sábado, 30 de agosto de 2014

La próxima víctima

"Siempre busco una víctima en el arranque del partido, un central tiene que marcar presencia, es mi trabajo". Pablo Melo, recio y experimentado zaguero.

Las curiosas palabras de Melo (curiosas más que nada por haber sido proferidas tras una derrota 3 a 0 de su equipo, en la que su presunta víctima -el brasileño carbonero Diogo- fue gran figura) nos llevan a cuestionarnos sobre qué tanto pesa "la intención" del futbolista que comete una infracción a la hora tanto de sancionarla como de castigarla con una tarjeta.

Es que, dos por tres, los espectadores y las espectadoras del fútbol asistimos a comentarios tales como "va a la pelota, no tiene intención" o "no es penal, el arquero va en busca del balón y en el impulso, se lleva por delante al delantero rival, pero repito, no es penal". Comentarios reglamentariamente inapropiados, ya que por curioso que resulte, las Reglas de Juego autorizadas por el International Football Association Board, al hablar de faltas "materializadas" (por ejemplo, cuando Melo le coloca una plancha en la rodilla a Diogo a los 30 segundos de juego) solo mencionan la intención al referirse al acto de jugar la pelota con la mano. Como si fuera más sencillo adivinar la intención de tocar la pelota con el antebrazo que la de partirle la tibia de un planchazo a Cristiano Ronaldo, algo con lo que Melo debe soñar día por medio.

Sin embargo, las reglas sí se refieren a la intención cuando la falta (patada, zancadilla) no llega a producirse, pero no por falta de ganas. Yendo a la letra fría del reglamento: se considerará un tiro libre directo al equipo adversario si un jugador comete una de las siguientes siete infracciones de una manera que el árbitro considere imprudente, temeraria o con el uso de una fuerza excesiva:

  • dar o intentar dar una patada a un adversario (una buena técnica para parar a un puntero veloz que encara hacia el arco sin rivales a la vista es tirar una patada al aire y decirle al árbitro "tuve toda la intención de darle pero no lo agarro, si me viste, me tenés que echar").
  •  poner o intentar poner una zancadilla a un adversario (resulta difícil "intentar dar una zancadilla", dado que la zancadilla es una de esas cosas que no tienen estado "potencial", solo existen cuando existen, como un estornudo o un gol del Morro).
  •  saltar sobre un adversario (esto nos permite inferir por qué en los últimos minutos de los clásicos que van empatados el árbitro siempre cobra fau "de ataque" en los córners: seguro que algún jugador saltó más alto que un rival, y eso es falta).
  •  cargar sobre un adversario (si en el próximo clásico Pacheco lo carga a Munúa con el 5 a 0, es fau).
  •  golpear o intentar golpear a un adversario (que te echen por tirar un codazo que no llegó a destino debe ser lo más triste que te puede pasar en la vida).
  • empujar a un adversario (salvo que estés tirado en el piso y dicho adversario te esté pisando los genitales).
  •  realizar una entrada contra un adversario (si un jugador tiene un blog y sube una entrada criticando a un rival, es fau).

Un rápido análisis nos permite apreciar que: nada dice sobre "morder al adversario", lo que deberá ser rápidamente subsanado. Pero la regla no termina ahí: "se concederá asimismo un tiro libre directo al equipo adversario si un jugador comete una de las siguientes tres infracciones:

  •  sujetar a un adversario (salvo que éste esté por caer al foso de la Colombes, que no es vaciado desde el Mundialito).
  • escupir a un adversario (salvo que éste se haya metido con su hermana).
  • tocar el balón deliberadamente con las manos.

Y acá mismo queríamos llegar: los señores que integran la International Board (constituida por representantes de la FIFA y de las cuatro federaciones del fútbol británico, lo que viene a explicar que Inglaterra no haya ganado absolutamente nada en los últimos 50 años del deporte que ellos mismos inventaron) piensan que es más sencillo establecer la intención de aquel al que la pelota le rebotó en el brazo, que de aquel que le astilló el fémur al enganche rival.

Dicho de otra forma: para estos señores, a los que adivinamos gordos y pelados (porque ya que tienen el dinero que queremos tener y no tenemos, deseémosle aquello que sí tenemos y no querríamos tener), cualquier patada que llega a destino es fau (lo que ineludiblemente facilita la tarea del árbitro) pero no cualquier mano es penal (lo que claramente se la perjudica).

Habitualmente se usa el no demasiado claro precepto que establece que si "la pelota va hacia la mano", no es penal. Y que en cambio sí lo es si "la mano va hacia la pelota". Con ese criterio, a los defensores les bastaría con ir a marcar con los brazos desplegados cual Abel Pintos y esperar que "la pelota vaya hacia ellos".

¿Cuántas veces nos hemos sentidos violentados en nuestra buena fe por un Juan Carlos Scelza que con los escasos medios con los que cuenta se ve obligado a aseverar que tal mano fue penal y que tal otra no? ¿No será hora de dotar a nuestros árbitros, periodistas e hinchas de criterios inalienables a la hora de juzgar una mano en el área, del mismo modo que nadie duda que fue fau la entrada de Melo sobre el escurridizo carrilero brasileño, sin necesidad de apelar a aquello de "a confesión de partes, cuchillo de palo"?

Como este espacio siempre se ha caracterizado por no quedarse en la mera queja, para pasar deliberadamente a terrenos propositivos, sugerimos esta ligera modificación en la siempre fría letra reglamentaria, a fin de entibiarla un poco:

Se concederá un tiro penal si un jugador comete una de las diez infracciones antes mencionadas dentro de su propia área penal, independientemente de la posición del balón, siempre que este último esté en juego. Asimismo, se concederá penal si se cumple alguna o algunas de las dos siguientes condiciones:
  •             si un jugador envía el balón en dirección al arco rival, y éste (el balón, no el arco, que salvo el del penal que erró Diana Ross en el 94, no se suele mover) da en uno de los brazos de un rival (sin contar al arquero), sin importar la intención de este último. Es decir, sin importar la intención del arquero, que seguramente será la de haber atajado él mismo la pelota para llevarse los flashes y el reconocimiento, cuando no la plaqueta al jugador Yumbo.

  •            si hallándose en los descuentos de un partido que un equipo grande pierde por un gol o empata ante un equipo chico, y ante la ejecución de un córner a favor del primero, uno de sus jugadores se desploma en el área con o sin motivo aparente.

Estamos para sumar.

Publicado en Brecha, 29/08/14.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Partirle la tibia de un planchazo a Cristiano Ronaldo, no sólo es el sueño de Melo.

Sinca Bellos dijo...

El fútbol es un deporte de contacto, todos los participantes del juego deben aprender a utilizar el cuerpo para ganar espacios, desequilibrar a un rival, ganar en el aire etc., cosas imposibles de especificar en letra fría.
Lo de Melo es parte del peor de los folklores del fútbol y los árbitros deberían hacer desaparecer esas actitudes del fútbol
Cuanto más severos sean los lu

Sinca Bellos dijo...

Hay muchos jugadores en el mundo que tienen permiso de los árbitros para hacer cualquier cosa en la cancha, eso genera este tipo de desmanes contra el que es superior jugando y al final perjudica el espectáculo

Alvaro Fagalde dijo...

Si, los jugadores de los cuadros grandes.

Sinca Bellos dijo...

Y alguno, con portacion de apellido que esté jugando en un chico.

Andrés Reyes dijo...

Lo cual me alegra.

Mauro M. dijo...

Hablando de permisos de los jueces para pegar, busquen una anerrrdota de Giunta, el toro Acuña y el ex arbitro Juan Bava.

Es genial!