jueves, 7 de agosto de 2014

¿Qué tanto sabés de actualidad? ¿Eh?

1
El de la foto es Marc Zuckerber (o Marco el Lamepitos, según su traducción desde el esloveno). Y la primera noticia del día nos afirma que (escoge la que más te convenga):

a- Es flor de hijo de puta con sus empleados, a los que amenaza con una espada samurai.
b- Está pensando en vender facebook para irse a viajar por el mundo.
c- Es puto.

2
Este de acá es Ron Artest, basquetbolista algo alocado, que hace un tiempo se empezó a hacer llamar "Metta World Peace", en honor a su marca de indumentaria favorita, y a que quiere la paz en el mundo, contra la que ha conspirado dado que es más sucio que Darío Rodríguez en un partido importante. El tema es que:

a- Dejó la Embiei para irse a jugar a la China.
b- Cambió su nombre por "Panda Friend".
c- Falleció.

3
Nos informa Seba.Uy que hay una nueva moda alocada de selfies. Porque el mundo está loco, loco, loco. Pero loco, eh. Entonces le conminamos a identificar en qué consiste la moda en cuestión. Y tenemos que seguir escribiendo para que la foto de Blancanieves más o menos encaje con el texto. A saber:

a- Mujeres con la axila peluda.
b- Mujeres con tetas de diferente tamaño.
c- Hombres haciendo la bandera con la chota al aire.

3.810 comentarios:

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MANIFIESTO COMUNISTA

Am I Evil? dijo...

CARLOS MARX
FEDERICO ENGELS

Am I Evil? dijo...

I
PREFACIOS
La Liga de los Comunistas, Sociedad obrera
internacional que no podía vivir sino en secreto,
dadas las condiciones de la época, encargó a los que
suscriben, delegados al Congreso celebrado en
Londres en 1847, que redactaran y publicaran un
programa detallado del Partido, a la vez teórico y
práctico. Tal es el origen de este Manifiesto, cuyo
manuscrito fue enviado a Londres para su
impresión algunas semanas antes de la revolución
de Febrero. Publicado primero en alemán, se han
hecho en este idioma lo menos doce ediciones
diferentes en Alemania, Inglaterra y América. Ha
aparecido en inglés en Londres en l850, en el "Red Republican", traducido por la señorita Elena
Macfarlane, y en 1871 se han hecho al menos tres
traducciones diferentes en América. Apareció en
francés en París algún tiempo antes de la
insurrección de junio de 1848, y recientemente en
"L’Socialiste", de Nueva York.

Am I Evil? dijo...

Se prepara en este momento otra edición. Hízose en Londres una edición en polaco poco tiempo después de la primera edición alemana, En Ginebra apareció en ruso algunos años después de 1860. Ha sido traducido al danés a poco de su publicación original. Aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los principios generales expuestos en este Manifiesto conservan en conjunto todavía la mayor exactitud. Algunos puntos deberían ser retocados. El mismo Manifiesto explica que la aplicación de los principios dependerá siempre y en todo caso de las circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no debe darse mucha importancia a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capitulo II. Este pasaje sería redactado hoy de muy distinta manera en más de un punto.

Am I Evil? dijo...

Dado el desenvolvimiento colosal de la grande industria en los últimos veinticinco años, y la
organización de 1a clase obrera en partido, que se desenvuelve paralelamente; dadas las experiencias, primero, de la revolución de Febrero, y después, sobre todo, de la Comuna de París, que eleva por 1a primera vez al proletariado, durante dos meses, al Poder político, este programa está envejecido en ciertos puntos. La Comuna ha demostrado principalmente que "no basta con que la clase obrera se apodere de la máquina del Estado para hacerla servir a sus propios fines". (Véase "La guerra civil en Francia", notabilísimo Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores, donde esta idea está más extensamente desarrollada).

Am I Evil? dijo...

Además, evidente mente, la crítica de la literatura socialista es en estos momentos incompleta, pues sólo llega a 1847, y al propio tiempo, si las observaciones que se hacen sobre la posición de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición (capítulo IV) son exactas todavía en sus trazos generales, están envejecidas en detalle, pues la situación política ha cambiado completamente y la evolución histórica ha hecho desaparecer a la mayoría de los partidos que
se enumeran. Sin embargo, el Manifiesto es un documento histórico: que no tenemos derecho a modificar. Una edición posterior quizá sea precedida de una introducción que pueda llenar la laguna entre 1847 y hoy; la actual reimpresión ha sido demasiado rápida para poder escribirla.

CARLOS MARX FEDERICO ENGELS
Londres, 24 de junio de 1872.

Am I Evil? dijo...

II
EL MANIFIESTO COMUNISTA

Desgraciadamente, tengo que firmar solo el prefacio de esta edición. Marx, el hombre a quien la clase obrera de Europa y América debe más que a ningún otro, Marx reposa al presente en el cementerio de Highgate y sobre su tumba verdea ya el primer césped. Después de su muerte no es ocasión de rehacer o de completar el Manifiesto. Creo, pues, necesario recordar aquí explícitamente lo que sigue. La idea fundamental e íntima del Manifiesto – a saber: que la producción económica y la estructura social que resulta forman indefectiblemente, en cada época histórica, la base de la historia política e intelectual de esta época; que, por consecuencia (después de la desaparición de la primitiva propiedad común del suelo), toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre las clases explotadas y las clases explotadoras, entre las clases dominadas y las clases dominantes, en los diferentes estados de su desenvolvimiento histórico; pero que esa lucha atraviesa actualmente una etapa en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede emanciparse de la clase que la explota y oprime sin emancipar al propio tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de la explotación, de la opresión y de las luchas de clases, – esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx. Lo he declarado a menudo; pero al presente es preciso que esta declaración figure a la cabeza del Manifiesto.

F. ENGELS.
Londres, 26 de junio de 1883.

Am I Evil? dijo...

III

Después de escrito lo que precede ha sido necesaria una nueva edición alemana del Manifiesto, e interesa recordar aquí los acontecimientos con él relacionados. Una segunda traducción rusa – por Vera Zassulitch – apareció en Ginebra en 1882; Marx y yo redactamos el prefacio. Desgraciadamente, he perdido el manuscrito alemán original, y debo retraducir del ruso; lo que no es de ningún beneficio para el texto. "La primera edición rusa del MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA, traducido por Bakunin, apareció después de 1860 en la imprenta del "Kolokol. En ese momento, una edición rusa de esta obra tenía tanto más que para el Occidente la importancia de una curiosidad literaria. Ahora no es lo mismo. Cuan reducido era el terreno de acción del movimiento proletario en el momento de la aparición del Manifiesto (enero de l848) es lo que resalta bien del último capítulo: Posición de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición. Rusia y los Estados Unidos, especialmente, no fueron mencionados. Era el momento en que Rusia formaba la última gran reserva de la reacción europea y en que la emigración a los Estados Unidos absorbía el total exceso de las fuerzas del proletariado de Europa. Estos dos países proveían a Europa de primeras materias y le ofrecían al propio tiempo mercado para la venta de sus productos industriales. Los dos servían, pues, de una y otra manera, de contrafuerte a la organización social de Europa. "¡Cuán cambiado está todo! Precisamente la emigración europea ha hecho posible el colosal desenvolvimiento de la agricultura en América del Norte, cuya competencia ha conmovido en sus cimientos a la grande y pequeña propiedad territorial de Europa.. Es ella la que ha dado a los Estados Unidos, simultáneamente, la facultad de emprender la explotación de sus grandes recursos industriales, con energía y medida tales que el monopolio industrial de la Europa Occidental desaparecerá rápidamente. Estas dos circunstancias repercuten a su vez sobre la misma América. La pequeña y la media propiedad campesina, piedra angular de la desaparece de continuo bajo la concurrencia de las explotaciones agrícolas gigantescas, mientras que en la industria se forma por la primera vez un numeroso proletariado al lado de una fabulosa concentración de capital.

Am I Evil? dijo...

"Pasemos a Rusia. Al producirse la revolución de 1848- 49, los monarcas de Europa, así como la burguesía veían en la intervención rusa el único medio de salvación contra el proletariado, que empezaba a tener conciencia de su fuerza. Hicieron del zar el jefe de la reacción europea. Ahora es en Gatchina, el prisionero de guerra de la Revolución, y Rusia está en la vanguardia del movimiento revolucionario de Europa. "El MANIFIESTO COMUNISTA" se propuso proclamar la desaparición próxima e inevitable de la propiedad burguesa. Pero en Rusia, al lado del capitalismo, que se desarrolla febrilmente, y de la propiedad territorial burguesa en vías de formación, más de la mitad del suelo es propiedad común de los campesinos. "Se trato, entonces, de saber si la comunidad rural rusa, forma ya muy desnaturalizada de la primitiva propiedad común del suelo, pasará directamente a una forma comunista superior de la propiedad territorial, o bien si debe seguir desde luego el mismo proceso de disolución que ha sufrido en el desenvolvimiento histórico de Occidente.
"La única respuesta que se puede dar hoy a esta cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la señal de una revolución obrera en occidente, y las dos se completan, la propiedad común actual de Rusia podrá servir de punto de partida a una revolución comunista.

"Londres, 21 de enero de 1882."

Am I Evil? dijo...

Una nueva traducción polaca apareció hacia esa
época en Ginebra: MANIFEST
KOMMUNISTYCZNY.
Después, una nueva traducción danesa ha
aparecida en la "Socialdemokratik Bibliothek",
Copenhague, l885. Desgraciadamente, no está
completa; algunos pasajes esenciales, que parecen
haber detenido al traductor, han sido omitidos, y
aquí y allá se notan trazas de negligencia que son
tanto más lamentables cuanto que se ve por el resto
que la traducción habría podido ser excelente con
un poco más de cuidado.
En 1886 aparece una nueva traducción francesa
en "Le Socialiste, de París; es hasta ahora la mejor.
Después de ésta ha aparecido en el mismo año
una versión española, primero en "El Socialista" y
luego en folleto: MAMIFIESTO DEL PARTIDO
COMUNISTA, Madrid.
A título de curiosidad diré que en 1887 fue
ofrecido a un editor de Constantinopla el
manuscrito de una traducción armenia; el excelente
hombre no tuvo el valor de imprimir un folleto
sobre el cual figuraba el nombre de Marx, y pensó
que sería preferible que el traductor apareciese
como autor; lo que éste se negó a hacer.
Después han sido reimpresas diferentes veces en
Inglaterra ciertas traducciones americanas más o
menos inexactas, y por fin una traducción auténtica
ha aparecido en 1888. Esta es debida a mi amigo
Samuel Moore, y ha sido revisada por los dos antes
de su impresión. Lleva por titulo: MANIFESTO
OF THE COMMUNIST PARTY, Londres. Yo heCARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS
18
reproducido en la presente. edición algunas notas de
esa traducción inglesa.

Am I Evil? dijo...

