¿Cómo se le gana a los españolitos?

Si Benzema y lo que es Ribéry tienen problemas por haber mantenido escarseos sexuales con menores de edad, ¿qué estamos esperando para denunciar a Xavi, Iniesta y el falopero de Calderé por temas semejantes?

Días atrás, el Señor Oscar Washington Tabárez declaró no tener la fórmula para derrotar al combinado ibérico, y que si la tuviera, la vendería. Ni falta que hacía: a los dos minutos de juego nos dimos cuenta de que esa fórmula era un secreto para él, como lo es para nosotros la permanencia de Lugano y el Primate Pereira entre los once titulares.

Yo, que sí la tengo, no la vendo, sino que la comparto por un mero amor al deporte.

Porque éstas, y no otras, son las claves para superar al representativo del Bigotón:

a- Fuerte y a la pelota.
Se dijo que Uruguay pegó mucho el domingo pasado. El tema es que pegó mucho, pero mucho y mal. En cambio, ellos dieron pocas, pero buenas. Recuerdo una planchita sobre el volátil Lodeiro que logró emocionarme, y sentir ganas de gritar "¡que viva el Virrey Elío!"

¿Usted vio la cara de mozo de La Pasiva que tiene Iniesta? Y el otro, Xavi, ¿no le da un encargado de local de venta de insumos informáticos? ¿Verdad que sí? Pues parafraseándolos: "venga, tío... que ni bien comienza la partida, le das una ostia en las canillas a Iniesta, que ni veas, que al cabo de rato pide para irse al banquillo". Es así: salvo el galo Quinou, nadie te va a echar antes del minuto. Así que, ni bien la guinda da sus primeros giros, el siempre imperceptible rodillazo en el muslo. Y acto seguido, viandazo de atrás en la mitad de la cancha. A lo sumo, una amarilla a cambio de estropear a esos titiriteros de poca monta.

b- Saltearse el mediocampo.
¿Problemas para agarrar la pelota en el medio? Pues a grandes problemas, grandes soluciones: evitemos el medio. ¿Cómo? Pelotazo mediante. Planteemos un 6-0-4, con cuatro zagueros bien clavados en el área, dos laterales sin mucha subida, y arriba cuatro delanteros bien posicionales, repartiéndose el terreno a partes iguales. Cuando la agarren ellos, obligados a trasladar la pelota ante la falta total de oposición, no van a saber qué hacer. Será la muerte del toquecito intrascendente español. Y cuando se arrimen a nuestro arco, allá estarán esperándolos esos seis leones celestes, sacudiendo esas melenas con claritos.

Usted me dirá: ¿cómo haremos para hacerle llegar la globa en buenas condiciones a nuestros delanteros? Yo le responderé: ¿de qué nos sirvió jugar por bajo el otro día? En cambio, a río revuelto, cuchillo de palo: meta 35 pelotas en el área, que alguna te va a quedar. Claro, recomiendo no darle ingreso a Forlán (que está demasiado concentrado en su inminente boda con el volante ofensivo Ruben Paz), para optar por futbolistas con mayor pundonor, tales los casos del Moreno Elemento Abel, el pibe del ventrículo de oro.

c- Ir por lo psicológico.
No hay nada que incomode más al español que hablarle de su pasado de potencia mundial, y/o de su presente de crisis. Aún mejores efectos tendrá si agarra a un catalán y le muestra el escudo que lleva su casaca al grito de "pero si ustedes son catalanes, ¿qué hacen con el escudo del Plus Ultra en el pecho?" Ahí la hinchada puede entrar a jugar un rol vital. "Yo 7% de desempleo, ¿y vos?" es un ejemplo, y pueden usarlo. O "Forlán y el Polilla fueron Pichichis, pero el español aquel que vino a Defensor fracasó". Largo, pero efectivo.

Porque el español sabe que, tarde o temprano, Xavi e Iniesta envejecerán cual Scotti, y que el pasivo del Madrid lo hará entrar en crisis y descender cual Independiente, y que Ramón García seguirá insistiendo con Qué Apostamos cual Cacho de la Cruz. Ya Fernando Alonso no le gana una carrera a nadie, ya Nadal sabe que está a un tirón del retiro, ya Gasol rebotea menos que Abratanski, ya el handball no es lo que era. El fútbol es el próximo, chavales. Vayan pelando las chauchas.