Los hijos prodigios

Por si acaso usted no lo notó, es moneda corriente que los grandes artistas generen lo mejor de su obra en edades tempranas. Son variados los motivos que llevan a esta causalidad, aunque una sola suele ser la consecuencia: finalmente el público concluye injustamente que son grandes ladrones porque nunca volvieron a repetir lo irrepetible. En el mundo de la música, por supuesto, huelgan ejemplos. En la mayoría de los casos, esa causalidad apunta a hacer coincidir los mejores períodos de un músico con la mejor ingesta de sustancias, o en la inspiración que les producen aquellas personas del sexo opuesto con las que copulan en cadena, sin descanso. Porque así es la mente humana: después de ponerla algunos fuman, otros toman una Coquita fría, y los que son buenos de verdad escriben canciones. Salpiquemos los géneros…

A los 17 pirulos, aprendé!

AC/DC

Cuando se lanzó T.N.T., el primer álbum de la banda, el Angus de la gente tenía 17 años, y Malcolm 22. Y no nos referimos aquí estrictamente a maravillas letrísticas: escribir música a los 17 años también es un logro. Desde allí y hasta 1980, donde Angus llegaba a 22 y Malcolm a 27, AC/DC lanzó 6 álbumes de estudio (contaremos T.N.T. y High Voltage como el mismo álbum). Así, a la edad en que usted estaría debatiéndose entre seguir carpintería o sanitaria, los Young le partían la cabeza al mundo con temas como “The Jack”, “Jailbreak”, “Let there be rock”, “Highway to hell”, “Shoot to thrill” y, por supuesto, “You shook me all night long”. Demostrando lo antedicho, a los 22 pirulos escribían cosas como “Tengo el poder a cualquier hora / para demostrar el hombre que hay en mí / … / no te preocupes porque es tu turno esta noche / dejame meter mi amor en vos nena / dejame cortar tu torta con mi cuchillo”. Imposible seguir el ritmo compositor con los años innovando en un genero más bien cuadradón, y también seguir sacudiéndola toda la noche…

Let me put my love into you

Y nos asombrábamos de Arnold...

STEVIE WONDER

Si de algo estoy seguro, es que esta columna debe empezar hablando de Stevie Wonder. ¿Por qué? Porque un pendejo de 11 años que le mete ese swing a la armónica y a los bongós, es inapelable. En 1962, y cuando por obvios motivos aún lo llamaban Little Stevie Wonder, lanzó su primer álbum, The jazz soul of Little Stevie Wonder, aunque de algún modo el disco no es enteramente suyo, sino un escaparate de sus productores para mostrar el nuevo descubrimiento, interpretando temas ajenos. Y, si hablamos de meter swing, debemos entonces mencionar el éxito “Uptight (everything’s alright)”, que la coescribió con 16 años y que pasa perfectamente entreverada en cualquier grandes éxitos de Tamla-Motown con Marvin Gaye, Sam Cooke, o cualquier otro despegado. “I was made to love her” y “For once in my life” a los 17 son otros ejemplos de su destreza temprana y, aunque la última no es suya, la incluyo por lo excelente de la interpretación para la edad. Entre los 22 y los 25 años se llenó de Grammys, provenientes de los álbumes Talking book, Innervisions y Fulfillingness’ first finale. En particular, Talking book (22) y Songs In The Key Of Life (26, y con el crá de Greg Phillinganes en teclados) permanecen como lo mejor de su obra. Nada que ver con esto, pero no dejen de escuchar Songs In The Key Of Springfield de los Simpsons. De viejo le dio por “I just call to say I love you” y el dúo de “Ebony and ivory”, pero no por eso le vamos a pegar en el piso…

1973 - "Superstition"

La Trova Rosarina

FITO PAEZ

Gran, pero gran, lugar común del siglo 21: la música de Fito Páez es una mierda. Y lucharé incansablemente para desterrar ese mito, aunque para ello tenga que prender fuego todas las copias que existan en el universo de El mundo cabe en una canción y Confiá. El hombre empezó a participar en algunas bandas rosarinas cuando aún no era tal (15), y fue rápidamente descubierto por Baglietto, quien se encontraba formando un grupito de lo mejor de la ciudad, recién estrenada la década del ’80. Allí, y bajo la etiqueta de la hoy popular Trova Rosarina, podía uno deleitarse con un show que incluyera a los mencionados, más Silvina Garré y hasta el propio Rubén Goldín (usted debe conocerlo y tal vez no lo sabe, fue “profesor de vocalización” en Operación Triunfo en lo que calculamos haya sido el momento más penoso de su existencia). La cuestión acá es que Fito Páez fue el compositor y arreglador de los mejores temas de Tiempos Difíciles y Actuar para vivir, buenísimos y exitosísimos álbumes de Baglietto. A los 19 años, era capaz de escribir canciones como “La vida es una moneda”, “El loco en la calesita” o “Las cosas tienen movimiento”. A los 20 estaba tocando con Charly García en Clics modernos y esa gran obra que es Piano bar, y finalmente lanzando su primer álbum solista, Del ’63. De nuevo, es una genialidad escribir a esa edad temas como Viejo mundo, Tres agujas o, un año más tarde, Giros. Antes de los 25 años había grabado un buen disco con Spinetta, y editado Ciudad de pobres corazones. Y después, bueno… calculo que una vez que te ensobrás con Cecilia Roth, perdés la noción de muchas cosas…

