Uruguay - Venezuela en imágenes

La presencia de los protagonistas de la versión venezolana de Modern Family engalanaron la jornada.

Mientras Gonzalo Delgado comparte conceptos con un colega bolivariano, en la platea un señor con camiseta celeste pretende parar un taxi.

El popular periodista Mario Martínez reza de cara al pendorcho donde de ahora en más se colocará la pelota Penalty, gentileza de Tenfield, como casi todo lo bueno que no pasa.

Curioso: el goalkeeper vinotinto practica con su pelota de la suerte, una Cubilla que se ganó en Cacho Bochinche allá por 1984. Note cómo el tercer arquero se hace una cuca medio como a la pasada.

La maldición de las banderas grandes del fútbol uruguayo dice presente una vez más: primera desplegada del gigantesco pabellón fallida.

La cuarteta arbitral estuvo detenida unos quince minutos en frente al balón solo para permitir esa toma frontal de cuando el tipo toma la pelota, que tan linda queda en los partidos de Europa o en los mundiales. Al final se aburrieron los colegiados.

La parcialidad chavista le pone color a la fiesta con adminículos no del todo dignos.

Diga si no parece que el cielo ha adoptado el diseño de nuestro patrio pabellón. Ah, ¿no? Bueno, perdón.

Finalmente aparecen los equipos y el colegiado guaraní toma el balón. "La verdad que es una mierda de pelota", sentenció.

Mirelá bien, que es hartamente probable que no vuelva a desplegarse nunca más, al mejor estilo de la vandera carvonera.

Se hizo justicia: finalmente Casal tiene un bandera, desplegada por sus hinchas de siempre.

De chiquito me dijeron que no se podía dibujar una bandera nacional, ni siquiera lavarla, ni mucho menos coserla. Claro que nadie dijo nada acerca de ponerle chivos en la franja de abajo. Por las dudas, le metieron un sol símil Páez Vilaró como para demostrar que es otra cosa.

Lo dicho: los muy pajeros soltaron la bandera, que con el vientito reinante tomó vuelo, y se ensartó en esos mástiles que no se usan desde el Mundialito.

No sé usted, pero yo sigo prefiriendo ésta. Note una vez más que la estrella central denuncia los colores de la bandera de Alemania, Mundial al que no fuimos porque se nos ocurrió prescindir de los servicios de la barra de Platense.

Mire si en la época de los milicos íbamos a permitir que dos pendejos atrevidos pisaran el pabellón patrio.

Confirmado Uruguay para enfrentar a Venezuela: arriba Forlán, Muslera, Lugano, Palito, Cavani, Godín y el que echó a Lescano; abajo Ruso, Cacha, Palito, Monito, Luisito.

El legendario actor Gerard Depardieu se hallaba en Buenos Aires filmando un comercial de empanadas, a lo que decidió cruzar el charco para disfrutar del match.

Diga si el estadio, aún con su piso de mierda, no queda mejor cuando hay gente en la platea y en los taludes. ¿Eh?

Curiosa coreografía de la parcialidad veneca, que toda vez que el arquero celeste sacaba de su arco, le gritaban algo que bien pudo haber sido "hijo de puta" como "negro Sapuca".

Mientras el árbitro dialoga con Godín, Pereira cumple con la clásica  "la del mono", sodomizando al capitán charrúa.

Lugano enloquece y se le tira a los pies al árbitro. Si lo vio, lo tiene que echar.

Forlán se saca unas liendres mientras el juez se acomoda la remera, que le queda chica de siza.

Pelota al primer palo. En el segundo, Suárez baila una lenta con el catorce rival.

Lugano se tira en palomita pero se olvida de un detalle: el esférico, que pasa a unos 25 metros de su cráneo.

Gol uruguayo. Como siempre, Forlán sale corriendo para evitar que sus compañeros le toquen y por ende engrasen su cabellera.

El portero Vega vuela hacia su izquierda y saca la pelota al mejor estilo del Tito Goncalves en el 91.

Gran gesto del árbitro, que le mete fly a una vichuca que amenazaba con morderle una pata al 13 venezolano.

Si mira esta foto detenidamente, le aseguro que pasará a saber de dónde sale el mote de "Palito".

Lo malo de tener un cristiano en la cancha: en la mitad del partido se te pone a rezar de cara al cielo.

El fútbol celeste no aparecía, por lo que el Maestro buscó emular a su colega argentino Gallardo al darle ingreso al veterano Recoba, el ídolo de grandes y chicos.

Pero se produce lo impensado: Recoba regala una pelota, un venezolano tira un centro al área, otro venezolano que la pifia, y el gran Faraón Golfo que la peina y la coloca contra un palo, para alegría del presidente del Villarreal.

En la hora, otra pelota al área, Muslera que le erra al manotón por medio metro, y la pelota que se pierde apenas afuera. Ya no habrá tiempo para atrás. Gracias Hugo por habernos devuelto a la realidad.