El Manifiesto tiene vida propia. Recibido con
entusiasmo en el momento de su aparición por la
vanguardia poco numerosa del socialismo científico
(como lo prueban las traducciones citadas en el
primer prefacio), fue pronto relegado al olvido por
la reacción que siguió a la derrota de 1os obreros
parisinos en junio de 1848 y proscrito "por ley" a
consecuencia de la condena de los comunistas de
Colonia en noviembre de 1852. Como el
movimiento obrero que se inició con la revolución
de Febrero, el Manifiesto también desaparece de la
escena política.
Cuando la clase obrera europea hubo
recuperado las fuerzas para un nuevo asalto contra
el poderío de las clases dominantes, nació la
Asociación Internacional de los Trabajadores. Esta
tenía por objeto reunir en un inmenso ejército a
toda la clase obrera de Europa y América. No
podía, pues, partir de los principios expuestos en el
Manifiesto. Debía darse un programa que no cerrara
la puerta a las "Trade-Unions" (Uniones industriales
inglesas), a los prudonianos franceses, belgas,
italianos y españoles ni a los lasalianos alemanes.
Este programa – el preámbulo de los Estatutos de
la Internacional – fue redactado por Marx con una
maestría que fue reconocida hasta par Bakunin y los
anarquistas. Para la victoria definitiva de las
proposiciones insertas en el Manifiesto, Marx se
remitía únicamente al desarrollo intelectual de la
clase obrera que debía resultar de la comunidad de
acción y de discusión. Los acontecimientos y las
vicisitudes de la lucha contra el capital, las derrotas
más todavía que los éxitos, no podían dejar de hacer
sentir a los combatientes la insuficiencia de todas
sus panaceas y de tornarlos capaces de penetrar
hasta las verdaderas condiciones de la emancipación
obrera, Marx tenía razón.

Am I Evil? dijo...

La clase obrera de 1874,
después de la disolución de la Internacional, era
diferente de la de l864, en el momento de su
fundación. El prudonismo de los países latinos y el
lasalismo propiamente dicho en Alemania estaban
en la agonía, y las mismas Uniones industriales
inglesas, entonces ultraconservadoras, se acercaban
poco a poco al momento en que el presidente del
Congreso de Swansea, en 1887, pudiera decir en su
nombre: "El socialismo continental ha dejado de ser
para nosotros un espantajo". Pero el socialismo
continental casi estaba identificado en 1887 con la
teoría formulada en el Manifiesto. Y así la historia
del Manifiesto refleja hasta cierto punto la historia
del movimiento obrero moderno desde 1848.
Actualmente es, sin duda, la obra más extendida, la
más internacional de toda la literatura socialista, el
programa común de millones de obreros de todos
los países, de Siberia a California.
Y sin embargo, cuando apareció no pudimos
titularle Manifiesto "socialista". En 1847 se
comprendía bajo este nombre de socialista dos
géneros de personas. De un lado, los partidarios de
diferentes sistemas utópicos, especialmente los
owenistas en Inglaterra y los furieristas en Francia,
que no eran ya unos y otros sino simples sectas
agonizantes. De otra parte, los múltiples curanderos
que querían, con sus panaceas variadas y con toda
suerte de remiendos, suprimir las miserias sociales
sin tocar el capital y el interés. En ambos casos,
agentes que vivían fuera del movimiento obrero y
que buscaban más bien apoyo cerca de las clases
"instruidas". Al contrario, esa parte de los obreros
que, convencida de la insuficiencia de los simples
trastornos políticos, quería una transformación
fundamental de la sociedad se llamaba entonces
"comunista". Era un comunismo apenas elaborado,
muy instintivo, a veces un poco grosero; pero fue
asaz pujante para producir dos sistemas de
comunismo: en Francia, la "Icaria", de Cabet, y en
Alemania, el de Weitling. El socialismo representaba
en 1847 un movimiento burgués; el comunismo, un
movimiento obrero.

Am I Evil? dijo...

El socialismo era, al menos en
el Continente, un pasatiempo mundano; el
comunismo era otra cosa. Y como nosotros
opinábamos por entonces muy claramente que "la
emancipación de los trabajadores debe ser obra de
los trabajadores mismos", no pudimos vacilar un
instante sobre la denominación que escogeríamos.
Después no se nos ha ocurrido jamás modificarla.
"Proletarios de todos los países, ¡uníos!". Sólo
algunas voces nos respondieron cuando lanzamos
estas palabras por el mundo, hace ya cuarenta y dos
años, en vísperas de la primera revolución
parisiense, en la cual el proletariado se insurreccionó
en nombre de sus propias reivindicaciones. Mas el
28 de setiembre de 1864 los proletarios de la
mayoría de los países de la Europa Occidental se
reunieron en la Asociación Internacional de los
Trabajadores, de gloriosa memoria. La Internacional
no vivió sino nueve años; pero los lazos que ella
estableció entre los proletarios de todos los países
subsisten todavía, y no hay mejor prueba que la
jornada de este día. En el momento en que escribo
estas líneas el proletariado de Europa y América
pasa revista a sus fuerzas, por la primera vez
movilizadas en un solo ejército, bajo la misma
bandera y para un objetivo inmediato: la fijación
legal de la jornada normal de ocho horas,
proclamada ya en 1866 por el Congreso de la
Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo por
el Congreso obrero de París en 1889. El espectáculo
de hoy demostrará a los capitalistas y a los
propietarios territoriales de todas las naciones que,
en efecto, los proletarios de todos los países están
unidos.
¡Qué Marx no esté a mi lado para verlo con sus
propios ojos!
F. Engels.

Londres, 1° de mayo de 1890.

Am I Evil? dijo...

MANIFIESTO

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del
comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa
se han unido en una Santa Alianza para acorralar a
ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot,
los radicales de Francia y los polizontes de
Alemania.
¿Qué oposición no ha sido acusada de
comunismo por sus adversarios en el Poder?
¿Qué oposición, a su vez, no ha lanzado a sus
adversarios de derecha o izquierda el epíteto
zahiriente de comunista?
De aquí resulta una doble enseñanza:
l° El comunismo está reconocido como una
fuerza por todas las potencias de Europa, y
2° Ha llegado el momento de que los
comunistas expongan a 1a faz del mundo su manera
de ver, sus fines y sus tendencias; que opongan a la
leyenda del fantasma del comunismo un manifiesto
del partido. Con este objeto, comunistas de diversas
nacionalidades se han reunido en Londres y han
redactado el Manifiesto siguiente, que será
publicado en inglés, francés, alemán, italiano,
flamenco y danés,

Am I Evil? dijo...

I
BURGUESES Y PROLETARIOS

La historia de toda sociedad hasta nuestros días
no ha sido sino la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos,
nobles y siervos, maestros jurados y compañeros; en
una palabra, opresores y oprimidos, en lucha
constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida,
ya abierta, ya disimulada; una guerra que termina
siempre, bien por una transformación
revolucionaria de la sociedad, bien por la
destrucción de las dos clases antagónicas.
En las primitivas épocas históricas
comprobamos por todas partes una división
jerárquica de la sociedad, una escala gradual de
condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos
patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad
Media, señores, vasallos, maestros, compañeros y
siervos, y en cada una de estas clases gradaciones
particulares.
La sociedad burguesa moderna, levantada sobre
las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido los
antagonismos de clases. No ha hecho sino sustituir
con nuevas clases a las antiguas, con nuevas
condiciones de opresión, con nuevas formas de
lucha.
Sin embargo, el carácter distintivo de nuestra
época, de la época de la burguesía, es haber
simplificado los antagonismos de clases. La
sociedad se divide cada vez más en dos grandes
campos opuestos, en dos clases enemigas: la
burguesía y el proletariado.
De los siervos de la Edad Media nacieron los
componentes de los primeros Municipios; de esta
población municipal salieron los elementos
constitutivos de la burguesía.
El descubrimiento de América y la
circunnavegación del Africa ofrecieron a la
burguesía naciente un nuevo campo de actividad.
Los mercados de la India y de la China, la
colonización de América, el comercio colonial, la
multiplicación de los medios de cambio y de
mercancías, imprimieron un impulso hasta entonces
desconocido al comercio, a la navegación, a la
industria, y aseguraron, en consecuencia, un
desarrollo rápido al elemento revolucionario de la
sociedad feudal en decadencia.
La antigua manera de producir no podía
satisfacer las necesidades, crecientes con la apertura
de nuevos mercados. El oficio, rodeado de
privilegios feudales, fue reemplazado por la
manufactura. La pequeña burguesía industrial
suplantó a los gremios; la división del trabajo entre
las diferentes corporaciones desapareció ante la
división del trabajo en el seno del mismo taller.
Pero los mercados se engrandecían sin cesar; 1a
demanda crecía siempre. También la manufactura
resultó insuficiente; la máquina y el vapor
revolucionaron entonces la producción industrial.
La gran industria moderna suplantó a la
manufactura; la pequeña burguesía manufacturera
cedió su puesto a los industriales millonarios – jefes
de ejércitos completos de trabajadores– a los
burgueses modernos.

Am I Evil? dijo...

La gran industria ha creado el mercado
universal, preparado por el descubrimiento de
América. El mercado mundial aceleró
prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la
navegación, de todos los medios de comunicación.
Este desarrollo reaccionó a su vez sobre la marcha
de la industria, y a medida que la industria, el
comercio, la navegación, los ferrocarriles se
desarrollaban, la burguesía se engrandecía,
decuplicando sus capitales y relegando a segundo
término las clases transmitidas por la Edad Media.
La burguesía, como vemos, es también producto
de un largo desenvolvimiento, de una serie de
revoluciones en los medios de producción y de
comunicación.
Cada etapa de la evolución recorrida por la
burguesía ha estado acompañada de un progreso
político correspondiente. Clase oprimida por el
despotismo feudal; Asociación armada
gobernándose a sí misma en el Municipio; en unos
sitios, República municipal; en otros, tercer estado
contributivo de la Monarquía; después, durante el
período manufacturero, contrapeso de la nobleza en
las Monarquías limitadas o absolutas, piedra angular
de las grandes Monarquías, la burguesía, después del
establecimiento de la gran industria y del mercado
universal, se apodera finalmente del Poder político
– con exclusión de las otras clases – en el Estado
representativa moderno. El Gobierno moderno no
es sino un Comité administrativo de los negocios de
la clase burguesa.
La burguesía ha ejercido en la Historia una
acción esencialmente revolucionaria. Allí donde ha
conquistado el Poder ha pisoteado las relaciones
feudales, patriarcales e idílicas. Todas las ligaduras
multicolores que unían el hombre feudal a sus
superiores naturales las ha quebrantado sin piedad
para no dejar subsistir otro vínculo entre hombre y
hombre que el frío interés, el duro pago al contado.
Ha ahogado el éxtasis religioso, el entusiasmo
caballeresco, el sentimentalismo del pequeño
burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha
hecho de la dignidad personal un simple valor de
cambio. Ha sustituido las numerosas libertades, tan
dolorosamente conquistadas, con la única e
implacable libertad de comercio. En una palabra, en
lugar de la explotación velada por ilusiones
religiosas y políticas, ha establecido una explotación
abierta, directa, brutal y descarada.

