Rousseau
Otra que contrato social. Dejar los pañales es la antesala de la civilización. De ahí a la guardería hay medio paso. Con cuatro frases locas y unos esfínteres apenas entrenados, le armamos la vianda, le colgamos la mochila y lo tiramos a la cancha sin preguntarle si quiere entrar. Por si fuera poco, de golero. Toda una vida tapando agujeros... Y si en una de esas salís bueno, se tiran al suelo y te cobran ¡Penal!


Espero que les haya gustado esta errática columna veraniega.

Gracias por existir. Los quiero.

6 comentarios:

El editor dijo...

Anoto una nueva forma de escribir buggy.

Por cierto, pelela para los niños, correcto. ¿cuando es que se vuelve a la pelela? Esta mal tener la pelela a los 20 años por si te da fiaca ir al baño de noche?

Brunzo dijo...

Vayamos por orden. Primero, que acertadda decisión darle unos puntos más al tamaño del texto.

Mi viejo me ponía una pelela solo en la noche, debajo de la cama. Yo tenía como 5 o 6 años. Muy vago mi viejo.

Gran columna, con un exquisito sentido del humor.

Macarena dijo...

Letra: no sé arreglarlo. Lo intenté, pero no pude.

Capaz que quedó un poco floja la columna.

No es sencillo trabajar con el tema "pelela". Es como que te toque hacer una publicidad de papel higiénico.

Pido un poco de crédito por no temerle al desafío.

Andrés Reyes dijo...

Me gustó la propuesta. Concuerdo con lo de los diseños de pelela, que no dejan de ser un lugar que el botija llenará de meos y soretes. ¿Qué necesidad de ponerle cara de oso panda? ¿No será que el niño reprimirá sus ganas por miedo a defecar a tan simpático animal? ¿Y si lo toma por costumbre y va y te caga al perro?

andal13 dijo...

Exquisita columna.

¿Y qué fue de aquellas pelelas esmaltadas (bacinillas) que los adultos tenían bajo la cama?

Se han perdido los códigos, no hay caso

Vidiella dijo...

Excelente nota. De acuerdo en casi todo. Sobretodo la Chihuaha Experience (si les toca aprender en épocas de verano), ahorrás un montón en pañales o los oligarcas pull-ups.

Sólo le agregaría la posibilidad de evitar la pelela e ir directo al inodoro.

Con mi primer hija le pusimos pelela, con la segunda derecho al wc.

Me quedo con la segunda. No es muy agradable limpiar pelelas, y la gurisa no tuvo otra que aprender a hacer, porque se agarraba unos bodrios enormes sentada en el water. Y nada de libritos sino se pierde el efecto concentración.

Eso si, recomiendo esos adaptadores para la tapa del water que lo que hacen es achicar el agujero, porque sino el crío se les cae para abajo, o peor, se les sienta tan adelante que mean todo para afuera.