Atrás quedaron aquellos años de loca juventud en los que uno
podía ir de fiesta en fiesta y pasarse 72 horas sin dormir como si tal cosa.
La previa de la previa
Para arrancar, si querés salir tus amigos te tienen que
avisar con una semana de anticipación o más. Aunque es complicado de entender
para quien vive por su cuenta, conseguir con quién dejar al botija durante toda
una noche o, en su defecto, lograr que tu pareja se acomode sus propios
horarios y compromisos para asumir la tarea, puede llegar a ser más complicado
que abrir una licitación en el Estado.
Hay que aprontarse para que hasta el último minuto te estén cayendo
mensajes a tu celular del estilo “¿vas o no vas?”. Cuando con total honestidad
respondés “no sé”, parece que estás metiendo cualquier excusa para no asistir a
la cita. Esto puede ser cierto o no.
Bichito nochero bipolar
Son usuales las fantasías que tenemos los padres de salir, de
tener tiempo para nosotros, para volver a ser lo que ya no seremos jamás: gente
suelta. Pero cuando llega la hora de la verdad, el hogar nos atrapa como si se
tratara de una gran planta carnívora. Esto ocurre con más frecuencia en
invierno. Llega el sábado, ni que hablar si es un viernes luego de una larga
jornada, y descubrimos que tenemos las pantuflas adheridas a los pies. Miramos
el reloj, un sobrecito cerrado en la pantalla del celular y dos escenarios
posibles a nuestro alrededor.
Paralizarse o huir
Son las dos reacciones que podemos tomar ante esta situación
estresante de tener que decidir si nos gastamos o no este ticket para
trasnochar. Todo dependerá del entorno: puede ocurrir que la escena sea
dantesca, con botijas llorando sin querer dormir, un cuidador o cuidadora a
punto de entrar en crisis, y nosotros con ese boleto en la mano, las llaves
sonando en el bolsillo y una voz que nos susurra: “andate ahora que podés”. El
otro escenario posible es irónicamente el más complicado: a diferencia de lo
que ocurre habitualmente, los botijas están particularmente afectuosos, comen
su cena temprano y se van a dormir a una hora razonable sin protestar. Entonces
nos quedamos ahí parados como unos imbéciles, con ganas de disfrutar de una paz
hogareña que atenta contra nuestra chance de salir a romper la noche (o algo
parecido).
De 00 a 06
Ya está. Cerraste la puerta y no hay marcha atrás. Comienza
la aventura de gastarte el boleto dorado de Willy Wonka. Sabés que podés tomar
algo, pero no demasiado, no conviene mezclar, porque hace mal. Si no andás en
auto, elegí una bebida y mantenete en esa toda la noche. “Ya no tenés veinte
años”, hacete un tatuaje de henna en el antebrazo con esa leyenda. Los primeros
signos de envejecimiento son clarísimos: criticar cómo se viste la botijada que
sale a bailar. “¡Con este frío se puso esa pollerita!” y la inefable “cuando yo
salía…”, lo cual deja en evidencia que esto que estamos haciendo es un viaje en
el tiempo o a lo sumo un safari antropológico, pero ya no cuenta en nuestro
prontuario nocturno que está archivado hace rato.
No sé cómo será para los
padres solteros y/o separados, supongo que más complicado por motivos que
exceden a mi conocimiento. Lo bueno de saber que tenés una familia que espera al
final de la noche es, (además de una heladera con comida en buen estado al otro
día), poder bailar sin preocuparte en absoluto de la aceptación que logres en
el sexo opuesto. El levante es irrelevante (cuac!). Lo malo es el nivel de
exigencia que uno le pone a veces a la salida en sí misma, dado que tenemos
pocas balas para gastar. Como cuando vamos a ver una película, tiene que ser
muy buena o muy entretenida para que justifique el esfuerzo logístico. Con la
noche pasa algo similar. No hay mucho margen para el experimento.
Hasta que salga el sol
Si los botijas ya se durmieron y no llega ninguna llamada de
socorro a nuestro teléfono ¿qué necesidad hay de llegar a las 4 am a riesgo de
romper esa armonía? Seguir de largo es la mejor forma de sacarle el jugo al
boleto dorado. Al menos eso creemos, hasta que llegamos a casa y descubrimos
que para la dinámica familiar nosotros nunca salimos. Un precio alto que
debemos pagar con Alikal y mucha dignidad.
Llegamos despacito para no despertar a nadie, nos sacamos
los zapatos para no hacer ruido y nos colamos debajo de las sábanas cuando
descubrimos que ¡alguien ha ocupado nuestro lugar! En el medio de la noche un
botija bien de vivo se pasó para “la cama de los padres”. Minga vas a dormir. A
todo esto ya son las 06:30 am. En el mejor de los escenarios (o el peor), los
botijas se durmieron temprano. Esto quiere decir que se despertarán temprano
también. Siendo las 08:00 am una dulce y aguda vocecita taladra nuestra cabeza
ya no tan acostumbrada a la noche y los excesos: “¡Es de día! ¡Hay que
levantarse! ¿Quién me preparará el desayuno?”.