Am I Evil? dijo...

La burguesía ha despojado de su aureola a todas
las profesiones hasta entonces reputadas de
venerables y veneradas. Del médico, del
jurisconsulto, del sacerdote, del poeta, del sabio, ha
hecho trabajadores asalariados.
La burguesía ha desgarrado el velo de
sentimentalidad que encubría las relaciones de
familia y las ha reducido a simples relaciones de
dinero.
La burguesía ha demostrado cómo la brutal
manifestación de la fuerza en la Edad Media, tan
admirada por la reacción, encuentra su
complemento natural en la más lamentable pereza;
pero es también la que primero ha probado lo que
puede realizar la actividad humana: ha creado
maravillas muy superiores a 1as pirámides egipcias,
a los acueductos romanos y a las catedrales góticas,
y ha dirigido expediciones superiores a las
invasiones y a las Cruzadas.
La burguesía no existe sino a condición de
revolucionar incesantemente los instrumentos de
trabajo, es decir, todas las relaciones sociales. La
persistencia del antiguo modo de producción era,
por el contrario, la primera condición de existencia
de todas las clases industriales precedentes. Este
cambio continuo de los modos de producción, este
incesante derrumbamiento de todo el sistema social,
esta agitación y esta inseguridad perpetuas
distinguen a la época burguesa de todas las
anteriores. Todas las relaciones sociales
tradicionales y consolidadas, con su cortejo de
creencias y de ideas admitidas y veneradas, quedan
rotas: las que las reemplazan caducan antes de haber
podido cristalizar. Todo lo que era sólido y estable
es destruido; todo lo que era sagrado es profanado,
y los hombres se ven forzados a considerar sus
condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas
con desilusión.

Am I Evil? dijo...

Impulsada por la necesidad de mercados
siempre nuevos, la burguesía invade el mundo
entero. Necesita penetrar por todas partes,
establecerse en todos los sitios, crear por doquier
medios de comunicación.
Por la explotación del mercado universal, la
burguesía da un carácter cosmopolita a la
producción de todos los países. Con gran
sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la
industria su carácter nacional. Las antiguas
industrias nacionales son destruidas o están a punto
de serlo. Han sido suplantadas por nuevas
industrias, cuya introducción entraña una cuestión
vital para todas 1as naciones civilizadas: industrias
que no emplean materias primas indígenas, sino
materias primas venidas de las regiones más
alejadas, y cuyos productos se consumen, no sólo
en el propio país sino en todas las partes del globo.
En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con
productos nacionales, nacen necesidades nuevas,
reclamando para su satisfacción productos de los
lugares más apartados y de los climas más diversos.
En lugar del antiguo aislamiento de las naciones que
se bastaban a sí mismas, se desenvuelve un trafico
universa1, una interdependencia de las naciones. Y
esto, que es verdad para la producción material, se
aplica a la producción intelectua1. Las producciones
intelectuales de una nación advienen propiedad
común en todas. La estrechez y el exclusivismo
nacionales resultan de día en día más imposibles; de
todas las literaturas nacionales y locales se forma
una literatura universal.
Por el rápido desenvolvimiento de los
instrumentos de producción y de los medios de
comunicación, la burguesía arrastra la corriente de la
civilización hasta las más bárbaras naciones. La
baratura de sus productos es la gruesa artillería que
bate en brecha todas las murallas de la China y hace
capitular a los salvajes más fanáticamente hostiles a
los extranjeros. Bajo pena de muerte, obliga a todas
las naciones a adoptar el modo burgués de
producción, las constriñe a introducir la titulada
civilización; es decir, a hacerse burguesas. En una
palabra: se forja un mundo a su imagen.

Am I Evil? dijo...

La burguesía ha sometido el campo a la ciudad.
Ha creado urbes inmensas; ha aumentado
prodigiosamente la población de las ciudades a
expensas de la de 1os campos, y así ha sustraído una
gran parte de la población al idiotismo de la vida
rural. De1 mismo modo que ha subordinado el
campo a la ciudad, las naciones bárbaras o
semibárbaras a las naciones civi1izadas, ha
subordinado los países de agricultores a los países
de industriales. el Oriente al Occidente.
La burguesía suprime cada vez más el
desparramo de los medios de producción, de la
propiedad y de la población. Ha aglomerado la
población, centralizado los medios de producción y
concentrado la propiedad en un pequeño número
de manos. La consecuencia fatal de estos cambios
ha sido la centralización política. Las provincias
independientes, ligadas entre sí por lazos feudales,
pero teniendo intereses, leyes, gobiernos y tarifas
aduaneras diferentes, han sido reunidas en una sola
nación, bajo un solo Gobierno, una sola ley, un solo
interés nacional de clase, una sola tarifa aduanera.
La burguesía, desde su advenimiento, apenas
hace un siglo, ha creado fuerzas productivas más
variadas y colosales que todas las generaciones
pasadas tomadas en conjunto. La subyugación de
las fuerzas naturales, las máquinas, la aplicación de
la química a la industria y a la agricultura, la
navegación a vapor, los ferrocarriles, los telégrafos
eléctricos, la roturación de continentes enteros, la
canalización de los ríos, las poblaciones surgiendo
de la tierra como por encanto, ¿qué siglo anterior
había sospechado que semejantes fuerzas
productivas durmieran en el seno del trabajo socia1?
He aquí, pues, lo que nosotros hemos visto: los
medios de producción y de cambio, sobre cuya base
se ha formado la burguesía, fueron creados en las
entrañas de la sociedad feudal. A un cierto grado de
desenvolvimiento de los medios de producción y de
cambio, las condiciones en que la sociedad feudal
producía y cambiaba, toda la organización feudal de
la industria y de la manufactura, en una pa1abra, 1as
relaciones feudales de propiedad, cesaron de
corresponder a las nuevas fuerzas productivas.
Dificultaban la producción en lugar de acelerarla. Se
transformaron en otras tantas cadenas. Era preciso
romper esas cadenas, y se rompieron. En su lugar se
estableció la libre concurrencia, con una
constitución social y política correspondiente, con la
dominación económica y política de la clase
burguesa.

Am I Evil? dijo...

A nuestra vista se produce un movimiento
análogo. Las condiciones burguesas de producción
y de cambio, el régimen burgués de la propiedad,
toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho
surgir tan potentes medios de producción y de
cambio, semeja al mago que no sabe dominar las
potencias infernales que ha evocado. Después de
algunas décadas, la historia de la industria y del
comercio no es sino la historia de la rebelión de las
fuerzas productivas contra las relaciones de
propiedad que condicionan la existencia de la
burguesía y su dominación. Basta mencionar las
crisis comerciales, que por su retorno periódico
ponen cada vez más en entredicho la existencia de
la sociedad burguesa. Cada crisis destruye
regularmente, no sólo una masa de productos ya
creados, sino, todavía más, una gran parte de las
mismas fuerzas productivas. Una epidemia que en
cualquier otra época hubiera parecido una paradoja,
se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la
superproducción. La sociedad se encuentra
súbitamente rechazada a un estado de barbarie
momentáneo; diríase que un hambre, una guerra de
exterminio, la priva de todos sus medios de
subsistencia; la industria y el comercio parecen
aniquilados. ¿Y porqué? Porque la sociedad tiene
demasiada civilización, demasiados medios de
subsistencia, demasiada industria, demasiado
comercio. Las fuerzas productivas de que dispone
no favorecen ya el desarrollo de la propiedad
burguesa; al contrario, han resultado tan poderosas,
que constituyen de hecho un obstáculo, y cada vez
que 1as fuerzas productivas sociales salvan este
obstáculo precipitar en el desorden a la sociedad
entera y amenazan la existencia de la propiedad
burguesa. El sistema burgués resulta demasiado
estrecho para contener las riquezas creadas en su
seno. ¿Cómo supera estas crisis la burguesía? De
una parte, por la destrucción violenta de una masa
de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de
nuevos mercados y la explotación más intensa de
los antiguos. ¿A qué conduce esto? A preparar crisis
más generales y más formidables y a disminuir los
medios de prevenirlas.
Las armas de que se sirvió la burguesía para
derribar al feudalismo se vuelven ahora contra ella.
Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas
que deben darle muerte; ha producido también los
hombres que manejan esas armas: los obreros
modernos, los proletarios.

Am I Evil? dijo...

Con el desenvolvimiento de la burguesía, es
decir, del capital, se desarrolla el proletariado, la
clase de los obreros modernos, que no viven sino a
condición de encontrar trabajo y que no lo
encuentran si su trabajo no acrecienta el capital.
Estos obreros, obligados a venderse diariamente,
son una mercancía como cualquier artículo de
comercio; sufren, por consecuencia, todas las
vicisitudes de la competencia, todas las
fluctuaciones del mercado.
La introducción de las máquinas y la división del
trabajo, despojando a la labor del obrero de todo
carácter individual, le ha hecho perder todo
atractivo. El productor resulta un simple apéndice
de la máquina; no se exige de él sino la operación
más simple, más monótona, más rápida. Por
consecuencia, lo que cuesta hoy día el obrero se
reduce poco más o menos a los medios de
sostenimiento de que tiene necesidad para vivir y
perpetuar su raza. Según eso, el precio del trabajo,
como el de toda mercancía, es igual a su coste de
producción. Por consiguiente, cuanto más sencillo
resulta el trabajo más bajan los salarios. Además, la
suma de trabajo se acrecienta con el
desenvolvimiento del maquinismo y de la división
del trabajo, sea por la prolongación de la jornada,
sea por la aceleración del movimiento de las
máquinas y, por tanto, del rendimiento exigido en
un tiempo dado.
La industria moderna ha transformado el
pequeño taller patriarcal en la gran fábrica del
burgués capitalista. Masas de obreros, amontonados
en la fábrica, están organizados militarmente. Son
como simples soldados de la industria, colocados
bajo la vigilancia de una jerarquía completa de
oficiales y suboficiales. No son solamente esclavos
de la clase burguesa, del Estado burgués, sino
diariamente, a todas horas, esclavos de la máquina,
del contramaestre y, sobre todo del mismo dueño
de la fábrica. Cuanto más claramente proclama este
despotismo la ganancia como fin único, más
mezquino, odioso y exasperante resulta.
Cuanto menos habilidad y fuerza requiere el
trabajo, es decir, cuanto más progresa la industria
moderna, con mayor facilidad es suplantado el
trabajo de los hombres por el de las mujeres y los
niños. Las distinciones de edad y sexo no tienen
importancia social para la clase obrera. No hay más
que instrumentos de trabajo, cuyo precio varía
según la edad y el sexo.

Am I Evil? dijo...

