viernes, 27 de noviembre de 2015

Salada la canchita: El holandés poco americano.

El holandés Paul Verhoeven es un veterano realizador que se ha borrado de Hollywood hará unos diez años. Pese a que su cine era bastante exitoso en el mainstream de la industria y tenía un nombre en el género fantástico y de acción ("Robocop", "El vengador del futuro", "Bajos instintos", entre las exitosas), tres fracasos de taquilla y una general incomprensión a su interés en realizar películas diferentes llevó al hombre de vuelta a su continente natal, donde las cosas tampoco son tan fáciles.

Su caso me parece un excelente ejemplo para ilustrar, aunque sea un tanto esquemáticamente, las diferencias entre el cine europeo y el de la industria norteamericana.

En su país, Verhoeven realizó varias películas, casi todas muy exitosas, al punto de ser catalogado -extrañamente- como un mero director comercial. Su segundo film, "Delicia turca" (1973) fue un fenómeno de taquilla, compitió por el Oscar en lengua extranjera y se estrenó en todo el mundo, Uruguay incluído aunque con un montón de cortes. Si bien tiene mucho desnudos y bastante provocación por parte de esa pareja de jóvenes -incluído un desconocido llamado Rutger Hauer- su propuesta que conectó magníficamente con el aire de la época, hoy parece inevitablemente un poco naif, aunque siga valiendo la pena verla.

Delicia turca
Siguieron otros films, donde repetirían los habituales Hauer, Jeroen Krabbé y la olvidada -y divina- Reneé Soutendijk, incluyendo dos particularmente valiosos: "Descontrol" (1980), una crónica de jóvenes callejeros mucho más dura y madura que "Delicia..." y "El cuarto hombre" (1983), una historia fantástica muy redonda. Luego llegaría el traslado a Hollywood, con otro dinero y menos libertad. Tuvo éxito realizando films comerciales (bien hechos pero rutinarios) y fracasó estrepitosamente cuando intentó introducir un poco de ironía europea (la erótica "Showgirls", la ciencia ficción milicoide "Invasión") y se cansó. 

Hace poco días pude ver finalmente -era una de esas películas que se me habían escapado una y otra vez- "A pleno sol" (1959), dirigida por René Clement, el primero de los éxitos internacionales de un muy joven Alain Delon. Adapta la primera novela de la norteamericana Patricia Highsmith con su famoso personaje Tom Ripley.  Exactamente cuarenta años después, Hollywood hace otra versión de la misma novela, denominada "El talentoso Mister Ripley" con elenco joven y famoso: Matt Damon, Cate Blanchett, Jude Law y Gwynett Paltrow.

Esta última es muchísimo más fiel a la novela según dicen, porque aclaro que no he leído nada de Highsmith. Incluso en el nombre, la versión norteamericana dirigida por el finado inglés Anthony Minghella -que tres años atrás había conseguido el Oscar con la muy superior "El paciente inglés"- es una rutinaria traslación de las intrigas y las vueltas de tuercas literarias.

Debo confesar que la vi en su momento -hace ya por lo tanto unos quince años- y no la tengo tan fresca en el marote, pero "El talentoso..." pareció un simple despliegue para turistas yanquis del "exotismo" italiano donde unos personajes de plástico hablan y hablan ante una cámara televisiva (en el peor de los sentidos) con alguna vuelta de tuerca decretada por los libretistas. O la novelista.
 
En cambio, la más veterana "A pleno sol" es cine puro. Su cámara, mucho más móvil que su competidora más joven, nos hace participar de lo complicado que es un asesinato arriba de un barco o nos lleva al joven Delon por las calles italianas, donde en un marco más o menos extraño intentará armar su intriga criminal y su relación ambigua con una Marie Laforet que 35 años después haría "El exilio de Gardel".

En el film americano, los personajes hablan lo que les ordena el libreto y parece que lo único que importa es que el asesino es Jack el forastero, parafraseando a Les Luthiers. En cambio, Clement nos sumerge (o nos pone arriba del barco, por suerte) en un triángulo amoroso donde cada uno tiene sus razones, donde Delon y Laforet se desean y se distancian y donde nos ponemos del lado del asesino, aunque sabemos que no es de fiar.

No podemos resumir miles de películas realizadas por la industria norteamericana por un lado y por las industrias europeas por otro (Francia, Italia, España y no muchas más, aparte de otros países en que algunas productoras más o menos se alían con el Estado, fundamentalmente los escandinavos). Pero si hay que seguir un esquema los films de Hollywood suelen pecar de unidimensionales (sólo parece importar el desenlace)  con personajes esquemáticos y actores que están ahí para decir lo que les marca el libreto en el momento justo.

Los europeos (y también los asiáticos, pero ese es otro tema) son mucho más osados y no temen experimentar. No es que todo el cine de más allá del Atlántico sea una maravilla (ni mucho menos) pero se suele respetar mucho más al talento de la gente consagrada y se busca más frecuentemente la originalidad y la inventiva. Eso era así en los 60 cuando se estrena "A pleno sol" y sigue exactamente igual 55 años después.

¿El problema es que los franceses, italianos y todo lo otro son más vivos o mejores artistas que los norteamericanos?. No necesariamente. El tema es que el cine de Hollywood se exporta a todo el mundo -literalmente- y hay mucho más dinero en juego y mucha más gente que cuidar de no ofender. Por lo tanto, muchas cabezas conservadoras al frente del negocio.    

Salada la canchita, una columna que defiende al cine hollywoodense más pedorro si llegan al precio, no pudo conseguir ninguno de los films comentados pero te trae como premio consuelo un fragmento de "A pleno sol" y el trailer de "El talentoso Mr. Ripley". Y, bueno...   

"A pleno sol" (fragmento)

 "El talentoso Mr. Ripley" (trailer)

4 comentarios:

Enanobufon dijo...

Recuerdo ver el talentoso señor Ripley y no me parecio gran cosa.... A pleno Sol no la conocia y por los comentarios me dieron ganas de verla... Vamo a ver si la conseguimo..

Gracias Faga

Alvaro Fagalde dijo...

Conseguila nomás. Y después me contás.

Unknown dijo...

Me dieron ganas de mirar cine europeo después de leer este precioso artículo, me voy dormir una siesta a ver si se me pasa. Sino pruebo a las 19 con el match Peñaroul vs. Plaza que debe ser casi tan lento como el cine escandinavo pero sin apoyo estatal y con protagonistas vernáculos.

Como siempre Señor Fagalde impagable nota, lo que se dice despegado

Alvaro Fagalde dijo...

Quien dijo que el cine escandinavo es lento?