Botijas en la red

Una de las grandes preocupaciones de los padres y madres actuales, abuelos y cuidadores en general, es el acceso de los botijas a Internet.

De nada sirve alejarlos de la tecnología. Ellos son lo que se dice “nativos digitales”, esa expresión que está tan de moda y equivale a decir que sus padres, quienes ahora tenemos entre 30 y 40 años, fuimos unos reverendos teletubbies.

Pero a no desesperarse, porque ya existe una solución y se llama KidBox.

Se trata de un programa gratuito, compatible con cualquier sistema operativo, que se instala en la computadora y conecta al botija de forma segura, en varios sentidos.

Además de contar con contenido seleccionado especialmente para la gente menuda, una vez que entran ahí no pueden salir del programa y romper, hackear o acceder al contenido no infantil de la compu de sus papis.

KidBox ocupa toda la pantalla y para salir se requiere una contraseña. Es uno de los pocos programas, si no el único, que permite dejar al botija con la compu conectado a Internet sin tener que estar todo el tiempo pispeando por si le aparece el video de kill Dora o cosas peores.

Y lo más importante, kidbox es uruguayo, como el SUM, como el  dulce de leche, la tortafrita y el agujero del mate.

Por eso, si usted tiene un botija entre dos y ocho años, “no sea nabo” dijera el Pepe, bajele el KidBox y olvídese de YouTube que cada vez anda peor con el sistema de sugerencias. Quienes lo hemos experimentado sabemos que en dos clicks te salta de un video de piñón fijo a una orgía con payasos.

 
KidBox es, sin exagerar, un néctar de tranquilidad para los padres de hoy. Además, mientras miran tranquilos sus videos favoritos, aprenden a familiarizarse con la interface gráfica, por lo que funciona como una suerte de “alfabetizador digital”. Cierran y abren ventanas, dan play y pausa y pasan al siguiente contenido. Todo está pensado para botijas que no saben leer en adelante.

La única contra que tiene es que algunos juegos son de un nivel de dificultad superior para los más chiquitos y no existe, o al menos yo no le he encontrado, forma de filtrarlos

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De todos modos si se ponen muy rompe cocos con los juegos, está la opción de deshabilitárselos. Todo se maneja desde una consola parental: lo que miran y en qué horarios.

Además viene con una función espía, que te buchonea por e-mail todo lo que hizo tu retoño de tal hora a tal otra: a qué contenidos accedió, a qué jugó y cuanto tiempo. Eso del botija con privacidad es un invento del jardín de infantes. Vamos todavía el KidBox vigilante.

 Es genial programarles el tiempo porque, cuando se termina, les aparece un dibujo de un reloj que indica que se acabó su hora de jugar. Ahí viene el momento cumbre: “mirá, la computadora dice que ya es hora de que los niños se vayan a cenar”. No será lo más pedagógico del mundo, pero nos exime por una vez en la vida de quedar como los malos de la película. Es mágico.

Larga vida al KidBox y que siga siendo gratis por toda la eternidad.