Una vez que el obrero ha sufrido la explotación
del fabricante y ha recibido su salario en metálico, se
convierte en víctima de otros elementos de la
burguesía: casero, tendero, prestamista, etc.
Pequeños industriales, comerciantes y renteros,
artesanos y labradores, toda la escala inferior de las
clases medias de otro tiempo, caen en el
proletariado: de una parte, porque sus pequeños
capitales no les permiten emplear los
procedimientos de la gran industria y sucumben en
la concurrencia con los grandes capitalistas; de otra
parte, porque su habilidad técnica es anulada por los
nuevos modos de producción. De suerte que el
proletariado se recluta en todas las clases de la
población.
El proletariado pasa por diferentes fases de
evolución. Su lucha contra la burguesía comienza
desde su nacimiento.
Al principio, la lucha es entablada por obreros
aislados; enseguida, por los obreros de una misma
fábrica, y al fin, por los obreros del mismo oficio
de una localidad contra la burguesía que los explota
directamente. No se contentan con dirigir sus
ataques contra el modo burgués de producción, y
los dirigen contra los instrumentos de producción:
destruyen las mercancías extranjeras que les hacen
competencia, rompen las máquinas, queman las
fábricas y se esfuerzan en reconquistar la posición
perdida del artesano de la Edad Media.
En este momento del desarrollo, el proletariado
forma una masa diseminada por todo el país y
dividida por la competencia. Si alguna vez los
obreros se unen para obrar, esta acción no es
todavía la consecuencia de su propia unidad, sino la
de la burguesía, que para lograr sus fines políticos
debe poner en movimiento al proletariado, sobre el
que tiene todavía el poder de hacerlo, Durante esta
fase los proletarios no combaten aún a sus propios
enemigos, sino a los adversarios de sus enemigos; es
decir, los residuos de la monarquía absoluta,
propietarios territoriales, burgueses no industriales,
pequeños burgueses. Todo el movimiento histórico
está de esta suerte concentrado en las manos de la
burguesía; toda victoria alcanzada en estas
condiciones es una victoria burguesa.

Am I Evil? dijo...

Luego, la industria, en su desarrollo, no sólo
acrecienta el número de proletarios, sino que los
concentra en masas más considerables; los
proletarios aumentan en fuerza y adquieren
conciencia de su fuerza. Los intereses y las
condiciones de existencia de los proletarios se
igualan cada vez más a medida que la máquina borra
toda diferencia en el trabajo y reduce casi por todas
partes el salario a un nivel igualmente inferior. Por
consecuencia de la creciente competencia de los
burgueses entre sí y de las crisis comerciales que
ocasionan, los salarios resultan cada vez más
eventuales; el constante perfeccionamiento de la
máquina coloca al obrero en más precaria situación;
los choques individuales entre el obrero y el burgués
adquieren cada vez más el carácter de colisiones
entre dos clases. Los obreros empiezan por
coligarse contra los burgueses para el
mantenimiento de sus salarios. Llegan hasta formar
asociaciones permanentes, en previsión de estas
luchas circunstanciales. Aquí y allá la resistencia
estalla en sublevación.
A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo
efímero. El verdadero resultado de sus luchas es
menos el éxito inmediato que la solidaridad
aumentada de los trabajadores. Esta solidaridad es
favorecida por el acrecentamiento de los medios de
comunicación, que permiten a los obreros de
localidades diferentes ponerse en relaciones.
Después, basta este contacto, que por todas partes
reviste el mismo carácter, para transformar las
numerosas luchas locales en lucha nacional
centralizada, en lucha de clase. Mas toda lucha de
clase es una lucha política, y la unión que los
burgueses de la Edad Media, con sus caminos
vecinales, tardaron siglos en establecer, los
proletarios modernos la conciertan en algunos años
por los ferrocarriles.
La organización del proletariado en clase y, por
lo tanto, en partido político, es sin cesar destruida
por la competencia que se hacen los obreros entre
sí. Pero renace siempre, y siempre más fuerte, más
firme, más formidable. Aprovecha las disensiones
intestinas de los burgueses para obligarles a dar
garantía legal a ciertos intereses de la clase obrera;
por ejemplo, la ley de las diez horas en Inglaterra.
Generalmente, las colisiones en la vieja sociedad
favorecen de diversas maneras el desenvolvimiento
del proletariado, La burguesía vive en un estado de
lucha permanente; al principio, contra la
aristocracia; después, contra aquellas fracciones de
la misma burguesía cuyos intereses están en
desacuerdo con los progresos de la industria, y
siempre, en fin, contra la burguesía de los demás
países. En todas estas luchas se ve forzada a apelar
al proletariado, a reclamar su ayuda y también a
arrastrarle al movimiento político. De tal manera la
burguesía proporciona a los proletarios los
rudimentos de su propia educación política; es
decir, armas contra ella misma.

Am I Evil? dijo...

Además, como acabamos de verlo, fracciones
enteras de la clase dominante son, por la marcha de
la industria, precipitadas en el proletariado o al
menos están amenazadas en sus condiciones de
existencia. También aportan al proletariado
numerosos elementos de progreso.
Finalmente, cuando la lucha de las clases se
acerca a la hora decisiva, el proceso de disolución de
la clase reinante, de la vieja sociedad, adquiere un
carácter tan violento y tan áspero, que una pequeña
fracción de esa clase se separa y se adhiere a la clase
revolucionaria, a la clase que lleva en sí el porvenir.
Lo mismo que en otro tiempo una parte de la
nobleza se pasó a la burguesía, en nuestros días una
parte de la burguesía se pasa al proletariado,
principalmente aquella parte de los ideólogos
burgueses que han llegado a la comprensión teórica
del conjunto del movimiento histórico.
De todas las clases que actualmente se
encuentran enfrentadas con la burguesía, sólo el
proletariado es una clase verdaderamente
revolucionaria. Las otras clases peligran y perecen
con la gran industria; el proletariado, al contrario, es
su producto más especial.
Las clases medias, pequeños fabricantes,
tenderos, artesanos, campesinos, combaten a la
burguesía porque es una amenaza para su existencia
como clases medias. No son, pues, revolucionarias,
sino conservadoras; en todo caso son reaccionarias:
piden que la Historia retroceda. Si se agitan
revolucionariamente es por temor a caer en el
proletariado; defienden entonces sus intereses
futuros y no sus intereses actuales; abandonan su
propio punto de vista para colocarse en el del
proletariado.
La canalla de las grandes ciudades, esa
podredumbre pasiva, esa hez de los más bajos
fondos de la vieja sociedad, puede ser arrastrada al
movimiento por una revolución proletaria; sin
embargo, sus condiciones de vida la predispondrán
más bien a venderse a la reacción.
Las condiciones de existencia de la vieja
sociedad están ya destruidas en las condiciones de
existencia del proletariado. El proletariado está sin
propiedad; sus relaciones de familia no tienen nada
de común con las de la familia burguesa; el trabajo
industrial moderno, que implica la servidumbre del
obrero al capital, lo mismo en Inglaterra que en
Francia, en América como en Alemania, despoja al
proletariado de todo carácter nacional. Las leyes, la
moral, la religión, son para él meros prejuicios
burgueses, tras de los cuales se ocultan otros tantos
intereses burgueses.
Todas las clases que en el pasado se apoderaron
del Poder ensayaron consolidar su adquirida
situación sometiendo la sociedad a su propio medio
de apropiación. Los proletarios no pueden
apoderarse de las fuerzas productivas sociales sino
aboliendo el modo de apropiación que les atañe
particularmente y, por consecuencia, todo modo de
apropiación en vigor hasta nuestros días. Los
proletarios no tienen nada que salvaguardar que les
pertenezca, tienen que destruir toda garantía
privada, toda seguridad privada existente.

Am I Evil? dijo...

Todos los movimientos históricos han sido
hasta ahora realizados por minorías en provecho de
minorías. El movimiento proletario es el
movimiento espontáneo de la inmensa mayoría en
provecho de la inmensa mayoría. El proletariado,
capa inferior de la sociedad actual, no puede
sublevarse, enderezarse, sin hacer saltar todas las
capas superpuestas que constituyen la sociedad
oficial.
La lucha del proletariado contra la burguesía,
aunque en el fondo no sea una lucha nacional,
reviste, sin embargo, al principio, tal forma. Huelga
decir que el proletariado de cada país debe acabar
antes de nada con su propia burguesía. Al enumerar
a grandes rasgos las fases del desenvolvimiento
proletario, hemos trazado la historia de la guerra
civil más o menos latente que mina la sociedad
hasta el momento en que esta guerra estalla en una
revolución declarada y en la que el proletariado
fundará su dominación por el derrumbamiento
violento de la burguesía.
Todas las sociedades anteriores, como hemos
visto, han descansado sobre el antagonismo entre
clases opresoras y oprimidas. Mas para oprimir a
una clase hace falta al menos poderle garantir
condiciones de existencia que le permitan vivir en la
servidumbre. El siervo, en peno régimen feudal,
llegaba a miembro del Municipio, lo mismo que el
pechero llegaba a la categoría de burgués bajo el
yugo del absolutismo feudal. El obrero moderno, al
contrario, lejos de elevarse con el progreso de la
industria, desciende siempre más; por debajo mismo
de las condiciones de vida de su propia clase. El
trabajador cae en la miseria, y el pauperismo crece
más rápidamente todavía que la población y la
riqueza. Es, pues, evidente que la burguesía es
incapaz de desempeñar el papel de clase dirigente y
de imponer a la sociedad como ley suprema las
condiciones de existencia de su clase. No puede
mandar porque no puede asegurar a su esclavo una
existencia compatible con la esclavitud, porque está
condenada a dejarle decaer hasta el punto de que
deba mantenerle en lugar de hacerse alimentar por
él. La sociedad no puede vivir bajo su dominación;
la que equivale a decir que la existencia de la
burguesía es en lo sucesivo incompatible con la de
la sociedad.

Am I Evil? dijo...

La condición esencial de existencia y de
supremacía para la clase burguesa es la acumulación
de riqueza en manos de particulares, la formación y
el acrecentamiento del capital; la condición de
existencia del capital es el salariado, que reposa
exclusivamente sobre la competencia de los obreros
entre sí. El progreso de la industria, del que la
burguesía es agente involuntario y pasivo, sustituye
el aislamiento de los obreros, resultante de la
competencia, con su unión revolucionaria por
medio de la asociación. Así, el desenvolvimiento de
la gran industria socava bajo los pies de la burguesía
el terreno sobre el cual ha establecido su sistema de
producción y de apropiación. Ante todo produce
sus propios sepultureros. Su caída y la victoria del
proletariado son igualmente inevitables.

Am I Evil? dijo...

