"Siempre
busco una víctima en el arranque del partido, un central tiene que marcar
presencia, es mi trabajo". Pablo Melo, recio y
experimentado zaguero.
Las curiosas palabras de Melo (curiosas más que
nada por haber sido proferidas tras una derrota 3 a 0 de su equipo, en la que
su presunta víctima -el brasileño carbonero Diogo- fue gran figura) nos llevan
a cuestionarnos sobre qué tanto pesa "la intención" del futbolista
que comete una infracción a la hora tanto de sancionarla como de castigarla con
una tarjeta.
Es que, dos por tres, los espectadores y las
espectadoras del fútbol asistimos a comentarios tales como "va a la
pelota, no tiene intención" o "no es penal, el arquero va en busca
del balón y en el impulso, se lleva por delante al delantero rival, pero
repito, no es penal". Comentarios reglamentariamente inapropiados, ya que
por curioso que resulte, las Reglas de Juego autorizadas por el International Football Association Board,
al hablar de faltas "materializadas" (por ejemplo, cuando Melo le
coloca una plancha en la rodilla a Diogo a los 30 segundos de juego) solo
mencionan la intención al referirse al acto de jugar la pelota con la mano.
Como si fuera más sencillo adivinar la intención de tocar la pelota con el antebrazo
que la de partirle la tibia de un planchazo a Cristiano Ronaldo, algo con lo
que Melo debe soñar día por medio.
Sin embargo, las reglas sí se refieren a la
intención cuando la falta (patada, zancadilla) no llega a producirse, pero no
por falta de ganas. Yendo a la letra fría del reglamento: se considerará un tiro libre directo al equipo adversario si un jugador
comete una de las siguientes siete infracciones de una manera que el árbitro
considere imprudente, temeraria o con el uso de una fuerza excesiva:
- dar o intentar dar una patada a un adversario (una buena técnica para parar a un puntero veloz que encara hacia el arco sin rivales a la vista es tirar una patada al aire y decirle al árbitro "tuve toda la intención de darle pero no lo agarro, si me viste, me tenés que echar").
- poner o intentar poner una zancadilla a un adversario (resulta difícil "intentar dar una zancadilla", dado que la zancadilla es una de esas cosas que no tienen estado "potencial", solo existen cuando existen, como un estornudo o un gol del Morro).
- saltar sobre un adversario (esto nos permite inferir por qué en los últimos minutos de los clásicos que van empatados el árbitro siempre cobra fau "de ataque" en los córners: seguro que algún jugador saltó más alto que un rival, y eso es falta).
- cargar sobre un adversario (si en el próximo clásico Pacheco lo carga a Munúa con el 5 a 0, es fau).
- golpear o intentar golpear a un adversario (que te echen por tirar un codazo que no llegó a destino debe ser lo más triste que te puede pasar en la vida).
- empujar a un adversario (salvo que estés tirado en el piso y dicho adversario te esté pisando los genitales).
- realizar una entrada contra un adversario (si un jugador tiene un blog y sube una entrada criticando a un rival, es fau).
Un rápido análisis nos permite apreciar que:
nada dice sobre "morder al adversario", lo que deberá ser rápidamente
subsanado. Pero la regla no termina ahí: "se concederá asimismo un tiro
libre directo al equipo adversario si un jugador comete una de las siguientes
tres infracciones:
- sujetar a un adversario (salvo que éste esté por caer al foso de la Colombes, que no es vaciado desde el Mundialito).
- escupir a un adversario (salvo que éste se haya metido con su hermana).
- tocar el balón deliberadamente con las manos.
Y acá mismo queríamos llegar: los señores que
integran la International Board (constituida por representantes de la FIFA y de
las cuatro federaciones del fútbol británico, lo que viene a explicar que
Inglaterra no haya ganado absolutamente nada en los últimos 50 años del deporte
que ellos mismos inventaron) piensan que es más sencillo establecer la
intención de aquel al que la pelota le rebotó en el brazo, que de aquel que le
astilló el fémur al enganche rival.
Dicho de otra forma: para estos señores, a los
que adivinamos gordos y pelados (porque ya que tienen el dinero que queremos
tener y no tenemos, deseémosle aquello que sí tenemos y no querríamos tener),
cualquier patada que llega a destino es fau (lo que ineludiblemente facilita la
tarea del árbitro) pero no cualquier mano es penal (lo que claramente se la
perjudica).
Habitualmente se usa el no demasiado claro
precepto que establece que si "la pelota va hacia la mano", no es
penal. Y que en cambio sí lo es si "la mano va hacia la pelota". Con
ese criterio, a los defensores les bastaría con ir a marcar con los brazos
desplegados cual Abel Pintos y esperar que "la pelota vaya hacia
ellos".
¿Cuántas veces nos hemos sentidos violentados
en nuestra buena fe por un Juan Carlos Scelza que con los escasos medios con
los que cuenta se ve obligado a aseverar que tal mano fue penal y que tal otra
no? ¿No será hora de dotar a nuestros árbitros, periodistas e hinchas de
criterios inalienables a la hora de juzgar una mano en el área, del mismo modo
que nadie duda que fue fau la entrada de Melo sobre el escurridizo carrilero
brasileño, sin necesidad de apelar a aquello de "a confesión de partes,
cuchillo de palo"?
Como este espacio siempre se ha caracterizado
por no quedarse en la mera queja, para pasar deliberadamente a terrenos
propositivos, sugerimos esta ligera modificación en la siempre fría letra
reglamentaria, a fin de entibiarla un poco:
Se
concederá un tiro penal si un jugador comete una de las diez infracciones antes
mencionadas dentro de su propia área penal, independientemente de la posición
del balón, siempre que este último esté en juego. Asimismo, se concederá penal
si se cumple alguna o algunas de las dos siguientes condiciones:
- si un jugador envía el balón en dirección al arco rival, y éste (el balón, no el arco, que salvo el del penal que erró Diana Ross en el 94, no se suele mover) da en uno de los brazos de un rival (sin contar al arquero), sin importar la intención de este último. Es decir, sin importar la intención del arquero, que seguramente será la de haber atajado él mismo la pelota para llevarse los flashes y el reconocimiento, cuando no la plaqueta al jugador Yumbo.
- si hallándose en los descuentos de un partido que un equipo grande pierde por un gol o empata ante un equipo chico, y ante la ejecución de un córner a favor del primero, uno de sus jugadores se desploma en el área con o sin motivo aparente.
Estamos para sumar.
Publicado en Brecha, 29/08/14.
7 comentarios:
Partirle la tibia de un planchazo a Cristiano Ronaldo, no sólo es el sueño de Melo.
El fútbol es un deporte de contacto, todos los participantes del juego deben aprender a utilizar el cuerpo para ganar espacios, desequilibrar a un rival, ganar en el aire etc., cosas imposibles de especificar en letra fría.
Lo de Melo es parte del peor de los folklores del fútbol y los árbitros deberían hacer desaparecer esas actitudes del fútbol
Cuanto más severos sean los lu
Hay muchos jugadores en el mundo que tienen permiso de los árbitros para hacer cualquier cosa en la cancha, eso genera este tipo de desmanes contra el que es superior jugando y al final perjudica el espectáculo
Si, los jugadores de los cuadros grandes.
Y alguno, con portacion de apellido que esté jugando en un chico.
Lo cual me alegra.
Hablando de permisos de los jueces para pegar, busquen una anerrrdota de Giunta, el toro Acuña y el ex arbitro Juan Bava.
Es genial!
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