Trabajo de
hormiga
Sí, trabajo de hormiga. Este es el
laburo que conseguí hace tres años. Antes trabajaba en un MacDonnalds, pero la
paga no era tan buena. Hacer de hormiga es genial.
No te pienses que lo único que tengo
que hacer es usar este sofocante disfraz de polifón y repartir volantes de una
ferretería. Esa es en realidad la fachada tras la que se oculta mi verdadera
ocupación. Las hormigas controlan el mundo sin que lo sepamos, son muchas más
que nosotros, pueden levantar más veces su peso, incluso pueden sobrevivir
durante el invierno habiendo trabajado solo durante el otoño. Ya te gustaría
ser una. De hecho a mi me gustaría serlo, pero es imposible. Puedo trabajar de
hormiga, pero lamentablemente nunca seré una.
Más allá de estas virtudes que acabo
de enumerar, las hormigas tienen un gran defecto, son muy ingenuas, si yo me
disfrazo de hormiga, incluso midiendo un metro noventa, y con este disfraz
bastante rudimentarios, ellas van a creer que lo soy. Y de hecho es así, y así
funciona mi trabajo. Estoy en la división de investigación interespecífica de la CIA. Mi tarea consiste en
infiltrarme entre ellas y obtener información sobre sus planes como especie y
transmitírselo a mis superiores.
Recuerdo cuando nos preguntaban de
chicos en la escuela de qué queríamos trabajar. Todos decían: presidente,
bombero, policía, futbolista, abogado, escribano. Y alguna vez a uno le decían:
"Ah, pero mirá que para ser abogado primero tenés que hacer tremendo
trabajo de hormiga". ¡Y lo decían en sentido figurado! Me acuerdo y me
río... A ver... ¡Ah! ¡Jua jua jua, qué divertido! (Sí, me sigue pasando,
todavía me acuerdo y me río). Nadie se imaginaba que el trabajo de hormiga
podía ser un trabajo en sí y no un medio para llegar a otra cosa. Tantos tests
vocacionales tuve que hacer al pedo, para venir a darme cuenta, como de
casualidad que el trabajo de hormiga era lo mío.
Cuando le presenté mi renuncia a
Ronald, y se me cagó de risa en la cara, como suele hacer el payaso bufarrón
ese que solía ser mi jefe, ya estaba pensando en comprar el diario del domingo
y ojear el gallito para buscar un nuevo empleo. Y así lo hice. Ví el anuncio:
"TRABAJO DE HORMIGA", letra impact, negrita, tamaño 8, me acuerdo
como si fuera hace tres años. Largué la carcajada y me puse a buscar algo en
serio. Vine a dar con un trabajo en una ferretería que no quedaba muy lejos de
casa, fui a dos entrevistas y quedé. Finalmente, cuando entré el primer día, me
dijeron "tomá" y me dieron este disfraz que vos ves ahora. Grande fue
mi sorpresa, cuando de un auto negro se
bajaron tres pelados trajeados y con lentes de sol, me invitaron a subir y me
explicaron mi misión. Me tentó la oferta, y creo que no me arrepiento. Es un
trabajo de hormiga, pero me gusta hacerlo.
7 comentarios:
Bien gjoffe estas pasando por tu mejor momento.
¡El Cofre viejo y peludo!
No nos faltes nunca.
Un saludo para el hormiga Valdez, gran perdedor si los hay...
Mucho mejor el hormiga Alzamendi, a quien también aprovecho para saludar
Otro punto alto en el historial.
Siempre fue triste.
Ahora luce triste y enojado.
¿Todas las hormigas serán así?
gracias
Estupendo!
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