II
PROLETARIOS Y COMUNISTAS

¿Cuál es la posición de los comunistas ante los
proletarios en general?
Los comunistas no forman un partido distinto,
opuesto a los otros partidos obreros.
No tienen ningún interés que los separe del
conjunto del proletariado.
No proclaman principios sectarios sobre los
cuales quisieran modelar el movimiento obrero.
Los comunistas no se distinguen de los otros
partidos obreros más que en dos puntos:
l° En las diferentes luchas nacionales de los
proletarios, ponen por delante y hacen valer los
intereses independientes de la nacionalidad y
comunes a todo el proletariado; y
2° En las diferentes fases de la lucha entre
proletarios y burgueses representan siempre y por
todas partes los intereses del movimiento integral.
Prácticamente, los comunistas son, pues, la
fracción más resuelta de los partidos obreros de
todos los países, la fracción que arrastra a las otras;
teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado
la ventaja de un concepto claro de las condiciones,
de la marcha y de los fines generales del
movimiento proletario.
El propósito inmediato de los comunistas es el
mismo que el de todos los partidos obreros:
constitución de los proletarios en clase, destrucción
de la supremacía burguesa, conquista del poder
político por el proletariado.
Las proposiciones teóricas de los comunistas no
se fundan de ningún modo en ideas y principios
inventados o descubiertos por tal o cual reformador
del mundo. No son sino la expresión de conjunto
de las condiciones reales de una lucha de clases
existente, de un movimiento histórico en constante
evolución. La abolición de las relaciones de
propiedad que han existido hasta aquí no es el
carácter distintivo del Comunismo.

Am I Evil? dijo...

El régimen de la propiedad ha sufrido
constantes cambios, continuas transformaciones
históricas.
La Revolución francesa, por ejemplo, abolió La
propiedad feudal en provecho de la propiedad
burguesa. El carácter distintivo del comunismo no
es la abolición de la propiedad en general, sino la
abolición de la propiedad burguesa.
Según esto, la propiedad privada actual, la
propiedad burguesa es la última y la más perfecta
expresión del modo de producción y de apropiación
basado sobre los antagonismos de las clases, sobre
la explotación de los unos por los otros.
En este sentido los comunistas pueden resumir
su teoría en esta fórmula única: abolición de la
propiedad privada.
Se nos ha reprochado a los comunistas el querer
abolir la propiedad personalmente adquirida por el
trabajo, propiedad que se considera como la base de
toda libertad, de toda actividad, de toda
independencia individual.
¡La propiedad personal fruto del trabajo y del
mérito! ¿Se quiere hablar de la propiedad del
pequeño burgués, del pequeño labrador, forma de
propiedad anterior a la propiedad burguesa? No
tenemos que abolirla: el progreso de la industria la
ha abolido o está en camino de abolirla.
¿O se quiere hablar de la propiedad privada
actual, de la propiedad burguesa?
¿Es que el trabajo asalariado crea propiedad para
el proletario? De ninguna manera. Crea el capital, es
decir, la propiedad que explota al trabajo asalariado
y que no puede acrecentarse sino a condición de
producir más trabajo asalariado a fin de explotarlo
de nuevo. En su forma actual, la propiedad se
mueve entre estos dos términos antinómicos: capital
y trabajo. Examinemos los dos términos de esta
antinomia.
Ser capitalista significa que no sólo se ocupa una
posición personal en la producción, sino también
una posición social. El capital es un producto
colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino
por los esfuerzos combinados de muchos miembros
de la sociedad, y también, en último término, por
los esfuerzos combinados de todos los miembros de
la sociedad.
El capital no es, pues, una fuerza personal; es
una fuerza social.
Por consecuencia, cuando el capital sea
transformado en propiedad común, perteneciente a
todos los miembros de la sociedad, no es una
propiedad personal que se cambia en propiedad
social. Sólo habrá cambiado el carácter social de la
propiedad. Perderá su carácter de clase.

Am I Evil? dijo...

Llegamos al trabajo asalariado.
El precio medio del trabajo asalariado es el
mínimo del salario; es decir, la suma de los medios
de existencia de que tiene necesidad el obrero para
vivir como obrero. Por consiguiente, lo que el
obrero se apropia por su actividad es estrictamente
lo que necesita para sostener su mísera existencia y
reproducirse. No queremos de ninguna manera
abolir esta apropiación personal de los productos
del trabajo, indispensable a la conservación y a la
reproducción de la vida humana, esta apropiación,
que no deja ningún beneficio líquido que confiera
poder sobre el trabajo de otro. Lo que queremos es
suprimir ese triste modo de apropiación, que hace
que el obrero no viva sino para acrecentar el capital
y no viva sino en tanto lo exigen los intereses de la
clase dominante.
En la sociedad burguesa el trabajo viviente no es
más que un medio de acrecentar el trabajo
acumulado. En la sociedad comunista el trabajo
acumulado no es más que un medio de prolongar,
de enriquecer y de hermosear la existencia de los
trabajadores.
En la sociedad burguesa el pasado domina al
presente. En la sociedad comunista el presente
domina al pasado.

Am I Evil? dijo...

En la sociedad burguesa el capital es
independiente y personal, mientras que el individuo
que trabaja está sometido y privado de personalidad.
¡Y es la abolición de semejante estado de cosas
lo que la burguesía considera como la abolición de
la individualidad y de la libertad! Con razón. Pues se
trata efectivamente de abolir la individualidad, la
independencia y la libertad burguesas. Por libertad,
en las condiciones actuales de la producción
burguesa, se entiende la libertad de comercio, !a
libertad de comprar y de vender.

Am I Evil? dijo...

Pero si e1 tráfico desaparece, el libre tráfico
desaparece también. Fuera de esto, toda la
palabrería sobre el libre cambio, lo mismo que todas
las fanfarronadas liberales de nuestros burgueses, no
tienen sentido sino por contraste con el tráfico
restringido, con el burgués sojuzgado de la Edad
Media; no tienen ninguno cuando se trata de la
abolición por el Comunismo del tráfico, de las
relaciones de la producción burguesa y de la
burguesía misma.

Am I Evil? dijo...

¡Estáis sobrecogidos de horror porque
queremos abolir la propiedad privada! Pero en
vuestra sociedad la propiedad privada está abolida
para las nueve décimas partes de sus miembros.
Precisamente porque no existe para esas nueve
décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis,
pues, el querer abolir una forma de propiedad que
no puede existir sino a condición de privar a la
inmensa mayoría de toda propiedad.
En una palabra, nos acusáis de querer abolir
vuestra propiedad. Efectivamente, eso es lo que
queremos.

Am I Evil? dijo...

Desde el punto en que el trabajo no pueda ser
convertido en capital, en dinero, en renta territorial;
resumiendo, en poder social susceptible de ser
monopolizado; es decir, desde el momento en que
la propiedad individual no pueda transformarse en
propiedad burguesa, declaráis que el individuo está
suprimido.
Reconocéis, pues, que cuando habláis del
individuo no entendéis hablar sino del burgués, del
propietario. Y este individuo, ciertamente, debe ser
suprimido.

Am I Evil? dijo...

El Comunismo no arrebata a nadie la facultad
de apropiarse de los productos sociales; no quita
sino el poder de sojuzgar el trabaja de otro con
ayuda de esta apropiación.
Se ha objetado aún que con la abolición de la
propiedad privada cesaría toda actividad, que una
pereza general se apoderaría del mundo.
Si así fuese, hace ya mucho tiempo que la
sociedad burguesa habría sucumbido por la
holgazanería, puesto que aquellos que trabajan no
ganan y los que ganan no trabajan. Toda la objeción
se reduce a esta tautología; que no hay trabajo
asalariado allí donde no hay capital.

Am I Evil? dijo...

Las acusaciones dirigidas contra el modo
comunista de producción y de apropiación de los
productos materiales han sido hechas igualmente
respecto de la producción y de la propician del
trabajo intelectual. Lo mismo que para el burgués la
desaparición de la propiedad de clase equivale a la
desaparición de toda producción, la desaparición de
la cultura de clase significa para él la desaparición de
toda cultura.
La cultura cuya pérdida deplora no es para la
inmensa mayoría sino la adaptación al papel de
máquina.

Am I Evil? dijo...

Mas no discutáis con nosotros mientras
apliquéis a la abolición de la propiedad burguesa el
sello de vuestras nociones burguesas de libertad y
de cultura, de derecho, etc. Vuestras mismas ideas
son producto de las relaciones de producción y de
propiedad burguesas, como vuestro derecho no es
sino la voluntad de vuestra clase erigida en ley;
voluntad cuyo contenido está determinado por las
condiciones materiales de existencia de vuestra
clase.

Am I Evil? dijo...

La concepción interesada que os ha hecho erigir
en leyes eternas de la Naturaleza y de la Razón las
relaciones sociales dimanadas de vuestro modo de
producción y de propiedad – relaciones transitorias
que surgen y desaparecen en el curso de la
evolución de la producción; – esta concepción la
compartís con todas las clases otrora dirigentes y
hoy desaparecidas. Lo que concebís para la
propiedad feudal, no podéis admitirlo para la
propiedad burguesa.

Am I Evil? dijo...

¡Querer abolir la familia! Hasta los más radicales
se indignan de este infame designio de los
comunistas. ¿Sobre qué base descansa la familia
burguesa en nuestra época? Sobre el capital, el
provecho individual. En su plenitud, la familia no
existe sino para la burguesía, que encuentra su
complemento en la supresión forzosa de toda
familia para el proletario y en la prostitución
pública.
La familia burguesa se desvanece naturalmente
con el desvanecimiento de su complemento
necesario, y una y otra desaparecen con la
desaparición del capital.

Am I Evil? dijo...

¿Nos reprocháis el querer abolir la explotación
de los niños por sus familias? Confesamos este
crimen.
Pero nosotros quebrantamos, decís, los lazos
más sagrados, sustituyendo la educación de la
familia por la educación de la sociedad.
Y vuestra educación, ¿no está también
determinada por la sociedad, por las condiciones
sociales en que educáis a vuestros hijos, por la
intervención directa o indirecta de la sociedad en la
escuela, etc.? Los comunistas no inventan esta
ingerencia de la sociedad en la instrucción; no
buscan sino cambiar el carácter y arrancar la
educación de la influencia de la clase dominante.
Las declamaciones burguesas sobre la familia y
la educación, sobre los dulces lazos que unen al
niño con sus familiares, resultan más repugnantes a
medida que la gran industria destruye todo vínculo
de familia para el proletario y transforma a los niños
en simples objetos de comercio, en simples
instrumentos de trabajo.

Am I Evil? dijo...

De la burguesía entera se eleva un clamor:
¡Vosotros, comunistas, queréis establecer la
comunidad de las mujeres!
Para el burgués su mujer no es otra cosa que un
instrumento de producción. Oye decir que los
instrumentos de producción deben ser puestos en
común, y deduce naturalmente que hasta las
mujeres pertenecerán a la comunidad.
No sospecha que se trata precisamente de
asignar a la mujer un papel distinto del de simple
instrumento de producción.

Am I Evil? dijo...

Nada más grotesco, por otra parte, que el horror
ultramoral que inspira a nuestros burgueses la
pretendida comunidad oficial de las mujeres que
atribuyen a los comunistas. Los comunistas no
tienen necesidad de introducir la comunidad de las
mujeres: casi siempre ha existido.
Nuestros burgueses, no satisfechos con tener a
su disposición las mujeres y las hijas de los
proletarios, sin hablar de la prostitución oficial,
encuentran un placer singular en encornudarse
mutuamente.

