Es una pena que el mejor encuentro futbolístico del 2011 se haya jugado tan pronto, pero así lo ha querido el Dios Tano: “el partido de las estrellas”, disputado el pasado 5 de enero en el Campus de Maldonado, marcó el punto más alto de la temporada, y acaso del siglo entero. Glamour, emoción, técnica, y una interesante dosis de “quiero pero no puedo”, caracterizaron un emprendimiento que crece con cada edición. Lo invitamos a recorrer sus páginas más imborrables.
La velada comenzó temprano, con un match que reunió a diversas figuras de nuestro jet set mediático deportivo, de la talla de un Alberto Sonsol. Afortunadamente, no pudimos apreciar sus alternativas, aunque adivinamos escenas de elevado contenido emocional.
Previo al partido de fondo, y mientras las tres tribunas habilitadas del Domingo Burgueño Miguel se colmaban (la vieja tribuna oficial se sigue desmoronando de a poco), llegaron los primeros puntos altos de la noche: pseudo desfile de modelos de Pancho Dotto con Jéssica Cirio a la cabeza, habilitando el humor inteligente de los muchachos de Tenfield, siempre proclives al comentario incisivo si de materia sexual se trata. Además, unas señoras con ridículos uniformes hacían descoordinados juegos con unos bastones, ante el desinterés general.
Mientras las figuras de antaño comenzaban a irrumpir en el prolijo césped, y con una centena de niños y adolescentes que intentaban tanto conseguir un autógrafo como manotear una modelo, ingresó Alcides Edgardo Ghiggia. Tras demostrar que tiene mejor pique corto que Santiago Solari, fue hasta el centro de la cancha, le dio un chupón a la Cirio, y entre los dos dieron el puntapié inicial al encuentro.
Sin lugar a dudas, la mayor atracción de la noche estuvo dada por la presencia del brasileño Jair, que físicamente vendría a tener la cara de Pelé, el pelo de Ronaldinho, y el cuerpo de Horacio Rubino . El ex volante del Peñarol 82 exhibió fragmentos de su inagotable clase, aunque debió retirarse antes de tiempo del campo, cuando por los altoparlantes se solicitó al propietario del Toyota Célica matrícula brasileña, la presencia junto al mismo.
Entre los ex Peñarol, destacaron Bengoechea y Ruben Paz. Enzo Francescoli, sabido es, se tragó un gomón y no la tocó. Increíble el caso de Alexis Noble, que está menos gordo ahora que cuando jugaba. Entre los ex Nacional, varios empleados de Tenfield: Seré, Berrueta, Polilla De los Santos, Pelado Peña, y tantos otros.
El primer tiempo terminó 2 a 1, con dos de Alexander Medina (no hacía dos goles en un partido desde el clásico del Apertura 2004) y uno de un peludo rubio cuyo nombre no pudimos retener. Para el complemento, el entrenador Ronco López dio ingreso a Juan Ramón Carrasco, que al minuto de juego conectó con Gambetita Latorre (uno de los pocos argentinos que vieron acción, junto al verborrágico Chatruc, el Petaco Carbonari, y el Chapulín Cardetti) y sacó un violento shot que dejó sin asunto a Jorge Seré, cuya piel ha adquirido la tonalidad del Martín Fierro de Oro.
Por un momento, Carrasco habrá pensado en incluirse en la lista de buena fe de la Copa Libertadores, pero afortunadamente no le salió más nada durante el resto del encuentro.
Otros protagonistas que merecen mención: Jorge Larrionda (dejó jugar demasiado, acaso sabiendo que la FIFA lo viene observando desde que le metió la mano en el bolsillo a los ingleses en el Mundial), Pablo Fandiño (media transmisión de Tenfield se basó en adelantar un acontecimiento protagonizado por el citado linesman, que finalmente no tuvo lugar), Néstor Gabriel Cedrés (hubiera sido titular indiscutido en el Peñarol de Manolo), Julio César Dely Valdés (jamás apareció), Javier Zeoli (que sigue peleado con Seré, al extremo de que debieron separarlos en el vestuario), Paolo Montero (le tiró un codazo a un niño que le pidió la camiseta), el Pato Aguilera (un día va a explotar y reíte del Big Bang), Pablo Francescoli (por momentos daba vergüenza ajena metiéndose en la cancha de particular a impartir órdenes incomprensibles; solo le faltó orinar el campo) y el Pete Russo (el gobierno nacional debió interceder pues la municipalidad de Maldonado quería negarle el visado).
Cuando faltaba minuto y medio para finalizar la brega, Larrionda pitó tres veces, y pareció que todo terminaba allí, hasta si se quiere, dignamente. Pero no: el pito internacional tomó la pelota bajo su brazo derecho cual Obdulio (quien jamás hubiera participado de un match semejante), y dispuso a cumplir con el trámite de la definición por penales. Hasta que ejecutado el séptimo, y cuando todos pensábamos en un récord guiness de cantidad de penales efectuados (el Tito Mastandrea y Zeoli parecían ser incapaces de detener siquiera uno), el Ronco López tomó la pelota, dijo “hasta acá llegamos”, y se fue de la cancha. Como el niño dueño de la pelota que se va del picado porque la madre le grita “entrá de una vez, Yónatan”, el popular peluquero trapoterapéuta le puso punto final a una jornada inolvidable para todos y todas.
Que se repita.
(Publicado en Guambia, 08/01/11).
6 comentarios:
Lo del Ronco López tomando la bola y yéndose, es cierto?!?!?!
Y me imagino los comentarios que harían los de la T con las modelos, dignos de un niño de 12 años, no?
Simplemente, G-E-N-I-A-L. Aplausos y solo aplausos.
qué lindo che. Mejor el relato que el partido.
gaBrunzo: es tal cual. Agarró la pelota y se fue. Nadie entendía nada. Debe ser record Guiness, única definición por penales en la que se patearon solo 7 penales y los 7 fueron gol.
Gracias, chicos. Son pocos, pero buenos.
Me lo perdí, pero la crónica me dice todo. Una suerte no haberlo visto.
Muy lindo todo
Che Andrés, no hablaste nada de que jugaron juntos el Gordo Barrera y el Dr. Balbi.El primero demostrando su calidad al dar un pase ladrillezco a un com pañero ubicado a escasos 1 metro de él,ahh y con la diez en la espalda.Mientras tanto Balbi tratando de calentar el encuentro metiendo la pesada a un rival.
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