lunes, 24 de agosto de 2009

Obra colectiva

Érase una vez un niño, llamado Benito, de quien todos se burlaban en virtud de su corta estatura. Pero un día Benito se dió cuenta que tenía una habilidad que lo hacía sobresalir de sus compañeritos.

Esa habilidad consistía en leer la mente de los demás, reconocer sus mayores preocupaciones y darle consejos para solucionarlas. Aprovechando esa habilidad, puso algo entre sus manos. Algo enigmático, que estuviera a la vista de todos, pareciera de mucho valor y que despertara la codicia de la mayoria: ¡una bola de cristal! Y con ella montó un espectaculo de magia, en las horas de los recreos, y en la kermesse.

Un dia en una de esas tardes en las que con su capa ponía en marcha el show de mentalismo. Vino "Arielito", un mago amigo de la clase de al lado que le ofrecio una sociedad para animar fiestas infantiles. Empezo a hacer mucha plata hasta que un día:

-Pero nos hace falta algo más para llamar la atención... alguna mina en bolas, por ejemplo- dijo Benito. Pero Arielito, sabedor de las circunstancias que deberían atravesar ante el fisco, prefirió una segunda alternativa: un pan que hablara. Benito acometió:

- No va a funcionar, acordate cómo le fue a Maradona con la pelota parlanchina. Necesitamos algo con más punch. A lo que Arielito replicó:

- Tranquilo, hasta podemos llamar la atención con tu apellido. Mirá, hagamos la prueba. Tocá esta flauta de pan.

- ¿Qué tiene? Está blando...

- ¡Eureka!

La publicidad no se hizo esperar: Benito Cámelo sonaba en todos los altoparlantes de la ciudad, instando a los pobladores a tocar el pan que hablaba.

Continuará. O no.

5 comentarios:

Andrés Reyes dijo...

Yo creo que nos quedó precioso.

Gran trabajo de El Nacho en la recopilación.

zorro d colonia dijo...

petacular.Va a estar bravo para cobrar los derechos de autor

El Nacho dijo...

Creo que lo mejor fue el final.
Veniamos cayendo lenta e inexorablemente a la cuneta.

Bestiario dijo...

Grrrrran trrrrrabajo. Felicito a el autores, o a los autor.

Andrés Reyes dijo...

Capaz que estuve mal en terminarlo así, de modo recursivo.