Am I Evil? dijo...

El matrimonio burgués es en realidad la
comunidad de las mujeres casadas. Todo lo más de
que podría acusarse a los comunistas sería de querer
poner en el lugar de una comunidad de las mujeres
hipócritamente disimulada una comunidad franca y
oficial. Es evidente, por otra parte, que con la
abolición de las relaciones de producción actuales,
de las cuales deriva la comunidad de las mujeres,
desaparecerá la prostitución oficial y privada.
Además, se acusa a los comunistas de querer
abolir la patria, la nacionalidad, Los obreros no
tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no
poseen. Como el proletariado de cada país debe en
primer lugar conquistar el Poder político, erigirse en
clase nacionalmente directora, constituirse como
nación, es todavía nacional. aunque de ninguna
manera en el sentido burgués.

Am I Evil? dijo...

Las demarcaciones nacionales y los
antagonismos entre los pueblos desaparecen de día
en día con el desenvolvimiento de la burguesía, la
libertad de comercio y el mercado universal, con la
uniformidad de la producción industrial y as
condiciones de existencia que le corresponden.
El advenimiento del proletariado los hará
desaparecer más deprisa todavía. La acción común
de los diferentes proletariados, al menos en los
países civilizados, es una de las primeras
condiciones de su emancipación.
Abolid la explotación del hombre por el hombre
y habréis abolido la explotación de una nación por
otra.

Am I Evil? dijo...

Al mismo tiempo que el antagonismo de las
clases en el interior de las naciones, desaparecerá la
hostilidad de nación a nación. En cuanto a las
acusaciones lanzadas contra el comunismo en
nombre de la religión, de la filosofía y de la
ideología en general, no merecen un examen
profundo.
¿Hay necesidad de una gran perspicacia para
comprender que los conocimientos, las nociones y
las concepciones, en una palabra, la conciencia del
hombre, cambia con toda modificación sobrevenida
en las relaciones sociales, en la existencia colectiva?
¿Qué demuestra la historia del pensamiento sino
que la producción intelectual se transforma con la
producción material?

Am I Evil? dijo...

Las ideas dominantes en una época no han sido
nunca más que las ideas de la clase dominante.
Cuando se habla de ideas que revolucionan
totalmente una sociedad se enuncia solamente el
hecho de que en el seno de la vieja sociedad los
elementos de una nueva se han formado y que la
disolución de las viejas ideas marcha a la par con la
disolución de las antiguas relaciones sociales.

Am I Evil? dijo...

Cuando el antiguo mundo estaba declinando,
las viejas religiones fueron vencidas por la religión
cristiana. Cuando en el Siglo XVIII las ideas
cristianas cedieron su puesto a las ideas filosóficas,
la sociedad feudal libraba su última batalla con la
burguesía, entonces revolucionaria. Las ideas de
libertad religiosa y de libertad de conciencia no
hicieron sino proclamar el reinado de la libre
concurrencia en el dominio del conocimiento.
"Sin duda, se nos dirá las ideas religiosas,
morales, filosóficas, políticas y jurídicas, se han
modificado en el curso del desenvolvimiento
histórico. Pero la religión, la moral, la filosofía, la
política, el derecho, se sostienen siempre a través de
esas transformaciones.

Am I Evil? dijo...

"Hay, además, verdades eternas, tales como la
libertad, la justicia, etc., que son comunes a todas las
condiciones sociales. Luego si el comunismo
aboliera estas verdades eternas, aboliría la religión y
la moral en lugar de darles una forma nueva, y eso
contradiría todo el desenvolvimiento histórico
anterior".

Am I Evil? dijo...

¿A que se reduce esta objeción? La historia de
toda sociedad se resume en el desarrollo de los
antagonismos de las clases, antagonismos que han
revestido diversas formas en las distintas épocas.
Pero cualquiera que haya sido la forma revestida
por esos antagonismos, la explotación de una parte
de la sociedad por la otra es un hecho común a
todos los siglos anteriores. Por consiguiente, no
tiene nada de asombroso que la conciencia social de
todas las edades a despecho de toda divergencia y
de toda diversidad, se haya siempre movido dentro
de ciertas formas comunes; formas de conciencia
que no se disolverán completamente sino la
definitiva desaparición del antagonismo de las
clases.

Am I Evil? dijo...

La revolución comunista es la ruptura más
radical con las relaciones de propiedad tradicionales;
nada de extraño es que en el curso de su
desenvolvimiento rompa de la manera más radical
con las ideas tradicionales.
Mas dejemos ahí las objeciones hechas por la
burguesía al comunismo.
Como hemos visto más arriba, la primera etapa
de la revolución obrera es la constitución del
proletariado en clase directora, la conquista del
poder público por la democracia.

Am I Evil? dijo...

El proletariado se servirá de su supremacía
política para arrancar poco a poco todo el capital a
la burguesía, para centralizar todos los instrumentos
de producción en manos del Estado, es decir, del
proletariado organizado en clase directora, y para
aumentar rápidamente la cantidad de fuerzas
productivas.
Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al
principio sino por una violación despótica del
derecho de propiedad y de las relaciones burguesas
de producción, es decir, por la adopción de medidas
que desde el punto de vista económico parecerán
insuficientes e insostenibles; pero que en el curso
del movimiento se sobrepasarán, y son
indispensables como medio de trastornar por
completo la producción.

Am I Evil? dijo...

Estas medidas, entiéndase bien, serán muy
diferentes en los diversos países.
Sin embargo, para los países más avanzados las
medidas siguientes podrán ser puestas en práctica:
l° Expropiación de la propiedad territorial y
aplicación de la renta a los gastos del Estado;
2° Impuesto fuertemente progresivo;
3° Abolición de la herencia;
4° Confiscación de la propiedad de los
emigrados y rebeldes;
5° Centralización del crédito en manos del
Estado por medio de un Banco nacional con capital
del Estado y con el monopolio exclusivo;
6° Centralización en manos del Estado de todos
los medios de transporte;
7° Multiplicación de las manufacturas nacionales
y de los instrumentos de producción, roturación de
los terrenos incultos y mejoramiento de las tierras
cultivadas según un sistema general;
8° Trabajo obligatorio para todos, organización
de ejércitos industriales, particularmente para la
agricultura;
9° Combinación del trabajo agrícola y del
trabajo industrial, medidas encaminadas a hacer
desaparecer gradualmente la distinción entre la
ciudad y el campo, y
10° Educación pública y gratuita de todos los
niños, abolición del trabajo de éstos en las fábricas
tal como se practica hoy; combinación de la
educación con la producción material, etcétera.

Am I Evil? dijo...

Una vez desaparecidos los antagonismos de
clases en el curso de su desenvolvimiento, y estando
concentrada toda la producción en manos de los
individuos asociados, entonces perderá el Poder
público su carácter político. El Poder público,
hablando propiamente, es el Poder organizado de
una clase para la opresión de las otras. Si el
proletariado, en su lucha contra la burguesía, se
constituye fuertemente en clase; si se erige por una
revolución en clase directora y como clase directora
destruye violentamente las antiguas relaciones de
producción, destruye al mismo tiempo que estas
relaciones de producción las condiciones de
existencia del antagonismo de las clases, destruye las
clases en general y, por lo tanto, su propia
dominación como clase.

Am I Evil? dijo...

En substitución de la antigua sociedad burguesa,
con sus clases y sus antagonismos de clases surgirá
una asociación en que el libre desenvolvimiento de
cada uno será la condición del libre
desenvolvimiento de todos.

Am I Evil? dijo...

III
LITERATURA SOCIALISTA Y COMUNISTA

I. EL SOCIALISMO REACCIONARIO

A. El socialismo feudal

Por su posición histórica, las aristocracias
francesa e inglesa se vieron obligadas a lanzar
libelos contra la sociedad burguesa. En la
revolución francesa de l830, en el movimiento
reformista inglés, habían sucumbido una vez más
bajo los golpes del odiado advenedizo. Para ellas, no
podía ser en adelante cuestión de una lucha política
seria. No les quedaba sino la lucha literaria. Luego,
en el terreno literario también, la añeja fraseología
de la Restauración, había llegado a ser inaplicable.
Para crearse simpatías era menester que la
aristocracia fingiese perder de vista sus intereses
propios y que formulara su acta de acusación contra
la burguesía sólo en interés de la clase obrera
explotada. Dióse de esta suerte la satisfacción de
hacer canciones satíricas sobre su nuevo amo y de
tararearle junto a los oídos profecías preñadas de
desastres.

Am I Evil? dijo...

Así nació el socialismo feudal, mezcla de
jeremiadas y payasadas, de ecos del pasado y de
barruntos del porvenir. Si alguna vez su critica
mordiente y espiritual hiere a la burguesía en el
corazón, su impotencia absoluta para comprender la
marcha de la historia moderna concluye siempre
por hacer el ridículo.
Aguisa de bandera, estos señores enarbolaron la
alforja del mendigo, a fin de atraer al pueblo; pero
cuando el pueblo acudió, advirtió que el dorso
estaba ornado con el viejo blasón feudal y se
dispersó en medio de grandes e irreverentes
carcajadas.

Am I Evil? dijo...

Una parte de los legitimistas franceses y la Joven
Inglaterra han dado al mundo este espectáculo.
Cuando los campeones del feudalismo
demuestran que su modo de explotación era
distinto del de la burguesía olvidan una cosa, y es
que aquél explotaba en condiciones por completo
diferentes y hoy anticuadas. Cuando advierten que
bajo el régimen feudal no existía el proletariado
moderno, olvidan que la burguesía es precisamente
un retoño fatal de ese régimen.

Am I Evil? dijo...

Disfrazan tan poco, por otra parte, el carácter
reaccionario de su crítica, que es el principal agravio
que exponen contra la burguesía es precisamente
haber creado bajo su régimen una clase que hará
saltar todo el antiguo orden social.
Además, no es tanto el haber producido un
proletariado, que imputan como un crimen a la
burguesía, sino haber producido un proletariado
revolucionario.
En la lucha política toman, pues, una parte
activa en todas las medidas de represión contra la
clase obrera. Y en su vida ordinaria, a pesar de su
fraseología hinchada, saben humillarse para recoger
los frutos de oro del árbol de la industria y trocar el
honor, el amor y la fidelidad por la lana, el azúcar de
remolacha y el aguardiente.

Am I Evil? dijo...

Del mismo modo que el cura y el señor feudal
marcharon siempre de la mano, el socialismo
clerical marcha unido con el socialismo feudal.
Nada más fácil que recubrir con un barniz de
socialismo el ascetismo cristiano, ¿no se levantó
también contra la propiedad privada, el matrimonio
y el Estado? Y en su lugar, ¿no ha predicado la
caridad y la renunciación, el celibato y la
mortificación de la carne, la vida monástica y la
iglesia? El socialismo cristiano no es sino el agua
bendita con que el clérigo consagra el despecho de
la aristocracia.

