La importancia de lo que significa un supergrupo

De improbable ocurrencia en la sociedad uruguaya, por esta impronta que nos obliga a darle con un elocuente caño a cualquier individuo que se destacare en cualquier actividad, un “supergrupo” en términos musicales es una banda formada por integrantes que ya eran famosos antes de la creación de la misma. Si bien parecería que es un requisito que los individuos involucrados no tengan berretines ni excesos de protagonismo, es de sospechas levantar el hecho que todas las bandas involucradas tienen una duración por demás efímera. Habría que inferir, pues, que en el corto plazo alguno de los implicados la va a pudrir. Haciendo de cuenta que a alguien le interesa podríamos repasar algunas, de las que suenan bien y de las que son, en todo el esplendor del término, una absoluta poronga. Los verdaderos e inigualables llegarán, como siempre, de la mano de la década del ’60.

Cream: tal vez el primer supergrupo, aunque con un detalle con respecto a la definición. Clapton ya había sido integrante de los Yardbirds y de los Bluesbreakers de John Mayall en 1966, y ya se corría la bola en Londres sobre aquello de que el Eric de la gente era un tal Dios. Lo peculiar viene a ser que Jack Bruce (el bajista) y Ginger Baker (el batero), no eran músicos que ya se hubiesen consagrado en otras bandas, pero sí estaban reputados en la capital británica como lo mejor del nuevo jazz vernáculo. Clapton se conocía con Bruce porque éste también había estado muy brevemente en los Bluesbrakers, y el Jack sería vocalista y compositor de los mayores éxitos de la banda. Bruce y Baker se conocían porque ya tocaban en la misma banda. De los numerosos éxitos de Cream a ambas márgenes del océano, “Badge” es el más curioso, siendo que es una coautoría entre Clapton y George Harrison, donde además George toca la guitarra bajo el seudónimo de L’angelo Misterioso, para evitar problemas legales entre las discográficas respectivas. Duraron dos años, pero en 2005 se volvieron a unir para una serie de conciertos en el Royal Albert Hall de Londres, y el espectacular DVD “Royal Albert Hall: London May 2-3-5-6 2005” da cuenta de ello.

Crosby, Stills, Nash & Young: David Crosby la había descosido en The Byrds (cuando no imaginaba que iba a poner su voz en dos capítulos de los Simpsons), Stephen Stills había trascendido con Buffalo Springfield, y Graham Nash había sido una de las notables voces que armaban las armonías casi inigualables de los Hollies. Luego del disco debut, Stills metió pa’ adentro al propio Neil Young, que también había estado en Buffalo Springfield, y ahora la iba de solista. Editaron “Deja vu”, se fueron de gira, y se separaron. Con los años, se reunieron un par de veces sin Young para forrarse haciendo giras y editando discos que iban derecho a las listas, hasta que Crosby se entró a ir al carajo con las drogas y los quilombos con la ley. Es por demás pintoresco el recital de reunión de los Hollies en 1983, donde hacen algunos covers de CSN aprovechando el retorno temporal de Nash a la banda.

Blind Faith: cuando Cream se separó, Clapton se juntó con Steve Winwood (piano), que venía de ser un loquito muy exitoso al frente de Traffic. Marcando bastante bobera, Clapton trajo a Ginger Baker para que fuera el baterista de Blind Faith, que fue lo mismo que decir que Jack Bruce los tenía paspados. De pique Clapton se sintió presionado a grabar y salir de gira, y en poco tiempo empezó a andar más con sus teloneros, Delaney & Bonnie, que con sus compañeros. Solo dejan un álbum, aunque Clapton y Winwood saldrían de gira en 2011 juntos por Japón, y lanzarían un álbum en vivo que les valdría dos nominaciones al Grammy (marcharon).

The honeydrippers: este botija Robert Plant tenía muchas ganas de tocar rhythm & blues, algo que sería considerado de brisco si lo hiciera con Led Zeppelin. Como consecuencia, se resolvió a formar The honeydrippers, un proyecto alternativo con el cual despuntar el vicio. Si bien la formación original era con músicos de sesión, para el lanzamiento de su único EP en 1984 (de 5 canciones), Plant se consiguió la participación de un tal Jimmy Page y de un tal Jeff Beck para que tocaran la guitarra. Por increíble que parezca, un cover de “Sea of love” de Phil Phillips que aparecía en el EP fue lanzado como simple y llegó al puesto 3 en las listas americanas, más alto que cualquier simple de Zeppelin.

The traveling wilburys: ningún rejunte de cráses tiene más cráses y mejores discos que esta maravilla del reino animal. Cierta vez nuestro buen amigo Harrison se juntó con unos amigos suyos, un tal Tom Petty y un tal Jeff Lynne (el capanga de la Electric Light Orchestra) para grabar la cara B de un futuro simple de George, aprovechando la amistad que todos tenían desde hacía años. Cuando la cosa se entró a poner picante, a George le pareció una buena idea que no podía faltar Bob Dylan en una reunión de amigos. El resto es evidente: si usted está en su casa mirando El Sello de Hoy y recibe una llamada de estos cuatro astros y le preguntan si se anima a arrimarse a poner su voz en algunos temas, hay que ser muy cagón para no agarrar viaje. Roy Orbison se prendió como una garrapata, y así nació “Traveling Wilburys volume one” en 1988, con los simples “Handle with care” y “End of the line” a la cabeza. Los acompañó en toda su existencia Jim Keltner en batería, un tipo que tocó con absolutamente todos (hasta en “El desembarco” de Leon Gieco este año!). En pleno rapto de buena onda entre los integrantes, Orbison sufrió un ataque al corazón poco después del lanzamiento del disco y, como es frecuente declarar en este blog, mucha gente se quiso tragar un sorete. Como justo homenaje al amigo ausente, los Traveling Wilburys hicieron dos cosas: en el videoclip de “End of the line”, donde aparecen todos los integrantes de la banda tocando y cantando en un vagón de tren, hay una mecedora con una guitarra hamacándose encima y un portarretrato con una foto suya; y el segundo y último álbum de la banda, de 1990, se llamó “Traveling Wilburys volume three”, volviendo ausente un volumen dos.

BBM: solamente para no dejar colgada la historia de Jack Bruce y Ginger Baker, diremos que en 1994 se juntaron con Gary Moore (ex Thin Lizzy) para lanzar un muy buen único álbum. Y además tenía muchas ganas de poner “City of gold”, un temazo.

Otros supergrupos que quedarán en el tintero serán las formaciones de la All-starr Band de Ringo Starr, con las que sale de gira desde 1989; las formaciones de G3 con las que sale de gira Joe Satriani; Audioslave, una mezcla de Rage Against the machines y Soundgardens (que no me gusta); Velvet Revolver, una mezcla de Guns ‘n Roseses y Stone Temple Pilotes (que no me gusta); Chickenfoot, una mezcla de Van Halenes, Red Hot Chili Pepperes y el propio Satriani, quienes lanzaron su último álbum tan cerca como este año (Chickenfoot III) (que no me gusta); y la última novedad 2011, SuperHeavy, con Jagger y la muy entrable Joss Stone a la cabeza (que no me disgusta tanto como las anteriores, pero mucho tampoco me gusta).