Sirviendo a la sociedad

Les pido perdón por haber llegado tarde. Es que como les dije, hoy me iba tempranito a forjar mi destino al parlamento. Desde chiquito sentía cierta relación especial con ese edificio al que tantas veces visitamos con la escuela por una cuestión de cercanía geográfica, más que espiritual. Recuerdo cómo una vez le conté un chiste de Jaimito a un blandengue para tantear su reacción.

"Te vas a presentar para servir café y acá no sos capaz de lavar una taza, hijunagransiete" me dijo mi madre cuando conoció el despertar de mi vocación por servir a la patria. Ella quiere que sea cirujano, como el tío Amílcar. ¿Cuántas cirujías tendría que hacer para ganar veintipico de palos? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que le tenga que extirpar un quiste a un senador? ¿No te das cuenta de los contactos que podés entablar ahí, donde se cocinan los destinos de nuestra amada democracia?

Preguntas para las que mi madre no tuvo respuesta. Por las dudas sigo yendo a Ingeniería, donde si repetís el año no llamás tanto la atención.

.

Así que me tiré hasta ahí. Siete cuadras de cola, formadas por jóvenes y viejos, ricos y pobres, nenes bien y laburantes, planchas y chetos, darks y floggers, hinchas de Nacional y de Peñarol, de Cerro y de Defensor, de Las Bóvedas y de Urunday, de Sugar Ray Leonnard y Chris Namús. Fueron nueve horas haciendo cola escuchando radio, empecé con Cotelo (parece que Astori está a 78 puntos del Pepe), seguí con Joel (¿seguirá usando colita como cuando estaba en Deporte Total?) y terminé con Julio Ríos. Hasta que el amable funcionario (que, calculo, debe estar cobrando no menos de 152 mil pesos) se quedó con mi currículum, anotó mi nombre y cédula, y levantó la vista buscando al siguiente.

¡Que viva la democracia!