Am I Evil? dijo...

B. El socialismo pequeño-burgués

La aristocracia feudal no es la única clase
arruinada por la burguesía, no es la única clase cuyas
condiciones de existencia se debilitan y caducan en
la sociedad burguesa moderna. Los pequeños
burgueses y los pequeños agricultores de la Edad
Media fueron los precursores de la burguesía
moderna. En los países donde el comercio y la
industria están poco desarrollados esta clase
continúa vegetando al lado de la burguesía
floreciente.

Am I Evil? dijo...

En los países donde se extiende la civilización
moderna se ha formado una nueva clase de
pequeños burgueses que oscila entre el proletariado
y la burguesía. Parte complementaria de la sociedad
burguesa, se reconstituye sin cesar; pero los
individuos que la componen se ven continuamente
precipitados en el proletariado por causa de la
competencia, y, lo que es más, con la marcha
progresiva de la gran industria ven aproximarse el
momento en que desaparecerán completamente
como fracción independiente de la sociedad
moderna, y en que serán reemplazados en el
comercio, la manufactura y la agricultura por
contramaestres y criados.

Am I Evil? dijo...

En países como Francia, donde los campesinos
constituyen bastante más de la mitad de la
población, los escritores que adoptaban la causa del
proletariado contra la burguesía debían
naturalmente criticar el régimen burgués y defender
al partido obrero desde el punto de vista del
pequeño burgués y del labrador. Así se formó el
socialismo pequeño-burgués. Sismondi es el jefe de
esta literatura, tanto en Inglaterra como en Francia.
Este socialismo analizó con mucha penetración
las contradicciones inherentes a las relaciones de
producción modernas. Puso al desnudo las
hipócritas apologías de los economistas. Demostró
de una manera irrefutable los efectos mortíferos del
maquinismo y de la división del trabajo, la
concentración de los capitales y de la propiedad
territorial, la sobreproducción, las crisis, la fatal
decadencia de los pequeños burgueses y de los
agricultores, la miseria del proletariado, la anarquía
en la producción, las crisis, la fatal decadencia de
distribución de las riquezas, la guerra de exterminio
industrial de las naciones entre sí, la disolución de
las añeja costumbres, de las antiguas relaciones de
familia, de las viejas nacionalidades.

Am I Evil? dijo...

El fin positivo, no obstante, de este socialismo
de pequeños burgués es, ya reestablecer los antiguos
medios de producción y de cambio, y con ellos las
antiguas relaciones de propiedad y toda la sociedad
antigua, ya introducir por la fuerza los medios
modernos de producción y de cambio en el cuadro
estrecho de las antiguas relaciones de propiedad que
han sido rotas, fatalmente rotas, por ellos. En uno y
otro caso, este socialismo es a la vez reaccionario y
utópico.

Am I Evil? dijo...

Para la manufactura, el sistema de
Corporaciones; para la agricultura, el régimen
patriarcal; he ahí su última palabra. Finalmente, en
su último desarrollo esta tendencia se ha
abandonado a una indignante melancolía.

Am I Evil? dijo...

C. El socialismo alemán o socialismo
"verdadero"

La literatura socialista y comunista de Francia,
que nace bajo la presión de una burguesía
dominante y es la expresión literaria de la rebelión
contra este régimen, fue introducida en Alemania en
el momento en que la burguesía comenzaba su
lucha contra el absolutismo feudal.

Am I Evil? dijo...

Filósofos, semifilósofos y pretenciosos alemanes
se echaron ávidamente sobre esta literatura; pero
olvidaron que con la importación de la literatura
francesa en Alemania no habían sido importadas al
mismo tiempo las condiciones sociales de Francia.
Relativamente a las condiciones alemanas, la
literatura francesa perdió toda significación práctica
inmediata y tomó un carácter puramente literario.
Debía parecer más bien una especulación ociosa
sobre la realización de la naturaleza humana. De
este modo, para los filósofos alemanes del siglo
XVIII las reivindicaciones de la primera revolución
francesa no eran sino las reivindicaciones de la
"razón práctica" en general, y las manifestaciones de
la voluntad de los burgueses revolucionarios de
Francia no expresaban a sus ojos sino las leyes de la
voluntad pura, de la voluntad tal como debe ser, de
la verdadera voluntad humana.

Am I Evil? dijo...

El trabajo propio de los literatos alemanes se
redujo a poner de acuerdo las nuevas ideas
francesas con su vieja conciencia filosófica, o
cuando más a apropiarse las ideas francesas
adaptándolas a sus opiniones filosóficas.
Se las apropiaron como se asimila una lengua
extranjera: por la traducción.

Am I Evil? dijo...

Se sabe cómo los frailes superpusieron sobre los
manuscritos de las obras clásicas del viejo
paganismo las absurdas leyendas sagradas del
catolicismo. Los literatos alemanes procedieron
inversamente con respecto a la literatura francesa.
Deslizaron sus disparates filosóficos bajo el original
francés. Por ejemplo: bajo la critica francesa de las
funciones del dinero escribían: "enajenación del ser
humano" ; bajo la crítica francesa del Estado
burgués decían: "eliminación del poder de la
universalidad abstracta", y así sucesivamente.

Am I Evil? dijo...

La adición de esta fraseología filosófica a los
descubrimientos franceses la bautizaron así:
"filosofía de la acción", "socialismo verdadero",
"ciencia alemana del socialismo", "base filosófica
del socialismo", etc.
De esa manera se castró completamente la
literatura socialista y comunista francesa. Y como en
manos de los alemanes dejó de ser la expresión de la
lucha de una clase contra otra, nuestras gentes se
felicitaron de estar colocadas por encima de la
estrechez francesa y de haber defendido, no sólo
verdaderas necesidades, sino "la necesidad de lo
verdadero" ; no sólo los intereses del proletariado,
sino los intereses del ser humano, del hombre en
general, del hombre que no pertenece a ninguna
clase ni a ninguna realidad y que no existe sino en
el cielo brumoso de la fantasía filosófica.

Am I Evil? dijo...

Este socialismo alemán, que tomaba tan
solemnemente en serio sus torpes ejercicios de
escolar y que los trompeaba con tanto estrépito
charlatanesco, perdió, sin embargo, poco a poco su
inocencia pedantesca.
La lucha de la burguesía alemana y
principalmente de la burguesía prusiana, contra la
monarquía absoluta y feudal, en una palabra, el
movimiento liberal, resultó más serio.
De esta suerte, el verdadero socialismo halló la
ocasión tan deseada de confrontar las
reinvindicaciones socialistas con el movimiento
político. Pudo lanzar los anatemas tradicionales
contra el liberalismo, contra el régimen
representativo, contra la concurrencia burguesa,
contra la libertad burguesa de la prensa, contra el
derecho burgués, contra la libertad y la igualdad
burguesas; pudo predicar a las masas que ellas no
tenían nada que ganar, sino, al contrario, perderlo
todo, en este movimiento burgués. El socialismo
alemán olvidó a ese propósito que la crítica
francesa, de la cual era un simple eco, presuponía la
sociedad burguesa moderna, con las condiciones
materiales de existencia que corresponden y una
constitución política adecuada; cosas que todavía
Alemania se trataba precisamente de conquistar.

Am I Evil? dijo...

Para los Gobiernos absolutos de Alemania, con
su cortejo de clérigos, de pedagogos, de hidalgos
rapaces y de burócratas, este socialismo se convirtió
en el espantajo soñado contra la burguesía
amenazante.
Completó, por su hipocresía dulzarrona, los
latigazos y los tiros que esos mismos Gobiernos
administraron duramente a los obreros alemanes en
rebeldía.

Am I Evil? dijo...

Si el verdadero socialismo se convirtió de ese
modo en un arma en manos de los Gobiernos,
representaba directamente, por otra parte, un
interés reaccionario, el interés del pequeño burgués.
La clase de los pequeños burgueses, legada por el
siglo XVI, y desde entonces sin cesar renaciendo
bajo diversas formas, constituye para Alemania la
verdadera base social del orden establecido.

Am I Evil? dijo...

Mantenerla es conservar en Alemania este orden
establecido. La supremacía industrial y política de la
burguesía amenaza a esta clase de destrucción cierta:
de una parte, por la concentración de capitales, y de
otra, por el desarrollo de un proletariado
revolucionario. Al verdadero socialismo le pareció
que podía matar dos pájaros de un tiro. Propagóse
como una epidemia.
El vestido tejido con los hilos inmateriales de la
especulación, bordado de flores retóricas y bañado
por un rocío sentimental, ropaje trascendente en el
cual los socialistas alemanes envolvieron sus secas
"verdades eternas", no hizo sino activar la venta de
su mercancía entre semejante público.

Am I Evil? dijo...

Por su parte, el socialismo alemán comprendió
más bien que su vocación era erigirse en el
representante pomposo de esta pequeña burguesía.
Proclamó que la nación alemana era la nación
normal y el filisteo alemán el hombre normal. A
todas las infamias de este hombre normal les dio
un sentido oculto, un sentido superior y socialista
que las transfiguraban completamente. Fue hasta el
fin, levantándose contra la tendencia "brutalmente
destructiva" del Comunismo y declarando que
imparcialmente se cernía por encima de todas las
luchas de clases. Casi sin excepciones, todas las
publicaciones llamadas socialistas o comunistas que
circulan en Alemania (1847) pertenecen a esta sucia
y enervante literatura.

Am I Evil? dijo...

2. EL SOCIALISMO CONSERVADOR O
BURGUES

Una parte de la burguesía busca remediar los
males sociales, con el propósito de consolidar la
sociedad burguesa.
En esta categoría colocan los economistas, los
filántropos, los humanitarios, los mejoradores de la
suerte de la clase obrera, los organizadores de la
beneficencia, los protectores de los animales, los
fundadores de sociedades de templanza, los
reformadores de todo pelaje. Y se ha llegado hasta
elaborar este socialismo en sistemas completos.

Am I Evil? dijo...

Citemos como ejemplo la Filosofía de la
Miseria, de Proudhón.
Los socialistas burgueses quieren las
condiciones de vida de la sociedad moderna sin las
luchas y los daños que de ella resultan fatalmente.
Quieren la sociedad actual; pero con eliminación de
los elementos que la revolucionan y la disuelven.
Quieren la burguesía sin el proletariado. La
burguesía, como es natural se representa el mundo
en que ella domina como el mejor mundo de los
mundos posibles. El socialismo burgués elabora
más o menos sistemáticamente esta representación
consoladora. Cuando requiere al proletariado para
realizar sus sistemas y hacer su entrada en la Nueva
Jerusalén, no hace otra cosa, en el fondo, que
inducirle a continuar en la sociedad actual, pero
despojándose de la concepción rencorosa que se ha
formado de ella.

Am I Evil? dijo...

