lunes, 4 de junio de 2012

CUENTO: Trabajo de hormiga


Trabajo de hormiga



            Sí, trabajo de hormiga. Este es el laburo que conseguí hace tres años. Antes trabajaba en un MacDonnalds, pero la paga no era tan buena. Hacer de hormiga es genial.
            No te pienses que lo único que tengo que hacer es usar este sofocante disfraz de polifón y repartir volantes de una ferretería. Esa es en realidad la fachada tras la que se oculta mi verdadera ocupación. Las hormigas controlan el mundo sin que lo sepamos, son muchas más que nosotros, pueden levantar más veces su peso, incluso pueden sobrevivir durante el invierno habiendo trabajado solo durante el otoño. Ya te gustaría ser una. De hecho a mi me gustaría serlo, pero es imposible. Puedo trabajar de hormiga, pero lamentablemente nunca seré una.
            Más allá de estas virtudes que acabo de enumerar, las hormigas tienen un gran defecto, son muy ingenuas, si yo me disfrazo de hormiga, incluso midiendo un metro noventa, y con este disfraz bastante rudimentarios, ellas van a creer que lo soy. Y de hecho es así, y así funciona mi trabajo. Estoy en la división de investigación interespecífica de la CIA. Mi tarea consiste en infiltrarme entre ellas y obtener información sobre sus planes como especie y transmitírselo a mis superiores.
            Recuerdo cuando nos preguntaban de chicos en la escuela de qué queríamos trabajar. Todos decían: presidente, bombero, policía, futbolista, abogado, escribano. Y alguna vez a uno le decían: "Ah, pero mirá que para ser abogado primero tenés que hacer tremendo trabajo de hormiga". ¡Y lo decían en sentido figurado! Me acuerdo y me río... A ver... ¡Ah! ¡Jua jua jua, qué divertido! (Sí, me sigue pasando, todavía me acuerdo y me río). Nadie se imaginaba que el trabajo de hormiga podía ser un trabajo en sí y no un medio para llegar a otra cosa. Tantos tests vocacionales tuve que hacer al pedo, para venir a darme cuenta, como de casualidad que el trabajo de hormiga era lo mío.
            Cuando le presenté mi renuncia a Ronald, y se me cagó de risa en la cara, como suele hacer el payaso bufarrón ese que solía ser mi jefe, ya estaba pensando en comprar el diario del domingo y ojear el gallito para buscar un nuevo empleo. Y así lo hice. Ví el anuncio: "TRABAJO DE HORMIGA", letra impact, negrita, tamaño 8, me acuerdo como si fuera hace tres años. Largué la carcajada y me puse a buscar algo en serio. Vine a dar con un trabajo en una ferretería que no quedaba muy lejos de casa, fui a dos entrevistas y quedé. Finalmente, cuando entré el primer día, me dijeron "tomá" y me dieron este disfraz que vos ves ahora. Grande fue mi sorpresa, cuando de un  auto negro se bajaron tres pelados trajeados y con lentes de sol, me invitaron a subir y me explicaron mi misión. Me tentó la oferta, y creo que no me arrepiento. Es un trabajo de hormiga, pero me gusta hacerlo.

7 comentarios:

Seba.uy dijo...

Bien gjoffe estas pasando por tu mejor momento.

Carles dijo...

¡El Cofre viejo y peludo!

No nos faltes nunca.

Lucho dijo...

Un saludo para el hormiga Valdez, gran perdedor si los hay...
Mucho mejor el hormiga Alzamendi, a quien también aprovecho para saludar

El editor dijo...

Otro punto alto en el historial.

faraón dijo...

Siempre fue triste.
Ahora luce triste y enojado.
¿Todas las hormigas serán así?

elCofre dijo...

gracias

Atroposmortem dijo...

Estupendo!