"Vengo para jugar una copa"

Así de categóricas fueron las declaraciones del popular José María Franco tras su llegada al River Plate de Carrasco. El moreno elemento, de trayectoria vertiginosa, tuvo sus inicios en primera división allá por 1996 en Central Español. Con compañeros de la talla de Filgueira, Mozzo y hasta un joven Surraco, pudo lucir sus virtudes, al punto de lograr el ansiado pase a un equipo mirasol recién consagrado quinqueñísticamente.

Sin embargo, el éxito no lo esperaba con los brazos del todo abiertos, y pasó 4 años sin muchos éxitos en el equipo aurinegro, desde donde, de todas formas, logró su pase al Torino italiano. En el viejo continente pasó lo inesperado: dinámica, buen futbol, pases al pie, y un buen promedio goleador, hicieron de un mal jugador, un excelente delantero. Lamentabemente, las lesiones no le permitieron aplicar su increíble promedio goleador a una buena cantidad de partidos, lo que habría conllevado al menos, un poco de éxito desde lo periodístico.

Así pasaron 4 años más. ¿Luego? Lo que todos conocemos. El paso por Santiago Wanderers, y el regreso a Peñarol, en donde marcó un gol cada 45 minutos, y jugó 45 minutos cada un mes. Ahora bien, ¿será ésta la pieza que falta en el esquema de JR? ¿Acaso su promedio goleador, aplicado a la gran cantidad de chances propias del tiqui tiqui, formen un algoritmo perfecto, de cara a la consecución de la Copa Sudamericana?

Interrogantes ellas que no tardarán en develarse. Quedate tranquilo canguro, que tu puesto estará bien cubierto.