Otra forma de socialismo, menos sistemática,
pero más práctica, intenta apartar a los obreros de
todo movimiento revolucionario, demostrándoles
que no es tal o cual cambio político el que podrá
beneficiarlos, sino solamente una transformación de
las relaciones de la vida material y de las
condiciones económicas. Nótese que por
transformación de las relaciones de la vida material
este socialismo no entiende en modo alguno la
abolición de las relaciones de producción burguesa,
sino únicamente reformas administrativas realizadas
sobre la base misma de la producción burguesa, que
por tanto no afecten a las relaciones entre el capital
y el asalariado, y que no harán, cuando más, sino
disminuir los gastos y simplificar el trabajo
administrativo del Gobierno burgués.

Am I Evil? dijo...

El socialismo burgués no alcanza su expresión
adecuada sino cuando se convierte en simple figura
retórica.
¡Libre cambio en interés de la clase obrera!
¡Derechos protectores en interés de la clase obrera!
¡Prisiones celulares en interés de la clase obrera! He
aquí la última palabra del socialismo burgués, la
única que ha dicho seriamente.
Porque el socialismo burgués se resume por
completo en esta afirmación: los burgueses son
burgueses en interés de la clase obrera.

Am I Evil? dijo...

3. EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO
CRITICO - UTOPICO

No se trata aquí de la literatura que en todas las
grandes revoluciones modernas ha formulado las
reivindicaciones del proletariado (los escritos de
Babeuf, etc.).
Las primeras tentativas directas del proletariado
para hacer prevalecer sus propios intereses de clase,
hechas en tiempos de efervescencia general, en el
período del derrumbamiento de la sociedad feudal,
fracasaron necesariamente, tanto por el estado
embrionario del mismo proletariado como por
ausencia de las condiciones materiales de su
emancipación, condiciones que no podían ser
producidas sino después del advenimiento de la
burguesía. La literatura revolucionaria que
acompaña a estos primeros movimientos del
proletariado tiene forzosamente un contenido
reaccionario. Preconiza un ascetismo general y un
grosero igualitarismo.

Am I Evil? dijo...

Los sistemas socialistas y comunistas
propiamente dichos, los sistemas de Saint-Simon, de
Fourier, de Owen, etc., hacen su aparición en el
primer período de la lucha entre el proletariado y la
burguesía, período descrito anteriormente. (Véase
Burgueses y proletarios).
Los inventores de estos sistemas se dieron
cuenta del antagonismo de las clases, así como de la
acción de los elementos disolventes en la sociedad
dominante. Pero no advierten del lado del
proletariado ninguna independencia histórica,
ningún movimiento político que le sea propio.

Am I Evil? dijo...

Como el desarrollo del antagonismo de las
clases marcha al par con el desarrollo de la industria,
no advierten de antemano las condiciones
materiales de la emancipación del proletariado, y se
aventuran en busca de una ciencia social, de leyes
sociales, con el fin de crear esas condiciones.
A la actividad social anteponen su propio
ingenio; a las condiciones históricas de la
emancipación, condiciones fantásticas; a la
organización gradual y espontánea del proletariado
en clase, una organización completa fabricada por
ellos. El porvenir del mundo se decide con la
propaganda y la práctica de sus planes de sociedad.
En la confección de sus planes, sin embargo,
tienen la conciencia de defender ante todo los
intereses de la clase obrera, por ser la clase que más
sufre. El proletariado no existe para ellos sino bajo
el aspecto de la clase que más padece.

Am I Evil? dijo...

Pero la forma rudimentaria de la lucha de las
clases, así como su propia posición social, les lleva a
considerarse muy por encima de todo antagonismo
de clases. Desean mejorar las condiciones materiales
de la vida para todos los miembros de la sociedad,
hasta para los más privilegiados. Por consecuencia,
no cesan de apelar a la sociedad entera sin
distinción, y más bien se dirigen con preferencia a la
clase dominante. Porque, además, basta comprender
su sistema para reconocer que es el mejor de todos
los planes posibles de la mejor de las sociedades
posibles.

Am I Evil? dijo...

Repudian toda acción política, y sobre todo,
toda acción revolucionaria, y se proponen alcanzar
su objeto por medios pacíficos y ensayando abrir
camino al nuevo evangelio social por 1a fuerza del
ejemplo, por las experiencias en pequeño,
condenadas de antemano al fracaso.
La pintura fantástica de la sociedad futura en
una época en que el proletariado, poco desarrollado
todavía, considera su propia situación de una
manera también fantástica, corresponde a las
primeras aspiraciones instintivas de los obreros
hacía una completa transformación de la sociedad.

Am I Evil? dijo...

Mas los escritos socialistas y comunistas
encierran también elementos críticos. Atacan a la
sociedad actual en sus bases. Han provisto en su
tiempo, por consecuencia, de materiales de un gran
valor para instruir a los obreros. Sus proposiciones
positivas referentes a la sociedad futura, tales como
la desaparición del conflicto entre la ciudad y el
campo, la abolición de la familia, de la ganancia
privada y del trabajo asalariado, la proclamación de
1a armonía social y la transformación del Estado en
una simple administración de la producción; todas
estas proposiciones no hacen sino anunciar la
desaparición del antagonismo de las clases,
antagonismo que comienza solamente a dibujarse y
del que los inventores de sistemas no conocen
todavía sino las primeras formas indistintas y
confusas. Así, estas proposiciones no tienen más
que un sentido puramente utópico.

Am I Evil? dijo...

La importancia del socialismo y del comunismo
crítico-utópico está en razón inversa del desarrollo
histórico. A medida que la lucha de las clases se
acentúa y toma forma, el fantástico desdén que
inspira, esa fantástica oposición que se la hace,
pierde todo valor práctico, toda justificación teórica.
He ahí por qué si en muchos aspectos los autores
de esos sistemas eran revolucionarios, las sectas
formadas por sus discípulos son siempre
reaccionarias, pues sus secuaces se obstinan en
oponer las viejas concepciones de su maestro a la
evolución histórica del proletariado. Buscan, pues, y
en esto son lógicos, entorpecer la lucha de las clases
y conciliar los antagonismos. Continúan soñando
con la realización experimental de sus utopías
sociales: establecimiento de falansterios aislados,
creación de colonias interiores, fundación de una
pequeña Icaria, edición en dozavo de la Nueva
Jerusalén; y para la construcción de todos estos
castillos en el aire se ven forzados a hacer
llamamientos al corazón y a la bolsa de los
filántropos burgueses. Poco a poco caen en la
categoría de los socialistas reaccionarios o
conservadores descritos más arriba y no se
distinguen más que por una pedantería más
sistemática y una fe supersticiosa y fanática en la
eficacia maravillosa de su ciencia social.

Am I Evil? dijo...

Opónense, pues, can encarnizamiento a toda
acción política de la clase obrera, pues semejante
acción no puede provenir, a su juicio, sino de una
ciega falta de fe en el nuevo evangelio.
Los owenistas en Inglaterra y los furieristas en
Francia reaccionan, unos, contra los cartistas, y
otros, contra los reformistas.

Am I Evil? dijo...

IV
POSICION DE LOS COMUNISTAS ANTE
LOS DIFERENTES

PARTIDOS DE OPOSICION

Después de lo que hemos dicho en el capítulo
II, la posición de los comunistas ante los partidos
obreros ya constituidos se explica por sí misma, y
por tanto su posición ante los cartistas en Inglaterra
y los reformadores agrarios en América del Norte.
Combaten por los intereses y los fines
inmediatos de la clase obrera; pero en el
movimiento presente defienden y representan al
propio tiempo el porvenir del movimiento.

Am I Evil? dijo...

En Francia, los comunistas se suman al partido
demócrata-socialista contra la burguesía
conservadora y radical, reservándose, sin embargo,
el derecho de criticar las frases y las ilusiones
legadas por la tradición revolucionaria.
En Suiza apoyan a los radicales, sin desconocer
que este partido se compone de elementos
contradictorios, mitad demócratas socialistas en la
acepción francesa de la palabra, mitad burgueses
radicales.

Am I Evil? dijo...

En Polonia, los comunistas sostienen al partido
que ve en una revolución agraria la condición de la
manumisión nacional; es decir, el partido que hizo
en 1846 la insurrección de Cracovia.
En Alemania, el partido comunista lucha de
acuerdo con la burguesía actúa tantas veces como la
burguesía actúa revolucionariamente contra la
monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y
la pequeña burguesía.

Am I Evil? dijo...

Pero jamás, en ningún momento, se olvida este
partido de despertar entre los obreros una
conciencia clara y limpia del antagonismo profundo
que existe entre la burguesía y el proletariado, a fin
de que cuando llegue la hora los obreros alemanes
sepan convertir las condiciones sociales y políticas
creadas por el régimen burgués en otras tantas
armas contra la burguesía; a fin de que tan pronto
sean destruidas las clases reaccionarias de Alemania
la lucha pueda empeñarse contra la misma
burguesía.

Am I Evil? dijo...

Hacia Alemania, sobre todo, se concentra la
atención de los comunistas, porque Alemania se
encuentra en vísperas de una revolución burguesa y
porque realizará esta revolución en las condiciones
más avanzadas de la civilización europea y con un
proletariado infinitamente más desarrollado que los
de Inglaterra y Francia en los siglos XVII y XVIII, y
por consecuencia la revolución burguesa alemana
no podrá ser sino el preludio de una revolución
proletaria inmediata.

Am I Evil? dijo...

En suma, los comunistas apoyan en los
diferentes países todo movimiento revolucionario
contra el estado de cosas social y político existente.
En todos estos movimientos ponen por delante
la cuestión de la propiedad, cualquiera que sea la
forma más o menos desarrollada que revista, como
la cuestión fundamental del movimiento.
En fin, los comunistas trabajan por la unión y la
cordialidad de los partidos democráticos de todos
los países.

Am I Evil? dijo...

Los comunistas no se cuidan de disimular sus
opiniones y sus proyectos. Proclaman abiertamente
que sus propósitos no pueden ser alcanzados sino
por el derrumbamiento violento de todo el orden
social tradicional. ¡Que las clases directoras tiemblen
ante la idea de una revolución comunista! Los
proletarios no pueden perder más que sus cadenas.
Tienen, en cambio, un mundo por ganar.

Am I Evil? dijo...

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES,
UNIOS!

PEÑAROL! PEÑAROL!


Carlos Marx y Federico Engels

Am I Evil? dijo...

Sabían que?

Am I Evil? dijo...

En la Universidad de Montevideo hay una docente que se apellida Marx.

Ce dijo...

¿Qué Evil es puto?

Si, lo sabíamos.

Am I Evil? dijo...

Y por lo que tengo entendido, hizo el estudio ese del árbol genealógico.

Am I Evil? dijo...

Y le dió que en efecto es descendienta del Carlos de la gente.

Am I Evil? dijo...

Qué loco. No, Ce?

Am I Evil? dijo...

Cómo te gusta espiarme cuando escribo. Te tocás pensando en mi?

Ce dijo...

No hablo de mi vida privada.
Pero si, claro.

Am I Evil? dijo...

Que chanchito que sos.

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

Am I Evil? dijo...

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