"Viejo mundo", con Rubén Goldín

Aplanadora post adolescente

CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL

Tres integrantes de la banda tenían 23 años cuando se lanzó Creedence Clearwater Revival. En él, desplegaban una polenta propia de la edad en temas como “I put a shell on you”, “Susie Q” (o “Suzy Q”, o “Suzie Q”…) o “Ninety-nine and a half”. Siempre pensé que Doug Clifford anda arañando el lugar de mejor baterista de todos, pero existe un tal Bonham que me complica las cosas. Como sea, las excepcionales dotes de ‘Cosmo’ son evidentes acá y en toda la discografía del grupo. Sucede aquí que todos los éxitos desprendidos de este álbum, son covers. Pero entonces, con 24 años, editan Bayou Country, con “Born on the bayou”, “Proud Mary” y “Keep On Chooglin’”. También las letras se vuelven comprometidas, y entonces este botija Fogerty, aún en sus 24, nos dice “Algunos pibes nacen con la cuchara de plata en la mano / pero cuando la impositiva golpea su puerta / la casa parece una venta de garage / No es mi caso, no soy el hijo de un senador”. Claro, acababa de asumir el republicano Nixon, y el demócrata este estaba medio calentito porque habían perdido el gobierno después de dos períodos. Igual, Nixon se escapó en helicóptero (¿te suena, eleBené?) y todo lo que ya sabemos. Cuando Creedence anunció su separación, los integrantes tenían 27 años, y Fogerty se dedicó a repetirse, y repetirse, y repetirse…

 "I put a spell on you", una garcha de video

ASTOR PIAZZOLLA

¿Qué diría mi viejo si hago una columna sobre este tema y dejo afuera al Astor…? O, peor, ¿qué diría mi viejo si me viese enfundado en un vestido de mi vieja, o al Nano tirado en bolas en mi cama abrazando a los peluches de mis hijas mientras mi mujer le saca fotos? Cuando Piazzolla cumplió 18 años, se convirtió en el bandoneonista de la orquesta de Aníbal Troilo, un logro excepcional. Cinco años antes, a los 13, ya había aparecido en una escena de la película El Día Que Me Quieras, compartiendo toma con la importancia de lo que significa Carlos Gardel. Resulta que el chabón ya era medio conocido en el ambiente tanguero porteño porque daba recitales desde los 11. Si bien su erudición temprana es indiscutible (por decir algo, a los 23 años era director de una muy popular orquesta típica), tal vez por la época, o tal vez por ser porteño, o tal vez por motivos que desconozco, sus obras más populares no llegaron hasta la adultez. Así, “Adiós Nonino” la escribirá a los 38 años en respuesta a la muerte de su padre Vicente y, diez años más tarde, “Balada para un loco” con Horacio Ferrer. Carece de necesidad aclarar que Piazzolla figura en este humilde recuento por su calidad de niño prodigio, y no porque lo mejor de su obra haya estado resumido al comienzo de su vida musical.

10 segunditos de historia, "El día que me quieras" con El Mago

¿Quién hacía de ratón?

SIMON & GARFUNKEL

A los 16 años, y grabando como Tom and Jerry, estos dos chiquilines alcanzaron el puesto 49 en la lista de Billboard con su simple “Hey, schoolgirl”. En el entendido de que todos los discos de Simon & Garfunkel son de muy buenos para arriba, que es lo que pienso, debo mencionar que esta discografía de 5 excelentes ejemplares fue craneada entonces por una dupla de jóvenes entre sus 23 y sus 28 años. ¿Verdad que usted es capaz de reconocer en “The sound of silence” a una gran canción a pesar de estar tan trillada? La grabaron con 23 años, aunque la versión más popular (la “rockera”) se lanzaría unos meses después bajo sugerencia del productor que los manejaba. Digamos que con 24 años, y aunque sea la adaptación de un poema ajeno, está bueno escribir: “Dicen que Richard Cory es el dueño de la mitad de la ciudad / con conexiones políticas para desparramar su fortuna / nacido en la alta sociedad, hijo único de un banquero / tenía todo lo que un hombre podría querer: poder, gracia y estilo / Pero yo trabajo en su fábrica / y maldigo la vida que vivo / y maldigo mi pobreza / y me gustaría ser / Richard Cory / Los diarios imprimen su foto a casi todos lados que va / Richard Cory en la ópera, Richard Cory en un show / ¡y el rumor de las fiestas y las orgías en su yate! / seguramente debe ser feliz con todo lo que tiene”. Repasar uno por uno los grandes temas de la dupla en esta etapa de post adolescencia sería interminable, pero lo podríamos ilustrar con “Homeward bound” (24), “For Emily, whenever I may find her” (25), “America” (27) y toda la genialidad extrema del álbum Bridge Over Troubled Water, a los 28. Después, más allá de la interesante interacción entre Paul Simon y Olodum, queda claro que este pico compositor de los veintipico jamás pudo ser alcanzado nuevamente.

1966, qué temazo, "Richard Cory"

Algunas veces, como en el caso de Páez, AC/DC o Fogerty, me pierdo mientras miro un recital y pienso qué pasará por la mente de esos tipos de 50 o 60 años cuando cantan una canción que escribieron hace 40. ¿Pensarán que son genialidades que resistieron el paso del tiempo? ¿O ellos también creerán que son unos mediocres que nunca pudieron superarse?

Y ahora amigas, ha llegado el momento de decir: ¡que lluevan las puteadas!