Entonces, pateando las ojeras y venciendo la fotofobia, nos
abrimos paso hasta la cocina. El olor a tostadas y café con leche irá
desplazando los recuerdos recientes de una noche de desvelo hasta que todo
parezca casi como un sueño. Y a medida que va cediendo el dolor de cabeza, nos
invade una sensación de plenitud, tal vez por haberle robado a la noche un poco
de lo que nos gustaba hacer, pero quizás también por la convicción de estar en
el presente que elegimos, donde trasnochar ya no es para nada una prioridad.
33 comentarios:
Nuevamente, saludo y felicito a la autora por su columna. Hace poco fuimos con mi novia a la casa de unos amigos para hacerles de babysitters por unas horas, cosa de que los tipos tengan un poco de tiempo para ellos. Esas tres horas con gurí ajeno y sabiendo que los padres vuelven fueron geniales. Ellos dicen que fueron a cenar y a las 3 horitas habían regresado. Todos felices.
Si quiere tener un buen gesto con algún amigo y sus hijos son más o menos normales, regálele sus servicios de niñero/a por una noche. Seguro lo sabrán apreciar!
Qué grande los umpa lumpa
"pateando las ojeras y venciendo la fotofobia" Poesía pura.
Si van a hacer una lista para tener de amigo a Mauro M., por favor, ¿me anotan?
todo muy cierto,Maca,todito.
Una vez que logras salir con la negrada,tomar y picotear algo por ahí,mirar el reloj que te marca las 12 de la noche y no sabes para donde carajo agarrar,porque ir a un baile a esa hora es ir a ayudar a llenar los freezers y acomodar la barra.O sea que cuando el baile se está picando,a uno se le está acabando el hechizo y debe volver antes de que el auto se le vuelva calabaza.Y al otro día ni te cuento,cuando la bruja te dice "aprontá el mate" y uno lo que quiere es hacerle un fondo blanco a un pomelo de 5 litros.Qué falto de entrenamiento nochecístico que estoy,por dió!!!
Un deleite las columnas de la Maca. Preciosidá de p a pá.
Solo salgo a tirar la basura en el contenedor. Mauro M: estás nominado!
Genial!
Yo con un botija puedo decir que no ha cambiado demasiado mi situación, tengo que aprovechar hasta que aparezca un segundo. (botija).
Que gran columna, Macarena!
Aunque considero que aun me falta un tiempo para la maternidad, voy tomando nota de los consejos.
Ceci: a las ordenes.
Diego, nominado a que? Por las dudas ya te digo que gané "boludo del año", "boludo del barrio" y "boludo de la década". Premios positivos casi ninguno, con excepción de una rifa en la kermesse de quinto de escuela.
soberbia definición de Fagalde,de sobrepique y a un rincón.Que te la saque el tribunal de penas
Mauro M: Por eso.
Usted dice Tenent que uno se manda un lindo gesto, acompaña a su novia a que juegue un rato de madre así logramos estirar el criadero propio y por eso es un zapallo? Yo pense que la había hecho notable... En fin, bien ganados entonces los premios que mencioné anteriormente, los merezco.
Estirar quiere decir patearla para adelante y que se le vayan las ganas...
entregate Mauro,esas ganas no se van hasta que tiene por lo menos uno.Che,una consulta,viajas al interior a cuidar gurises?
Yo estaba entre comprar un sillón de tres cuerpos nuevo aprovechando "gira, gira el universo" o un futón para tentar a potenciales niñeros.
¿Adivinen con cuál me quedé?
No Zorro, pero si me llego a dar una vuelta por Colonia con la patrona le pego el grito. Ponga una horma de queso o un pote de dulce de leche y cerramos negocio.
El otro día tuve un triple cumpleaños de criaturas de un año cada una de ellas.
Para peor en la concha de la lora porque no sé por qué ahora se eligen lugares en la concha de la lora para todo tipo de cosa.
No se puede decir que haya sido una fiesta pero precioso evento a decir verdad.
Por lo menos tuvieron la brillante idea de juntarlos y zafé de dos.
yo hace casi 3 años hice un cumple de 1 año,invité a medio montevideo y no vino nadie,MANGA DE PUTOS!!!
Se borro mi comentario?
MMMMMMMMMMMM
Reitero:
No rompas las pelotas Zorro, te dije que no pude ir porque tenía vencido el pasaporte.
Igual, te aviso, blogger, que no vas a poder contra mi, si es necesario publicarte 4000 comentarios seguidos, te los publico.-
no se,loco,ese despreseo que me hicieron no se olvida
No seas sorete, puto, el blog entero se paralizó porque un grillo te picó el brazo...
eso porque les pesaba el desplante en la conciencia
Callate puto.-
Es como que uno en el fondo siente que el último comentario de toda entrada debería ser siempre: "callate puto".
Nada más, eso quería decir.
dicho todo esto con mucho respeto y para cumplir con lo que dice Maca
callate puto
me encantó esta nota,felicitaciones Macarena!!por suerte mi hijo ya tiene 15 años....aunq me cuida mas q si tuviera marido,hay q joderse!!
Es así Maca!...tengo visto este episodio, pero del q se queda cuidando la flia...
y el deterioro matutino no se lo deseo a nadie!!! están como rogando q llegue la hora de la siesta pa recuperar.
¿Siesta? ¿Qué es eso? :P
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